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Iron Man y El Sapo por starship

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Notas del fanfic:

Bueno, antes que nada agradecerles a todas esas personitas que dejaron sus lindos reviews en fics anteriores :D especialmente a las personitas que estan pendientes de mis nuevos fics. Muchas gracias! :3

Sin más que decir...

Enjoy!~ :D

Erase una vez en una gran y modernisima torre, situada en el lejano (o cercano) reino de New York y aditada con los mejores lujos y riquezas de la tierra, vivía un joven ingeniero que tenia la mejor tecnología del mundo, su padre era el mayor inventor de armas y demás cosas electrónicas de todo el mundo, su fortuna era impresionante y su hijo, el pequeño ingeniero no se quedaba atrás pues él a su muy corta edad había inventado y creado al mayordomo automatizado y virtual con inteligencia artificial que controlaba toda la torre en la que vivían él y su padre y no solo eso, el además ingeniero había creado una armadura de metal que lo protegía de cualquier peligro, a parte de contar con las mejores armas y escudos de último nivel. 

Un día el joven ingeniero salió de paseo a perseguir a unos malhechores por todo Central Park, estaba de lo más feliz peleando contra unos criminales que habían robado parte de su extensísima base de datos de la industria que administraba junto a su padre, cuando por fin pudo vencer a los villanos y recuperar su disco con toda la información en él, decidió que era bueno ir por una hamburguesa con queso para celebrar su triunfo, cuando de pronto la batería de su armadura se agotó y cayó redondito al suelo dejando caer el disco que acababa de recuperar, este rodó por todo el césped hasta que cayó en un pequeño lago, eso no hubiera sido ningún problema para el increíble Iron Man, si no hubiera sido porque su perfecta armadura estaba sin batería dejándolo sin poder moverse de la posición en la que estaba. Así que el pequeño ingeniero opto por otra alternativa, se salió rápidamente de su protectora armadura y se acercó a la orilla del lago para buscar el disco, pero no tuvo éxito. Quizás si se arrojaba al agua y lo buscaba por todo el lago hasta encontrarlo... No, eso no era opción pues él no podía nadar. Y si esperaba a que J.A.R.V.I.S, su mayordomo electrónico hicieras las reparaciones de la armadura... Descartada la idea, el disco se dañaría si pasaba mucho tiempo en el agua, él mismo lo había diseñado así.

- Y ahora que voy a hacer...- protesto lastimeramente el joven ingeniero - Howard seguramente me matará por esto... O peor aún, pordría cancelar mi tarjeta de crédito- seguía gimoteando el pobre chico castaño.

- ¿Que te pasa, amiguito?- se escucho una vocecita que saco de sus lamentaciones al joven que en seguida siguió la vocecita hasta dar con su dueño. Un pequeño sapo amarillo de ojos azules, un seguro fenómeno de la naturaleza.

- ¿Que rayos eres?- pregunto el ingenierito con una algo extraña mueca de asco - Ya sé, seguro eres uno de esos pobres animalejos utilizados en experimentos con rayos gamma- continuo el chico castaño esta vez con un toque de curiosidad en la mirada -¿Como lograron hacer que hablaras?- el castañito veía al sapo que estaba parado a la orilla del lago casi a sus pies.

- ¿Qué?, no, no soy un sapo experimentado - dijo el animalito negando con sus patitas delanteras y con su cabeza - Soy...-

- Ah! ¡¿Entonces eres así de feo desde el nacimiento?!- lo interrumpió totalmente descortés al pobre sapito.

- Pues... Podría decirse... Espera! Me estas diciendo feo?- preguntó esta vez el sapito rubio con el ceño fruncido.

- Además de feo pareces algo tonto...- continuó el engreído ingeniero.

- Como sea...- Lanzó un sonoro suspiro el pobre sapito llevándose una manito a la cabeza y negando suavemente notablemente cansado - Te ayudaré con tu problema, sé que se te cayó algo muy importante al lago, yo puedo nadar hasta ahí y alcanzarlo para ti- esta vez el sapito dio un brinquito hacia adelante - Pero antes tienes que prometerme una cosa- continuó y levantó una de sus patas tratando de levantar un sólo dedito, cosa que se le volvió imposible.

- Esta bien sapo, solo porque queda menos de un minuto para que se destruya el bendito disco- el castaño ingeniero se cruzó de brazos esperando lo que el sapo tuviera que decir.

