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El espantapajaros por Deidara Sempaii

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Notas del capitulo:

Aquí traigo otro capitulo! Espero les gustee <3

La cosa se pone cachonda(?

PD: He hecho una pequeña edicion en el capitulo 8 ya que hace mucho que lo escribi y siento que la forma es muy distinta a como lo hago ahora. La idea es exactamente la misma solo que mas sofisticado(? jajaja <3

Una vez bajó de su habitación, Sasuke se dispuso a ayudar a su madre a poner la cena sobre la mesa, mientras su padre terminaba ciertos asuntos del trabajo en su despacho.  Luego que estuviese todo listo, la familia se sentó, una ocasión que Fugaku aprovechó  para dar aviso, especialmente a sus hijos, sobre un acontecimiento que según él, era importante.

—Como ustedes saben, el pueblo me considera un oficial muy importante y reconocido de alto rango —Hizo un ademan—asignándome casos de alta relevancia, es por eso que para mí, es de gran importancia que ustedes sigan mi legado. —Dirigió su mirada especialmente a su hijo mayor. —Mañana tengo una reunión, y tengo planeado presentarlos ante la reina Kaguya para que los vayan conociendo, si me entienden ¿no?

Itachi entrelazó los dedos y miró a su padre.

—Te refieres a que de esa manera te será más fácil hacernos entrar a Sasuke y a mi, sin muchas vueltas.

—Lo hemos charlado con su padre estas últimas semanas —Dijo Mikoto, mirando atenta a sus hijos —y hemos llegado a la idea de que lo mejor es que ambos, Sasuke e Itachi, entren al mismo ámbito donde su padre se mueve porque si bien no somos una familia donde los recursos son escasos, sino al contrario, somos la familia Uchiha, reconocida especialmente por su fortuna y gran colaboración con la reina, no quiere decir que en el futuro esto siga funcionando de la misma manera. Entonces, como padres responsables queremos que nuestros hijos no pasen de ninguna manera  algún problema.

Sasuke dejó caer su mejilla sobre el dorso de su mano, sin prestarle mucha importancia al asunto, porque después de todo sabía que tarde o temprano ese tema lo tocarían.

—Me parece una excelente idea. —Respondió Itachi, a lo que Sasuke le extrañó. —Entiendo su punto de vista, ya que son nuestros padres, sin embargo creo que me gustaría charlarlo con Sasuke para… —hizo un ademan con sus palmas. —ya saben, esclarecer nuestras ideas para mañana  no llegar con la mente vacía.

Fugaku asintió: — Lo mismo espero de tu parte, Sasuke.

El Uchiha menor tomó un sorbo de agua, elevando su mirada hacia el techo de la sala, lugar que le resultó mucho más interesante que esa absurda conversación.

—Claro. —Contestó irónico, sin molestarse en dirigirle la mirada.

 

 

 

 

 

Naruto se levantó del sofá impaciente, y se encaminó al ventanal de la mansión; observó con detenimiento el cielo, y contempló con una sonrisa  las estrellas y la enorme luna, una mueca que lentamente desaparecería en cuestión segundos. Pensó que ese momento sería mucho mejor si todo volviese a ser como antes, sin embargo, la fuerte y de cierta manera desagradable sensación, no lo dejaba pensar con claridad. Deslizó su mano sobre su rostro sudoroso; sintiendo como una fuerte llama se encendía en su interior, consumiéndolo poco a poco, como una tortura. Sus sentimientos se entremezclaban, produciendo una gran confusión en su mente y alma; la ira se iba apoderando de él y a pesar de que no era la primera vez de ese episodio, aún no era capaz de controlarla.

 Por tercera vez en ese cuarto de hora se debatió sobre si quedarse allí o escapar hacia el jardín hasta que amaneciera, pues sería en ese momento donde por fin ese maltrecho cesaría.

 

 

—¿Qué piensas con respecto a lo de mañana? —preguntó Itachi.

—¿Acaso importa? Porque desde que recuerdo, nuestra opinión, o más bien la mía, no importa en esta casa. —Inquirió Sasuke, cerrando el ventanal. —Más importante, dime que piensas tú.

