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El espantapajaros por Deidara Sempaii

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Notas del capitulo:

Heeeeee, es la primera vez que actualizo tan rapido. Estoy orgullosa de mi misma jajajaja Bueno, gracias a los que se tomaron la molestia de comentar :) he aqui el cap

Mikoto se encontraba cortando y arreglando las flores del jardín, cuando vio pasar a su hijo mayor.

—Amor, ¿le has dicho a tu hermano que hoy vendrán tus tíos?

—No mamá, lo he olvidado —mintió.

—Pues será mejor que le avises pronto. -tarareó una cancioncita.

—Está enfermo. Se siente mal y no creo que este bien que se presente.

—¿Se siente mal? -dejó las tijeras de podar a un lado.

—Sí, y ya sabes cómo es él. Ahora está en su cuarto y no quiere que lo molesten.

—Oh, es una pena, hoy venía Deidara; él podría ayudarlo a conseguir amigos ¿no crees? Está muy solo últimamente.

—Yo me encargaré de eso, mamá. Tú quédate tranquila por favor. —le sonrió.

“No hagas idioteces, Sasuke...”

 

 

Sasuke llegó exhausto, sentía que el corazón se le saldría por la boca. Tenía planeado ir directo a ver al espantapájaros y ver que reacción habría en aquel lugar al volver a dejar la nota allí.

“Felicidades, su hijo sobrevivió”

Esas palabras escritas en aquel papel y que tiempo atrás había estado junto al muñeco eran horrendas si lo pensabas y analizabas cuidadosamente bien. Sin  embargo, al llegar, algo lo paralizó, incluso haciéndole dudar si realmente estaba en el lugar correcto.

El espantapájaros no estaba. ¿Había desaparecido por su cuenta? A juzgar por los fenomenos que habian estado ocurriendo no podia ser descartada de inmediato, sin embargo, ¿Cual sería la razón?

¿Y si acaso lo habían descubierto? Y todo aquello que quería reconstruir se había desplomado...

No podía creérselo tan facilmente, así que siguió avanzando casi a corridas, pero sus piernas se detuvieron de golpe, el palpitar de su corazón cambió de ritmo a partir de un fuerte golpeteó en su pecho, su respiración se trabó, dando a su mente un aspecto de neblina.

Sasuke se mantuvo inmóvil; incrédulo ante la sorpresa. Sus ojos estaban completamente abiertos. No podía creer lo que estaba viendo. Parecía un sueño, o una pesadilla.

Un chico de cabellera rubia y orbes azules sentado a la orilla del río mirando el cielo atardecer. Su mirada se encontraba con calma, quien diria con paz, con una leve sonrisa surcando su rostro.

Sasuke tragó saliva y con paso firme avanzó unos pasos; ante ese sutil sonido aquel chico extraño, se volteó hacia él.

Sus ojos azules se agrandaron, sus delgadas cejas se arquearon y una enorme y resplandeciente sonrisa que quizá, nadie había visto, apareció iluminando su rostro .

—¡Sasuke! —Se levantó torpemente, y corrió hacia él.

El nombrado frunció el entrecejo y retrocedió al ver completamente su cara.

—¿Tu eres...?

—¡Soy yo! ¡Naruto, de veras!

—Un... fantasma... —murmuró, convencido.

—¿Qué...? ¡No soy un fantasma, soy real! Yo... estoy vivo...

Sasuke avanzó firme sobre sus pies haciendo resonar sus zapatos contra el suelo, hasta llegar a una distancia considerable del chico aquel. Alzó la mano para golpearlo, para salir de ese sueño, de esa irrealidad... pero el golpe no llegó como lo esperaba, pues Naruto fue más rápido.

Al sentir su tacto... su brazo bronceado bloqueando su golpe, Sasuke pudo darse cuenta de que era real. No un sueño, no un fantasma.

—¿Qué manera de recibir a alguien es esa? —el rubio frunció el entrecejo.

—¿Recibir...? ¿De qué demonios hablas? —preguntó pero a cambio recibió un golpe juguetón en la cabeza y, cuando quiso protestar sintió un gran sentimiento.

Calidez.

Eso fue lo que abordó su cuerpo entero cuando Naruto lo atrapó entre sus brazos, como si fuese un tesoro, como si fuese lo más preciado para él.

—¿Qué... haces? —preguntó el bruno tratando,  de quitarselo de encima.

—Gracias... por todo, Sasuke. —susurró de la manera más sincera que pudo y que Sasuke había oído nunca.

