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Siempre estaré a tu lado por JessJe

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Notas del capitulo:

Hola, para los que están entrando por primera vez a este fic y no han leído "Quien busca, encuentra", está basado en lo sucedido a ese fic. Les invito a que lo lean también. Un abrazo y muchas gracias por su lectura

Capítulo 1: Una mañana envuelta en tragedia

 

7:35 a.m.

 

Mizaki se despertó muy de mañana. El sol entraba por la ventana. Se estiró y saltó de la cama con gran emoción.

 

-¡¡¡¡Nichaaann!!!!

 

-Oh, Hola Mizaki. Buen día.

 

“Hoy es un lunes fuera de lo común. Estoy con nichaan y su familia en su casa. Este fin de semana fue la bendición de mi sobrina. Pero como siempre, no me puedo despegar de Usagi San.”

 

El celular interrumpió sus pensamientos y contestó. –Mizaki… ¿a qué hora regresas?

 

-Oh, hola Usagi San. El tren sale a las 9:00”

 

-Bien, son dos horas en tren. Estaré ahí esperando por ti.

 

-Oh, no es necesario, Usagi San.

 

-Insisto…

 

-¿No tienes que trabajar?

 

-Ya está hecho.

 

-No te creo.

 

-Estaré ahí a las 8:50.

 

-Pero…

 

Usagi colgó. Mizaki suspiró, “Nichaan, ¿en qué momento me convertí en niñero de ese hombre?"

 

Al mismo tiempo, Miyagi bostezaba, pero tenía pereza así que se acomodó entre la sábana nuevamente. Pero un almohadazo lo hizo reaccionar.

 

-¡¿No tienes que ir a trabajar!? –le regaña Shinobu.

 

-Mmm… no.

 

-Es lunes, no creo que tengas libre… Miyagi. Vamos, hice el desayuno.

 

-Mmm… ¿qué hiciste?

 

-Rollos de repollo en huevo, vamos, se enfriará.

 

El pelinegro suspiró, -Bien, bien. Shinobu gruñó y fue hacia la puerta, pero siente como Miyagi lo toma de la mano y lo jala hacia su cuerpo, cayendo sobre él.

 

-Oye… ¡Miyagi!

 

El mayor lo besó tiernamente. –Gracias por estar pendiente de mi, pequeño mocoso.

 

-Sí… sí. Levántate y vamos.

 

--

 

Al otro lado de la ciudad, Hiroki esperaba pacientemente afuera del hospital, con un termo de café y desayuno. Se sentía frustrado. Nowaki llevaba trabajando sin parar 4 días. No había dormido, y estaba comiendo mal. Pero así era él, responsable y comprometido, y aunque Hiroki quería pasar tiempo con él, no deseaba molestarlo. Así que en las mañanas, iba al hospital para estar unos cuantos minutos con él y comprobar que había comido.

 

-¡Hiro San, Hiro San! –le llamó mientras corría hacia él. Hiroki nunca podría cansarse de ver esa sonrisa gentil e inocente en su amado Nowaki, aunque intentaba disimularlo. –Bien… aquí está, come.

 

-Gracias, Hiro San.

 

Ambos se quedaron en la banca, desayunando juntos. Hiroki observaba a la gente pasar a sus trabajos y escuelas. Vio a una pareja que iba con su hija, seguro al kínder, y se entristeció. Alguna vez pensó en ser padre, pero con su relación con Nowaki, eso era imposible. “Bueno, supongo que no se puede tener todo en la vida”.

 

-¿Sucede algo Hiro San? Te veo pensativo.

 

-Emmm… no. Son ideas tuyas, ¿ya terminaste?

 

-Sí. Gracias Hiro San.

 

El castaño tosió un poco y empezó a recoger un poco, pero se sorprendió cuando Nowaki lo tomó de la barbilla y le dio un beso en los labios.

 

Hiroki lo alejó, con ojos saltados -¡Pero qué haces, nos verán!

 

-No importa. Quiero que el mundo sepa lo mucho que amo a Hiro San.

 

-Tú… tonto. Siempre haces cosas embarazosas. Me voy, llegaré tarde a la universidad.

 

-Adiós Hiro san.

 

El moreno fue hacia el hospital, e Hiroki suspiró. Era injusto que solo tuvieran esos pocos minutos en el día para verse, pero era necesario. El hospital estaba falto de personal en ese momento, y Nowaki no podía irse si se sentía responsable. De todas maneras, en poco tiempo estarían ambos de vacaciones y podrían pasar más juntos.

 

--

 

-¿Ya tienes todo listo, Mizaki? –le pregunta Takahiro en la puerta.

 

-Oh, si nichaan.

 

Los dos hermanos se montan en el auto. Por algunos minutos, están en silencio, hasta que Takahiro habla. –Dime, Mizaki, ¿te sientes feliz con Akihiko?

 

-Yo… emmm claro, ¿por qué?

 

-Bueno, ahora estás trabajando y te queda poco para terminar tus estudios. Pensé que era un buen momento para que optaras por vivir solo.

