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CONSECUENCIAS por puntoblanco

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Notas del fanfic:

Tuve dos problemas al crear esta historia, el primero fue el simple hecho, en no cambiar casi nada la personalidad de los personajes, según la historia original (me refiero a one piece) , a mi me encantan sus estados psicológicos (y sus cambios de humor abruptos XD)pero, al final igual terminé alterando un poco las personalidades de los personajes, igual traté de no modificarlos mucho, el segundo problema que terminó sacándome canas verdes fue evitar romper la relación interpersonal y personal de algunos personajes (con esto me refiero a lasos de familia, amistades, etc.), traté de mantener los lasos de conocimientos entre ellos y creé algunos que terminaron creando un círculo entre los personajes (que quede claro yo no puse a ningún personaje ficticio o de mi creación, todos parecen en el animé, manga o alguna de sus 11 películas), creo que eso es todo lo que tenía que explicar, claro esta que no escribiré quienes son los protagonistas, ni las relaciones que se establecen entre ellos (soy muy mala ñaka ñaka), por supuesto que dejare un pequeño resumen que tal vez motivé al pueblo a leer.

Notas del capitulo:

Bueno a pasado tiempo y solo quiero decir hola!!!!.

ya como dije n un prncipio soy Shiro :(.

bueno solo debo agregar que los personajes de esta historia no me pertenecen, son de propiedad de Oda-sama, junto con su gran obra ONE PIECE.

La cabeza le pesaba y la resaca empezaba a hacer estragos en toda su mente, llenándola de ese peculiar dolor que te advierte el haber tomado de más el día anterior, su boca se sentía seca y con el agrio sabor de los litros de la amarillenta bebida tan conocida para él, le pesaban los parpados y el simple hecho de abrirlos le costaba pero, sabía que era tarde y tenía que volver a casa.

                Abrió sus ojos con dificultad, siendo cegado por unos tenues rayos de sol que se colaban por la ventana “¿ya  es de día?”, la sorpresa le invadió, restregó sus ojos y trató de sentarse en la cama, fallando los primeros dos intentos y consiguiéndolo con dificultad al tercero, “bebí demasiado anoche”, la cabeza le dolía al tan solo pensar en lo que había hecho hace tan solo unas cuantas horas atrás.

                Torpemente busco su teléfono celular que se encontraba en la cómoda junto a la cama, tirando un vaso y unos cuantos envoltorios que no sabía de que eran, consiguió alcanzar su celular y apretó una tecla, viendo como la pantalla se iluminaba, trató de mirar la hora “Mierda, esto es inútil”, se frotó los ojos con fuerza y nuevamente intentó el fijar su mirada en los números que se mostraban ante ella.

                -Las…- su boca estaba escasa de saliva-… tres… veinticinco- su cara se deformó ante la sorpresa “¡ESTUVE  TODA LA NOCHE FUERA DE CASA!” trató de levantarse, logrando que su mano tocara un  cuerpo que estaba a centímetros de él, “¿Qué diablos?”, se volteó y vio un bulto tapado con las sábanas, levantó la delgada tela que cubría su abdomen  “no puede ser”, su cuerpo estaba cubierto por unos cuantos chupones y arañazos, mientras que su zona baja, cubierta con una extraña sustancia y al lado de su entrepierna un condón “no otra vez”, se acostó en la cama “esta es la octava en tan solo tres meses”, sus manos cubrieron su rostro “si el viejo se entera”, la figura de su abuelo vino a su mente.

                -Estoy muerto- sus manos dejaron su rostro y su vista se fijó en un punto del techo azul- ¿Por qué me pasa esto a mí?- se sentía preocupado, estaba cabreado, siempre que bebía de más pasaba lo mismo, después de las treinta botellas de cerveza, terminaba olvidándose de todo, con quien sabe quien en una cama, sillón o el mismo piso y sin acordarse de absolutamente nada- ahora la pregunta es ¿con quién esta vez?- miró el bulto que estaba a su izquierda, dudoso de si levantar la sábana y ver a la chica con la que había pasado la noche- espero que no sea Vivi- a su mente vino la imagen de la joven de cabellos azulados, piel blanca y ojos negros, sonriéndole- no estaría mal- una sonrisa se dibujó en sus labios pero, la imagen del viejo Nefertari se la borro “si es ella, su padre me mata”.

