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El espantapajaros por Deidara Sempaii

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Notas del capitulo:

Holisss!

Siento que la historia se me está volviendo muy larga x_x asi que ya estoy cansada(? jajaja no es cierto, si pienso que esta larguita por eso en este capitulo hice un gran adelanto con respecto a la investigación y a la pareja o eso creo jajaja y por eso mismo está un poquito más largo.

PD: Este capítulo se trata especialmente de ellos dos por eso no aparecen más personajes.

Sai finalmente se había marchado una vez hicieron un par de acuerdos. Sasuke y Naruto se quedaron reposados sobre el marco de las grandes puertas de entrada, observando el ya casi anochecer, el cual alertaba un gran tormenta avecinarse.

—No fue tan malo después de todo, ¿Eh, Sasuke?

Su compañero siquiera le dirigió la mirada, a lo que el rubio respondió con actitud burlona.

—No seas imbécil.

—¿Imbécil? ¡El imbécil eres tú! Porque si tú-

—Cállate ya. Me aburres. —Suspiró, y el otro simplemente infló los mofletes con el entrecejo fruncido. —Vamos, tenemos que arreglar asuntos y aquí perdemos el tiempo. —Se colocó la capucha y salió de allí sin esperar respuesta.

—¿Qué? ¿Y por qué aquí no?

—Anda.

Sasuke se montó sobre Cloe y se puso en marcha.

—¿Bromeas? —Espetó Naruto —¡En cualquier momento caerá la lluvia y tú me dejas aquí tirado! Maldito idiota. —Pateó una piedrita que había en el suelo.

Sasuke regresó luego de no haber avanzado mucho más.

—Súbete.

El rubio entrecerró sus ojos.

—No sé subir a esa cosa.

—Esa cosa es un caballo, y no tienes que tener muchas luces para subirte.

Naruto se sujetó de la montura del caballo y con fuerza terminó de subirse, resbalándose torpemente.

—Listo. No fue difícil. —Sonrió con victoria.

—Sujétate de mí, tarado. — El pelinegro curvo sus labios en un gesto de sorna.

Su compañero observó a si mismo sus manos temblorosas, mostrándose dudoso ante una tarea tan simple.

—Si no te sujetas te caerás, y esta vez no iré a buscarte.

—Bien, bien —Quiso sonar apacigüe, y lo logró. Se sujetó de la espalda del azabache y, a medida que el semental tomaba velocidad, el rubio se aferraba con más fuerza del cuerpo del contrario.

Su rostro estaba por poco pegado a su espalda y debido a eso podía respirar el aroma que desprendía Sasuke. Una sensación que hasta ese momento no conocía. Inhalo profundo ese exquisito aire y suspiró evidenciando lo bien que se sentía con él.

Sasuke, quien se mantuvo a la escucha todo el tiempo, decidió callar y no protestar ante eso. Ya que a él no parecía disgustarle. A pesar que la lluvia había empezado a caer, muy distinto a lo que hubiesen pensado ambos, se sentían libres, con una sensación de augurio en su interior.

Al llegar dejaron a Cloe en el establo, secando rápidamente su pelaje. Luego de acabada la tarea fue Sasuke cauteloso a avisarle a su hermano que su amigo estaba allí, de esa manera  Naruto podría entrar a la habitación del Uchiha menor, sin problema.

—En mi cama te dejé ropa, para cuando termines de secarte.

—Gracias. —murmuró con una ansiedad oculta al pensar que podría tener el aroma de Sasuke sobre su cuerpo.

—Apúrate asi duermes de una vez.

—¿Dormir? Dijiste que teníamos asuntos. —Enarcó una ceja.

—Olvídalo. Eso será mañana; ahora puedes descansar ya que mis padres mañana se irán. —Hizo a un lado las acolchonadas frazadas para sumergirse en su cama.

Naruto observó con extrañeza el ventanal y las crujientes ramas oscuras de los árboles. Curiosamente hacían el mismo ruido que aquel que se encontraba a su lado cuando aún el era un espantapájaros.

—Oye… Sasuke, ¿no te molestaría darme tu cama?—quiso aunque temeroso, sonar convincente.

—No. Duerme ya.

