Deseaba con todas sus fuerzas volver al pasado, volver a la noche que quizás había sido la mejor en lo que llevaba de vida y no entendía por qué. Una simple pregunta había bastado para arruinarlo todo, recordó el roce de sus labios, lo suaves que eran y el embriagador sabor. Recordó como había pasado gran parte de la noche probándolos y ahora… ahora Vegeta no quería ni siquiera mirarlo… “Vegeta ¿Por qué odias a los dragones?”…
Prefería recordar cómo le había dolido que en un momento tan triste para él lo llamara “insecto” pero inmediatamente supo que su corazón no se aceleraba eso o por los recuerdos, sentía que le iba a explotar cuando los suaves labios abandonaron sus ojos y se dirigieron a los suyos, sintió una especie de escalofríos que recorrieron todo su cuerpo dejando sus piernas adormecidas y se sintió como en las nubes cuando esos labios comenzaron a moverse… sentía que moriría cuando por tan solo unos segundos esos labios se separaron de él y desesperadamente los busco de nuevo. Lo tomo de la cintura y lo atrajo nuevamente esta vez a un beso con más movimiento, con más de algo que no supo identificar pero hacia que nada más le importara.
Ambos preferían volver…
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Sentía como si entre ambos solo hubiera una respiración, deseaba con todas sus fuerzas permanecer de esa forma, saboreando esos labios que tantas veces le habían gritado, por alguna razón comenzó a crecer en él un deseo infernal de que de esos labios solo saliera su nombre y nada más. Cuando al fin se separaron lo miro directamente a los ojos y se dio cuenta de que ambos estaban por explotar de dudas que quizás solo el otro tendría la respuesta; sin embargo solo se encaminaron a montar nuevamente en Aragón, esta vez el silencio reino por todo el camino y ahora más que nunca Vegeta se sentía arder con el contacto de las manos de Kakarotto cuando en vez de tomarlo de la cintura se aproximo a él abrazándolo tal como él lo había hecho el primer día.
Su pecho era prisionero de los fuertes brazos de Kakarotto y no solo de estos, se estremeció cuando sintió que una cola ajena a la propia lo buscaba entre sus prendas y al final se enroscaba en su cola que mantenía siempre bajo las ropas. Durante todo el día solo se detuvieron una vez tan solo para comer y aun en esos momentos el silencio perduro hasta que encontraron una cueva en donde refugiarse. Tomaron las mantas y se recostaron en silencio esta vez separados hasta que la luna brindaba la única luz, entonces y solo entonces el menor se deslizo hasta quedar recostado encima del mayor y una sola mirada basto para saber que ambos deseaban nuevamente ese roce.
Tomo sus muñecas con ambas manos, saciándose de su suave aroma y aspereza, les dedico un leve y fugas beso antes de juntarlas y colocarlas prisioneras arriba de ambos, se acerco hasta tener su rostro sumido en su cabello en puntas, no quería alejarse de ese embriagante aroma nunca, descendió hasta colocar los primeros besos en su frente tal como hacia cuando aun abrazados no conseguían dormir, bajo y deposito uno pequeño en la punta de la nariz y lentamente bajo hasta lo que en verdad estaba esperando. La respiración de Vegeta se alteraba poco a poco haciendo que tuviera que hacer uso de jadeos, su pecho subía y bajaba rápidamente esperando ansioso un nuevo roce.
Kakarotto lo torturaba con cada segundo que tardaba y no estaba dispuesto a esperarlo más, siendo él quien creó la unión en un apasionado beso, se movía cada vez exigiendo más y más haciendo que el único sonido entre ambos fueran sus alteradas respiraciones. Cuando sentía que moriría si no se separaba a respirar se aventuro a morder su labio inferior de forma suave y quedo complacido al escuchar un leve gemido. En seguida Goku soltó sus muñecas para cambiar a esta vez él estar debajo, quería sentir como si ambos fueran uno y ahora en vez de sujetar sus muñecas se abrazo a su espalda tomándola con fuerza.