—Lo estuve considerando hace pocos días al hablarlo con Deidara ya que no me desagrada del todo la idea. Es una buena opción. —se sentó sobre la cama. —Además, con el tiempo te acostumbras, peero —Objetó con una sonrisa— sé que tienes el don de contradecir absolutamente todo cuando se trata de  nuestro padre y es por eso que te vine a preguntar.

—Vaya, me sorprendes —Ironizó.

El mayor soltó una risita:—Tienes sentido del humor, eh —le dio un toque— Aunque después de todo soy tu hermano y te conozco. Sabía que estarías en desacuerdo así que dime. Si quieres puedo inventar alguna excusa, siempre y cuando sea por una buena causa. —Esbozo una leve sonrisa esperando que su hermano la captara.

—¿Qué quieres decir?

—Que no permitiré que mi hermanito sea un vagabundo; tendrás que hacer algo en tu vida después de todo. Te acompañaré en tu decisión pero tienes que tener al menos una opción. No lo sé, si quieres vender flores en el pueblo lo aceptaré, pero algo tienes que hacer, ¿De acuerdo?

Sasuke levantó una fina ceja:—Supongo que me visualizas como vendedor de flores.

Itachi le despeinó: —Bueno, es una idea, ¿No? —Sonrió bromista, pero al ver que Sasuke se mantenía sumamente absorto en una hoja en particular, preguntó:—¿Qué sucede?

—Papá. —musitó.

—¿Qué encontraste?

—A papá le asignaron el caso de Naruto y estuvo en el lugar, interrogando incluso a testigos. —Se llevó la mano a la barbilla. —Papá y mamá lo saben todo pero no dirán nada. —Dejó el documento a un lado.

Itachi se apoyó en el marco del ventanal y con el rabillo del ojo observó el terreno oscuro.

—Ve.

El menor alzó el rostro y fijó sus ojos en el contrario:—¿Qué?

—Ve con Naruto. Rápido. Mañana perderemos el día con papá. Yo me quedaré aquí y te cubriré, pero ve antes que se haga más tarde y procura de llegar antes de las once.

Sasuke observó el reloj de pared: tan solo tenía dos horas.

—Puedes ir al establo e ir en caballo.

—No tengo uno.

—Lo sé, me refería a que tomaras a Cloe. Pero la tienes que tratar con cuidado.

—Olvídalo. Nunca he montado un caballo y no improvisaré.

Su hermano mayor se levantó, jaló a Sasuke del brazo y lo condujo hacia el patio trasero, y procurando que sus padres no estuviesen allí, lo arrastró hasta el establo.

—Eh.—se zafó por fin de su agarre.

Itachi lo ignoró y fue directo hacia su caballo Cloe, una yegua de cabello rubio platino. Le acarició el pelaje y luego, observó a Sasuke.

—Ven. Tómala de la correa y llévala hasta el árbol de manzanas  y a partir de allí puedes empezar a cabalgar así no te oyen.

—Ya te dije que no lo haré.

 

 

Sasuke se encontraba cabalgando a Cloe por el inmenso terreno cubierto de césped bajo la atenta mirada de los enormes árboles que rodeaban el lugar y debido a eso el ambiente resultaba tétrico, con sus deformantes sombras causadas por las flameantes ramas y hojas, quienes tenían el poder de hacer una mala jugada a la mente de cualquier paseante. No por nada divulgaban las malas lenguas que ese lugar estaba maldito.

Al llegar a las puertas de la mansión Cloe relinchó y Sasuke bajó de ella sin mucha agilidad.

—Estúpido Itachi. —Farfulló evitando dejar a la vista al animal.

Abrió con cuidado la puerta provocando un rechinar en ella, percatándose inmediatamente del silencio que inundaba la sala principal, causándole extrañeza.

—Naruto, estoy aquí. —Anunció.

