Todo el mundo estaba en shock, algunos ni siquiera respiraban, Isaka no era alguien que les diera trabajo a 2 desconocidos, que no tenían carta de recomendación o que no trabajaban en otra editorial. Además, el sujeto era más bien indiferente a todo y todos, pero hasta había organizado una fiesta con los trabajadores de la editorial, mangakas y escritores, para darles la bienvenida.
— Me niego rotundamente Isaka, estos inútiles no han entregado los manuscritos y las correcciones, y la entrega es pasado mañana— ahí estaba Takano, con su típica voz imponente, algunos suspiraron, lo más probable era que cancelarán aquella fiesta
— Lo siento mucho, pero aquellos que no asistan a la reunión, dense por despedidos— y con aquellas frías palabras, salió del lugar dejando atónitos a todos
La gente comenzó a dispersarse, pero los murmullos no paraban, nadie conocía a los nuevos empleados, solo Isaka, pero debían ser muy importantes para que alguien, que si bien no era tan considerado, tomaba la opinión de otros empleados en cuenta, les organizará una reunión a pesar de la opinión de los demás. Sin contar que había algo raro en su voz: tristeza
Unos chicos castaños se miraron entre sí y en lugar de ir a su escritorio, fueron al lavabo para hablar de lo ocurrido. Uno de ellos era Misaki, un nuevo editor de manga, que fácilmente había congeniado con el estilo de trabajo de tan peculiar editorial, y el otro era Ritsu, otro editor de shojo bastante exitoso, llevaba un año trabajando ahí, pero ya se sentía como en su casa. Ambos se habían agradado al instante y ahora eran mejores amigos.
— Oye Misaki, no te da la impresión de que a veces nos vemos como señoras chismosas— exclamó el castaño más grande mientras miraba al otro chico, que era pocos centímetros más bajo que el
— ¡¡Waaaaa!! No lo había notado— dijo el otro chico sonrojándose
— Como sea, esto si merece nuestra atención, Isaka-kun no es así— retomó Onodera mientras se recargaba en la pared y estiraba sus piernas, toda la mañana había corregido manuscritos y se le habían dormido sus piernas
— Lo sé, Isaka-san nunca es así, se veía algo triste.... ¿Crees que suceda algo malo con aquellos trabajadores?— preguntó Misaki algo preocupado, no le agradaba ver a nadie así, mucho menos a alguien tan trabajador y alegre
— Tal vez, por cierto ¿Tu piensas asistir a la fiesta? ¿Es necesario llevar acompañante?— eso último lo dijo algo sonrojado, pensando en cierto excéntrico editor que lo acosaba día y noche, no era porque estuviera enamorado de él o algo así, pero sabía que Takano quería ser su acompañante
— Si voy a ir, no quiero que me despidan al mes de trabajar aquí... y no creo que sea necesario acompañante, estaremos bien so..solos— un rubor también se empezó a notar en Misaki, y el causante era nada mas y nada menos que el famoso escritor Usami Akihiko, su casero
— Bueno, como sea, tenemos que regresar al trabajo para no dejar nada pendiente y poder asistir a la fiesta, yo tampoco tengo deseos de que me despidan— ambos se miraron y salieron del baño para dirigirse a su respectivo trabajo
Tan pronto salieron unas manos sacudieron ligeramente su cabellos, a Misaki cierto ojivioleta y a Ritsu cierto ojimiel.