                Suspiró pesadamente se volvió a sentar en la cama, su vista nuevamente fue a parar al bulto que se encontraba recostado  junto a él, por la posición en la cual se encontraba, no podía saber quién era, miró por la ventana “será Nami” una muchacha de cabellos anaranjados, de piel blanca, y ojos cafés, era la que venía a su mente ahora, “tal vez Robin”, una morena de pronunciadas curvas y ojos azul cielo fue la dueña de sus pensamientos “mientras no sea la loca de Hina” otro suspiro escapo de sus labios y una mujer de larga cabellera, rostro serio y un cigarrillo en los labios llenó sus pensamientos “si es ella el viejo de verdad me mata” se rascó la cabeza “o peor, Smoker”.

                Se levantó y se dirigió al baño, entró, dio el agua y se metió en la ducha, dejó que el cálido líquido pasara por su cuerpo relajándolo “que suerte que estoy en casa de Marco” tomó el jabón y empezó a lavarse “sino, me hubiera tenido que ir sucio”.

                Estuvo cerca de quince minutos con el agua chocando contra su cuerpo “debo apurarme”, cortó el agua y corrió la cortina, tomó una toalla que estaba a unos cuantos centímetros de él y la envolvió en su cintura “espero que no se haya despertado” su mirada se dirigió a la puerta “si tengo suerte, habrá bebido lo suficiente como para no acordarse de nada”, tomó otra toalla con la cual empezó a secar su cuerpo.

                Salió del baño con el cabello goteando y con otra toalla alrededor de su cuello “no puedo perder mucho más tiempo”, se encaminó a su ropa interior que se encontraba al lado de la puerta de la habitación en el suelo, la tomó entre sus manos y se la colocó “si no me apuro” miró a la cama, el bulto se había movido y estaba estirado en el colchón “se despertará y no podré escapar” su rostro cambió a uno de preocupación “nunca más una competencia contra Zoro”, se encaminó a su pantalón negro que estaba al lado de la cama, lo tomó en sus manos, lo sacudió un poco y se lo colocó, buscó con la mirada su polera pero, no la veía, se agachó y miró debajo de la cama “¿Dónde estas?”, se estaba empezando a poner nervioso, quería salir de ahí tan rápido como podía, se volvió a poner de pie y miró nuevamente en la habitación pero, todavía no había ni rastro de su polera naranja manga corta, suspiro pesadamente.

                -Esto no es bueno- miró la cama- si no la encuentro y ella la ve- el miedo le empezó a ganar- cooperaré

                Se rascó la cabeza con desesperación, “piensa, vamos usa las neuronas”  un dolor recorrió su cabeza y se perdió en su columna vertebral “es inútil” se arrodilló en el piso “no me acuerdo de nada”  la desesperación ya había logrado apoderarse de su cuerpo, su vista se dirigió al suelo “de esta no me salvo”  levantó la mirada dirigiéndola al colchón y  su respiración se cortó al ver  como las sábanas se movían “se despertó”.

                Se preparó para lo que venía, el gran escándalo y la bochornosa escenita, los cambios de ánimos a niveles fuera de lo común y la declaración de la verdad pero, no pasó nada, miró extrañado a la cama y vio con asombro que solo había cambiado de posición, sin destaparse ninguna parte de su cuerpo, pero a cambio, había destapado una parte de la cama y dejado ver una prenda de color naranjo.

                -Gracias al cielo- suspiró aliviado, su pellejo ya no corría riesgo.