- ¿Como te llamas?- preguntó el sapo.

- Anthony Edward Stark-respondió lleno de orgullo el joven.

- Un nombre más corto- volvió a hablar el rubio sapo.

- Tony- respondió de mal modo el castaño.

- ¿Eres un príncipe?- 

- ¿Que clase de pregunta es esa?- preguntó Tony con el ceño fruncido y con algo de confusión - por supuesto que lo soy- dijo esta vez cruzándose orgulloso de brazos.

Los ojos del sapo se iluminaron ante esa declaración.

-Esta bien, entonces solo una cosa más. ¿serías mi amigo y me dejarías comer de tu plato y beber de tu copa esta noche? - preguntó el animalito lleno de ilusión

Tony desesperado de ver que el sapo no se apresuraba vio su finísimo reloj de muñeca. Quedaban 15 segundos antes de la autodetonacion del disco.

- Sí, sí, lo que digas, ahora ¡ve por el disco!- según era el desespero del muchacho que ni siquiera escuchó las condiciones del sapo amarillo.

Sin decir más el animalito se metió de un solo clavado al lago, nadó y nadó y por fin encontró el objeto, sin más tiempo que perder lo tomó en su boca y salió disparado hasta la superficie del lago, se acercó al ingeniero y le ofreció el disco.

- No me gusta que me den cosas- dijo algo asqueado el castaño.

El sapo solo rodó los ojos y escupió el disco -Te quedan 5 segundos- dijo el sapo viendo el objeto sobre el pasto.

- ¡Mierda!- exclamó el ingeniero y recogió el disco.

- Cuida el lenguaje, jovencito- lo riñó el sapo.

- JARVIS, código Howard me matara si no lo arreglas-se apresuró hasta donde había dejado su armadura y metió el disco entre una de las piezas algo destrozadas de la armadura. - ¿En serio me reprendes por mi lenguaje en una situación como esta?- hizo alusión de su sarcasmo el excéntrico millonario.

- Armadura al 90% señor, ya puede abordar- se escuchó una voz electrónica saliendo del traje. Sin decir más Tony se puso de nuevo su armadura y se fue volando por los cielos olvidandose completamente del sapito.

-¡Oye espera! ¡Esperaaaaaaaaa!- grito en vano el anfibio pues el chico se había marchado, por suerte el fue listo y pidió su nombre Anthony Edward Stark.... Y si era un príncipe seguro no le costaría trabajo encontrarlo... Y mucho menos con semejante torre que se dislumbraba desde lejos con ese enorme letrero que decía Stark en el frente. Lo había encontrado.

El sapito salto por todo central park, cruzó las calles y avenidas hasta que por fin, un día y medio después, llegó a la imponente torre. 

Y entonces llamó a la puerta. Una... Dos veces y nada, entonces llamó una tercera vez.

- Señor sapo...- le hablo una voz electrónica que el conocía.

-Hola...- respondió - He venido porque el señor Stark me ha invitado y...-

- Entiendo, es usted el sapo de ayer por la tarde en Central Park- le interrumpió la voz electrónica que bien conocía el trato que tenían su creador y aquel sapo -Pase es usted bienvenido- y así las puertas automáticas de cristal se abrieron. 

-Señor, su invitado ha llegado- esta vez la voz electrónica se escuchó en el comedor donde estaban el pequeño ingeniero, su padre y su madre.

- Yo no espero invitado hoy JARVIS- dijo el señor de la casa.

- Usted no señor, el señorito es el que espera un invitado- Los ojos de Howard viajaron hasta clavarse en los de su hijo.

-A quien esperas Tony?- pregunto el mayor de los Stark a su hijo.

-A nadie Howard, este día no tengo fiestas programadas, sino ¿porqué estaría en esta mesa cenando en familia?- respondió el menor con todo el sarcasmo del que fue posible.

- Ehm.... Señor su invitado sigue esperando afuera...- volvió a interrumpir la voz de la I.A.

-Hijo deja entrar a tu invitado para que lo conozcamos- habló la siempre gentil madre del ingenierito.

- Esta bien- suspiró resignado - JARVIS dejalo entrar- dijo recostándose en el respaldo de su silla.

