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Advertencia. por marichuy

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Tres pisos después, por un largo y lujoso corredor. En el apartamento 7, se encontraba el secuestrado, admirando la estancia, si, era de lo más cómoda. Tenía un aire elegante, la sala de piel negra, acompañada de una mesa de madera caoba en medio de ella, debajo había un tapiz turco negro, la pantalla estaba justo de frente a la sala pegada a la pared en un mueble de caoba bastante lleno de libros, películas y videojuegos, el play estaba justo al lado derecho de la televisión y una foto de su familia de izquierdo. Detrás de la sala había un balcón enorme, se podía distinguir que era de mármol, las cortinas eran blanca pareciera que fuesen de terciopelo, la cocina estaba bastante amplia y moderna, su desayunador era pequeño como para tres personas, pero el comedor era otra cosa. De lado contrario a la cocina había un largo pasillo, pudo distinguir dos habitaciones. Entonces recordó con quien estaba.
- ¿te gusta?- Cansado le pregunto Naruto.
- Demasiado grande para una sola persona.- Ni siquiera lo miro cuando le respondido
- Tal vez.- encogió los hombros
- ¿Qué hago aquí?- Al fin se aventuró a preguntar.
- Mmmm, después de que te vestí, se me ocurrió una idea.- Se llevó una mano a la cabeza.
- ¿Cuál?- Lo miro con desconfianza.
- Quiero que seas mi amante este fin de semana.- Se alejó un poco por si las dudas.
- ¿Qué?- lo acribillo con la mirada.
- Lo que oíste.- Dijo nervioso
- Me niego.- Protesto
- ¿Pero porque?- Protesto igual
- No te conozco, ¿Qué tal si eres un asesino en serie?- Se excusó.
- Bueno sé que te llamas Sasuke Uchiha, se nota que te gusta el sexo rudo, además de que tienes un bonito cuerpo.- Respondió animado.
- Pervertido- le recrimino.
- Mira quien me lo dice-. Levanto la barbilla del sexy moreno, para acercar sus bocas. Sus labios ya estaban rozando, sus alientos ya eran uno solo… Y de la nada un estómago gruño.
Ambos suspiraron, era inevitable no darse cuenta que Naruto era el que estaba hambriento. El anfitrión guio a su visita a la cocina y le ayudo a tomar asiento, desde ese punto todo era más amplio. Ya desesperado, Naruto busco el ramen instantáneo, la protesta no se hizo esperar.
- ¿Ramen?- Se quejó con cara asqueada.
- Sí, es delicioso, además muero de hambre-. Respondió sorprendido
- ¡Demonios sí que eres un dobe!-. Se levantó despacio, y fue directo al refrigerador.
- ¿Qué haces?-. cuestiono a su invitado
- Pues que esperabas, tendré que cocinar, no comeré eso.- volvió a mirar el ramen con asco.
- ¿Sabes cocinar?- Pregunto confundido.
- ¡Pues claro!- Exclamo ofendido.
- Esto tengo que comprobarlo.- y sobo su estómago en manera de burla.
El moreno pudo comprobar que su anfitrión no se mal pasaba, tenía bien surtido el refrigerador. Opto por carne molida para unas albóndigas, contaba con todo lo necesario para que se pudiesen hacer, aun así él no iba a preparar la comida solo, Naruto le iba ayudar quisiera o no.
Cocinar juntos parecía imposible, Naruto se rehusó a revolver la carne con los condimentos, Sasuke lo miraba amenazándolo con un cuchillo, no funciono, corría por todos lados como un niño si él se acercaba con el arma. Hacer las bolitas de carne fue mucho peor; Sasuke siempre tenía paciencia haciendo ese platillo, pero con el rubio merodeando y haciendo comentarios a cada rato hacia que este se desconcentrara, además de que al dorar la carne le salpico aceite caliente gracias a que el bromista ojiazul le subiera al fuego sin avisarle. La salsa fue lo único que Naruto quiso hacer y lo hizo mal, le hecho demasiado chile, le había quedado muy espesa, sin embargo se las ingenió para arreglar su desastre. Dos horas haciendo la comida, se hubiese hecho menos tiempo de no ser por su torpe ayudante.
