Wanted: Boyfriend for my husband.
I. -El inicio de todo.
Mentirías si dijeras que habías visto algo mas hermoso que lo que en este momento estaba frente a tus ojos, tal ves era porque ya para ti no había nada mas hermoso que ver a ese chico. Con ese revuelto cabello castaño, esos grandes ojos color miel, esa piel ligeramente bronceada, aquel cuerpo delgado y debilucho se había vuelto tu perdición.
Y cuando lo viste entrar,-con ese velo blanco que su hermana seguramente lo había obligado a usar-, caminando del brazo de su gruñón tío Stanley, dibujando una tímida sonrisa en su rostro, casi sentiste un flechazo en tu corazón. - y era mucho decir, porque tu ya lo amabas con locura.- Te pusiste una mano en el pecho y retrocediste un pequeño paso sin dejar de ver a tu prometido y el que en pocos minutos se convertiría en tu esposo. ¿Era posible amarlo mas?
Stanley lo deja a tu lado no sin antes lanzarte una mirada y tomarte por la corbata. -el no se anda con rodeos.- "Si le haces daño voy a ir hasta donde estés y te golpeare tan fuerte en la cara que ni tu británica madre te reconocerá"
Y para demostrar que tan enserio iba con su amenaza te mostraba una manopla de metal con pequeños picos en cada nudillo, reías de manera despreocupada solías recibir muchas amenazas por parte de Stanley así que ya estabas acostumbrado. La amenaza duraba hasta que Stanford llegaba tomando a Stanley de la cintura y lo levantaba llevándolo al lado de "la novia".
La boda transcurrió con normalidad, todo parecía ser un montón de palabras para formar un compromiso ante la sociedad, lo único que querías escuchar era su acepto. Antes de eso llego el momento de los votos, el castaño se mostró nervioso y avergonzado de las cosas que había escrito y te pareció tan adorable que lo besaste justo en ese momento, y lo volviste a besar cuando los declararon esposos. Y esa noche lo besaste mucho mas.
Pero antes que eso, durante la fiesta bailaste con él, brindaste con él, te divertiste con èl. No te sorprende que los recuerdos de tu boda sean mas cosas sobre él que nada. Definitivamente amabas a Dipper Pines y sabias que lo ibas a amar por el resto de tu vida.
Y en la primera noche de bodas lo besaste como si tu vida dependiera de ello, tus manos recorrieron ese delgado cuerpo primero por encima de la ropa, sintiendo la textura de ese traje blanco hecho a la medida. Pronto tus manos buscaron esa piel acanelada, quitando la ropa de tu amado. -como si fueras un experto en ello. y en parte lo eras.- tus labios recorrieron cada parte de su cuerpo, dejando pequeñas marcas aquí, allá y en cualquier lugar que lograra que tu nombre saliera como un largo gemido de los labios de tu esposo.
"Ahh, Bill Mm..."
"Shh, todo estará bien"
No podías mas que susurrar mientras tus dedos se abrían paso entrando y saliendo una y otra vez del cuerpo del castaño, arrancándole largos suspiros y tu nombre acompañado de jadeos. Casi no podías contenerte, menos cuando mostraba sus mejillas sonrojadas y mientras respiraba agitado te pedía que no quería mas tus dedos, que te necesitaba dentro. La sensación era tan gratificante, como te envolvía de esa manera tan cálida.
Sus piernas alrededor de tu cintura. Sus manos abrazándote con fuerza dejando marcas sobre el tatuaje en tu espalda. Y empezabas a moverte, primero despacio y cuando él lo pedía -o casi lo exigía- aumentabas la velocidad.
Entrando y saliendo a un ritmo distinto cada vez, volviéndote loco por la manera en la que su interior te apretaba. ¿Habia una mejor sensación que esa?