Y en ese momento por la puerta del lujoso comedor un amarillo, viscoso, ojiazul y feo sapo. A Tony se le fueron los colores del rostro al recordar la promesa que le había hecho a ese animal.

- No puede ser....- chilló el muchacho.

- y esto que es....- preguntó Howard incrédulo por lo que veía.

-Buenas noches su majestad...- habló por primera vez el sapo.

- AAAAAAAAAAAH!!!!!- se escuchó el agudo grito de María la madre del ingenierito que brincó hasta la barra del mini bar que tenía la cocina - Esa cosa habló!- chillo de nuevo la mujer.

- Papá, mamá, les presento al que salvo los millones de industrias Stark- dijo Tony señalando al sapito.

- ¿Como....?- preguntó Howard viendo al animalucho que no hacía ya ni un solo movimiento.

Resignado Tony contó toda la historia.

El sapito entonces se dio cuenta que el pequeño ingeniero, si bien no era propiamente de la realeza, era lo más cercano a un príncipe de tiempos modernos, su padre era lo más parecido a un rey y obviamente su madre debía ser el equivalente a una reina, mas o menos.

Y así Howard llegó a una desción.

- Tony, le hiciste una promesa a este... Sapo, ahora debes cumplirla- habló imponente el mayor de la casa.

- ¡Pero papá! ¡Es un horrible sapo!- chilló Tony intentando evitar cumplir semejante cosa.

-No lo viste tan feo cuando te ayudó a rescatar el disco ¿verdad?- preguntó el Stark mayor intentandl hacer entrar en razón a su hijo.

-Claro que sí, lo ví igual de espantoso que como lo veo ahora- respondió Tony haciendo un marcado puchero.

-¡ Tony! Hiciste una promesa y ahora debes cumplirla o sino te... ¡Te cancelaré las tarjetas de crédito!- esta vez lo amenazó eligiendo muy bien el castigo.

- Papiiii- intento persuadir a su señor padre, lo cual parecía muy difícil de lograr, más aún cuando su padre se cruzaba de brazos - Mami ayudame- intentó probar suerte por otro lado esta vez.

- Hijo, tu padre tiene razón, debes hacer lo que prometiste- habló comprensiva al elegante mujer aún subida sobre la barra de la cocina.

- Esta bien- respondió el chico con un notable puchero en los labios - Ven acá renacuajo - llamo al sapito para que se sentara cerca de él 

- No soy un renacuajo, ya soy todo un sapo- obtuvo como respuesta el castaño.

- Sí eso se nota- dijo con una ceja alzada el joven y le siguió una mueca de asco al ver como el sapo se acercaba a su plato -¡¿pero que haces?!- quitó rápidamente el plato.

- Pero amigo... Tu me prometiste que comería de tu plato... Y bebería de tu copa- dijo algo consternado el inocente sapito.

- Si, pero...- la mirada de Howard ahogó todo reclamo que pudiera hacer el castaño -Bien... - Dijo a regañadientes y dejó que el feo sapo siguiera comiendo del plato y hasta le alcanzó un vaso de su mejor whisky para que bebiera.

Así transcurrió la cena sin muchos percances y cuando era hora de dormir...

-Bueno... Ya te comiste mi comida, te bebiste mi amado whisky y ahora te tienes que ir -sonrió sarcásticamente el castaño y palmeo un par de veces sus manos - Fue una gran visita, adiós- dijo para levantarse de la mesa dispuesto a irse.

- Tony, esta oscuro allá afuera, no querrás que tu nuevo amigo se pierda o le pase algo- intervino Howard antes de que Tony siguiera.

- Si, bueno pues entonces... JARVIS, Dale un mapa de la ciudad a nuestro amigo y que se vaya- habló triunfante, como si fuera la solución definitiva.

- No Tony, el se quedará aquí en la torre, más específicamente en tu habitación - sentenció Howard.

- Mami, podrías decirle al viejo Howard que sus intentos de bromas de mal gusto deben mejorar- Tony se cruzó de brazos y rodó los ojos ante los comentarios, según él, absurdos por parte de su padre.

-Lo siento cariño, pero debes obedecer, son tus tarjetas de crédito las que peligran- sonrió la bella mujer, que ahora si estaba en su respectiva silla en la mesa.

- Stark, no me molestaría pasar la noche en tu alcoba- decició entrar en la conversación el sapito. Dio unos cuantos brinquitos y se acerco a la mano de Tony.

