Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pierce por CottonCandy

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Primero que nada, os pido una disculpa a quienes siguen este ff. Estuve pensando en el rumbo que tomaría esta basura y me he hecho un lío, por eso es que he tardado tanto en subir el episodio nuevo.

En fin, ahora mis ideas han quedado un tanto más claras, así que disfrutad el segundo episodio de este pedazo de basura.

El sonido del teléfono fue lo que obligó a Sabo a salir de sus pensamientos esa misma mañana en la que su hermano se había ido tan repentinamente. Según el identificador, la llamada provenía del movil de Ace, por lo que el rubio no pensó dos veces antes de levantar el teléfono. La voz del pecoso no tardó en sonar al otro lado

— ¡Sabo! Lamento haberme ido así hace un rato...
— No pasa nada... —contestó el menor. Una clara mentira... si pasaba algo. ¡Pasaba todo! ¿Por qué le había dejado así sin decir nada?
— Luffy debe haber ido a la escuela, por lo que estarás solo en casa hasta que Trafalgar llegue
— ¿Trafalgar?
— Si, dijo que iría a quitarte los vendajes, así que procura estar al pendiente o ese desgraciado se irá si no le abres —Ace soltó una carcajada luego de decir aquello.
— Ace... —dijo el menor luego de permanecer en silencio por unos instantes
— ¿Que pasa?
— ¿Tardarás en volver?
— Regresaré en unas horas, pero si no quieres estar solo puedo decirle a Trafalgar que llegue más temprano —contestó el pecoso con notable preocupación.
— No... estaré bien.
— ¿Estas seguro?
— Si... —mintió, de nuevo— solo no tardes en volver.
— No lo haré, volveré antes de que anochezca, lo prometo.

Dicho eso, se despidieron y terminaron la llamada. Sin embargo, aunque Sabo se negó, Ace escribió un mensaje de texto al joven médico tras finalizar la llamada con su hermano, diciendo que debía ir urgentemente a su casa, pues Sabo se encontraba en un pésimo estado. Una clara mentira de la que Law no se percató hasta que fue demasiado tarde.

El médico salió a toda prisa de su departamento apenas recibió el mensaje de Ace, afortunadamente no tenía nada que hacer en el hospital hasta dentro de varias horas y podía atender a Sabo sin la preocupación alguna. Tomó el primer taxi que se cruzó en su camino y así llegó a la casa de los Portgas en menos de quince minutos. Presionó el timbre varias veces y cuando Sabo finalmente abrió la puerta fue que el moreno se dio cuenta de que Ace le había hecho una mala pasada.

— Creí que vendrías más tarde... —dijo Sabo apenas vio a Trafalgar al otro lado de la puerta.
— Ese era el plan —contestó el mas alto notablemente desconcertado, más no tardó en comprender la razón por la que el mayor de los hermanos había enviado aquel texto— ¿Ace no esta aquí?

El rubio no contestó, pero a juzgar por la forma en la que éste le miró, el medico concluyó no solo que Sabo estaba solo en casa sino que por alguna razón también estaba molesto por ello. Y, ¿Como no iba a estarlo? Ese idiota de Ace... ¿Como se atrevía a dejarlo solo aún en ese estado? Law suspiró y negó con la cabeza, masajeandose con una mano la sien. Posteriormente entró a la casa sin decir nada, pues de nada servía desquitarse con Sabo por tener un hermano tan idiota.

Sabo entró detrás de él y caminó hasta la sala, donde se dejó caer en uno de los sillones sin decir una palabra. El moreno, bastante extrañado no tuvo más opción que hacer lo mismo. Quiza en otras circunstancias, el rubio le habría invitado a su habitación y habrían pasado allí el resto de la tarde, pero ahora era distinto, Sabo era distinto...

— Estoy sorprendido de que Ace no haya dicho nada sobre los vendajes —dijo Trafalgar, rompiendo así el incomodo silencio.

Las vendas que llevaba Sabo no eran algo que pudiera pasar desapercibido, cubrían la mitad de su rostro y daban la vuelta por su cabeza, bajaban por su cuello y cubrían gran parte de su torso y su brazo izquierdo, era imposible que Ace no los hubiera notado. Había pasado bastante tiempo desde el accidente y los vendajes ya debían haber sido retirados, incluso un idiota como Ace debería saber algo como eso.

