Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Último minuto por KiriOasis

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola :) Antes que nada debo advertir que esto contiene spolier de el último manga de Owari no Seraph (capítulo 41), por lo cual es mejor que vayan a leerlo si no lo han hecho aun. También los contenidos expuestos aquí son invención mía, no sé en absoluto si tendrá concordancia con el próximo capítulo del manga.


Gracias por leer :)

Capítulo único


 


La tragedia se había hecho presente desde hace mucho tiempo en todo el mundo. No quedaba nada que pudiese limpiar lo que quedo de él. Los cuentos de hadas no existían, las historias con finales felices solo eran eso, historias. Y la fe, era lo único que le quedaba a los sobrevivientes de aquel triste y devastado mundo. En ocasiones, incluso la fe no era la suficiente para continuar.


Pero si lo pensaba de manera detallada, había muchas cosas que él odiaba de todo ese mundo. Incluso lo que era o lo que había sido, lo odiaba por igual. Solo tenía una cosa en la miseria que podía hacerlo feliz, una sola cosa que lo motivaba a continuar aunque fuera extraño de cierta forma. Él era su motivo, aquel que buscaba con desesperación y que había jurado encontrar.


Lo prometí, y aunque estuviera toda la vida buscándote, te iba a encontrar. Porque estabas ahí, en algún lugar lejano...


Así que aquel día que lo vio nuevamente su corazón volvió a latir. Recordaba su cabello negro como si se tratara de un cristal azabache, con esas curiosas puntas sobresalientes. Su blanca piel nívea, siempre uniforme. Su expresión enojada, que en cuestión de segundos se volvió una de sorpresa al relajar sus expresiones. Y lo que nunca se podía borrar de su mente sin importar cuanto tiempo pasara, el color esmeralda de sus grandes y brillantes ojos verdes, enmarcados por unas largas pestañas igual de oscuras que su cabello.


Te recordaba como un niño muy lindo. Pero cuando te vi de nuevo no pudo evitar pensar en algo mucho más profundo que eso...


Su familia, su amigo y la persona que más amaba en todo el mundo. Eso era él aunque no podía expresárselo en esas palabras. Ya no era el niño de antes, el que podía acercarse sin vergüenza alguna y demostrar el afecto que le tenía. Quizá porque en realidad ese afecto que tenía de niño no era absolutamente nada parecido a lo que sentía ahora que había crecido lo suficiente.


Y tragarse todos esos sentimientos era parte de su tortura personal. Porque no era solo su deseo inagotable de sangre humana aquello que lo mataba, sino también la indiferencia que tenía su amado con respecto a sus sentimientos.


¿Cuándo comencé a sentirme así? No lo sé, pero ni siquiera podía mirarte a la cara. Sentía vergüenza de que vieras en todo lo que me había convertido. Ya no era el niño de antes, y demasiadas cosas estaban claras para mí. Tal vez en ocasiones me dejo llevar por mis emociones...


Esa vez no pude llegarte conmigo. Ojalá lo hubiera hecho, ahora me pregunto que hubiera sido de nosotros sí sólo nos marchábamos lejos para buscar paz en algún lejano. Era imposible, ¿no? Nadie iba a entender como un vampiro podía sentir algo tan fuerte por un humano, y tampoco iban a entender como a un humano podía importarle tanto un vampiro.


No era culpa de Yuu, lo sabía. Él no sabía que se encontraba vivo y siguió con su vida tal y como le hubiera gustado de haber muerto en ese lugar hace años. Ahora, él estaba con ese grupo de humanos que así llamar su nueva familia. No le agradaba ninguno de ellos, sentía envidia muy en el fondo. Porque él estaba atrapado en todo lo que odiaba y ellos podían estar cerca de Yuu, y ni aun así lo podían cuidar apropiadamente. No creía que alguno iba a hacer lo que él estaba dispuesto a hacer.


Porque estaba dispuesto a dar mi vida por ti, si así era necesario.