                Miró nuevamente el cuerpo que estaba en la cama de su amigo “no creo que pase nada si le veo el rostro” se colocó la polera y se acercó a la cama, posicionó su mano derecha sobre la sábana dispuesto a destapar su rostro “mejor no” la alejó lentamente “así no tendré cargos de conciencia si la vuelvo a ver” se dio media vuelta “no quiero que otra más termine pesando en mi mente” caminó hasta la puerta, corrió el seguro, tomó el pomo y lo giró empujándolo un poco para que la puerta se abriera y le dejara vía libre para escapar, miró nuevamente el cuerpo que estaba en la cama.

                -Fue un gusto- hizo una reverencia – aunque no sepa quién eres- se volteó y emprendió camino al pasillo pero, un balbuceo lo detuvo en seco, produciendo que su rostro se aterrara y su cuerpo se paralizara “no… puede ser”, volteó su rostro lentamente mirando al umbral de la puerta que hace unos segundos había atravesado “no puede ser verdad” caminó lentamente hasta ella, dudoso “debió ser mi imaginación” los nervios lo empezaban a comer vivo otra vez, quería que solo fuera una jugarreta de la resaca.

                Pasó el portal de la puerta y se quedó a unos cuantos metros de la cama, mirando como la sábana que cubría el cuerpo subía y bajaba pausadamente por su respiración, mientras una mano se dejaba ver en un borde de la cama  “no es verdad” su sangre se heló “debe ser mi imaginación” se refregó los ojos con fuerza “no puede ser”.

                Caminó lentamente hasta la cama y posicionó su mano temblorosa sobre la sábana blanca “por favor… cualquiera menos…” su rostro quedó en shock “no… puede… ser” soltó la sábana y cayó de bruces al piso, no sabía qué hacer, hasta él tenía leyes que no debían romperse, nadie cercano, ni que significara mucho para él.

                -Mal… dición- su cuerpo no paraba de temblar mientras veía el rostro de la persona con la cual había pasado la noche- como… pude- sus manos fueron a parar a su rostro asustado.

                Trató de calmarse, mientras pensaba en lo que había hecho pero, no podía, la cabeza le daba muchas vueltas como para acordarse de algo, con dificultad se puso de pie, tapó el rostro nuevamente con la sábana y caminó hasta la puerta “soy un idiota” salió de la habitación y caminó por el pasillo en dirección a la escalera “relájate… quizás no se acuerde de nada” se detuvo al llegar a la escalera, la miró y comenzó a bajar “solo tengo que pensar…” llegó al primer piso y caminó hasta el comedor, evitando pisar los cuerpos que se encontraban esparcidos en el, descansando por el carrete de la noche anterior “… que nunca pasó”, consiguió llegar al comedor sin pisar a nadie, buscó con la mirada a su amigo entre los que dormían en el piso, sillones o en las mesas “¿Dónde demonios estás?” pero, nada, no estaba en esa habitación.

                Pasó cerca de una muchacha de cabellos naranjos y la quedó mirando “¿también te pasaste con el alcohol?” una sonrisa se dibujó en sus labios y miró a la morena a la cual estaba abrasada “y no fuiste la única al parecer”, miró a su alrededor buscando algo con que tapar a ambas muchachas, hasta que consiguió ver una manta bastante grande, las tomó y las tapó.

                -Hasta mañana Nami y Robin- emprendió camino nuevamente en dirección a la puerta, atravesó un pasillo lleno de cuadros y buscó sus sandalias “anoche las dejé por aquí”, miró en una de las orillas “Bueno todos las dejamos aquí”  tomó un zapato de color negro y lo tiró ”mala idea Marco, mala idea” nuevamente un suspiro salió de su boca y continuó caminando, buscando su calzado para poder ir a casa y pensar en lo que tendría que hacer de ahora en adelante “tendré que irme sin ellas” miró la puerta y un bulto al lado de ella “aunque no sería la primera vez” suspiró y dirigió su mirada a una de las esquinas.