El rubio que se había quedado debatiéndose sobre qué acción llevar a cabo en la habitación del segundo piso, había podido escuchar los pasos de Cloe y, más tarde, la voz de Sasuke, alarmándose inmediatamente.

—¡Sasuke! Estas aquí. —gritó Naruto sin siquiera salir de la habitación donde yacía encerrado. —¿Sucedió algo? No te esperaba aquí. —Su voz sonó ronca.

Sasuke escudriño  la escalera que conducía a las habitaciones de arriba.

—Baja. —Ordenó.

—¿Ahora? —rió, nervioso. —Estoy muy cansado, ¿Sabes? Estaba por irme a dormir ¡Pero puedes regresar mañana!

—Eres más transparente que el agua.

—¿Ah? —Comenzó a reír de manera exagerada y fingida —No sé de qué hablas, ha de ser que también estas muy cansado. Porque mejor no vas a— Se detuvo al oír la suela de los zapatos del Uchiha cada vez más cerca.

Naruto sintió con claridad los golpeteos acelerados de su corazón, entonces soltó:

—¡No subas!

Cuando el pelinegro estuvo a punto de subir la última escalinata se detuvo.

—Puedo… hacerte daño.

—Dame una razón y lo consideraré.

El rubio se abstuvo de habla durante unos segundos.

—¿Es… eso cierto? —Musitó.

—Lo es.

Naruto cerró sus ojos y se recargó sobre la puerta, dejándose caer al piso. Tomó una gran bocanada de aire y, mordiéndose el labio inferior se decidió a hablar.

—Yo… no quiero que me veas.

—Eso ya lo sé.

—Hay cierto dia en el que no soy el mismo. Mi pelo… mis uñas e incluso mi rostro toman un aspecto diferente. Algo dentro de mi empieza a molestarme y llego a sentir ira y un calor recorrerme el cuerpo. Solo se va cuando amanece. —Suspiró con pesadez y un instante después notó el sudor caerle de la sien al no obtener respuesta por parte del contrario. —Debes pensar que soy un fenómeno.

—No seas imbécil. —La molestia fue notoria en su voz. —Quiero verte.

Las rubias y delgadas cejas se arquearon:—¿No te da miedo?

—No le tengo miedo a los cabezas huecas como tú.

Un peso desapareció en su interior, dándole la oportunidad de respirar con normalidad al fin. Su mano temblorosa tomó el pomo de la puerta y la giró, mostrándose ante el Uchiha; este a cambio le regalo su más impertérrita y cansina expresión. Naruto se extrañó al ver que el rostro de su compañero no se alteró.

—¿Ese es tu gran cambio?

—¿Te parece bien? —Deslizó su mirada hacia sus manos y entonces notó que sus uñas estaban normales y no con garras. —¿Qué?

Rápidamente se examinó en el espejo de la habitación y vio que su cabello conservaba su largo natural y sus dientes también. Se acercó aún más e inspeccionó sus ojos.

—¡Pero que rayos! —soltó— ¡Hace un rato yo no estaba así! Es.. en serio, no entiendo por qué. Quizás no me creas Sasuke pero te juro que cada noche que —Fue interrumpido al sentir el sutil  tacto de Sasuke sobre su mejilla derecha, donde aún se hallaban esas  tres líneas imperfectas características de esa apariencia.

—¿Q-qué? —Titubeó el rubio sintiendo un fuerte ardor en la zona.

—¿Con cambios en tu rostro te referías a esto? — con la punta de su dedo delineó una de esas tres marcas.

Naruto tragó saliva: — S-si. —Desvió su mirada —Esto es debido a la magia del zorro, es algo que solo le ha pertenecido a mi familia. Es un poder que se ha dividido durante años a todos los pertenecientes al clan Uzumaki pero al ser cada vez menos los que llevan este apellido, el poder debe ser incrementado más en cada persona. Pero ya que el único que queda soy yo, toda la magia está metida en mi interior y no puedo controlarla.

—Entiendo. —quitó la mirada de los ojos azules del contrario, dándole un respiro. —¿Cada cuánto sucede? ¿O es que acaso, tampoco tienes idea?