En esta ocasión, fue Vegeta quien busco entrelazar sus colas y con ambas manos tomo el rostro del menor sumergiéndose de nuevo en aquellos labios tan peligrosos y adictivos como una droga, se estremeció cuando las manos que lo sujetaban bajaron hasta tomar su cintura y no pudo reprimir un leve jadeo cuando lo tomo estrujando sus glúteos con fuerza y acercando su cuerpo aun más hasta tocarse por completo. Dentro de ambos crecía cada vez más un deseo carnal y un sentimiento que no hacía más que enloquecerlos con tantas dudas; continuo estrujándolo contra su cuerpo, tentado sin saber porque por tomar e incluso morder aquellos glúteos mientras nuevamente deseaba escuchar de esos labios únicamente “Kakarotto”.
Deseaba dejar de tentar su cuerpo por encima de la ropa, deseaba tenerlo completamente a su merced mientras acariciaba cada rincón de su desnudo cuerpo… ¿Por qué… qué le estaba pasando… por qué su mente se empeñaba en tenerlo siempre en su pensamiento, siempre a su lado… por qué sufría tanto?, mismas preguntas se cruzaban por la mente de Vegeta quien dejo escapar un par de lagrimas sin poder evitarlo… ¿Por qué sufría tanto?... separaron sus labios para juntar sus frentes y mirarse fijamente.
-Vegeta… ¿Qué está pasando?- pregunto con temor a la respuesta sin embargo solo observo como el nombrado cerraba los ojos y le dedicaba una leve y triste sonrisa…
-No lo sé-
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Durmieron en esa posición, Vegeta encima del menor y esta vez al día siguiente él seguía ahí, no había salido a cazar ni se había movido incluso al despertar le dedico una de esas típicas sonrisas que sin saberlo comenzaba a amar y cada día a necesitar. Sintió un leve beso en la frente y ambos se levantaron de buen humor a pesar de no hablar… a pesar de saber que ese mismo día llegarían a la comarca para el atardecer; ambos deseando que ese momento nunca llegara. Recogieron las sabanas y comieron rápidamente para comenzar el silencioso viaje y entonces… todo se arruino, abrió la boca sin pensar en lo que decía. “Vegeta ¿Por qué odias a los dragones?”… desde ese momento sintió desvanecer el agarre en su pecho y sabía que lo más probable era que la furia había vuelto a los ojos del mayor.
-¿A qué te refieres?- le escucho decir después de mucho tiempo con un tono seco. Algo en su mente le decía que se callara y no tocara más el tema pero simplemente su boca se abrió.
-Es decir… ¿Por qué asesinas dragones?... ¿sentiste algo cuando tu dragón se sacrifico y te puso a salvo?- en un primer instante su mente dio como respuesta que era por comercio, sin embargo pronto supo que no era sino mentira y al comenzar a meditarlo se asqueo con la verdadera respuesta -… dejaste de creer… ¿cierto?- escucho tristeza en sus palabras e inmediatamente deseo irse, irse antes de golpearlo.
-Y tú ¿qué crees? ¡Viva, celebremos el Festival del Fuego, celebremos a nuestro Dios Dragón! Que siempre nos cuidará y no permitirá que los impuros se levanten- calló al escucharse y giro la vista asqueado de sí mismo –tú no entiendes lo que-
-¡Te equivocas!... te equivocas, Vegeta… yo también perdí gente que amo en ese festival ¿Lo recuerdas?... ellos no son una piel cara y súper resistente o material para armas o hechizos, ¿Crees que tu dragón se hubiese sacrificado por ti si no te hubiera tenido aunque fuera lealtad?- cada palabra que le escuchaba decir le dolía, le asqueaba recordarse ir de caza y volver a su hogar con un dragón que Tarble no domaría… ver la tristeza en los ojos de Trunks cada vez que sucedía. –Los dragones son inmortales ante el paso del tiempo Vegeta, lo único que los destruye son ellos mismos, ¿Qué crees que sentía cuando su amo le obligaba asesinar a los suyos?- ya era suficiente, se llenaba de furia al pensar en lo estúpido que había sido todo ese tiempo pero ¿Qué podía hacer ahora?
No sabía que había ocurrido, simplemente un día dejo de creer, simplemente un día perdió algo más que un ser amado, perdió las esperanzas y dejo de creer, se alejo de los seres que aun lo amaban y se sumergió en su soledad, se alejo creyendo que era la única forma de protegerlos. Cada día vivía con el tormento de que su hermano le odiaba y su propio hijo le temía, se marchaba por meses y nunca quería volver.
