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Tres son multitud. por EspermasLocas

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Notas del fanfic:

Los personajes de Kuroko no Basuke no me pertenecen, son propiedad absoluta de Tadatoshi Fujimaki.

Notas del capitulo:

Hola! Espero estén de maravilla!!

Esta vez traigo KagaKuro para ustedes, me encanta la pareja y pues tenía que escribir de ellos. Espero esta historia les guste mucho, aunque no tengo planeado hacerla tan larga. En fin, soy mala escribiendo notas así que no molesto más.

Gracias por leer y disfruten. (: 

El club de basketball de la preparatoria Rakuzan organizó una fiesta de cumpleaños para su querido capitán, Akashi Seijuurou. Por supuesto invitaron a los demás integrantes de la Generación de los milagros y a sus respectivos equipos para festejar en grande. Esta vez no habrían batallas deportivas, ni rivalidades, solo estaban ahí para ser parte de la celebración del “emperador absoluto”.

Aomine Daiki decidió invitar ese día a su amigo de la infancia; Kagami Taiga, con quien tenía una hermandad inquebrantable. A pesar que a veces discutían por tonterías, siempre terminaban riendo a carcajadas y comiendo de forma exagerada como les  gustaba tanto.

–Hey Daiki, ¿vas a decirme por que insististe tanto para que viniera? Ni siquiera conozco a estos sujetos, solo a Himuro pero ni idea si vendrá.

–Tch, no seas impaciente Taiga, eres molesto. Te dije que esperes un poco.

Ambos entraron a la residencia Mibuchi, donde se realizaba la fiesta, muy apegados como siempre, riendo naturales y alzando sus voces a ratos. El lugar ya estaba repleto de apuestos jugadores de basketball, pero ellos solo fueron a buscar algo para beber y se sentaron en un lugar un tanto apartado.

–Oi, escucha esto porque lo diré una sola vez “Bakagami”. Te traje aquí para que conozcas al idiota que me gusta.

–Ohh, ¡jajaja! ¿Necesitas mi aprobación o algo? ¿Qué demonios? –dijo burlándose del moreno.

–¡Bastardo deja de reír! Tch, es solo que voy en serio con el sujeto. Me gusta hace ya un tiempo, hoy no se me escapa.

–No creo tan fácil que tú, si, tú vayas en serio con alguien, como sea “Ahomine”. Buena suerte y que te sirva de algo ver tanto porno, idiota pervertido.

Rieron fuertemente luego de las palabras de Taiga, Aomine le dio un golpe de forma amistosa y luego de compartir juntos un poco más, se separaron. Por supuesto Daiki fue en busca del muchacho que le gustaba para presentárselo a su gran amigo Taiga.

Por su parte el pelirrojo se dirigió hasta una especie de “barra libre” disponible para todos los invitados, bebió un poco de cerveza y continuo en el mismo lugar por un rato, después de todo no conocía a casi nadie en todo el lugar y Aomine estaba tardando más de lo esperado.

–¿Esa cerveza sabe bien? –pregunto de la nada un bajo peliceste haciendo sobresaltar y gritar a Taiga.

–¡ACK! Oh, q-que diablos…No hables apareciendo de la nada.

–Pero si estuve a tu lado al menos unos 10 minutos.

–¿Huh? No bromees eso no es cierto. Me diste un buen susto. –reclamó un poco molesto.

–¿Cómo te llamas? Yo soy Kuroko Tetsuya, mucho gusto.

–Kagami Taiga.

Después de revelar su nombre, Kagami desvió su mirada hasta ese misterioso chico que le hablo sacándolo de ese ambiente solitario que el mismo había creado. Kuroko ya lo estaba viendo desde antes así que sus miradas chocaron de improvisto.

Permanecieron así unos cuantos segundos, simplemente observando con detención los ojos del contrario, estaban tan conectados el uno con el otro que durante aquellos segundos eternos olvidaron al resto y el lugar donde se encontraban.

