See You Again
Decidió apagar el reproductor dejando los audífonos a un lado sin importarle que terminaran enredados, mientras se presionaba la sien con las yemas de los dedos, intentando borrar de su mente los últimos vestigios de una fantasía egoísta.
El sol que se encargaba de secar su traje de baño iba cambiando lentamente la posición de la sombra que había creado al chocar con su la tabla de surf enterrada en la arena, abandonándolo poco a poco para poder amenazar el tono de su piel.
Desde donde estaba podía ver perfectamente unos cabellos platinados emerger y volver a desaparecer entre las olas, escuchando sus risas que traía cautivante la brisa marina hasta sus oídos provocando en sus labios el atisbo de una sonrisa que terminaba antes de comenzar, sintiendo como la preocupación se la llevaba sin dejarle ser.
Odiaba la costumbre que había adoptado con el maknae, pero más odiaba darse cuenta de que no podía evitar que su imagen fuera alterada por su traicionera mente cuando lo encontraba con la guardia baja.
No quería pensar en ello más, pero parecía que a medida que el tiempo avanzaba, sus fantasías solo se volvían más frecuentes.
Se frotó las manos contra sus piernas aun húmedas con frenesí, ignorando el ardor que le provocaba los rasguños por la arena pegada a ellas llevando el rostro al cielo, aunque le molestaban los rayos que chocaban contra sus lentes oscuros.
No era la primera vez que se sentía tan dolido.
Había comenzado como curiosidad, una pequeña necesidad de ser realista e imaginar cómo sería todo más fácil si Seung fuese una chica.
De alguna manera Seung había removido algo en él algunos años atrás. Había sacudido su mundo y había hecho que dejase su confort por intentar llamar su atención lográndolo finalmente; y desde entonces había hecho de sus tiempos muertos el momento perfecto para admirarlo.
Youngbae tenía la culpa. Desde que había hecho oficial su noviazgo, le atormentaba a diario cómo poder enfrentarse al mundo y ponerse a pensar en sus noches de insomnio que haría cuando inevitablemente todo fuera descubierto.
Ahí comenzaron sus fantasías; nada en especial.
Al principio jugaba imaginándolo con su cuerpo levemente más delgado, pero con un porte agraciado, quizás no demasiado delicado. Fue transformando en su mente aquella voz que oía a diario en una más dulce y cantarina para terminar fijándose en su pelo. No le agradaba demasiado el cabello largo por lo que se limitaba a imaginárselo poco más debajo de los hombros, a veces liso, otras veces algo ondeado. Su silueta danzaba frente a sus ojos, cambiándose con la real y confundiéndose finalmente para darle un poco más de realidad.
Su cuerpo cambiaba, pero en su imaginación, aquellos rasgos que poseía tendían a no cambiar. No era del todo extraño; Él no deseaba a una chica, él quería a Seung como era.
Era egoísta imaginarlo de ese modo, pero por más que lo había intentado no había logrado verse a si mismo como una mujer. Si era sincero, se tenía en ese sentido algo de recelo. No gustaba de sus facciones e imaginaba que en una chica se vería aún menos atractivo a pesar que consideraba a su hermana bastante bonita y la gente solía decirles que se parecían bastante. Sin embargo, Hana era la viva copia de Ri en femenino y a sus ojos, era más atractivo.
Seungri solía descubrirlo en sus momentos de meditación, pero temía decirle que era realmente que era lo que estaba pensando y lo odiase.
¿Cuántas veces no había pensado en terminar con él? Dejarle ser feliz con otra persona, darle la oportunidad de conocer a alguien con quién no tuviera que ocultar su relación.
Todo sería más fácil si se hubiera enamorado de una mujer.
No renunciaría a tantas noches de sueño si tuviera una novia y tuviera la misma libertad que YoungBae de citarse con EunRan en donde quisieran y todos le desearan felicidad. Tener el apoyo de sus VIPs.
Pensó que llevando a Seungri a Hawaii se sentiría mejor, sin embargo, las preocupaciones habían viajado con él en el mismo avión para atormentarle sin tregua alguna.
Había sido ingenuo al pensar que allí no se preocuparía por compartir habitación con el menor, puesto nadie tenía porque saberlo y aunque se enteraran, era bastante normal compartir cuarto con tu compañero y amigo de tantos años.
Amigo…
¿Se podía considerar realmente un amigo de Seungri?
El termino se le hacía ajeno y el decirlo sabía amargo.
Él no era amigo de Seungri, él era quién tenía que compartir a Seung con sus amigos.
***
- Siento como si tuviera media custodia de ti- bromeo con una sonrisa suave mientras jugaba con un cojín entre las manos llamando la atención del maknae que no soltaba su agenda mientras garabateaba en ella
- ¿Por qué lo dices?
