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Notas del fanfic:

Segundo fic del KS Day, up!

#HappyKyungsooDay #HappyKaiSooDay #HappyJonginDay

Notas del capitulo:

¿Segundo? fic del KS Day, up!

#HAppyKyungsooDay #HappyKaiSooDay #HappyJonginDay



La familia Kim era una familia un tanto extraña. No solían juntarse con nadie más, y no salían más que en situaciones necesarias. No se mezclaban ni molestaban a nadie, cosa que llevaba intrigadas a las señoras cotillas quienes solo podían conformarse con verlos a la distancia y plantear hipótesis cual más descabellada acerca del comportamiento esquivo de los Kim.

Todos los miembros de la pequeña casa de los Kim tenían un bronceado natural en la piel, labios gruesos, cabellos rojizos u oscuros, ojos azabaches y diferentes temperamentos.

La madre, con el difícil oficio de madre soltera, trabajaba en un restaurante, y solía llevar siempre un par de platillos deliciosos para los niños –cortesía de su muy amable y solícita jefa–.

A sus 18 años, Jongin era un buen hermano mayor, según su madre, la silenciosa y amable Hyorin. En casa, cuidaba de sus hermanos menores, los revoltosos mellizos Taemin y Dahae, de 6 años. En el instituto, Jongin era un lacónico estudiante promedio, ni era el primero, ni el último. Solía estar solo y le gustaban los sonidos armónicos y el baile, gusto que compartía con sus pequeños hermanos.

Estos, a diferencia de su hermano mayor, eran revoltosos, ruidosos, traviesos y temperamentales. Un dúo inseparable.

*

Jongin aún era un adolescente, después de todo, así que era normal que tuviera un par de problemas en el instituto.

El problema radicaba en Baekhyun, un chico de un curso superior que parecía haberle agarrado manía, y no dejaba pasar un par de horas sin vapulearlo, humillarlo, insultarlo, burlarse.

A Jongin no le importaba, hasta que Baekhyun cruzó la línea, y se decidió por algo más físico. Aún así Jongin seguía sintiendo pena cuando veía el dolor y la frustración reprimida en los ojos de Baekhyun cada vez que este le miraba.

Esa mañana, Jongin recordaba que Baekhyun se acercó, acompañado por sus dos amigos, quienes extrañamente nunca habían participado de los insultos de Baekhyun. No se limitó a molestarlo, o a tirarle sus cosas al suelo, sino que esa ocasión le hizo una seña a un chico alto, y Jongin se vio sujetado por él, con los brazos hacia atrás, indefenso.

Baekhyun se despojó de su mochila, pasándosela a un chico más bajo que él que se mantenía tras suyo. Y, crispando los puños y la mandíbula con decisión, la emprendió contra Jongin, golpeándolo repetidamente en el estómago, y esporádicamente, en la cara.

El tiempo parecía pasar lentamente, hasta que el timbre sonó, y el mayor se detuvo, jadeando por el esfuerzo, pero más tranquilo.

Y Jongin no supo por qué le aliviaba saber que la tensión y la frustración que Baekhyun cargaba habían desaparecido, al menos por el momento. Quizás era masoquista.

Chanyeol, el chico alto que le sujetaba, le soltó con suavidad, susurrando demasiado bajo una disculpa, mientras el chico más bajo y castaño se negaba a mirar en su dirección.

Desde el suelo, Jongin los vio salir del baño y marcharse, dejándolo solo, sentado en el suelo, con su mochila a pocos centímetros de él. Hizo una mueca cuando su cuerpo se quejó, y desistió de levantarse, optando por saltarse la primera clase.

No sabía cuanto tiempo pasó, hasta que escuchó el sonido de la puerta abriéndose. Quizá Baekhyun aún no terminaba con él, o quizá otra persona venía a usar el baño. De un momento a otro, una mano se hallaba frente a sus ojos, y no dudó en tomarla, levantándose con algo de dificultad cuando su cuerpo se resintió.

Se fijó por primera vez en su auxiliador, y notó que era el chico bajito y castaño que solía estar tras Baekhyun. El chico no lo miró, sino que se mantenía mirando hacia los lavabos, sacando un pañuelo de su bolsillo y acercándoselo.

-Soy Kyungsoo.

Jongin tomó el pañuelo y se limpió el hilillo escarlata que resbalaba traicionero de su nariz, asintiendo.

-Gracias.- dijo secamente, devolviendo la prenda de tela y tomando su mochila del suelo con algo de esfuerzo, marchándose y dejando al chico solo.