El rubio sintió una cierta molestia infantil que no  correspondía. Torció la boca en plan de duda, de inquietud. Suspiró vagamente y trató de acomodarse de tal forma que su mente estuviese tranquila, sin embargo, el consiguiente estruendo ocasionado por un rayo, que ciertamente iluminó la habitación por completo, reanudó el miedo y ansiedad.

—Sasuke… —susurró, pero él no oyó, haciendo creer a su compañero que estaba siendo ignorado.

Se levantó con el entrecejo fruncido, tomó  la almohada y se encamino hacia el rincón, al lado opuesto del ventanal, lejos de cualquier sonido o movimiento  que pudiera interrumpir su sueño.

Supo que el piso no era su mejor opción en cuanto a comodidad física pero lo más factible en cuanto a emocional. Se recostó sobre la cerámica consiguiendo que su único objeto cómodo sea su almohada y su fuente de sueño.

El sonido de la lluvia fue cesando en sus oídos hasta que consiguió caer por completo en un profundo sueño.

Era medianoche y, extrañamente Sasuke despertó a pesar de que ningún trueno cayó en ese instante, tan solo existía una incesante lluvia. Volteó para cerciorarse que el rubio estuviese durmiendo pero al no encontrárselo allí buscó panorámicamente con sus orbes negros por todo el espacio que ocupaba su habitación hasta hallarlo en el recóndito lugar y, entonces, pudo suspirar con tedio. Apartó las frazadas y se levantó yendo directamente hacia su compañero.

—Naruto— le murmuró, pero éste se mostró plácido en su sueño. —No tienes caso, eh.

Sasuke lo levantó del suelo y lo llevó a su cama propia. Lo recostó y tapó asegurándose que las frazadas lo cubrieran bien.

—Ridículo. —Musitó para sí, considerando que aquel era el adjetivo perfecto para describir su acto, pero pese a eso, no cedió ni cambió de parecer.

Se recostó en lo que rato atrás había ocupado el cuerpo del rubio y dejo que el cansancio incidiera de forma profunda e inmediata sobre él, y así distraer su mente del  sonido exterior.

 

 

El knock knock continuo y persistente, produjo cierta molestia en Naruto que volteó de un lado la almohada para poder seguir durmiendo más cómodamente. Al no lograrlo, y salir por completo del estado de sueño, se restregó con pereza un ojo y con un bostezó terminó de despertarse.

—¿Sasuke?¿Sigues durmiendo?  Estoy aquí hace rato cariño.

El rubio reconoció esa voz al otro lado de la puerta, definitivamente era la madre de Sasuke, reconocible fácilmente para él ya que sabía de antemano que era la única mujer de la familia y la única capaz de llamarlo “cariño”. O así debía ser.

—Sasuke, Sasuke, hey —le susurró el ojiazul. El nombrado soltó una leve queja.

—Tch, ¿Qué quieres?

—¡Tu mamá está llamando!

Sasuke arqueó una ceja con desagrado y esperó un tramo de tiempo para oír el sonido tras la puerta.

—¿Sasuke? —Tocaron una vez más.

El ojinegro observó con obviedad y aire de sorna a su compañero.

—¿Qué pasa, Itachi? —Preguntó el Uchiha menor.

Naruto le susurró que segundos antes había estado su madre allí, pero fue ignorado una vez más.

—Saldré con mamá y papá, ¿Sabes? Lo más seguro es que lleguemos por la tarde-noche, siéntete feliz y libre, los convencí para que confiaran en ti —Se percibió su sonrisa tras la puerta —Cuidado de no estropear nada. Nos vemos, Sasuke —dio un golpecito a la puerta.

—De acuerdo—contestó ignorando sus frases supuestamente irrisorias. —Nos vemos. —Se levantó y dirigió a su vestidor.

Naruto observó algo desconcertado la cama.

—Sasuke—se rascó la nuca.

—¿Qué? —Preguntó éste sacando ropa.

—¿Acaso soy sonámbulo? — Sasuke le miró con deje de aburrimiento.

—No. Pero puedo asegurarte que eres idiota.

—¡Realmente eres desagradable!

—Anda, levántate de una vez, no tenemos todo el día.

