El silencio había predeterminado en el despacho del director general, los dos hombres manteniendo las miradas unos a otros. El de cabello negro mirando con la burla pintada en el rostro y el otro con el ceño fruncido. Suspirando el alto paso su mano alborotando su cabello fijado.
— Te enviare los papeles del divorcio—su sentencia haciendo eco por las paredes de la habitación. El pequeño hombre a unos pasos dejo escapar una carcajada.
— ¿Piensa que será fácil? Pues…A ver como lo haces, porque no planeo firmar esos papeles—su voz mostrando el hilarante sarcasmo, con esas últimas palabras mencionadas salió y azoto la puerta en su salida dramática.
Chanyeol dejó escapar el aire retenido y se dejó caer en la silla giratoria, esperaba que algo así sucediera, pero rezaba para que su marido realmente le diera su libertad, sin embargo, Kyungsoo no le dejaría tener alguna alternativa.
Tomando el dispositivo electrónico del bolsillo de su pantalón, desbloqueo la pantalla para hacer la marcación rápida. El sonido en espera de que la persona del otro lado contestara.
— ¿Quién habla? —pregunto la suave voz.
— ¿Cómo puedes preguntar? Yah, soy yo—inconscientemente sonrió al escuchar la risa-¿Qué haces?
— Estoy a punto de dar una entrevista ¿Y tú?
— Termine de hablar con Kyungsoo—resoplo girando en la silla levemente— ¿Quieres cenar conmigo? —un gemido fuerte se escuchó en la línea.
— ¿Por qué preguntas? Simplemente llévame… ¿Debería decirle que somos pareja? Me refiero al reportero.
Con la vista en su mesa, comenzó a meditar sobre lo que posiblemente podría suceder. No quería que su pequeño amante sufriera algún ataque de las personas o que hablaran de él.
— No puedes, ahora no. Sería un escándalo…Espera un poco más, bebé.
— Ugh, luego hablamos. Nos vemos luego, te amo.
— También te amo, Baek.
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Sus pasos se hicieron más lentos al llegar a la puerta de su casa, su corazón dolía y su alma está en agonía. Él sabía, él verdaderamente sabia, él había batallado contra los pensamientos que el imaginaba cada vez que su marido llegaba sin tocarlo, las palabras y promesas rotas. Sobretodo dolía que el hombre que le robo la felicidad, también le había robado a su hijo.
— ¡Maldito! ¡Te odio! —grito al entrar a la casa.
Sus lágrimas comenzaron a caer por el mármol frio y sus sollozos se hicieron más fuertes recordando por todo lo que había pasado. Su mirada se fijó en las fotografías enmarcadas y su ira comenzó a subir al ver la sonrisa falsa.
— ¡PROMETISTE AMARME! —su garganta se desgarro con el grito fuerte-Lo prometiste…-susurro, dejando que sus brazos comenzaran a lazar todas las cosas que se encontraban en su camino, fue poco tiempo para que las personas de la limpieza se dieran cuenta.
— ¡Señor cálmese…
— ¡Largo! ¡Todos fuera! —rugió el pelinegro, al ver que sus siervos no hacían caso se dejó caer en la frustración— ¡Estoy diciendo que se vayan!
La servidumbre se comenzó a retirar dando miradas de pena hacia el hombre, al parecer informados de la infidelidad de su marido.
Con un fuerte respirar al escuchar la puerta cerrarse, Kyungsoo camino hacia la habitación compartida con su marido.
— Eres malditamente imbécil, Byun—respiro, mirando con asco hacia su cama—No creas que tendrás un lugar en la familia, Park.
El pequeño hombre había empezado a idear su venganza, llamando a número tras número, su odio creciendo más rápido al recordar las palabras de su esposo. No lo iba a dejar ir, no importaba que se convirtiera en un asesino para poder cumplir con su represalia hacia Byun Baekhyun.
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— ¡Dios mío! —gimió al leer las letras en el papel.
Efectivamente sus predicciones eran ciertas, estaba esperando un bebé. Y seguramente en su tercera semana de embarazo, su vientre era plano. Pero los síntomas estaban ahí y ahora el examen de sangre lo había demostrado.
Sonrió al pensar en las posibles reacciones de su pareja, era su primer hijo y no podría estar más que feliz. Sin embargo, al descubrir que iba a ser padre, recordó su trabajo y también recordó que no sería aceptado en la sociedad. Su hijo sería un bastardo. La felicidad se había remplazado con el miedo de que su hijo fuera rechazado.
Un hijo fuera del matrimonio.
Sus ojos se comenzaron a lagrimear, no era el momento adecuado.