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El espantapajaros por Deidara Sempaii

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Notas del capitulo:

Perdooooooooon. He demorado añares en subirlo, casi un año

ok. Que mierda. He tenido grandes problemas personales.

Lo siento. 

Pero ya, aqui esta el tercer cap.

Espero que lo disfruten!

Sasuke llegó a la mansión empapado y, a pesar de estar su padre enfrente suyo, pasó de él.

—¿A dónde crees que vas? ¡¿No te han dicho que regresaras rápido?! ¿te das cuenta como nos has dejado? —gritó furioso su padre.

Sasuke levantó la vista hacia él, impertérrito, sin inmutarse por su padre.

—No lo he oído. De cualquier manera, ya estoy aquí. —subió las escalinatas para dirigirse hacia su habitación.

El dolor de cabeza no le pasaba y eso, era insoportable.

En cuanto cerró la puerta de su alcoba pudo escuchar con claridad los gritos de sus padres discutiendo.

 

—¡Eso lo hace porque tú lo dejas! ¡tú lo incitas a que haga este tipo de cosas! ¡A ser asi! —dijo Fugaku.

—No me eches la culpa ¡tu también podrías ser mucho mas padre y hablar con el, tomarte tu tiempo para estar con el!

—¿Hablar? ¡Claro! ¡ahora resulta que el niño necesita hablar!

—Jamás estás con él y cuando lo haces es sólo es para regañarlo. Se la pasa todo el tiempo solo... no tiene con quien charlar, somos su familia. El necesita un amigo, e Itachi es lo más cercano a eso, sin embargo...

—¿Se aburre solo? pues entonces que sea útil en algo, que trabaje. Está equivocado si cree que las cosas le lloverán del cielo. Jamás desee tener un hijo como él. ¿Tienes idea de cuantas veces se ha escapado a escondidas? ¡y tú lo sigues malcriando!

Sasuke estaba apoyado sobre la puerta, oyendo cada palabra de sus padres; de su padre en especial.

Apagó la luz y a tientas llegó hasta su cama, donde cerró los ojos e intento poder descansar.

 

 

A la mañana siguiente el dia estaba precioso; el sol brillaba, iluminando todo el terreno.

Sasuke se levantó a las cinco de la mañana, vistiendo un pantalón viejo color castaño y una camiseta beige de manga tres cuartos holgada. Bajó sigiloso las escaleras y se dirigió a la habitación que su padre tenía la mayor parte del tiempo cerrada donde tenía guardadas sus herramientas. Sacó de allí una pala, un balde, unos guantes, un sombrero. Cuando cerró cuidadoso la habitación, se dirigió a la cocina y buscó en la alacena donde su madre tenía guardadas semillas, cuando las encontró las guardó en el bolsillo.

 

 

Salió de allí intentando hacer el menor ruido posible para dirigirse hacia el jardín misterioso.

Se paró en medio del inmenso terreno, sobre la tierra seca. Suspiró con desagrado y clavó su pala en el suelo y se apoyó en esta.

—Dije que haría algo por mí mismo, papá...—observó al espantapájaros que aún mantenía su techo. —¿cómo se supone que se hace esto? —Bufó, con deje de aburrimiento.

El espantapájaros se movió hacia un lado quizá por la suave brisa, quizá. Sasuke se acercó hasta él y vio que en unos de sus bolsillos de la camisa llevaba un pequeño cuadernito, al tomarlo vio que se trataba de un manual. Lo leyó y luego se lo puso en el bolsillo del pantalón.

Observó segundos de mas el muñeco de paja, y sin dar mas atención siguió con lo suyo.

Se colocó los guantes y fue a recoger agua del rio. Luego volvió al lugar y comenzó a remover la tierra con la pala. En cualquier otro momento quizá no hubiese sabido como hacer algo de ese tipo pero ahora que habia conseguido de la nada ese pequeño manual todo le resultaba más fácil.

Estuvo una hora más; cuando se dio cuenta, vio que su camiseta estaba empapada en sudor. Se abanicó con el sombrero que ahora se habia quitado. Bufó agotado; los rayos del sol ya habían comenzado a salir puesto que el verano se aproximaba y la oscuridad cada vez era mas escaza.