No comprendían que sucedía ni de donde provenía esa inexplicable conexión que los mantenía prendados como dos idiotas enamorados. Taiga de pronto fue empujado por un chico que caminaba por ahí, eso le hizo regresar a la realidad y preguntarse una y otra vez que había sido eso.

Las horas avanzaron y los chicos continuaron haciéndose compañía, conversando de todo tipo de cosas, desde lo más trivial hasta lo más complejo y serio, fueron hasta el balcón y siguieron con la extensa pero agradable plática.

El tiempo pasó volando y antes de que se dieran cuenta estaban en un cuarto del lugar, besándose casi de forma desesperada y excitante. La temperatura entre ambos ya estaba bastante elevada, el alcohol les ayudo a actuar sin inhibiciones, sin vergüenza alguna y ni hablar de detenerse a pensar si aquello estaba bien o mal, sus cuerpos se movían casi por cuenta propia, mientras sus manos se deslizaban audaces bajo las ropas del otro.

Poco después sus cuerpos desnudos hacían contacto, la ropa que estorbaba estaba repartida bajo ellos en el suelo, ambos recorrían sus pieles mediante caricias, sus labios y lenguas. Kagami no pudo soportarlo más, se abalanzó con todo sobre el contrario, acorralándolo con su bien formada corpulencia.

–Ka-kagami…kun...No más…

–Ah, ¿quieres que…me detenga? –respondió con la voz jadeante y profunda.

–No más de tus…dedos… –se aferró a la espalda del contrario. –Estoy listo.

Kagami casi perdió la cordura al verlo decir aquello con semejante expresion en el rostro, esas mejillas encendidas y su mirada ansiosa le provoco perder el poco autocontrol que le quedaba.

–Hey tú, Kuroko…que malo eres.

–¿Qué dices…Kagami-kun?

El pelirrojo sostuvo ambas piernas del contrario y las posiciono sobre sus hombros, al mismo tiempo rozo la entrada del muchacho con toda su virilidad, Kuroko se estremeció por completo al sentir ese lujurioso contacto, mientras lo carcomía un inmenso deseo de que su compañero le poseyera, ansiaba ser uno cuanto antes con Kagami, toda su alma y su corazón deseaban al chico dentro suyo.

Entonces Kagami no se hizo esperar más, penetró de un solo golpe al más bajo, ocasionando que este emitiera un fuerte grito apasionado. Sin esperar que Kuroko se acostumbrase a él, comenzó a moverse, cada vez más fuerte y profundo, la fricción se sentía maravillosa, Kuroko estaba perdiendo la razon mientras se encontraba en los brazos de aquel hombre, a merced de él. Pero le gustaba no tener el control en esos momentos, simplemente se estaba dejando llevar por el placer que era dueño de todos sus sentidos, le hacía pedir más, mucho más.

Sus cuerpos parecían tener una compatibilidad casi perfecta, como si hubiesen nacido para encontrarse en aquella fiesta y terminar haciendo el amor en una habitación que no les pertenecía, mientras los demás disfrutaban del festejo. Pero ellos estaban ahí, disfrutando de sí mismos, y eso era más valioso que cualquier cumpleaños.

Ya estaban cerca del orgasmo, todo se intensificaba cada vez más, sus gemidos, los latidos descontrolados de sus corazones, el pacer, el sudor, ese definitivamente debía ser el paraíso. Ambos alcanzaron ese instante exquisito casi al mismo tiempo, sus respiraciones intentaban regresar a la normalidad después de ser apoderados por ese clímax que fue el mejor de sus vidas.

–Kagami-kun…

–Lo se…eso fue, no lo sé… Jamás me sentí así antes Kuroko.

Cruzaron sus miradas nuevamente, para luego observar sus labios, entregándose mutuamente un deseo por el otro que parecía no tener fin. Se besaron una vez más, y otra y otra… para culminar en una segunda ronda y tal vez una tercera, continuaron hasta consumir absolutamente todas sus energías.