-Ellos no fueron Vegeta… ellos no te las arrebataron- no se habló más, permanecieron en silencio hasta que vieron como lentamente aquella imagen borrosa se hacía más clara cada vez dejando ver las pequeñas casas de techos rojos, las enormes tiendas y en las alturas se veían dragones haciendo función de patrullar. Inmediatamente bajaron a una de las entradas y Vegeta fue el primero en desmontar. Necesitaba pensar, nuevamente tenía el impulso de alejarse o dañaría a otra persona que… ¿Qué?... ¿Amaba?...
Comenzó su caminata mientras los guardias revisaban la mochila de carga de Aragón y se sintió desvanecer cuando escucho nuevamente a alguien gritar su nombre como una súplica; lo había logrado otra vez; apenas se giro estuvo a punto de perder el equilibrio cuando Goku se acerco y lo abrazo de forma que ocultaba su rostro y le escucho susurrar a su oído casi solamente para el mismo… “No te atrevas a dejarme”.
-Ven a mi casa mañana en la mañana…- le dijo cuando se separó y tomo sus manos entre las suyas –…por favor…- sentía como si su corazón latiera en sus oídos, comenzaba a asquearse de su persona cuando vio como todo se repetía, nuevamente se sentía… ¿Amado… feliz? Y ¿Qué había hecho? Nuevamente había impulsado a esa persona a odiarlo, nuevamente vio tristeza en una mirada hacia el –recuerda, tú mismo tienes que elegir a tu dragón- lo miro sonreír de forma falsa –te será fácil saber donde vivo porque mi casa está en las montañas y es la única cercana al edificio de entrenamiento- lo miro darle la espalda y alejarse.
Camino por horas y horas y sin darse cuenta se encontraba frente a su casa, tenía deseos de marcharse nuevamente por meses y meses pero vio como su mano se extendía y abría la puerta, se deslizo lentamente dentro de casa y se quedo recargado en la puerta, escucho leves sonidos de gotitas caer al suelo y se asusto al darse cuenta de que aquellas gotitas caían de su rostro.
-¿Padre?... ¿¡Papá qué sucede?!- se alarmo al ver frente a él a su joven hijo y rápidamente seco sus lagrimas, no sabía qué decir o cómo reaccionar frente a él; su cuerpo se movía solo comenzando a caminar hacia el joven peli lila quién se asusto y corrió a tomarlo en brazos cuando creyó que su padre caería. -¿Estás bien?- miles de respuestas le pasaron por la mente pero se limito a corresponder el abrazo y solo decir “Creo que sí” besó tiernamente la cabeza de su hijo y se separo de él comenzando a subir las escaleras deteniéndose a la mitad.
-No importa lo que haga Trunks…- espero un poco sin atreverse a voltear para mirar aquellos ojos que siempre le recordarían a Bulma y continuo subiendo las escaleras mientras terminaba de hablar –siempre voy a amarte- pronuncio dejando atrás a un joven con ojos llorosos. Siguió su caminata hasta llegar a la que era su habitación y al abrirla se lleno de recuerdos, sin embargo estos ya no eran dolorosos sino más bien como algo muy preciado para él que guardaría en su memoria para siempre. Saco de un cajón unas cuantas ropas suyas y salió en busca de una habitación para huéspedes. Tomo un baño y solo hasta que se recostó se dio cuenta de que estaba exhausto.
Lentamente sus parpados se cerraron.
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Ya había estado ahí antes, cada rincón, cada ruina ya la conocía, nuevamente se veía corriendo en ese largo pasillo con paredes de fuego consumiendo las carpas y las personas, nuevamente sentía como había fuego en su interior quemándole el pecho y la garganta. Nuevamente se encontraba buscando a alguien pero ¿A quién? Dejo de correr y siguió caminando, observo fugazmente como las llamas terminaban de consumir lo que antes era la gran carpa y aun así podía seguir escuchando la música de violín y otros instrumentos que de una forma bizarra le daban un toque de dulzura a la escena.
