Llegaron a la recta, con velocidad baja por si habría necesidad de regresar, las vieron de lejos. Iban despacio muy despacio, estaban conmocionados.
Algunas patrullas estaban terminando de hacerse a un lado para dejar pasar la camioneta, fue el momento más raro para ambos, todos los policías los miraban desde adentro, algunos de ellos habían asomado su cabeza, uno de ellos le había guiñado el ojo a Naruto, Sasuke se dio cuenta y fulmino con la mirada al tipo que desvió la mirada avergonzado. El rubio no sabía si acelerar o ir a esa velocidad, los nervios predominaban y prefirió ir despacio hasta estar a una cierta distancia de la policía. Un tramo más lejos de todo el cuerpo policiaco, Naruto acelero, quería acabar con aquel asunto de una vez por todas.
Diez minutos más tarde, los edificios y casas aparecían nuevamente, una casa pequeña se veía en una pequeña colina, por instinto supo que esa era la casa del copiloto. Ya un poco más cerca pudieron ver a una pareja, la mujer de cabellera negra con las manos en el pecho y gesto de preocupación, el hombre no tenía absolutamente ningún gesto mientras abrazaba a su esposa. Sus padres los habían estado esperando.
Aparco el carro a lado de un Jetta, antes de bajar del auto se miraron a los ojos, cada uno pudo ver su expresión, Naruto vio a un Sasuke con el ceño fruncido y los ojos abiertos a su máximo esplendor, Sasuke vio a un Naruto mordiéndose los labios mientras alzaba una y otra vez sus cejas y su ceño se fruncía cuando el movimiento se repetía.
- Puedes dejarme aquí, no quiero que te metas en más problemas.- Y se dispuso a bajar, Naruto lo tomo del brazo.
- No, dije que te traería y hablaría con tus padres, cumpliré mi palabra.- Lo miro nuevamente a los ojos con una profundidad que por un fugaz momento Sasuke se olvidó de todo.
- De acuerdo. – Acepto Sasuke.
- Vamos a la horca.- Bromeo Naruto, Sasuke sonrió sarcásticamente.
Cuando el moreno dio el primer paso para caminar, se desparramo todo en el suelo, Naruto ni cuenta se dio que el menor estaba en el piso, así que este del suelo le grito.
- ¡Naruto!- Hundió su cara para que no viera su sonrojo. Este volteo.
- ¿Qué pasa Sasuu…- Corrió en su ayuda, pero cuando estaba a punto de llegar algo lo derribo...
Más bien alguien lo derribo.
- Tu maldito, ¿qué le hiciste a mi hermanito?, eres un maldito, pagaras por todo lo que le hiciste.- Desde el suelo y con un tipo casi idéntico a Sasuke sobre el trato de reponerse.
- Itachi, déjalo en paz, me trajo hasta casa, así que cállate.- Itachi sin disculpa alguna se retiró y se dirigió a la pequeña y modesta casita que estaba justo enfrente de ellos.
Sasuke tirado, Naruto sofocado, la escena era muy embarazosa, ni uno ni otro se podía levantar por lo que la mujer de cabellera larga se dispuso ayudar.
- ¿Sasuke cariño que te paso?- Cuestiono, sospechando lo que tenía su hijo.
- Nada mamá, solo tropecé.- Compartieron una mirada llena de complicidad.
- Mmmm ¿me podrían ayudar a mí?- Dijo Naruto sofocado.
- No.- respondieron al unísono los Uchihas.
Confirmado, de tal palo tal astilla, esto sería un infierno para el rubio.
Se levantó con esfuerzo y se dirigió a donde la madre del menor lo llevaba arrastrando. La mirada de aquel hombre en el pórtico era bastante pesada, ¿herencia?, en fin, decidió tomar al toro por los cuernos.
- Buenas tardes señor, soy Naruto Uzumaki.- Le extendió la mano y este la apretó con fuerza cosa que intimido al rubio.
- Buena tarde tenga usted Naruto, soy Fugaku Uchiha.- La tensión se podía cortar con un cuchillo, si es que eso fuese posible.
- Vine a traer a su hijo.- Lo encaro.
- Valiente de su parte señor Uzumaki, me siento con el deber de invitarlo a pasar a casa.- Y se dirigió a la puerta.
- …l ya se iba papá.- El moreno escudo a Naruto.
- ¿Es cierto eso muchacho?- Evidentemente ese señor iba a matarlo si decía que se marchaba.
- No, con gusto hablare con ustedes.- Dirigió la mirada a la madre de Sasuke, se sorprendió por el gran parecido que tenían, mientras cruzaban el umbral, Naruto miro de reojo a Sasuke y noto como este estaba tenso, asustado, era la manera correcta de describir.
Entraron todos, la casa parecía tan acogedora, la sala pequeña, pero encantadora. Los sillones marrones y afelpados, las paredes azules decoradas con fotografías de los miembros de la familia. Bastante hogareña.
Tomaron asiento y un silencio incomodo comenzaba a inundar la sala. Mikoto fue la primera en hablar.
- Señor Uzumaki ¿le gustaría un té y galletas?- Pregunto seria.
- No muchas gracias, quisiera pasar al verdadero asunto que nos trajo aquí.- Paso saliva y miro a Fugaku.
- En verdad eso me gusta, se ve que eres un hombre de palabra, me alegra que mi pequeño haya encontrado a alguien como tú, pero las circunstancias me impiden darte una completa aprobación, así que escucho explicaciones.- Lo miro inescrutablemente.
- Vera señor Sasuke y yo nos conocimos apenas ayer, el error fue mío por no preguntar si era menor o no, di por sentado que era mayor, apenas hoy a mediodía me percate de eso, por esa razón yo mismo lo traje aquí para afrontar las consecuencias de mis actos imprudentes.- Lo enfrento con la mirada.
- Bueno Naruto, me sorprenden los hechos, en fin, te explicare algo, soy un hombre bastante tradicional, estricto y sobre todo protector, por no decir de más que soy discreto, me repugnan los escándalos y tu mi pequeño hijo causaron uno muy cómo decirlo bochornoso, como soy hombre y alguna vez tuve mi etapa rebelde imagino que tú y mi hijo no hablaron de videojuegos o cosas triviales, eres mayor por lo que una persona como tú se va a otros extremos, mi hijo no puede caminar y eso confirma absolutamente todo, detesto la forma en que nos estamos conociendo, si hubiese sido de otra manera, hasta te habría invitado a cenar, pero sabes lo que hiciste, sabes lo que le hiciste a mi hijo, sabes lo que le hiciste a esta familia.- Lo miro esta vez con furia contenida.
- Señor es por eso que estoy aquí para afrontar las consecuencias de mis actos.- Miro a Sasuke quien estaba junto a su madre, observando la escena con temor.
Hubo un largo silencio hasta que Fugaku se puso de pie y hablo.
- Muy bien Naruto Uzumaki, afrontaras las consecuencias de esto, comprometiéndote con mi hijo, la boda se efectuara cuando el cumpla dieciocho años, hasta entonces ustedes dos estarán comprometidos.- Miro a todos los presentes con mirada severa.
Naruto sudaba la gota gorda, no tenía la menor idea de cómo responder a esto, jamás le hubieses pasado por la cabeza que lo comprometiera con aquel niño orgulloso.
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