*

Su madre se preocupó mucho cuando vio a su hijo mayor llegar en silencio a casa con la nariz rota y movimientos cuidadosos, pero no hizo preguntas. Sabía que a su tiempo, Jongin le hablaría.

Taemin y Dahae armaban alboroto en su habitación, quizá jugando los juegos que a Taemin le gustaban. Dahae odiaba a muerte las muñecas y los juegos de té, y compartía con su hermano gemelo una afición casi insana por los videojuegos de lucha y de baile, los peluches, los dulces y el ruido en general.

La señora Kim había pillado nada más que un constipado, lo que la dejó en cama por varios días y faltó al trabajo. La amable jefa de su madre le aconsejó quedarse en cama y no sobreesforzarse.

Jongin, como hombre de la casa, debió ocuparse de cocinar para todos, limpiar, y ocuparse de las cosas que normalmente hacía su madre.

***

El sábado, el hijo mayor de la familia Kim tomó las llaves y el listado de las cosas que faltaban, y junto con los gemelos, se dirigió al supermercado.

Con la canasta a un lado, Jongin no se percataba de que era observado a la distancia.

Un chico castaño y de ojos grandes lo miraba, ignorando a su enrabietado hermano menor que se obstinaba en elegir un cereal que al mayor no le gustaba en lo mas mínimo.

Sus grandes ojos enfocaban a la alta figura que se hallaba en el área de las galletas, con un paquete en cada mano, indeciso. Asomadas por debajo de su camiseta, dos tiras de diferente color amarradas a una trabilla lateral de su pantalón, uno rojo y uno azul, y cada extremo mantenía amarrados dos infantes; cada uno sujetado firmemente a las trabillas traseras de los pantalones de dos niños de diferente sexo, piel ligeramente morena y los cabellos rojizos, que correteaban a su alrededor, riendo y armando jaleo.

El chico sonrió enternecido, y su hermano menor, cansado del caso omiso de su hermano mayor, optó por mirar los chiquillos que reían ruidosamente, deteniendo su enfurruñamiento, mirándolos con interés y los grandes ojos brillando.

Mientras, Jongin aún no se decidía por las galletas de avena con chispas de chocolate amargo o las galletas de harina con chispas de chocolate. Miraba alternativamente ambos frascos que tenía en sus manos, sin decidirse.

-El de avena es igual de rico, y más saludable. - escuchó una voz a su lado y una mano se posó en el paquete de galletas elegido.

Jongin alzó los ojos, encontrándose a Kyungsoo.

Taemin y Dahae dirigieron su atención inmediatamente al niño de ojos grandes que acompañaba a Kyungsoo de cerca, haciéndole fiesta y corriendo hacia él sin dudarlo.

Pero de un brusco tirón fueron detenidos cuando los tirantes de color se tensaron y frenaron su carrera.

Jongin sonrió al mayor, y dejó las galletas no elegidas en el estante, tomando las de avena. Kyungsoo cargaba una canasta con un par de comestibles y sonreía mirando a los hermanos menores de Jongin, extendiendo sus manitas con anhelo, tirando de la camiseta de Minho, quien se veía encantado ante tanta atención.

El de piel morena carraspeó, sacando al mayor de su embelesamiento, y se saludaron incómodamente, sin saber que decirse por ser prácticamente desconocidos.

-Hum... ¿estás bien? -preguntó torpemente el mayor, mirando su canasta.

Jongin supo a lo que se refería, y asintió.

El resto del trayecto fue silencioso entre los mayores, y particularmente ruidoso entre los niños, quienes habían hecho migas de inmediato.

Más tarde, separar a los gemelos del pequeño Minho, y viceversa, fue todo un lío, pues los infantes se negaban a pasar tan poco rato jugando. Luego de muchos mocos, amenazas, lisonjas, y más mocos todavía, lograron separarlos, con la promesa de que el próximo sábado Kyungsoo llevaría a Minho a casa de Jongin a jugar con los gemelos.

Los mayores intercambiaron números, y esa noche fue la primera de muchas otras intercambiando mensajes de texto y emoticones estúpidos a altas horas de la noche, y el comienzo de la silenciosa rutina diaria de caminar juntos de la mano hasta el subterráneo, donde se separaban en silencio y se marchaban en diferentes direcciones.

*

Entre Kyungsoo y Jongin parecía no pasar nada.

Ambos se evitaban lo mas que podían, aunque luego retomaban la mala rutina de los mensajes de texto después de la medianoche.