Continuo avanzando lentamente, sentía deseos de él mismo entrar en las llamas cuando de cada rincón escuchaba su nombre ser pronunciado a modo de suplica y se paró en seco frente a su carpa. Pudo verse a sí mismo bailando con su mujer entre las llamas, Bulma lucía resplandeciente con su vestido dorado y su enorme sonrisa que le dedicaba a su otro yo y se estremeció cuando vio a su pequeña dar vueltas alrededor que la pareja siendo consumida por el fuego.
Lentamente fueron dando la vuelta hasta que él mismo se daba la espalda y Bra desaparecía detrás de la pareja junto a la peli azul; poco a poco continuo girando revelando esta vez que quien bailaba con él entre las llamas era Kakarotto que lo tomaba dulcemente de las caderas y juntaba sus frentes. “No te atrevas a dejarme”, aunque no lo escucho supo leer en sus labios lo que decía y sentía como era consumido por la ira al intentar gritar o moverse, se sentía impotente al ver como la pareja aun dando vueltas se convertían en ceniza.
Nuevamente salió corriendo hasta que fue detenido por un par de figuras “¿sabes?... Turles y Raditz fueron mis hermanos mayores” recorría el lugar con su vista, sentía que moriría si no encontraba al dueño de esa voz “fueron mis hermanos mayores” sus ojos se abrieron de golpe cuando las figuras tomaron la forma de aquellos dos hombres y los escucho reprocharle “tenias que irte… tenias que preguntar… ¿crees que mi hermano va a tolerarte?”, se tapo los oídos con las manos y continuo avanzando y cuando se giro pudo ver nuevamente los cuerpos masacrados y creyó escuchar a una mujer gritar.
Tenía que despertar, en ese instante o sentiría que a un segundo más terminaría demente, intentaba gritar, hacer algo para despertar y al no funcionar nada se lleno nuevamente de pánico ¿Y si ésta es la realidad?... “No te atrevas a dejarme”, un pequeño alivio apareció en medio de todo ese infierno, se giro para intentar verlo pero inmediatamente fue presa del temor al verlo arrodillado dentro de la carpa donde vio por última vez a su mujer. Inmediatamente comenzó a correr extendiendo su mano cuando al fin iba a alcanzarlo pero justo frente a él se derrumbo la carpa.
“No te atrevas a dejarme”
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Termino de preparar el té y se encamino a la habitación de su hijo tocando la puerta antes de entrar y decirle con una tierna y sincera sonrisa “Doctora Gine ha llegado” observo como su hijo estaba sentado en la cama y nuevamente su mirada estaba fija en aquella cajita negra, la abría, miraba dentro y con el ceño fruncido la cerraba de nuevo; se acerco hasta quedar sentada junto a él en su cama y le extendió la taza.
-Creía que ya solo te faltaba una- lo miro dejar la cajita en la mesa de al lado y tomar el líquido lentamente, estiro su mano para probar si tenía temperatura y se alivio al sentirlo normal –Goku… ¿qué te ocurre?- observo como su hijo hacia un gesto que decía “lo mismo me pregunto yo”. Cada vez sentía más angustia, ya había visto en él esa mirada y era sumamente extraño que de la nada las pesadillas volvieran después de dos años.
-Creo que la brújula ya no sirve… hace unos meses apuntaba hacia donde está la última pero ahora señala otra dirección…- la mujer sintió frío en el pecho cuando entendió que sucedía y se tomo su tiempo para saber cómo comenzar la conversación.
-La brújula señala lo que más anhelas Goku… si aun aparece la aguja significa que tienes nuevos objetivos que no has logrado…- miro fijamente a los ojos al joven frente a ella, ahora parecía aun más confundido así que tomo la cajita y se acerco aun más a su hijo- Mira Goku, si yo en este momento la abro no sucederá nada, ni siquiera aparecería la aguja que señala y eso es porque tengo todo lo que más deseo y ahora mismo incluso están cerca… si acaso señalaría donde está Bardock ahora que se marcho por comercio pero nada más- esta vez vio comprensión en aquellos ojos –la manecilla cambio la dirección en tu caso porque no tienes lo que ahora más deseas…- abrió lentamente la cajita y mostro al menor como efectivamente nada ocurría.