Dipper solía hablar mucho cuando terminaban, se acurrucaba contra ti y hablaba de tonterías mientras se quedaba dormido. Pero esa vez mientras entrelazaba los dedos con los tuyos te miro a los ojos y te dijo.
—Prométeme que no me dejaras solo nunca... -lo conocías bien como para darte cuenta que aun le quedaba algo del trauma de ser abandonado por sus padres cuando era pequeño, estabas seguro que no quería que ninguna persona que amara lo dejara.
—Te juro que nunca te dejare solo. -respondiste seguro. No planeabas dejarlo nunca. El asintió en silencio y tu sentiste que debas agaragar algo mas. —Aun si muero estaré velando por ti.
—¿Y como harás eso? -pregunto juntando mas su cuerpo al tuyo.
—Bueno, te seguiré como un fantasma y te conseguiré a un novio que te haga tan feliz como yo. -respondiste besando le la frente. Dipper te sonrió y susurro un :espero que nunca me tengas que buscar un novio.
Seguro que para ese entonces... solo era un comentario tonto.
Solo podías pensar en eso... mientras veías tu propio funeral llevarse a cabo. La tristeza reflejada en el rostro de tu esposo era algo que te dolía, tenias ganas de abrazarlo y decirle que todo estaría bien, que podía olvidarse de ti y que debía ser feliz. Pero él y todos a su alrededor no podían verte, eras solo un fantasma.
Estuviste con Dipper mucho tiempo después de tu funeral, esperabas que en cualquier momento él empezara a resignarse, pero tu muerte fue un golpe muy duro para él. Tenias que hacer algo, le pediste a la divinidad que regia el mundo o lo que fuera que te dejara ayudar a tu amado esposo.
Y un día de la nada apareciste en un lugar desconocido, las personas seguían atravezandote e ignorándote como el ser invisible que eras. Mientras ibas bagando como alma en pena te sentiste atraído por un muchacho, un diferente tipo de "atracción" como un imán que atrae al metal. Y no tuviste otra opción que seguirlo hasta donde vivía.
¿Que tenia ese chico de especial?
No lo supiste de inmediato, estuviste pegado a él por casi cuatro meses hasta que te diste cuenta. Mientras hacia su rutina matutina tu ibas tras él hasta que tiraste el retrato de su "ex novia", ese día a a pesar de ir cansado detuvo la caída del retrato y te lanzo una mirada. Entonces intentaste tirarlo un par de veces antes de que te gritara.
—¡¡Bueno ya vasta con eso!! ¿que carajos tienes contra el maldito retrato?!
—¡Puedes verme! ¡Eso es increíble! -ignoraste el hecho de que se estaba golpeando la frente contra la pared.
Su nombre era Norman Babcock, un chico de apariencia normal. -a excepción de su cabello en punta que nunca podía peinar.- De cabello negro, ojos azules y piel pálida cual un fantasma, solía vestir chaquetas de color rojo y pantalones de mezclilla siempre. Era un poco raro, justo como tu esposo.
—Necesito ayuda.
—Justo por eso estaba ignorándote, todos necesitan ayuda y al final terminan metiéndome en problemas. Por eso me fui de mi pueblo natal, no quería seguir siendo un bicho raro.
—Con ese peinado eres un bicho raro. -dijiste cruzando los brazos y él te lanzo una mirada. —No seras juzgado como un bicho raro, la familia de mi esposo es rara así que nada los sorprende.
—¿Y que se supone que quieres? -pregunto siguiendo con su rutina matutina.
—Quiero que vayas hasta Gravity Falls, es allí donde vive Dipper.
—¿Y que se supone que haga cuando encuentre a ese tal "Dipper"? -pregunta preparando su café.
—Quiero que seas el novio de mi esposo.
Y lo viste escupir su café , antes de lanzarte una mirada gritando "¿Estas loco?"
Tal vez lo estabas, pero si tu esposo necesitaba a alguien que lo sacara de la depresión tu lo encontrarías para él.