 

Mientras en la fiesta, ya habían unos cuantos ebrios molestando por aquí y por allá, y otros que aún no se convertían en victimas del alcohol, aun así, todo aparentaba marchar bien, hasta el momento el festejo había sido un rotundo éxito.

–Demonios Kise, no logro encontrar a Taiga desde hace un buen rato, le dije al idiota que quería presentarle a alguien.

–¿Hiciste una cita a ciegas para él, Aominecchi?

–Nada de eso, rubio idiota.

–¡Oyeee..! No seas cruel… ¿Ya le preguntaste a alguien si le vio?

–No, y tampoco lo he encontrado a él…

¿“Él”? ¿Hablas de..?

–¡Ah, ese tipo es amigo de Taiga! –fue corriendo hasta Himuro Tatsuya, un jugador de Yosen con el cual nunca había hablado. Cuando le pregunto si había visto a Taiga este solo le dio una negativa, incluso menciono no haber visto ni un solo cabello de este durante toda la noche. –¿Es tan idiota que se fue sin decirme? Tch, mierda…

–¿Y ya lo buscaste en algun cuarto de la casa? Ya sabes…puede estar en algo “divertido”. –dijo Himuro.

–¿Bakagami? Nah, no es posible.

–Hey, dale un poco de crédito a mi querido tigre. Es un poco lento si de relaciones amorosas se trata pero…uno nunca sabe.

“Uno nunca sabe”, eso fue suficiente para que Aomine creyera que realmente existían posibilidades de que su amigo estuviese metido en algun cuarto “revolcándose” con cualquier tipo. Así que fue en busca del pelirrojo, entró a varios cuartos pero en ninguno lo encontraba, como era usual en él, ni siquiera se molestaba en tocar la puerta antes, por lo que fue expulsado casi a patadas por otros chicos que se “divertían” como dijo Himuro.

Cuando estaba a punto de descartar la opción de “Taiga teniendo sexo” ingreso a una última habitación y efectivamente ahí estaba Kagami. Envuelto en sábanas blancas, con el torso descubierto y obviamente sin nada abajo, a su lado un pálido peliceste dormía con una bella expresión en su rostro.

–¡Oh, así que realmente yo tenía razon! –exclamo Himuro quien estaba acompañando a Aomine en su búsqueda. Al chico del lunar le pareció extraño que el moreno estuviese parado junto a él completamente en silencio, solo observando aquella escena. –Hey, ¿ocurre algo?

–Taiga y Kuroko…

–¿Qué?

–Taiga y… ¡¡KAGAMI BASTARDO!!

Ese grito descontrolado sorprendió a Himuro, quien no comprendía nada de lo que estaba sucediendo, mientras Aomine casi cegado por la ira solo camino ensimismado hasta el pelirrojo que al parecer comenzaba a despertar.

–¿Daik…? –fue lo único que alcanzo a decir antes de recibir un potente puñetazo de su amigo Aomine Daiki.

–¡¡HIJO DE PUTA!! ¡¿Cómo pudiste?!

–¡Hey Aomine cálmate ya! –agrego Himuro, quien corrió hasta los chicos para evitar que Aomine golpeara otra vez al pelirrojo, ante el escándalo, Kuroko abría al fin esos envidiables y preciosos ojos celestes. –¿¡Estas ebrio o que idiota!?

–¡¿Daiki?! ¡¿Qué diablos pasa contig.. –detuvo otro golpe que provenía de Aomine. –¡Soy

Taiga estúpido, tu amigo!

Himuro intentaba sostener a Aomine, pero este era difícil de contener, ya que era dueño de una fuerza impresionante.

–¡¡Te acostaste con Kuroko bastardo!! ¡Traidor de mierda! –gritaba convertido en una bestia, mientras trataba de soltarse del agarre del pelinegro.

–¿Aomine-kun? –cuestiono un poco asustado el peliceleste.

