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El espantapajaros por Deidara Sempaii

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Notas del capitulo:

Holaa, aquí les traigo otro cap de esta historia. ¡Pronto contestaré las review! es que me bloqueó cuando me escriben jajaja me emocionan tanto que no sé que hacer, en serio, literalmente. Me sirven de gran apoyo y no encuentro las palabras exactas para agradecerles!

Bueno, sin mas,¡lean!.

—¿Estás seguro? No vaya a ser que luego te descubran y me eches toda la culpa a mí —replicó cruzándose de brazos y mirando de soslayo.

—Seguro. —afirmó inexpresivo.

La habitación de Sasuke era enorme; tenía dos camas de una plaza y media, una al lado de la otra con un espacio intermedio. Siempre había sido asi debido a que Sasuke de pequeño había sufrido de constantes pesadillas, así que sus padres habían decidido que su hermano Itachi durmiera en una cama al lado de él. Así había sido desde entonces, y a pesar de que las pesadillas habían disminuido, sus padres no quisieron apartar esa cama de allí. Una de ellas estaba casi pegada, por muy mínima distancia, al ventanal donde claramente se podía observar el cielo, sus estrellas... y los grandes árboles de su jardín.

Naruto dormiría en la que estaba cerca del ventanal, el lugar que anteriormente ocupaba Itachi.

Era notable lo incómodo que estaba el rubio, hacía mucho no dormía en una cama,  y menos acompañado de alguien. Estaba ansioso, sus piernas y manos no dejaban de moverse, jugando con sus dedos, como un pequeño niño juguetón.

—¿Estas bien? —oyó esa voz gélida.

—¿Yo?  ¡Pues claro que si! ¡Me encanta esta cama! —sonrió de oreja a oreja, mostrando sus dientes.

Sasuke lo miró con deje de aburrimiento.

—Deja de mentir.

—Bueno... en realidad...

—Deberías tratar de descansar.

—Claro... —apretujó las sabanas con frustración y al mismo tiempo angustia.

—Apagaré la luz.

—De acuerdo. —tragó saliva. No estaba acostumbrado para nada a eso, menos a hablarle a una persona y que esa misma le brindara ese tipo de cosas. —Sasuke... no quiero molestarte así que...

—No me molestaras si te callas de una vez. —le interrumpió. —duérmete.

Por supuesto. No había forma de que Sasuke dijera algo sin ser un bruto y terco.

—La noche pasará pronto y amanecerá. No empieces con ideas raras, no hay por qué. Así que ya duérmete.

—Sasuke... —se dio media vuelta y observó el cuerpo del moreno que estaba de espalda.

Trató de conciliar el sueño en aquella cama relativamente cómoda, como debería ser, pero le resultaba imposible. Pasó una hora, pasaron dos, tres, y cuatro; llegaron las cinco de la madrugada y Naruto no podía dormir, pero el que Sasuke si lo haya podido hacer le arrancó una sonrisa.

Se levantó de la cama y con paso lento y cuidadoso se acercó al borde de la cama de Sasuke, arrodillándose muy cerca de él. Acarició con lentitud una de sus hebras negras hasta dejar caer su mano sobre el pecho del moreno.

Sentía inmensas e infinitas ganas de besarlo. Observó con deseo y ansias sus carnosos y pálidos labios. Quería exponer aquel sentimiento de amor que lo llenaba por dentro. Sentía una mezcla... una combinación de emociones, sensaciones y todas referidas a ese sentimiento tan puro hacia Sasuke. No podía dejar de observar ni un instante el rostro apacigüe que mostraba el moreno.

El corazón le latía con rapidez, con fuertes golpeteos y la lluvia no lo tranquilizaba; causaba el efecto contraproducente que quería, pues la velocidad con la que caía era proporcional a la de sus latidos que daban fuerte contra su pecho.

Pero no pudo. Simplemente no podía hacerle eso porque si lo hacía, sentiría que lo estaba traicionando.

Se incorporó y se dio media vuelta sobre sus pies, echando un cansino suspiro, agotador.