-Ya lo oiste, y ahora obedece- terminó la conversación el Stark mayor.

- Estúpido Howard, estúpido sapo, estúpida promesa...- durante todo el trayecto de camino del comedor a la alcoba Tony no pudo dejar de maldecir ni un segundo y cuando por fin llegaron al cuarto el joven decidió tirarse de inmediato en la cama.

- Tony... Podría por favor dormir al lado tuyo?- la tímida voz del sapito se escuchó en la habitación.

-¡¿Estas loco?! ¡nunca dejaría que un feo sapo se acostara a mi lado!- resongó Tony.

-Pero sólo será esta noche, no habrá ninguna otra...- intentó persuadirlo el desdichado y amarillo animalito, sin esperar respuesta saltó desde el suelo en dirección a la suave cama.

-¡¡Te dije que no!!- gritó Stark e inmediatamente quien sabe de donde sacó un guante de su armadura y le disparó un rayo repulsor al indefenso animal que no había terminado de llegar a la cama, haciéndolo volar hasta el otro lado del cuarto estrellándose contra una pared.

El animal cayó tendido inerte en el suelo.

-¡Lo maté!, hay no puede ser, esta vez Howard si me cancelara mis tarjetas, tal vez pueda decirle que le dio una especie de indigestión por tanta comida que comió o tal vez que el alcohol es mortal para los sapos... ¡JARVIS,JARVIS! dame una buena excusa ¡rápido!- decía histerio el joven ingeniero.

Pero la respuesta de la I.A. nunca llegó en cambió vio un joven bastante fornido, alto, guapo, de cabello rubio y un hermoso color de ojos azul profundo, levantarse del suelo donde se supone estaba el sapo.

- Y tú... ¿Quien eres?- preguntó algo confundido e idiotizado por esos hermosos ojos azules que lo veían fijo.

- Soy un capitan militar del ejercito estadounidence de los años 40- sonrió el chico dejando ver sus perfectos y blancos dientes -Mi nombre es Steven Rogers, pero puedes llamarme Steve- su sonrisa se hizo más pequeña, pero igual parecía de comercial -Un viejo loco del ejercito alemán que se hacia llamar cráneo rojo y que siempre estaba jugando con cosas de hechiceria me transformó en sapo con ayuda de una cosa que se llamaba treseracto, el muy idiota dijo que para volver a ser humano tenía que hacer que un príncipe me dejara comer de su plato, beber de su copa y dormir en su habitación, aun sigo pensando que lo más lógico hubiera sigo una princesa- explico el soldado.

- Bueno, piensalo, si el asunto era que no te volvieras humano nunca, lo mejor era hacer un hechizo ridículo - aportó el castaño.

-Tienes razón, pero pasé 70 años hecho sapo...- 

- Pero ya no lo eres Rogers, y todo gracias a mi- se jactó Tony.

-Olvidalo, si he de agradecerle algo a alguien es tu padre por obligarte a hacerlo- se cruzó de brazos el rubio ex- sapo.

- Si, bueno como sea, eres un vejestorio, y seguro esas ropas que llevas también lo son- Tony le lanzó una nada discimulada mirada de pies a cabeza al militar para luego morderse los labios -Quitate ese uniforme, soldado, y veamos que hay bajo esa ropa...- se relamio el castaño.

-Olvidalo Stark, ahora si me quieres porque soy un humano y no un sapo.- refunfuñó el rubio.

-Ay, Vamos Steve...-

-Capitán- le corrigió el otro.

- Capitán...- suspiró el castaño tenemos que darle el final de cuento de hadas, dale un beso a tu príncipe- dijo esta vez acercándose peligrosamente al otro.

- oh, no, no, primero tendremos una cita, luego me presentaré de nuevo a tus padres y después de un poco más de conocernos te daré el derecho de besarme- No se lo iba a poner tan fácil al castaño solo por que antes fue un sapo, no señor.

- Vaya príncipe el que me tocó- suspiro rendido Tony y se dejó caer sobre el colchón.

Steve sonrió con ternura y se acerco al pequeño ingeniero.

-Gracias- le susurró para luego darle un beso en la frente.

-Supongo que ya es un inicio, capi-renacuajo- sonrió también el castaño.

FIN 


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