Decidió que era momento de regresar, pues ya sabía que sus padres normalmente se levantaban a las siete y media o menos y pues no quería que se enteraran que su hijo menor había desobedecido y salido de su casa. No tenían que enterarse y no había manera de ello.

 

 

 

—¿De dónde vienes? —Fue la primera pregunta que recibió Sasuke al entrar a la mansión. —Tienes suerte que nuestros padres aun no se hallan despertado. - Suspiró- Mírate, estas todo sudado y lleno de tierra ¿Adónde fuiste?

Hizo amago de empujarlo con  el brazo. —A ningún lado.

A pesar de haberse bañado en el rio, su ropa seguía sucia y, caminar bajo el sol, lo había hecho volver a sudar. Se encamino sin querer mostrar interés, al baño donde se daría una ducha. Al terminar subió sigiloso las escaleras, y, rápidamente se metió a su cuarto donde se cambió de ropa.

Al bajar se encontró con su madre.

—Que temprano que te has levantado, Sasuke.

—Supongo.

—Sasuke... sobre lo de anoche...

—Esta bien. Lo entiendo. —hizo amague de una sonrisa que solo le daba a su preciada madre.

 

 

 

Habían pasado cuatro días y no había descuidado en ninguno de ellos el trabajo que estaba haciendo en el jardín. Pero lo que seguía inquietándolo era aquel espantapájaros. Su cabello había cambiado. Quien diría que no, pero el muy bien sabía que rotundamente (cuatro días, bastante) había cambiado el pelo, no su color, sino su naturalidad, pues parecía más... real.

Sin sacarse aquello de la cabeza, bajó las escaleras para desayunar. Abajo estaban todos ya sentados en la mesa, dispuestos a desayunar. Sasuke suspiró y se limitó a decir un “buenos días”, sentándose y sirviendo su desayuno, ya que no le gustaba que alguien más lo hiciera por él, algo que a su padre siempre le había molestado. Sólo tenían una sirvienta que estaba de vez en cuando por orden de Fugaku.

El silencio tan pesado y tedioso se rompió cuando a Sasuke no le pudo más la curiosidad que abordaba en su interior.

—¿De quién es el terreno que está al lado del jardín? —pregunto sin mucha elaboración, dejando su taza sobre la mesa.

Mikoto y Fugaku se miraron. Itachi miró a su hermano.

—¿De qué terreno hablas? —preguntó confuso su padre.

Pregunta tonta, creyó el azabache.

El único que hay.

—El único terreno baldío que está en ese jardín. —contestó sereno.

De nuevo las miradas se cruzaron.

—No hay ningún terreno allí ¿acaso has visto bien? —Su padre enarcó una de sus cejas.

Sasuke se quedó callado, nadie le contestaba lo que él creía, comenzaba a dudar de si estaba bien de la cabeza, dudando de lo que el mismo había visto.

—Hay un terreno baldío, con tierra infértil y seca, agrietada. Hay un espantapájaros que viste de ropa anaranjada. Su cabello es de paja amarilla y sus botones azules. —el silencio de nuevo. —al lado del jardín con árboles de frutas.

—Quizá esté hablando del jardín de los Uzumaki. —Contesto Itachi.—¿Es el que contiene un rio cerca? Si es así, te metiste en territorio ajeno.

—¿A dónde te has metido? El jardín al que siempre vamos tan solo está a pocos pasos de aquí y además tiene pequeñas plantas y pequeños árboles. —dijo Mikoto.

—Dime dónde demonios te has metido, Sasuke. —Fugaku se masajeó la cien.

—De igual manera nadie vive allí. —Sasuke desvió la mirada.

—Hace quince años vivía allí la familia Uzumaki, Kushina y Minato. Tenían un hijo que si no mal recuerdo se llamaba Naruto. Un dia su mansión se les incendio y el único sobreviviente ha sido su hijo, pues cuando entraron a la casa tan solo se encontraban sus padres, sin embargo nadie ha sabido de él. También dicen que no se trató de un accidente sino de un ajuste de cuentas. Y como prueba de ello, han dejado un espantapájaros en su jardín con una nota que hasta ahora no saben muy bien que decía. Solo dicen que aquel lugar esta maldito, así que nadie se atreve a entrar. —termino por decir su madre. —En especial ese espantapájaros.

Notas finales:

Nos vemos y otra vez les pido disculpas :(


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