 

“¿Vivir… sólo? Sin Usagi San”

 

-He estado haciendo cuentas, y creo que podría ayudarte con el enganche. Tú ya eres mayor y responsable, solo digo que no puedes vivir siempre con Akihiko… no quiero que me respondas ahora, solo piénsalo.

 

El castaño se quedó en silencio, “yo… no quiero… ¿vivir lejos de Usagi San? ¿Por qué ahora, nichaan?”

 

--

 

Miyagi se lavaba con fuerza los dientes… “Diablos, como unos rollos de repollo y huevo pueden saber a azufre”.

 

-Miyagi, papá llamó… quiere que me reúna con él. ¿Puedes llevarme? Es un restaurante, cerca de la facultad.

 

-Bien, no hay problema.

 

Miyagi se quedó pensativo, viendo su reflejo. “¿Qué querrá Shinobu San? Será que lo sabe… no, no. Hemos sido discretos.”

 

Terminó de vestirse y fue a la sala, donde lo esperaba Shinobu. Estaba pensativo, y Miyagi pudo adivinar que estaba pasando por la mente de su niño. Se sentó junto a él y lo abrazó. Shinobu se sonrojó, -Pero… ¿qué haces?

 

-No quiero que te preocupes. Seguro no es nada malo lo que quiere decirte.

 

El rubio le respondió el abrazo, -De todas formas, no permitiré que se involucre, Miyagi.

 

-Bien, cualquier cosa, me llamas de inmediato.

 

--

 

9:15 a.m.

 

Mizaki iba pensativo en el tren. No prestaba atención a la vista por la ventana. Estaba muy ansioso del pedido de su hermano, y también por ver nuevamente a Usagi.

 

Al tiempo que eso sucedía, Shinobu estaba en el restaurante, frente a su padre. –Bien, padre. Aquí estoy.

 

-¿Te pido desayuno?

 

-Ya desayuné, gracias. Debo ir a la universidad, ¿qué sucede?

 

-Bien hijo. Ya tienes 19 años, y es necesario que deje todo listo.

 

-¿Qué quieres decir?

 

-He dejado que pases tu adolescencia tranquilo. Nunca me involucré en tu vida, te dejé todo el espacio, pero ahora es necesario que te responsabilices. Es necesario asegurar que nuestro nombre se perpetúe y además, debes prepararte para que tomes mi lugar en la empresa.

 

-Pero… papá.

 

-Estoy en conversaciones para formalizar tu compromiso…

 

-¡No, papá! No puedes, es mi vida, no puedes mandar sobre ella.

 

-Soy tu padre, tengo derecho a hacerlo, y es tu obligación para con tu familia y tu apellido.

 

-¿Y conmigo qué? ¡No puedes obligarme!

 

Shinobu se puso de pie molesto, pero sintió algo extraño. Y miró alrededor. -¿Padre? ¿Qué pasa? –le preguntó al ver todo moviéndose.

 

Hiroki llegaba a la universidad. Miró con enfado a un grupo de jóvenes que estaban haciendo una manifestación en la universidad. “Esos vagos”. A lo lejos a Miyagi salía de su auto. Al ver a Hiroki, se acercó, pero sintió un estruendo, y un gran movimiento. Miyagi se sostuvo de la puerta con fuerza, asustado, sin saber que sucedía. Los jóvenes corrían hacia el portón. Hiroki quiso esquivarlos, pero uno de ellos lo golpeó y él cayó.

 

-¡Kamijo!

 

Hiroki trató de levantarse, pero decenas de muchachos que corrían despavoridos, no ponían atención que el castaño estaba en el suelo, siendo pisoteado por ellos.

 

Usagi estaba terminando de vestirse cuando el sismo inició, fue al marco de la puerta, y esperó paciente. Cuando éste terminó, lo único que estaba en su mente era Mizaki. Tomó el celular e intentó llamarlo, pero las líneas estaban caídas. “Demonios”. Tomó las llaves y corrió.

 

Nowaki ayudaba a una de las enfermeras, a quien se le había caído un mueble encima. –Doctor Nowaki, están llamando de emergencias, necesitan apoyo. Emergencias del Hospital Oeste colapsó, traerán a la mayoría de los pacientes acá.

 

-Voy en camino, señorita, le pido que sostenga esta venda, pediré que la atiendan.

 

-Descuide doctor.

 

El pelinegro corrió por las escaleras al primer piso. Sin personal suficiente, y con algunos de ellos heridos, el trabajo de ese día sería exigente, pero además, pensaba en Hiroki. “Espero que te encuentres bien, Hiro San”

 

Mientras en Tokio el caos era ahogante, a varios kilómetros de ahí, un vecino de una comunidad cercana corría hacia la jefatura de policía local.

 

-¡Ayuda! ¡Ayuda! –gritó el hombre

 

-¿Qué sucedió?

 

-El tren… el tren…

 

-¿Qué pasó con el tren?

 

-El puente cayó, el tren se volcó y cayó en el río. ¡Necesitan ayuda!

 

Cerca de ahí, los pasajeros del tren número 231 con destino a Tokio y que seguían con vida, trataban de salir de ahí, entre ellos, no estaba Mizaki.

 

 CONTINUARÁ


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