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Apology por Jane Cevik

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Un sonido que JiWon conoce de maravilla lo hace despertar, para darse cuenta que puede llegar tarde sino se apresura. Lo primero que hace es tomar una rápida ducha, para después ponerse el traje, requiriendo la ayuda de su mamá con la corbata. En otro momento su madre le hubiera dado consejos, pero sabía que se le hacía tarde para el trabajo, así que lo dejo ir.


El primer pensamiento fue llevarse el coche, pero ayer su padre le había dicho; «no te lleves el coche, sólo podrías dar una pésima presentación». Eso hace que JiWon tome un taxi, que posiblemente le cobre bastante caro, le extiende un papel al chofer de la dirección. Recibiendo una mirada que él no logra comprender.


—Es aquí —le avisa el señor, mirando incrédulo al más joven. No puede creer que un mocoso pueda pertenecer a esa clase.


—Aquí está, gracias —JiWon le da el dinero acordado, para salir del vehículo. Y mirar con atención la gran mansión en la que trabajaría.


Es una casa enorme, más bien una mansión con aspecto lujoso, con un patio bastante amplio. En cuestión de segundos JiWon sale del trance por la impresión y toca el timbre. Piensa tocar otra vez, pero observa de lejos una sombra que proviene de adentro viniendo hasta él. No es más que otro hombre con traje, un empleado.


—¿Qué se le ofrece? —pregunta el hombre de aspecto serio, recorriendo con la mirada a JiWon.


—Soy Kim JiWon, vengo por el trabajo de niñero —dice con la mejor sonrisa que puede formar, aunque se siente incómodo por la mirada del mayor.


—Adelante —el mayor abre las puertas, dejando pasar al adolescente. No sin antes darle otra inspeccionada.


El recorrido hasta la residencia es incómodo para JiWon, no puede evitar sentirlo cuando el sujeto sólo lo mira como si fuera un criminal. Saca un suspiro de alivio cuando han llegado hasta la entrada, donde el mayor abre la puerta con una llave dorada.


—Ve directo hasta el segundo cuarto de la izquiera que se encuentra subiendo las escaleras. Allí habrán unas sirvientas que te daran un traje mejor que esa porquería que llevas, diles que te mandó SeunHon. No te atrevas hacer otra cosa o de lo contrario te arrepentirás de haberlo hecho —amenazó SeunHon. Dejando que primero pase JiWon. Cerrando la puerta trás de él.


Es enorme el lugar, sin embargo JiWon mira directamente donde se encuentran las escaleras para seguir las indicaciones. En su mente maldice a SeunHon, no puede creer que exista un tipo tan fastidioso. Tampoco puede creer que existan escaleras tan largas.


Se sorprende al ser recibido por unas mujer adultas, hermosas, en su opinión. JiWon les dice que ha sido enviado por SeunHon y también que viene por el trabajo de niñero. Ganando por parte de la mujeres un asentimiento de cabeza.


—Toma, por allá está el baño. Puedes ir a probartelo —una de las mujeres le entrega un traje negro junto con unos zapatos, la tela es totalmente diferente a la suya, siente.


Salió del baño con una expresión de evidente asombro, sigue sin creer que el traje encajara perfecto con él, al igual que los zapatos. ¿Acaso eso ya era planeado? ¿Quienes les habían dicho las medidas?


—¿Y la corbata? —pregunta una mujer de cabello rubio con unos ojos azules, extranjera de seguro.


—No me la sé poner —responde JiWon con vergüenza.


—Ven acá, ahora te la pongo —ofrece con una sonrisa amigable. Mientras le hace el nudo a la corbata, piensa que es un hombre demasiado joven, que debe tener la misma edad que el hijo del dueño—. Ya está, ahora deja el traje que llevabas puesto en la basura.


—¿Qué? ¿Por qué?


—¿Te lo quieres llevar? Pero, el traje que llevas es un regalo de parte del dueño. Además ese lo tendrás que usar mientras estés aquí.


—Lo sé, pero mi madre puso mucho empeño en el, para que simplemente lo tire. Lo llevaré en mi casa en cuanto acabe el trabajo.


—Entiendo, puedes dejarlo aquí, no te preocupes. Yo te lo entrego en cuanto termines, porque no le hará mucho gusto a la Sra. Kim verte con un traje así.


JiWon estaba por agradecer hasta que una voz le llamó, no era nada más ni nada menos que SeunHo. Quién le amenazó con salir cuanto antes. Se despidió de todas las mujeres y le agradeció con una sonrisa a la rubia antes de salir.


—Maldito mocoso, date prisa, la Sra. Kim espera por ti —un enfurecido SeunHo expresa, mientras baja las escaleras para ir a la sala con el "mocoso".


—Lo siento —se disculpa JiWon, maldiciendo al mayor en su mente.


La sala es de lo más grande, hay dentro unos hermosos cuadros de pintura, junto con un cuadro grande de lo que parece ser una familia. Un hombre, una mujer, una niña y un chico. Su mirada deja de ver la fotografía para darse cuenta que sentados en el sillón están las mismas personas, pero sin el hombre mayor.


—No te atrevas a sentarte sin que ella te lo diga, mocoso —susurró SeunHon en el oído de JiWon.


—¿Así que tú eres JiWon? Esperaba por ti, toma asiento —indica la señora de aspecto juvenil.

JiWon asiente con la cabeza, mientras ve irse al mayor, se siente más aliviado. Aunque no tanto, por alguna razón siente una mirada penetrante en él.


—Estos son mis hijos; HanBin —señala con la palma de su mano a un adolescente de cabello negro, de aspecto atractivo, con unos ojos que le miraban con enfado.— Y Hanbyul.


La niña era bastante parecida a la Sra. Kim al igual que a HanBin. Sólo que sus ojos reflejan algo demasiado distintos de estos dos, inocencia, eso reflejaban.


—Yo saldré de viaje en una semana, será por un mes. Así que esta semana estás a prueba. Básicamente quiero que cuides a Hanbyul mi hija, lo que ella te pida se lo darás, si quiere salir la llevarás, te daré un auto para eso. Recuerda algo, aquí tú solo estás para servir a mi hija, no eres más que un empleado, también si mi hijo quiere salir lo llevarás. La vida de ellos vale más que la tuya. ¿Entendido?


—Entiendo, Sra. Kim —se trago todo su orgullo JiWon para responder.


—Bien, ahora vete a ordenar la habitación de Hanbyul, tu trabajo empieza ahora —ordenó la Sra. Kim antes de retirarse del salón con una bolsa en su antebrazo. No sin antes despedirse de sus hijos con una sonrisa falsa.


JiWon se paró del sillón minutos después, pensando que ni siquiera sabía dónde quedaba la habitación.


—Por acá —musita una pequeña Hanbyul para tomar la mano de JiWon. Éste sólo asiente.


—Si te atreves a hacerle daño a mi hermana, te mataré.


Escucha JiWon antes de irse junto con la niña.

 

 


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