Finalmente se marchó, dejando que el rubio, evidentemente molesto, pudiese cambiarse con el otro vestuario que Sasuke le había dejado preparado sobre la cama. Una vez listo, bajó encontrándose al pelinegro tomando el desayuno.

—Qué egoísta eres. —Vociferó.

—Tienes manos, ¿no? —Expuso sin apartar la vista de su café.

Muy lejos de enojarse, Naruto se había sentido enteramente feliz al saber que Sasuke depositaba su confianza en él como para hurgar en su cocina.

—¿Por qué tanta comida? —Dio una vista rápida sobre toda aquella sala.

—A mi mamá le gusta cocinar cosas dulces.

—Vaya, que bien… —Cerró sus ojos momentáneamente al recordar a su madre, con una nostalgia que se evidenció en el suspiro que se le escapó.

Sasuke claramente pudo notarlo.

—Encontraremos pronto al culpable. —Aseguró. —Ayer en el transcurso del día, averigué algo más. Las flores que tiene Kaguya en su jardín no son simple gusto, Itachi podía asegurar que son las mismas de las que me hablaste. Así que, si quieres puedes traer algo para anotar. —Entrelazó sus dedos.

—Listo. —Naruto tomó rápidamente una servilleta y una pluma de la sala anterior.

Sasuke enarcó una ceja, pero sin prestar más atención prosiguió:— Sabemos que todo eso pasó en, seguramente, venganza a tus padres, pues la persona que lo hizo le pidió a tus padres que recuperasen el jardín en dos meses, pero lo que hemos observado es que en invierno nada crece allí, entonces, ¿porque poner un plazo imposible de cumplir? La misma persona hizo todo, predeterminado, bien calculado. Engañaron a tus padres con el incendio. Y algo que estoy seguro es que Kaguya, quien le encomendó esta tarea a mi padre, tuvo algo que ver, como también, seguramente fue ella quien lo canceló, para que no sospechasen, sin mencionar las flores exactamente iguales con la descripción que me diste. La pregunta seria, ¿por qué teniendo tanto en su poder, hizo eso? No era necesario.

Naruto quedó plasmado, observando con incredulidad todo lo que había escrito. Levantó su vista hacia Sasuke quien esperaba expectante una respuesta.

—No puedo creerlo. Sasuke, ¿Cuándo averiguaste todo esto?

—¿Importa? Necesito saber qué piensas.

—Es estupendo. —se levantó. —¡Sasuke, maldita seas, eres genial! ¡¿Cómo lo hiciste?! Tenía mil teorías en mi cabeza pero ninguna cuadraba ni tampoco se conectaban y tu... pudiste lograr esto. Jamás hubiese podido hacerlo. Wau. —Tomó la servilleta entre sus manos con una sonrisa enorme. —¡Es que no has pensado en trabajar en la investigación! Contando con escasos recursos pudiste entrelazar todo.

—Cálmate, no sabemos si estoy en lo correcto. —Dijo, sin variar la expresión de serenidad en su rostro, aunque debía admitir que, en su vida nadie jamás lo había elogiado de tal manera. Nunca. Tan solo por su belleza, algo tan superficial para él. Mentiría si dijese que aquel tonto no le provocó sensaciones extrañas pero agradables.

—Oh Sasuke… —Sonrió una vez más, sin miedo a ocultar aquella felicidad que se mezclaba con vagos recuerdos de su infancia junto con otros más de su tiempo solitario en aquel jardín. El pelinegro se permitió mirar con detenimiento los orbes azul del contrario, tan iluminados de alegría. En ese instante sintió una extraña sensación recorrerle la piel.

—Sabes… —Comenzó a decir— Me quedaré un tiempo en su mansión para averiguar más cosas. Ella fue quien propuso que estudiara para ser un oficial como mi padre, con lo que él estuvo de acuerdo asi que lo más probable es que me quede un largo tiempo.

—¿Qué? E-espera, espera, es buena idea que seas oficial de policía pero-

—No quiero serlo. —Aclaró.

—Ese no es el punto, digo que no es necesario que sea tan pronto, mira puedes esperar a que resolvamos esto y entonces… bueno —Titubeó.