Poso en su rostro una sonrisa de ternura al ver nuevamente confusión en su rostro, cerró la cajita y la coloco en sus manos para después acariciarle una de sus mejillas –Kakarotto más te vale que luches por ella… o él- observo como inmediatamente su rostro se ruborizaba, había dado en el blanco y ambos lo sabían -¿Me dirás qué soñaste?- dijo mientras se sentaba de modo que Goku quedaba recargado en su pecho y lo abrazo como solía hacerlo cuando era pequeño y lo escucho tomar aire.
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No podía ver absolutamente nada, se encontraba en medio de la oscuridad y no sabía sobre qué estaba parado, no podía ni siquiera ver sus propias manos. Lentamente fue caminando hasta sentir que su pie chocaba con algo y tentando lo más que podía se agacho hasta tomar lo que había pateado, le levanto y con las yemas iba delineando el objeto hasta asombrarse por darse cuenta que era la brújula que su abuelito Gohan le había obsequiado. Abrió la pequeña cajita negra y de ella broto una luz blanca cegadora provocando que la dejara caer para tapar sus ojos.
Sus ojos se llenaron de una mezcla de fastidio, odio, temor y tristeza, algo que a él mismo le extraño sentir y sin más se agacho para tomar nuevamente la brújula y abrirla, inmediatamente una pequeña aguja roja apareció señalando el camino a seguir y comenzó su caminata a través del festival en llamas. Se sentía cansado de volver a ver ese panorama que pensaba ya había superado a grado de que incluso dejo de intentar ayudar a los espejismos de personas atrapadas en las llamas ya que sabía que al final solo las atravesaría al intentar tocarlas y terminarían siendo ceniza.
Observo como la manecilla palpitaba indicando que su destino estaba cerca y por alguna razón se sorprendió al notar que era su carpa pero esta vez no buscaba a Milk, esta vez Oc Satán no intentaba tirar la puerta y se lleno de terror al no saber a quién no lograría rescatar, pronto sentía como era consumido por la ira al verse nuevamente hundido en el terror de una pesadilla de la que no podría despertar hasta llegado el final, se vio nuevamente siendo consumido por el terror de averiguar a qué ser amado perdería esta vez y se descubrió jadeando y sangrando de los brazos cuando buscaba desesperadamente abrir la puerta.
Sus ojos se abrieron de golpe cuando del otro lado de la puerta pudo escuchar a alguien “¡Viva, celebremos el Festival del Fuego, celebremos a nuestro Dios Dragón!” y hasta entonces lo comprendió y en ese momento más que nunca se sintió desesperado y a comparación de las otras veces escuchaba como sus lagrimas caían en la madera y se consumían por el calor. Sintió como su garganta se desgarraba al intentar gritar su nombre y aun así ningún sonido se produjo. Escucho como algo del otro lado de la puerta caía y esta vez la puerta se abrió por sí sola.
“Deja de llorar insecto”
Sintió como si alguien le estuviera arrancando el corazón aun estando vivo, no se pudo mantener en pie cuando distinguió su figura sin vida tendida en el suelo, sentía como le arrebataban todo… la respiración, las fuerzas y la vida, parecía que la gravedad aumentara exageradamente pasando a dañar todo su cuerpo, en especial su pecho y reusándose a dejarlo avanzar. Aun así comenzó a arrastrarse hasta que su mano logro tomar la mano que aun recordaba haber besado en la oscuridad de una cueva y cerró los ojos dejando a su boca formar una sonrisa de tristeza y decidió solo esperar.
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-¡Vegeta…Vegeta despierta!- abrió los ojos de forma brusca al sentirse ser sacudido y su vista se lleno con la figura de su hermano que parecía preocupado –creía que se habían ido las pesadillas pero ahora son peores, escuchaba tus gritos hasta mi habitación… ¿Qué haces aquí?- no recibió respuesta, solo observaba como el cuerpo de su hermano mayor aun temblaba y sus ojos amenazaban con soltar lagrimas; extrañamente por su mente cruzo el pensamiento ~aun eres humano~ y se acerco a posar sus brazos alrededor de su cuerpo cuando le escucho susurrar…
-Yo también-