— Sabo, tengo que retirar los vendajes ahora, no es bueno que los tengas puestos —continuó el médico antes de ser inundado por la incomoda sensación de hablar con una persona desconocida que evidentemente, no le interesaba cruzar la palabra con él.
El menor solamente asintió. Aunque él había pedido que le pusieran nuevamente los vendajes luego de haberse visto en el espejo, ahora poco le importaba que le vieran así.
— Ven aquí... —susurró el moreno tendiendole la mano.

El menor se acercó a él en completo silencio y tomó su mano, Trafalgar lo jaló hacia él de manera un tanto bruzca, sin lastimarle realmente y sonrió, comenzando a desabotonar la camisa blanca que vestía Sabo.

Extrañamente, ahora le parecía mucho más atractivo que de costumbre. Había perdido varios kilos durante los últimos meses y sus músculos ya no se marcaban en su abdomen y en sus brazos como lo hacían hace seis meses. Lucía tan indefenso... Empezó a quitar las vendas que cubrían el perfecto cuerpo de Sabo y poco a poco las "imperfecciones" comenzaron a aparecer. Tenía cicatrices en el pecho y en el hombro, su cuello también tenía unas pocas y su rostro... tenía una enorme cicatriz ahí, que subía desde su mejilla y pasaba alrededor de su ojo hasta su frente.

— ¿Hay algo que te molesta? —interrumpió el moreno nuevamente, dejando las vendas sobre el sillón. El silencio de Sabo comenzaba a sacarlo de quicio.
El rubio clavó su mirada en él e instantes después contestó: — ¿Quién es Marco?
— ¿Marco? —preguntó el mayor— En realidad no le conozco mucho, pero se que ha estado saliendo con Ace desde hace tiempo.
— ¿Saliendo?
— Son pareja, Sabo.
Y fue entonces que recordó la fotografía que vio la noche anterior. Sus padres... Ellos eran una pareja, ¿No? Pero... ¿Por qué Ace no se veía así de feliz?
— ¿Yo tengo algo como eso? —preguntó Sabo— Una pareja...
Law sonrió y asintió.
— Es un tipo genial que trabaja en el hospital de Flevance.
— ¿Le conoces? —preguntó el rubio nuevamente, bastante sorprendido.
— Había olvidado lo idiota que podías llegar a ser... —se limitó a contestar el mayor.
El rubio tardó unos minutos en comprender lo que estaba sucediendo y aún más sorprendido que antes contestó.
— ¡¿Eres tú?!

.
.
.
.
.

— ¿Cuánto tiempo más vas a estar haciendo eso, yoi? —preguntó el más alto con el ceño ligeramente fruncido.
— Solo quiero saber si mi hermano esta bien, dame un segundo —contestó el pecoso sin siquiera mirarle.
El mayor, bastante molesto al ser ignorado de esa manera arrebato el celular a su acompañante y lo guardó en su bolsillo.
— ¡Joder, Marco!
— No va a suceder nada con tu hermano por un texto que no le envíes, yoi —a diferencia de Ace, el mayor contestó bastante calmado, evitando así que el pecoso terminara por golpearle.
Quizá Marco tenía razón, lo mejor era dejar descansar a Sabo. Mientras se encontrara en casa, nada malo podía sucederle y si el medico idiota ya estaba con él, entonces no había ningun problema si no le llamaba a su hermano durante las proximas horas.
— Vamos, la película esta por comenzar —interrumpio el más alto— cuando termine te llevaré a casa para que puedas estar con tu hermano.

Ace suspiró, no tenía otra opción. No era que le disgustara estar con Marco, claro que no, pero no podía evitar sentirse preocupado por Sabo. El rubio notó la preocupación de Ace y en un intento por hacerle sentir mejor pasó su brazo alrededor de su hombro, acercándolo a su cuerpo.

— Él estará bien, no es como si fueras a dejarle solo tanto tiempo, yoi. Por ahora solo disfruta esto, ¿De acuerdo? Has esperado esta película por meses, ¿No?
— Tienes razón... Lamento estar arruinandolo todo
— No te disculpes, aún puedes arreglarlo~ —contestó el mayor rodeando la cintura del pecoso.
— Ni lo pienses, sabes que debo volver con Sabo.

Marco bufó. Ya había olvidado lo inseparables que eran esos dos... Comenzaba a resultar molesto, a decir verdad.


.
.
.
.
.