—Ese es el propósito Naruto, no me interesa el trabajo ese, solo creo que es una oportunidad única para averiguar todo y así terminar con todo esto. Sin embargo, no dudo que me tendrá vigilado y por ello no me dejara salir seguido y quizá me controle el tiempo, de todas maneras me dio una semana para pensarlo a pesar de que ya he dado el sí.

—¿Cuánto tiempo significa “un tiempo largo”?           

—Tres meses.

—Es demasiado.

—Lo considero suficiente, además no entiendo cuál es el problema.  Si estoy cerca de ella todo resultará más fácil.

—Lo sé pero… creo que tendríamos que vernos para…—ideó una plan en su cabeza —Para que me digas como vas, ¡además esta Sai! Él puede ayudarnos sin necesidad que te vayas.

Sasuke lo observó con hostilidad.

—Sai no hará nada, es un inepto.

—¡Claro que no lo es!

—Entonces resuélvanlo juntos, de todas formas me iré. —Se levantó, dejando las cosas sobre  el fregadero.

Naruto torció la boca y cuando estuvo a punto de soltar las palabras el pelinegro ya se había marchado hacia las escaleras. Entonces decidió dejar las cosas como estaban y seguirlo, hasta dar con lo que considero que era el salón de música. Lo primero que llamó su atención fue el gran piano en el centro.

—¿Tocas? —Peguntó con curiosidad.

—Antes. —contestó Sasuke. —Hace tiempo no toco. — Se acomodó en el banco estirando con disimulo sus manos  frente al instrumento.

Comenzó con una suave melodía que  pronto comenzó a deleitar los oídos del rubio, quien raudo, cerró sus ojos sintiéndose libre al dejarse llevar por el encanto del sonido. Cuando quiso darse cuenta ya se había detenido.

—Te toca. —Lo miró, alejándose del teclado.

—El día del accidente preparé una canción para mis padres, pero por desgracia nunca llegaron a oírla. Así que tú serás el primero. —repuso con alegría.

Sasuke se mantuvo a la escucha de cada palabra, intrigado, aun sabiendo que a Naruto no se le daba por hacer muy bien las cosas. Entonces comenzó, al principio dudoso y torpe pero más tarde la melodía fue tomando ritmo y continuidad. No pudo evitar observar con detenimiento cada detalle de su angustiosa expresión, que evidenciaba que el recuerdo latente aún era muy doloroso. Sentía una volcada de su corazón cada vez que el de ojos azules tocaba aquellas estrofas con pesadumbre en su mirada. Entonces se dio cuenta que no tenía idea de que hacer dentro de sus posibilidades, ( si, teniendo en cuenta su fría y arisca actitud).

—Verdad que no me salió tan bien, ¿No? —Fingió una escandalosa risa.

El otro simplemente desvió su mirada hacia el piano y, luego de indagar internamente consigo mismo se acercó hacia Naruto, posicionándose junto a él.

—Lo haces de manera mecánica —dijo, y cuando el rubio quiso quitar sus manos del teclado de inmediato Sasuke posó una de sus manos sobre las contrarias. —Sígueme —comenzó con las notas que recordaba obligando a su compañero a seguir con la música.

—Sasuke… —musitó casi inaudible debido al sonido melodioso de la canción, sin embargo el nombrado pudo escucharlo. Se volteó hacia el rubio dejando de tocar inesperadamente, clavando sus afilados y oscuros ojos sobre los azules opuestos, sin mencionar palabra alguna, simplemente limitándose a observarlo.

Sasuke sintió de nuevo una sensación desconocida atravesarle el pecho, tuvo la leve percepción de que las palabras no eran necesarias para entender las emociones y sentimientos de su amigo en ese instante, era como si sus ojos fueran el reflejo de su alma. Al principio lo consideró ridículo pero al transcurrir el tiempo y el hecho de no apartar ninguno de los dos la mirada, pensó que quizá a Naruto le podría estar pasando lo mismo. Pero lo último que siguió no terminó de comprenderlo. No entendió porque las mejillas de su compañero se ruborizaron y por consiguiente desvió la mirada. Pero lo peor de todo fue que no entendió porque el mismo deseaba que fuese por una razón.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Diganme si tienen alguna duda o sugerencia! XoX


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