Una vez lista la comida velozmente llenaron sus platos de comida, estaban hambrientos los dos. Sasuke espero para ver la reacción de Naruto cuando probara la comida, su respuesta fue la que esperaba…
Sus cejas se elevaron, esos enormes ojos azules se abrieron a su máxima capacidad, su sonrisa de por si era linda, pero esta vez deslumbro, las mejillas con rubor se ensancharon. Le habían encantado sus albóndigas. Comenzaron a comer, bueno Sasuke comía, Naruto devoraba como si llevase días sin comer.
- Cocinas muy bien Sasuke-. Lo elogio mientras iba por su tercer plato…
Naruto cayó tirado al piso, una albóndiga más y explotaría, el otro quería ayudarle, pero estaba igual de lleno que él, y ahí en el suelo de la cocina se quedaron dormidos.
Horas después despertaron para comenzar a pelear de nuevo, esta vez era quien lavaría los trastes, un Sasuke recuperado, con el cuchillo en la mano correteo a un rubio por todo el pasillo era su turno de hacer algo mejor que una salsa mediocre, Naruto alcanzo encerrarse en su cuarto, casi lo alcanzaba. Ya encerrado sopeso la idea de lavar los trastes, no era tan malo, pensó. Su error fue haber hecho esperar al moreno sexy, este estaba más furioso que antes.
Ahora no era un cuchillo sino un sartén y lo llevo a golpes al lavabo, Naruto no podía correr, esta vez no, el golpe que le propino en la cabeza lo había dejado aturdido, llego lo más rápido que pudo, y con la mirada asesina de Sasuke acechando, lavo por fin los trastes.
Terminando de recoger, Sasuke se despidió.
- ¿A dónde vas?- se interpuso Naruto en la puerta.
- A mi casa dobe-. Trato de quitarlo de ahí.
- ¿No te dije yo que serias mi amante este fin de semana?- le recordó
- No quiero serlo.- Volvió intentar quitarlo.
- Quien pidió tu opinión-. Lo cargo sobre sus hombros y lo llevo por ese largo pasillo, hasta llegar a la habitación, exactamente lo soltó hasta llegar a su armario.
- ¿Qué hacemos aquí?- miraba absorto dicho sitio.
- Busca algo que te quede, saldremos-. Respondió mientras se dirigía a su baño.
Era demasiado para el pobre de Sasuke, tenía que huir, de algún modo se sentía como una prostituta. Corrió como alma que lleva el diablo, quería salir de ahí, ir a casa y no volver jamás por esos rumbos. Estaba a punto de huir. Un clic s escucho en la cerradura de la puerta. Maldita suerte tenia, debió recordar que estaba en un apartamento de lujo y estos tenían sistemas de seguridad. La silueta de Naruto apareció, este se recargo en la pared del pasillo. Su sonrisa burlona lo hacía sentirse menos, pero no lo demostró, regreso al armario y resignado busco algo que le quedara.
Encontró unos jeans viejos y una camiseta blanca, afortunadamente combinaba con el calzado deportivo que tenía puesto.
- Vaya te asientan bien eso jeans.- Lo examino de arriba abajo. Se acercó a su oreja- Te comería ahora mismo, pero tengo algo mejor en mente.
- ¿Qué me harás?- Un poco sofocado le contesto.
- No te preocupes, iremos a un lugar que jamás olvidaras.
Lo tomo de la mano, ignorando la electricidad de aquel roce y bajaron al estacionamiento.
Mientras tanto en casa de la familia Uchiha…
- Aun no llega, él siempre llega temprano a casa- Se decía así mismo una mujer de cabellera larga.
- Llamare a la policía esto no puede esperar.- Anuncio un hombre mayor.
Media hora después patrullas de la ciudad estaban en una casa pequeña, pero bien cuidada, al parecer había un posible secuestro al hijo menor de la familia…

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