Dentro de esa habitación oscura, sentado en su enorme sillón carmesí estaba ese hombre. Lo único que alumbraba la habitación era una luz que provenía de la fogatá que tenía a su lado. Solo podía escucharse el ruido de la madera arder y tronar al ser consumida por el fuego. De pronto, el silencio fue interrumpido por el rechinido de la puerta al abrirse y posteriormente una suave voz se hizo presente. La voz provenía de un hombre cuyo rostro estaba cubierto en mayor parte por la sombra que producía su sombrero negro de copa alta.

— ¿Es verdad lo que Burgess ha venido a decirme? —preguntó moviendo habilmente el bastón que llevaba en su mano izquierda.
El hombre que anteriormente yacía en el sillón hurgó en uno de los bolsillos de su chaqueta y sacó varias fotografías. Las arrojó sobre la mesa y contestó.
— Zehahahaha~ Tal parece que han fallado en la única cosa que les he pedido, Laffitte.
— ¿"Han"? Yo he hecho mi parte, asesinarlo no me correspondía a mi —contestó el más delgado, dando unos pasos hacia la mesa.
— Es por eso que te he llamado, necesito que hagas algo por mi.
Laffitte se inclinó y tomó una de las fotos. Era el muchacho que debían haber matado seis meses atrás.
— ¿Quieres que sea yo quien lo mate, Teach?
— No. Necesito que hables con una persona, él será quien se encargará de todo.


.
.
.
.


Había comenzado a anochecer y desde que Trafalgar había dado la noticia a Sabo de que él era su pareja, el rubio había estado comportándose de una manera bastante extraña. Evitaba mirar a Law, pero cuando éste no lo estaba mirando a él, entonces el menor volteaba y lo miraba. Examinaba cada parte de su rostro, su cabello y su cuerpo, preguntándose exactamente por qué estaba con alguien como él. No es que tuviera un aspecto desagradable pero... con esas pintas de matón, ¿De verdad era un doctor? Con todos esos tatuajes y esa cara de pocos amigos, ¿Quién querría dejar su vida en esas manos?

A pesar de todas las cosas malas que pasaban por su cabeza, sentía hacia él una curiosidad casi insoportable. Quería saber tantas cosas... Pero, ¿Como iba a preguntarle todo lo que quería si apenas y podía cruzar mirada con él? Law se había dado cuenta de eso y fuera de molestarle, le divertía incomodar a su rubio mirándolo fijamente por largos periodos de tiempo, al menos en ese sentido no había cambiado nada.

— Se lo que estás pensando —dijo el moreno de pronto, guiando su mirada hacia el televisor que simplemente estaba encendido para hacer que el momento fuese un poco menos incómodo— Si quieres preguntar algo, hazlo.
— En realidad hay muchas cosas que quiero saber... Pero no se por donde debería comenzar.
— Nos conocimos hace mucho tiempo, cuando cursabamos los estudios básicos —dijo Law apoyando su cabeza en el respaldo del sillón, tratando de hacer un poco de memoria— estuvimos juntos por mucho tiempo, hasta que ustedes se mudaron cuando entramos al bachillerato. Aunque estabas tan lejos, mantuviste el contacto conmigo a diferencia del idiota de tu hermano y con eso fue suficiente para que me diera cuenta de que estaba enamorado de ti —hizo una pequeña pausa. Maldición, odiaba tener que decir ese tipo de cosas... Carraspeó, restándole importancia a aquello que acababa de decir y continuó— Comenzamos a salir cuando Ace y tu volvieron, hace dos años y medio.
— ¡¿Dos años y medio?! —interrumpió Sabo.
— Ha sido un largo tiempo, ¿No crees?

Sabo asintió. Ahora se sentía tan mal por haberse olvidado de tantas cosas... Law lo notó de inmediato y antes de que Sabo pudiera decir algo contestó

— No es tu culpa que esto haya sucedido
— Pero... Debes sentirte realmente mal por mi culpa —dijo Sabo agachando la mirada.
— ¿Ah? ¿De verdad crees eso? —contestó el mayor, mostrando una sonrisa ladina que provocó a Sabo aún más confusión.
— ¿Que quieres decir?
— Solías decir que carecía de sentimientos
— ¿Por qué diría algo como eso?
— No suelo ser así de amable, solo he hecho una excepción por tu condición actual.
— Entonces, ¿No te duele lo que ha sucedido conmigo?
— ¿Quien sabe? —finalizó el moreno sin borrar esa caracteristica sonrisa de su rostro.