— N..no hagas cosas vergonzosas en público Usagi-san— dijo Misaki sonrojándose cerrando con fuerza sus ojos tratando de tranquilizar su corazón, que desde el momento que vio al escritor había comenzado a latir más rápido
— Quita tu mano de mi cabello, Takano, es incomodo— exclamó un muy sonrojado Ritsu, mientras se repetía internamente "No es amor, no es amor, ¡definitivamente no es amor!" y se movía de lugar para que aquella mano no lo alcanzará
— Solo pasaba por aquí, lástima que me encontré con el arrogante de Akihiko— comento Takano mirando desafiantemente al peligris, que le dedicaba una muy falsa y notoria sonrisa, desde que se conocieron no tenía una buena relación
— Lo mismodigo, no me gusta tratar con personas tan molestas como Masamune— dijo Usami mientras una de sus cejas se movía, casi como un tic nervioso que solo le provocaban personas muy cercanas a Misaki
La razón de su enemistad era la admiración que tenía Misaki por Takano y Ritsu por Usagi. Al ser un famoso editor y uno de los mejores, Misaki siempre le pedía consejos a Takano, aunque no se trababa de un mismo género, Misaki veía a Takano como su sempai, y el ojimiel no desaprovechaba la oportunidad molestara Usagi y Ritsu. Pero esto le salió anti-producente porque Ritsu tenía una gran admiración por el escritor, amaba cada uno de sus libros y le pedía consejos y recomendaciones, además de que en sus días libres aveces charlaba con el sobre libros que ambos disfrutaban.
— Usagi-san no seas grocero, disculpe Takano-san— dijo avergonzado Misaki mientras una reverencia hacia al editor
— No importa, vámonos Onodera— y dicho esto jalo al castaño mayor mientras este se quejaba
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El lugar parecía bastante caro, eso fue lo que pensó Misaki al ingresar al salón de fiestas en el cual se celebraría la unión de 2 nuevos trabajadores a la editorial Marukawa, era bastante inusual una fiesta tan lujosa por algo así, pero si alguien no asistía quedaría despedido.
Misaki y Ritsu habían decidido llegar juntos y sentarse en lugar mas apartado para que nadie los molestara en toda la velada y pudieran hablar tranquilamente de sus acosadores, porque si, ellos 2 solo podían hablar de Takano y Usagi.
Al llegar les pidieron sus nombres y los tacharon en una lista, así se corroboraria de quien había asistido, ambos chicos literalmente corrieron a la mesa donde estaba la comida y se llevaron lo suficiente para no tener que levantarse de nuevo y llamar la atención. Porque si alguien los veía pronunciarian sus nombres, y sus acosadores llegarían como si tuvieran un súper-oído.
La fiesta comenzó sin ningún contratiempo, ambos chicos vieron llegar al ojivioleta y al ojimiel, ambos los buscaban con la mirada, por suerte, aun no habían sido vistos, en el lugar en donde estaban casi no había luz y estaba apartado, era imposible que los vieran.
— Atención por favor, quiero agradecerles a todos por asistir y también por llegar puntuales a la presentación de unos excelentes trabajadores, denle un aplauso al gran escritor Ukahi Akimisu y al nuevo jefe de editores de todas las categorías Tasaga Musame— exclamó Isaka mientras señalaba a los nombrados
Al mencionar a Ukahi, Misaki vio a un hombre aproximadamente de 37 años, rubio, alto y muy apuesto, pero lo que más le llamo la atención fueron unos increíbles ojos violetas. Y al presentar a Tasaga, Ritsu vio a un hombre más o menos de 36 años, llamativo y muy guapo, tenía su cabello castaño claro, alto y unos ojos que a el le encantaban, de color miel.
Ambos Misaki y Ritsu se sonrojaron sin saber la razón, sus corazones latieron muy rápido y empezaban a ponerse nerviosos. Estos signos aumentaron al notar que los recién presentados clavaban su mirada en ellos.
— Misaki con que aqu... — el gran escritor Akihiko sintió su corazón romperse mientras veía las miradas de ambos, Misaki estaba rojo y en su mirada distinguió un brillo especial, un brillo que jamás le había visto y que probablemente nunca le dedicaría
Y no fue el único. Takano también vio a su amado Ritsu viendo fijamente al recién llegado editor, su corazón fue golpeado violentamente al notar que era la misma mirada que le había dedicado a él cuando eran jóvenes, una mirada de amor.