Lo aceptó con todo lo que era, aun cuando en la segunda ocasión que se volvieron a encontrar solo atinó a desear su sangre. Y Yuu solo sonrió y lo convenció de beber, beber para curarse, para poder seguir, para no morir en ese lugar. Y cuando se acercó y bebió su sangre sintió el calor recorrer su cuerpo, la calma y la culpa.


¿Cómo podía sentir tantas contradicciones en tan solo unos segundos? Mika no lo entendía.


Lo cierto es que tu sangre fue lo más delicioso que jamás probé. Y tenerte cerca fue lo mejor que había pasado en todos ese largo tiempo en el cual te estuve buscando. Aun si hubiera luchado años, suelo pensar que tarde o temprano hubiera terminado por beber tu sangre.


Él era algo cruel al tentarlo con su sangre. También era demasiado obstinado y terco, no dejaba de repetir las cosas que deseaba, siempre pensando en ese grupo que realmente no le importaba. Aun así, esa terquedad le causaba un doble sentimiento entre el odio que le tenía a ellos y su pensamiento acerca de cómo Yuu nunca cambio sus acciones por quienes le importaba.


Y solo por esa ocasión no pudo hacer otra cosa que aceptar sus caprichos.


Si ibas a ir no te iba a dejar solo. En ocasiones parecía que sabías muy bien que jamás te dejaría volver solo a ese lugar.


El proyecto del serafín del final era realmente siniestro. Sabía lo que era Yuu, era un serafín. Ellos iban a usarlo para cumplir con sus planes aun si tenían que arrastras a todos los demás en todo su círculo de ideas corrompidas. Porque para ellos usar ángeles o demonios era lo mismo, y ser pecadores o santos era tan superfluo que no pensaban en ello.


Incluso aquel hombre que Yuu quería tanto se había atrevido a levantar un arma en su contra. Todo lo que Yuu dijo para defenderlos perdió significado en ese instante. Ahora solo podía concentrarse en llevárselo de ese lugar. No existía nada para ellos en ese momento.


Y ya con todos en su camino lo vio tomar la medida más desesperada al ver todo caerse en pedazos. La niña usada como serafín era capaz de matarlos a todos. Era la segunda vez que veía a Yuu transformarse en esa figura oscura con sed de muerte.


Entre más lo observaba esa trasformación no lo hacía parecer un ángel. Esas extensiones parecías a alas en su espalda. Los ojos llenos de frialdad y juicios sobre aquellos en los cuales se posaban. No, ese no era Yuu, y tampoco parecía ser un ángel.


Te convirtieron en un experimento, y yo no pude hacer nada para ayudarte. Te dieron la fortaleza para seguir viviendo mientras luchabas, a vivir por venganza hasta encontrar algo mucho más valioso que eso; pero a cambio de arriesgarte a ti mismo.


Al poco tiempo Yuu demostró ser más fuerte que la pequeña. El ejército se vio a si mismo derrotado y no faltó mucho para que intentaran detener a Yuu para quien sabe qué. Tal vez para ver si podía utilizar su fuerza ya demostrada, tal vez porque lo encontraban como alguien peligroso para sus futuros planes.


Lo siguiente después de eso era algo que jamás iba a superar. Ver como decidió salvar a todos a como diera lugar. Verlo apuñalarse a sí mismo fue una sensación horrible, sintió temor, pero no lo quería desmostar en ese momento.


Tal vez lo que condena a todo ser vivo es amar demasiado a alguien.


El caos siguió reinando, unos con otros estaban mostrando sus verdaderas intenciones o en aquello que se convirtieron con el tiempo. Levantaban sus fuerzas y armas entre compañeros y aliados, criaturas de la misma especie.


Yuu era protegido por el momento. Krul había caído diciéndole que se marchara y solo pudo obedecer por el momento, esperando que las cosas se solucionaran de alguna forma.


Defendió a aquellos que tenían a Yuu y esa fue la última vez que vio a los humanos y los vampiros. Como había terminado aquella batalla después de que se marcharon, era algo que no lo sabía en concreto. Lo único cierto del resultado de esa batalla era que por el momento serían enemigos de humanos y vampiros sin importar que.