Antes de irse quiso hacerle saber a Sasuke que estaba bien, por lo que hizo una vista panorámica rápida y vio que sobre una mesita de luz había un lápiz; lo tomo junto con una hoja que consiguió arrancando de un cuaderno y le escribió. Decidió dejarla bajo la almohada.

Avanzó hasta el ventanal y se quedó parado observando la lluvia que comenzaba a detenerse. Aprovechó la luz del sol que empezó a salir para retirarse de allí.

 

 

 

Cuando Sasuke despertó lo primero que notó fue que Naruto no estaba y, la primera idea aterradora fue que quizá lo habían descubierto. Se incorporó sobre sus codos y notó un crujir bajo la almohada, revisó y finalmente vio la nota que Naruto había dejado.

—Idiota...

Pensó en como podría ingeniárselas para que no lo descubrieran, hasta que dio en el blanco: Itachi.

Se vistió y salió directo a la habitación de su hermano, tocando primeramente la puerta.  Al cabo de unos pocos segundos salió Itachi un tanto sorprendido por tal visita de su hermanito.

—Sasuke... ¿sucedió algo?

—Necesito un favor. —desvió la mirada inexpresivo.

Odiaba tener que pedir favores, solo los hacia cuando realmente lo gritaba la ocasión y quizá, Naruto lo necesitaba. Pero claramente era sólo y únicamente a su hermano.

—¿Dime?

Bufó.

—Necesito que me cubras, voy a salir.

—¿Qué? ¿Adónde vas ahora tan temprano?  Mejor dicho, a donde has estado concurriendo con tanta frecuencia estos días.

—¿Me cubrirás o no?

 

 

 

 

Naruto estaba observando una pequeña hojita que recién había florecido del jardín que ahora Sasuke estaba salvando.                                                                                                                                                           

—Tu has nacido gracias a ese terco. —la acarició con una sonrisa —¿es curioso no? Que alguien... se haya fijado en este lugar... una mera coincidencia.

—¿Qué haces idiota? La romperás si la sigues tocando.

Cuando levantó la mirada se encontró con aquella persona.

—¡Sasuke! —sus ojos se iluminaron como dos faroles. —¡No me llames idiota! —frunció el entrecejo y le enseño sus dientes.

—¿Qué es lo que se te pasó por la cabeza al salir bajo la lluvia?

—No fue asi, esperé a que se pasara.

—Pudieron atraparte. La próxima vez sé precavido.

—¿Próxima vez? Eso significa... que ¿podré ir a tu casa otra vez? —se acercó.

—Ya te dije que no te tomes tanta confianza.

—Como sea. Oye — le llamó —¿vas a plantar tus semillitas o qué? Yo también quiero hacerlo pero aún no he aprendido.

—Es muy fácil.

—Pues la primera vez que tu intentaste te veias desesperado. —se burló y recibió a cambio una mirada amenazadora de Sasuke. -¿Qué pasa con esa mirada? —se rió.

Sasuke tan sólo lo observo. Nadie le había hablado antes así como Naruto, con tanta libertad. Sin embargo al permanecer ambos mirándose durante largo rato, con aquella mirada del moreno tan penetrante y oscura, hizo que las mejillas del rubio tomaran un color carmesí. Desvió la mirada con pena y frunciendo el entrecejo.

—Sasuke... desde que te vi que quiero decirte que... -Respiró hondo y tras una pausa dudó sobre sí.

—¿Qué? —lo miró con aburrimiento.

—Que yo... —al  ver la mirada tan seca decidió callar. —no es nada. Mejor enséñame a plantar semillas. —le sonrió

Queria confesar ciertas dudas de su hechizo pero quiza era muy pronto para sacar conclusiones.

—Bien. —dijo Sasuke comenzando a explicar con detalle cómo se debían hacer las cosas, pues si Naruto iba a estar allí sería mejor que sea de ayuda y no un estorbo.

Naruto asentía a cada palabra que el moreno decía, embelesado ante él, se perdía por completo.

 

 

 

—¿Cómo se llama?

Sasuke levantó la mirada ante su hermano mayor.

—No sé de qué hablas.

—La persona con la que te has estado viendo estos días. De eso hablo.

 

 

Notas finales:

¡Espero que les haya gustado!


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