Sabo no podía estar más confundido ahora... Pero extrañamente, no le había desagradado la actitud del moreno. Quizá porque en el fondo sabía que estaba preocupado, si no, se habría ido o ni siquiera se habría aparecido por ahí. Sin darse cuenta, la compañía de Law comenzó a ser más agradable y era cada vez más facil charlar con él, hasta que llegó una pregunta por parte de Sabo que aumentó notablemente la tensión entre ambos.

— Tus tatuajes... ¿Tienes más de ellos?
— ¿Quieres verlos? —preguntó Law, después de todo no sería la primera vez que Sabo los vería.

¿Por qué siempre contestaba a una pregunta con otra? Le sacaba un poco de quicio... Pero si, la curiosidad le estaba matando... Sentía tanta curiosidad por ese hombre que le era imposible negarse a lo que éste indirectamente le ofrecía. Law hizo un ademán, indicándole que se acercara a él y Sabo se levantó del sofá sin pensarlo, dirigiéndose hacia donde el médico estaba.

Una vez que el menor estuvo lo suficientemente cerca, Law lo tomó de la cadera y lo jaló hacia él, haciendo que se sentara sobre él, quedando Sabo con las piernas separadas y el moreno entre ellas, frente a frente.

— Tendrás que quitarme la camisa si quieres verlos... —murmuró Trafalgar, nuevamente con esa sonrisa ladina dibujada en su rostro.

Si lo hiciera... No sería la primera vez, ¿O si? En dos años y medio de relación, seguro le había visto desnudo antes. Mordió con suavidad su labio inferior y guió sus manos hasta la parte baja de la sudadera que llevaba el moreno, la sujetó con ambas manos y lentamente comenzó a subirla. Law solo le ayudó levantando sus brazos.

Su cuerpo casi desnudo era hermoso en verdad... tenía un enorme tatuaje que cubría su pecho y otros dos en sus hombros y antebrazos. El dorso de sus manos y sus dedos tenían tatuajes también. La cercanía entre sus cuerpos hizo que el corazón de Sabo comenzara a acelerarse y por supuesto, Law notó al instante el repentino cambio en la actitud de su rubio. No pudo contenerse más.

Tomó con su diestra al menor por la barbilla y unió sus labios con los de él. En un principio, Sabo trató de alejarse a lo que Law respondió sujetandolo con más fuerza. Fue más facil de lo que pensó hacer que Sabo se diera por vencido, por lo que aquel beso comenzó a subir de intensidad rápidamente. El mayor se abrió paso poco a poco con su lengua dentro de aquella cálida y adictiva cavidad, explorando nuevamente cada pequeña parte de su interior.

El sonido de la puerta al abrirse los obligó a separarse, ¿Ace había vuelto ya? Sabo se apartó tan rápido como pudo del moreno, se levantó y casi corrió hasta la entrada, encontrándose allí con su hermano que mostró una enorme sonrisa al verle.

— Uff~ justo a tiempo —dijo Ace mirando el reloj que estaba en la pared.
Sabo le miró un tanto extrañado, ¿A tiempo?
— Dije que volvería antes del anochecer, ¿No? —añadió el pecoso quitándose los zapatos— Ese medicucho de cuarta no se habrá ido todavía, ¿Verdad?
Dicho eso, se dirigió hasta la sala, donde se encontró a un Trafalgar completamente vestido. Sabo estaba aliviado de ver eso...
— Lamento decepcionarte, Ace-ya, pero el "medicucho de cuarta" debe irse —dijo Law dirigiéndose hacia donde los hermanos estaban.
— ¿Tan pronto te vas? —preguntó Sabo un tanto desanimado por la noticia.
Law tomó sus pertenencias y luego contestó.
— Tengo una cirugía planeada dentro de unas horas, así que debo irme.

Mientras el médico se ponía los zapatos, recordó que por alguna extraña razón Ace siempre llegaba en el momento menos indicado... ¿Acaso tenía un radar o algo parecido?

— Continuaremos lo de antes la proxima vez que nos veamos —añadió el mayor de los tres luego de abrir la puerta— Nos vemos pronto, idiota —agregó dirigiéndose al pecoso.
— Es un tipo de lo más agradable, ¿No crees? —dijo el mayor de los Portgas.

Notas finales:

Y así, hemos llegado al final del segundo episodio de esta basura. Por favor, dejad vuestros comentarios, quejas y sugerencias.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).