Entonces ahí se encontraba, mirando al muchacho de cabellos negros. Con sus grandes ojos observándolo atentamente. Con ese par de cuernos de demonio asomando por sus hebras negras. Y esos colmillos blancos rozando sus labios.


Él no era más Yuu. Debían tenerlo amordazado como un preso para que no cometiera alguna atrocidad de la cual se podría arrepentir.


— ¿Cómo estás, Yuu-chan? —preguntó desde el marco de la puerta. Sus ojos rojos miraron a ese chico. No obtuvo una respuesta. Se movió algo inquieto, mostrando lo incómodo que estaba con la prisión de sus muñecas.


Habían pasado tres meses y Yuu no volvía a ser él mismo. Ninguno sabía si podría volver a ser él. Porque no poseían información de cómo hacerlo volver. Porque estaban separados de cualquier ser vivo que tuviera algo de información. O simplemente no había nadie que pudiera solucionar lo que ya estaba por completo roto.


Se acercó un poco más a Yuu sabiendo lo que podía pasar si decía o hacía algo incorrecto. Algo en los ojos ajenos le daban esperanza todos los días de que Yuu volvería.


Lo cierto es que lamento no haberte llevado ese día conmigo. Lamento haber regresado a sabiendas de la situación en la cual estábamos. Lamento también no haber tenido la fuerza para protegerte.


Había tantas cosas que no te dije. Tantas cosas que quiero decirte... pero no las dije. Y ahora ni siquiera sé si vas a volver en ti. No sé si dejarás ese estado.


Me faltó decirte cuando te extrañé en ese tiempo. Lo asustado que estaba cuando supe que tendría que vivir alimentándome de sangre el resto de mi vida. Lo mucho que sufrí pensando que lo que dirías de mi o qué harías.


Si tan solo hubiera tenido un único minuto...


— ¿Mika?... —.El rubio vio algo de conciencia en la mirada de Yuu. Sintió emoción, pero sabía que después de todo eso sucedía antes de que no recordara del todo las cosas.


—Yuu-chan...—susurró despacio. Pasó su mano muy lentamente por la mejilla del muchacho. Luego pasó por su cabello algunas veces en completo silencio. Los instintos y recuerdos de Yuu seguían perdidos en alguna parte, evitando que atacara a Mika —. Lo siento tanto.


Te hubiera dicho lo mucho que me gustaba cuando sonreías.


El chico de cabellos oscuros hizo una mueca sin entender que decía. Sus ojos permanecían esa extraña perdición fría.


Te hubiera confesado que no podía mírate mucho tiempo a los ojos porque me sentía de nuevo como un niño sin fuerzas.


—¿Cuándo vas a volver? —preguntó Mika muy bajo aun a sabiendas de que Yuu no iba a contestar esa pregunta. Se dejó caer sobre sus rodillas frente al otro, no tenía casi hacerse el fuerte en ese momento. Nadie estaba observando el lugar y estaba cansado de pretender calma.


Te hubiera abrazado tan fuerte y habría dicho que todo iba a estar bien si te quedabas a mi lado.


—Te extraño...—dijo Mika, y su voz sonó como un eco en la oscura habitación vacía. Todo estaba silencioso.


 


Pero la cosa que más voy a lamentar es no haberte dicho lo que sentía por ti.


A la mente de Mika llegaron varios recuerdos de cuando ambos eran unos niños. Momentos felices antes de que las cosas sucedieran, incluso los momentos felices que tuvieron cuando solo servían como alimento para los vampiros. Vio al niño algo enojón con el traje blanco que llevaban. Luego pensó en el chico alegre de su edad, aquel que seguía siendo el mismo de siempre.


Casi y sintió lastima de si mismo. Recordar eso solo lo lastimaba más, pero no podía evitar pensar en todo eso mientras pasaba en esa habitación. Todo lo que importaba para él se encontraba ahí dentro. Junto su frente a la de Yuu,


Te hubiera dicho...


—Yuu-chan...regresa,por favor—dijo casi como si el oxigeno estuviera desapareciendo de sus pulmones—...te amo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).