                -A sí que aquí estabas-miró a su amigo durmiendo literalmente a pata suelta en el piso, rodeado de zapatos, botas, uno que otro calcetín y en su mano derecha sus sandalias- otra vez cerraste la puerta y no alcanzaste a llegar al comedor- una sonrisa se dibujó en sus labios y con tranquilidad tomó las sandalias de la mano de su amigo, se las calzó y miró el bulto que estaba al lado de la puerta- Ahora viene lo bueno- suspiró- buscar mi chaqueta en ese desastre- se acercó a la montonera de ropa y miró, tenía la esperanza de que estuviera por arriba y no hasta el final como muchas veces antes le había ocurrido pero, para su mala suerte no la veía.

                Empezó a tomar de una a una, tratando de dar con su chaqueta gris y poder  irse al fin, sus manos empezaron a bajar cada vez más “vamos, para hoy” se estaba empezando a impacientar, ahora era su mano izquierda la que entraba en el enredo de prendas y sacaba una chaqueta rozada “¿Dónde estas chaqueta?” la paciencia se había ido y con ella su idea de dejar lo menos desordenado posible, la ropa ya no terminaba en el bulto que hace unos momentos había empezado a hacer, sino que volaba por los aires y caía desperdigada en alguna parte del piso.

                -Al fin- tomó la última prenda que se encontraba en la madera- tendré que ordenar- miró el piso completamente cubierto de ropa de distinto color- no queda de otra- se agachó y tomó las chaquetas, las acomodó en la misma orilla en que se encontraban y la miró conforme “al menos no me hinchará mañana” miró a su compañero que roncaba sonoramente “si es que va, claro”, se volteó y miró la puerta, se colocó la chaqueta, giró la perilla y salió de la casa, cerrando despacio, no quería que nadie se despertara.

                Caminó por la calle hasta el centro,  mirando cómo la gente pasaba a su lado “¿qué voy a hacer?”, la pregunta se había formado nuevamente en su cabeza “no me acuerdo de nada” miró al cielo y vio como una nube cubría el sol.

                -Nada de nada- bajó su vista y continuó su travesía hasta su casa, estaba cansado de pensar y sabía que si llegaba a casa estaría tan ocupado que su mente no tendría tiempo de torturarlo.

                Pasaron cerca de diez minutos y llegó a su querido hogar, suspiró pesadamente, sabía que tendría que explicarle a su abuelo el por qué no había llegado a dormir, caminó hasta la puerta y tomó el pomo, pero antes que lo girara su abuelo ya había abierto y lo miraba serio.

                -Hola viejo- lo saludó y pasó a su lado, dispuesto a irse a su habitación.

                -Estas no son horas de llegar- el hombre de cabellos blancos lo miró serio- está bien el querer divertirse, estás en la edad- caminó hasta su nieto- pero, trata de llamar si no vas a llegar a casa- le sonrió.

                -Vamos, viejo- se volteó y le dedicó una sonrisa- ya estoy mayorcito para cuidarme solo- se sacó la chaqueta.

                -El día que tú seas “mayorcito”, yo estaré veinte metros bajo tierra- le golpeó la cabeza- y hasta que eso pase, me seguiré preocupando de mis dos mocosos.

                -Debes buscar otra forma de expresar tú amor, viejo loco- se sobó la cabeza en la zona afectada- me vas a dejar tonto de tanto golpe.

                -No creo que más de lo que ya estás- se carcajeó y le quitó la chaqueta de las manos- ve a cambiarte de ropa- se volteó en dirección del ropero.

                -Como digas- se dirigió a las escaleras.

                -Ace- llamó su atención el anciano, consiguiendo que su nieto lo mirara-¿has visto a Luffy?- lo miro serio.

                -Debe estar dando vueltas con Usopp- respondió dándose media vuelta y empezando a subir las escaleras.

                -Ese mocoso me va a terminar dando un infarto- dijo Garp mirando por la ventana “¿a dónde fuiste ahora?”

                -No te preocupes por él- continuó subiendo las escaleras el muchacho de cabellera negra- ya llegará.

Caminó hasta su habitación y se tiró en su cama

               Caminó hasta su habitación y se tiró en su cama “me duele el pecho”.

Notas finales:

Comentarios, quejas u otros, son aceptados.

hasta la otra 


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