Naruto respiró profundamente su aroma, sintiendo como todo su cuerpo se encendía, lleno de emociones, y todo gracias a Sasuke.

Naruto se apartó tan solo un poco, lo suficiente para mirarlo pero sin soltarlo. Sus ojos estaban llenos de lágrimas.

—Tu... has roto el hechizo — comenzó a reír mientras lagrimas desbordaban y recorrían sus mejillas —¡Soy libre! —se soltó de él y comenzó a correr por el jardín donde la noche se acercaba, al caer el sol. —¡Soy libre! ¡Al fin! ¡Soy libre! ¡Iujuu! —Comenzó a saltar como un pequeño niño. Otra vez con esa mirada tan cálida y llena de sentimientos, emociones, alegría y agradecimiento.

—¿Libre...? —Sasuke se hallaba más confuso que nunca. Verlo de esa manera.

¿El había sido de utilidad?

El espantapájaros. Naruto. Vivo.

Todo cuadraba ahora, pero las preguntas aún seguían sueltas recorriendo al moreno. ¿Qué clase de hechizo? ¿y por qué él lo había roto? Si él no había hecho nada...

Naruto corrió hacia el rio donde se metió y comenzó a girar haciendo que su pelo se removiera con el viento. Desde allí Sasuke podía ver como las lágrimas seguían cayendo.

—¡El agua es deliciosa! ¡Hace años no la probaba! Antes no le había dado tanta importancia como ahora... —le sonrió.

—¿Estas llorando?

—¿Acaso no está bien llorar cuando estás feliz?

 —Oye yo... -Comenzó a observar sutilmente a su alrededor, creyendo en la posibilidad de marcharse de allí.

—¡Sasuke! —corrió nuevamente hacia el para abrazarlo pero esta vez Sasuke pudo con sus reflejos y se apartó.

—No sé quién diablos eres y por qué estás aquí, así que déjame en paz. -Giró sobre sus talones dandole la espalda, dispuesto a irse.

—¡Soy yo, Sasuke!

—De nada me vale que digas eso.

—¡Me has dado una razón para vivir! Soy el espantapájaros... al que nadie antes había ayudado. Excepto Tú Sasuke. —le sonrió lleno de vida. —¡Al fin! Este jardín ha estado reseco durante años y nunca nadie se había fijado en él ni en mí. Has roto el hechizo.

—Deja de repetir lo mismo.

—Quiero abrazarte ¿puedo?

Sasuke chasqueó la lengua.

—¡Pero Sasuke! —avanzó hacia él.

—Olvídalo. —volvió por el camino que lo había conducido hasta allí. —Déjame.

—Sasuke... —murmuró viendo como el otro se alejaba. —¡Sasuke! ¿Volverás mañana? ¡A qué hora, dime! ¡Te estaré esperando!

 

 

 

Al llegar fue capaz de ignorar a todos, sin importarle menos, se fue directo a su alcoba.

—Vaya... ¿otra vez...? —Deidara le susurró a Itachi.

—Si... eso temo.

Sasuke se echó sobre su cama. Aun no podría obtener respuestas; todo habia pasado muy repentinamente, asi que era un golpe muy fuerte

“...gracias a ti...”

—¿Qué he hecho? ¿Qué fue todo eso? —suspiró echándose el cabello hacia atrás, cansino con tantas emociones recorriendo su mente y alma.

—Ya te lo he dicho. No creí que fueras tan terco —Naruto se encontraba en el ventanal de la habitación, rascándose l,a cabeza.

A Sasuke casi se le detiene el corazón un instante al ver a aquel muchacho montado en su ventana, mas con todo aquel descubrimiento que había tenido hasta hace poco.

—¿Qué diablos haces tú aquí? —del susto se había levantado de la cama. —Te dije que...

—¡No me has dicho a qué hora volverías mañana! ¿O es que... no irás? —Sus ojos parecieron brillar.

—No es eso. —murmuró— Es decir... es que no lo sé —repuso su compostura. —No sé si podré ir. No es tan fácil como crees.

—Lo sé. —se sentó y cruzó sus piernas, una encima de la otra —he escuchado tus penas muchas veces. Créeme. ¡Por eso estoy aquí ahora! Dime en que puedo ayudarte. —le sonrió fuertemente. —dime. —se acercó a su rostro. -haría lo que fuese por ti.

—Naruto...

Era mucho más extraño de lo que pensó. Jamás había imaginado toparse con alguien así. Más real de lo que creyó. Era lo que siempre esperó.

Notas finales:

Eeeeen fin, espero que les haya gustado!


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