Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Él. por ChocoPyo

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

LOOOOL! 

Se suponía que esta historia era para un concurso... pero no me resistí a publicarla Lol!

Espero les guste ^-^/

Hace mucho tuve un sueño en el que él aparecía. En este me sentí vivo y abrumado por tanta felicidad; no podía expresarlo con palabras, pero no hacían falta, pues ninguno de los dos necesitaba hablar para comprendernos. Sin embargo, la mañana y la claridad iluminaron mi desgracia, y junto a estos reapareció el vacío. No creo que ahora pueda contar a la perfección lo que siento, o incluso puedo llegar a jurar que ustedes no me entienden, pero lo harán, y sé también, que comprenderán mi dolor tanto como lo hago yo.

Era julio, y ahí estaba él, mi Jiminie, recostada bajo la sombra de nuestro único árbol que adornaba el patio de la casa que estábamos a punto de comprar; se mecía de manera suave al compás de la fresca brisa veraniega que golpeaba con suavidad su rostro. Yo sonreí al verlo. Lo amaba demasiado. Lo amaba tanto que me había casado con él pocos meses antes de su décimo octavo cumpleaños, todo bajo el permiso de sus padres, claro. Recuerdo que aquella vez su padre me miró con asombro, pero, a pesar de eso afirmó con su cabeza para luego ver a su mujer y notar cómo mi suegra lloraba de alegría, o quizá tristeza por perder a su hijo más pequeño. No lo sabría nunca, pues ella no me lo dijo, pero yo asumo que por ambas cosas.
Me detuve unos segundos antes de caminar hasta él y sentarme a su lado con dos latas de Coca-Cola en las manos y sonreírle como sólo yo sabía hacerlo, sin darme cuenta que esa sería la última sonrisa que vería de mi parte. Me recargué en su hombro derecho y le pasé un refresco, Jimin lo agarró con sus dos manos, envolviéndolo como si tuviese frío, aunque en realidad era todo lo contrario. Se rió suavemente y, dándole un sorbo a la bebida, se recostó en el tronco robusto y frondoso, respirando con su sonrisilla boba que tanto hacía que me perdiera por horas y horas.

Así pasaron los minutos, hasta que un pitido ahuyentó la tranquilidad de mi día libre. Era mi madre gritando casi, que nos quería allí para la cena de fin de mes esa tarde, y no me negué, le prometí que estaríamos ahí, y luego colgué. En ese momento creí que era bueno, pues nos ayudaría a no sentirnos tan agobiados por el estrés de la ciudad, pero qué equivocado estaba. Si lo hubiera sabido no hubiese aceptado; si hubiese podido ver el futuro, nunca hubiese conducido con él dentro.

Si hubiese podido, habría hecho todo lo posible para que él no fuera quien recibiera mayoritariamente el impacto, pero no pude hacer nada, pues no soy Dios. Ni él, ni yo, ni mi madre sabíamos del choque, ni tampoco sabíamos que yo quedaría en coma, y que mi Jiminie no resistiría estar mucho tiempo atado a unas máquinas que lo hiciesen respirar artificialmente; él, por más fuerte que fuera, era frágil también.

Pero a pesar de todo, sé que la muerte no nos separó, pues aún siento en las mañanas sus brazos alrededor de mi pecho mientras me envuelve cálida y protectoramente con las sábanas blancas que tanto le gustaban.
Aún siento que me ama tanto como yo lo hago con él.

 

Notas finales:

Corto lo sé, pero creo que vale la pena de leer c:


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).