- ¿A ti no te lo parece?- consultó sin perder el tono de burla de su voz al tiempo que se inclinaba para espiar que escribía afanosamente sin alzar la mirada- Cumpleaños con tus amigos, vacaciones conmigo. Navidad con tus amigos, año nuevo conmigo- indicó enfatizando sus palabras
- Entonces, si te molesta, puedo olvidarme de las vacaciones. Nos quedamos en Corea a descansar y…
- Ni se te ocurra cambiar los planes- interrumpió el mayor negando rápidamente
- ¿Eh? Pero acabas de decir que…
- Olvida lo que dije ¿por qué siempre me pasa esto? - reclamó en voz baja mientras se levantaba dejando al platinado extrañado por su rápido cambio de actitud
- Pero tienes razón- continuó tanteando terreno- nos tocaran largas horas de grabación y el tour en Japón, lo mejor sería…
- ¡Que no, Ri! Ya tengo todo organizado, no me cambiaras los planes
- ¿Qué es lo que tienes organizado?
- Feliz cumpleaños… adelantado- atinó a decir Daesung volviendo con un sobre de color para dejárselo sobre las piernas al ver que el menor no reaccionaba
***
Estaba celoso de todos sus amigos, aunque igual no había podido evitar traer al infalible David, aquel amigo que no terminaba de agradarle, pero prefería aguantarle y tener bastante cerca para poder conocerle y advertirle si fuese necesario porque últimamente le aparecía en todas partes. No podía ser mal agradecido tampoco, puesto que había sido quien le había ayudado y acompañado para poder darle una sorpresa a Seungri por su cumpleaños. No podía hacerse el tonto en ese sentido, el chico tenía buenos contactos y una gran voluntad. Había logrado en apenas tres días incluir a Seungri como DJ en una fiesta privada junto a dos de sus ídolos que estaban igual de contentos que lo estaría el cumpleañero en unas horas más cuando le contase cual era aquel regalo que le tenía.
Hacía todo lo posible por no quedarse fuera del nivel de las fiestas que le preparaba su círculo de amigos, pero siempre terminaba fracasando.
Él no poseía un jet privado, no tenía un yate o grandes contactos. Tampoco tenía esa habilidad de crear grandes eventos sociales o una mirada amplia del mundo para saber qué era lo que más atraería a las personas.
No había podido descansar de verdad durante toda la semana que Seungri se dedicó a festejar. Siguió cada evento desde donde estaba, esperando que no se le fuese a ocurrir cancelar sus planes a última hora a pesar que le había regalado la reserva del hotel hacía ya, más de un mes atrás.
Hong Kong, Taiwan, Singapur, Shangai eran algunos de los lugares donde, recordaba, el menor había aprovechado de celebrar bien celebrados sus 26 años junto a tanto desconocido para él.
No le molestaba del todo. Seungri tenía derecho a su vida privada y él no sería quién le cortara las alas. Muy al contrario, terminaba cediendo la mayoría de las veces, por mucho que no le gustara la idea, solo para que no se sintiera encadenado en su relación y terminara por aburrirse de él.
Admitía que era una estrategia también, puesto se había dado cuenta que el platinado terminaba por hacer malabares para cumplir con sus citas al sentirse culpable. A veces lo hacía con intención; bastaba con decirle al maknae cosas como “pretendía que pasáramos este fin de semana juntos” para que llamase a las horas preguntando si tenía algún lugar pensado, puesto estaba libre.
Si definitivamente no podía, terminaba siendo recompensado de todas formas.
Era egoísta.
Total, y completamente egoísta con el menor.
Pero no podía evitarlo, deseaba cada segundo a su lado.
Estaba enamorado a pesar que le costase trabajo decírselo, sin embargo, esperaba que sus acciones hablaran más y le hicieran llegar sus sentimientos sin palabras.
Esperaba que el panda jamás se aburriese de él. Contradictorio, la verdad, puesto a la vez prefería mil veces que fuese Seungri quien terminase la relación y con ello poderle proporcionar y poderle esa libertad de la que ellos jamás serían beneficiados.
Y volvía al mismo punto.
Y Seungri seguía ajeno a sus pensamientos mientras intentaba remontar unas olas aun entre carcajadas al haber sido lanzado a la arena por una anterior.
Porque todo sería más fácil si fueran una pareja que califican como “normal”
Todo sería más fácil si Seungri decidiera no querer verlo más y tirar a la basura los años que llevaban juntos.
No importaba que lo dejase, aunque sabía que el amor que le tenía iba a durar por siempre.
Daba igual si muriese enamorado, entregándole incluso su último pensamiento y su nombre en su último suspiro, porque sabía que por siempre iba desear verlo una vez más.