—No se ve muy bien señor Osborn. —Dijo con seriedad el hombre frente a mí.
— ¿Debería? —Respondí con un deje de burla. —Lo que ve es lo que es. —Completé.
— ¿El tratamiento no ha funcionado? —Preguntó. Yo le miré molesto; odiaba hablar del tema.
— ¿Ha venido solo a eso? —Le cuestioné hastiado de este intercambio de palabras inútiles.
—He venido solo para saber cómo esta, pero bueno, sé que no le gusta hablar sobre su salud. ¿Qué tal si me cuenta algo?
— ¿Lo que sea? —Pregunté con una sonrisa.
—Si, después de todo, lo único que necesito saber es cuan tan loco esta aun. —Sonrió con cinismo impropio del personal de este horrible hospital mental. Yo solo solté una carcajada.
— ¿Acaso me ayudará eso para salir? —Entonces me quede serio y respondí—Porque si es así, debería largarse de una vez.
El doctor frente a mí se acomodó mejor en su silla y sin dejar esa sonrisa sínica, preguntó nuevamente.
— ¿Es por ese chico Peter Parker?
Me levante furioso de mi asiento y sin dudarlo más, salí de su consultorio, por supuesto, justo en la entrada ya me esperaba un guardia.
—Sí, ya se, “!A su celda!” —Me burlé. Él guardia solo me miró mal y me condujo hasta mi inigualable cuarto cuatro infiernos. —Peter…
Si existiera un infierno, dudo sea peor a algo como esto. Mi mente es mi única prisión y los recuerdos son mis verdugos. Antes, cuando era pequeño y tenía alguna pesadilla, corría a esconderme debajo de la cama y en mi mente se repetía el nombre de una sola persona, como si esta fuera con su sola presencia espantar a todos aquellos seres de la noche. Ahora, esa persona se encuentra aquí con el único propósito de atormentarme.
Y lo merecía. Peter había perdido a la persona que más amaba…yo solo era su amigo de la infancia quien sufría del trágico destino de toda su familia. Él para mí era mi única familia.
Mirando a través de la única ventana de esta habitación, la luna me miraba recriminándome mi pecado y aguardando paciente mi alma. Sé que no me queda mucho tiempo, yo lo sé y mi doctor también, por eso insiste en tratar de probar ante el juez mi recuperación y de esa forma, permitirme morir en casa.
Pero eso es solo un privilegio para mi persona.
Si soy sincero, me gustaría permanecer viviendo en la locura, olvidando hasta el último rastro de humanidad en ella y de esa forma escapar de la culpa. Pero ni siquiera eso se me permite.
Pronto muy pronto, todo se acabara…
¿Sería mucho pedir el ver de nuevo a Peter?
Si tan solo pudiera entregarle esa última carta. Si tan solo mis sentimientos por él no existieran…
Si tan solo pudiera volver a nacer a su lado.
— ¿Es lo que estabas buscando? —Preguntó un joven peliblanco a aquel hombre de bata blanca.
—Si… Harry Osborn, es perfecto. —Sonrió con tristeza.
—Es una lástima que tenga que morir tan joven.
—Lo es.
La última noche de mi vida soñé con él sosteniendo mi mano y diciéndole lo mucho que le amaba.
Y él respondió.
—Yo también Harry…