—No lo sé, al principio crei que era solo las noches de tormenta, pues todas las veces coincidieron con eso. Eso es porque el jardín… —recordó que no había mencionado una palabra de ese tema— bueno… es que —vaciló.

—Esto hubiese sido más eficiente si lo hubieses mencionado con anterioridad.

—Lo sé, lo sé—se rascó la nuca —es que creí que, no lo sé, podría controlarlo y que no era necesario.

—Si tu vida peligra, entonces es necesario.

Naruto levantó su vista inesperadamente hacia Sasuke. Tuvo la mera ilusión durante un instante de que quizá, Sasuke se había preocupado por él. Quizá.

—¿Vas a contarme o te quedarás ahí, mirándome con cara de asno? —Expuso con aburrimiento.

Definitivamente Sasuke no era una de las personas más amables y agradables del mundo, pues tenía una manera de interactuar muy distinta a los de demás. Así que difícilmente se podría creer que era capaz de querer a alguien. Tal vez esa actitud de arrogante bastardo era lo que tanto le gustaba al rubio.

Luego de que Naruto soltara algo inapropiado desde lo más profundo de su garganta para exponer el desagrado de la actitud contraria, comenzó a contar con detalle lo que traía ciertas noches aquel jardín.

Había un lugar especial en ese terreno rodeado de árboles, con flores blancas cubriendo como un manto el césped, las cuales despedían un dulce aroma a jazmín, específicamente, detrás de la mansión de Naruto. Allí se juntaban las almas de todos los que pertenecieron al clan Uzumaki, creando la ilusión de luces fulgurantes dando vueltas, más bien, como luciérnagas. Cada persona que entre allí tendrá el poder de ser sanado de cualquier herida, ya sea mortal o no. Cada ciertos días,  el poder de ellas se intensifica, sin embargo, como Naruto también lleva el poder en su interior, se incrementará de igual forma.

Sasuke estaba cada vez más intrigado, sorprendido e incrédulo. Esto último le había llamado extramente la atención y aún más, Naruto. Su cabeza comenzó a maquinear, pues ya no sabía que pensar del muchacho que tenía enfrente ¿Realmente ese chico era capaz de soportar tanto? Y aún más sorprendente, que siguiera sonriendo a pesar de todo, sin una pisca de miedo, ni de desilusión. Al contrario, se mostraba firme ante su objetivo, sin vacilaciones absurdas. Quería descubrir que ocurrió en el pasado y hacer justicia.

Sasuke podría jurar que en su vida nunca encontraría a alguien como Naruto. Ese idiota rompía todos sus esquemas.

—Naruto. —dijo buscando su mirada.

—¿Qué pasa? —preguntó encontrándose de repente con la mirada oscura del pelinegro. Tenía la ligera impresión de que quizá sus rostros se encontraban más cerca de lo normal.

—¿Cómo sabes que todo estará bien?

—Es que en realidad no lo sé. —giró su cuerpo de forma que pudiesen estar frente a frente —Solo deseo que así sea, y me convenzo de que así será. Es algo así como una mentira piadosa a mi mismo —Sonrió, agregándole un toque de alegría a su conversación.

Y es que ese chico tenía el poder de irradiar luz en cualquier ocasión. Quizá podría llenar el vacío de cualquier corazón tan solo con una sonrisa.

Sasuke inclinó ligeramente la cabeza hacia un lado, observando con detenimiento cada rasgo del rostro del rubio, siendo este consciente de ello.

—¿Y tú? —Preguntó Naruto sin apartarle la vista un segundo —¿Crees que estará todo bien?

Vaciló un momento antes de responder: —Supongo.

—¿Lo crees realmente o solo lo dices para hacerme sentir bien? —Enarcó una ceja.

Por primera vez pudo observar una ligera curva formarse en los labios del azabache con aire de sorna.

—¿Realmente crees que me importa hacerte sentir bien? —respondió.

—Bastardo. —desvió la mirada avergonzado.

 

 

Notas finales:

Nos vemos! y diganme que les pareció <3


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