No fue necesario nada más para que Kagami comprendiera al fin lo que acontecía, Kuroko Tetsuya era el chico del cual su amigo le hablo unas horas antes, “Te traje aquí para que conozcas al idiota que me gusta”, “Voy en serio con el sujeto”. Un terrible pesar cayó sobre él, no logró formular palabra alguna, sabía que lo que había pasado era lo peor, ¿pero cómo saberlo? ¿Cómo adivinar que justo esa persona era la que su amigo quería? Esa era una cruel jugada del destino, pero decir eso en aquel momento solo sonaría como una vil excusa.

–¡Por favor cálmate Aomine-kun! –suplicó Kuroko.

–¡¡Di algo Kagami Taiga!!

–¡Que te calmes! –ordenó Himuro. –De seguro Taiga no sabía quién era Kuroko, ¿acaso le dijiste antes que te gustaba?

–¡No te metas! –empujo con fuerza al de menor estatura soltándose del agarre de este. –Eres una mierda, no quiero ver tu maldita cara otra vez Taiga.

Sin decir más salió del cuarto, mientras Kagami gritaba su nombre llamándolo con desesperación, se vistió lo más pronto posible para alcanzar a su amigo y arreglar de alguna manera las cosas. Mientras Kuroko, estaba inmerso en una confusión enorme, acababa de enterarse que Aomine gustaba de él y de paso descubrió que Kagami era algo así como el mejor amigo de este, las cosas estaban cada vez peor.

Sin obtener buenos resultados, Kagami estaba sentado en una escalera al exterior de la casa, busco a Aomine por todas partes, le llamo cientos de veces pero no había forma de dar con él. Se sentía la peor persona del mundo, hirió sin querer a una de las personas más importantes que tenía, su amigo, al que consideraba su hermano, se odiaba a si mismo profundamente.

–Kagami-kun.

–K-Kuroko… –se sorprendió nuevamente.

–Llevo aquí unos cinco minutos, pero no me viste.

–Lo siento pero…entenderás que justo ahora no estoy de humor para hablar.

–Pero tú no sabías nada, ¿verdad?

–No, no lo sabía.

–Entonces Aomine-kun lo entenderá.

–No, nada será igual que antes, arruine todo maldita sea.

–¿Kagami-kun se arrepiente de estar conmigo?

–Ah…

Realmente Kagami no hallo que responder ante eso, ¿se arrepentía en verdad? Al mirar a ese muchacho ni siquiera interiormente pudo decir “si, me arrepiento” porque en realidad junto a él sintió una conexión extraña pero maravillosa, como nunca antes. Estaba feliz de haberle conocido, pero como estaban las cosas ahora se obligó a reprimir cualquier sentimiento que estuviese naciendo en su corazón.

–¿Kagami-kun?

–Sí, me arrepiento mucho. –sabía que aquello no era cierto, su pecho se oprimió al pronunciar esas palabras. –Lo lamento pero tú…tú preguntaste.

–Está bien, no te preocupes…lo entiendo Kagami-kun. –se levantó de la escalera. –Pero creo que tú me gustas, fue como…amor a primera vista.

–Kuroko…

–Adiós, fue bueno conocerte. Espero de corazón recuperes tu amistad con Aomine-kun, yo no te molestare nunca más así que por favor olviden que todo esto ocurrió. Lo siento.

Kuroko Tetsuya avanzo hasta llegar al final de la escalera, que se hizo eterna para Kagami, su corazón dolía, por supuesto debido a su amigo Aomine, pero tambien por ese misterioso muchacho de hermosa mirada, quien tambien le hizo sentir algo parecido al “amor a primera vista”. Pero ya no había nada que hacer, no iría tras Kuroko, ni mucho menos confesaría ese extraño sentimiento que crecía en lo profundo de su corazón.

Notas finales:

Gracias por leer. Espero sus comentarios para saber que les parecio, y emm... 

Le dedico este capitulo a la mujer que me dio la vida, hoy esta de cumpleaños y la amo. (Aunque jamas sabra de esto jaja, o eso espero, en fin (?)) Feliz cumpelaños madre.

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Gracias nuevamente y nos leemos pronto.


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