Baekhyun volvió a pillar a Jongin la siguiente semana, esta vez arrastrándolo a las duchas, donde volvió a dejarlo jadeante y adolorido. Durante la sesión, Jongin miró a Kyungsoo de reojo. Notaba que Kyungsoo ya no estaba tras Baekhyun, sino que se mantenía a cierta distancia.

El mayor parecía debatirse consigo mismo, y optó por bajar la cabeza y apretar los ojos, decidido a no ver nada. Minutos después, ya solos, un Kyungsoo cabizbajo ayudaba a Jongin a levantarse después de la golpiza, untando gel analgésica en las doloridas costillas y escuchando los siseos del menor ante la sustancia fría en su piel.

Pero ninguno dijo nada.

*

Después de muchos mensajes durante toda la semana Kyungsoo y Jongin, se pusieron de acuerdo.

El sábado, Kyungsoo cumplió la promesa que le hizo a los niños, y Jongin fue a buscar al mayor y al pequeño Minho en la estación del subterráneo.

Al llegar a casa, Kyungsoo ayudo a Jongin a acomodar a la convaleciente señora Kim, y dejaron a los niños jugando en su cuarto, mientras los mayores jugaban en la consola de Jongin, sentados en la sala.

A pesar de todo, las cosas no parecían haber cambiado. Seguían siendo un par de desconocidos que compartían poco pero estaban cómodos juntos.

*

El miércoles, Baekhyun parecía haberse levantado con el pie izquierdo, y no dudó en ordenarle lo mismo a Chanyeol.

Jongin, desde su casillero, los vio mirar en su dirección y acercarse. Suspiró resignado, adivinando lo que llegaba. Vio a Kyungsoo mirar a otro lado, con la cabeza gacha y los labios apretados.

Baekhyun apenas llegó a golpear un poco, siendo detenido con algo de ferocidad por el chico más bajo, quien agarró su brazo con fuerza y con un murmullo le recordó que debían estudiar para el examen de química.

Funcionó, y Baekhyun tomó sus cosas y se marchó, seguido de un cabizbajo Chanyeol y un callado Kyungsoo.

Jongin se quedó allí, sentado en el suelo, intentando recuperar el aliento.

Baekhyun aún no notaba lo que pasaba con sus amigos. No entendía la brecha que empezaba a crear el solo.

Agradecía lo que Kyungsoo hacía, pero sabía que tarde o temprano, sería descubierto y se metería en problemas con su amigo.

A sus costillas no les parecía buena idea recibir cada semana cierta tunda, y pronto se encontró irritándose consigo mismo por seguir manteniendo una actitud pasiva.

Minutos después, apareció Kyungsoo, cabizbajo, dejándose caer de rodillas a su lado y susurrando repetidamente un casi imperceptible “Lo siento” con los ojos húmedos, mientras limpiaba la recién abierta herida en su labio y las contusiones de su estómago y costillas.

Aquella era una insana rutina. Y sus costillas le agradecerían cuando terminara. Pero extrañamente, solo quería que Kyungsoo continuara a su lado.

Jongin miró al bajo susurrar una y otra vez, hasta que agarró su muñeca, frenándolo, y lo atrajo hacia su cuerpo, abrazando al mayor mientras este se deshacía en sollozos entrecortados y disculpas balbuceadas.

-Esta bien. No es tu culpa. -lo calmaba, hablando bajo y apretándolo con mucho cuidado contra su cuerpo.

Porque, bueno, le dolía todo.

Kyungsoo quizás era un llorón, pero eso a Jongin no le importaba en lo mas mínimo.

*

El viernes, Baekhyun volvió a la carga. Quizás porque no estaba bien, quizás porque se sentía solo, quizás porque necesitaba desahogarse. Los 'quizás' eran infinitos.

Pero en esa ocasión, Jongin notó que Kyungsoo no estaba con él, y Chanyeol, que se mostraba reacio a mirar a Jongin o a Baekhyun, se marchó en seguida con una expresión indescifrable, sin esperar a que Baekhyun tomara su mochila del suelo y lo siguiera.

Sintió pena mezclada con molestia por el chico mayor. Era obvio que empezaba a quedarse solo. Pero Baekhyun todavía no se daba cuenta. Baekhyun era un estúpido.

Esperó con paciencia, hasta que vio a Kyungsoo aparecer tímidamente, como cachorro apaleado, arrodillarse a su lado, mordiéndose el labio y dudando un poco mientras abría los botones de su camisa y masajeaba cuidadosamente sus doloridas costillas con la gel helada que solía llevar.

Jongin suspiró con alivio al sentir la familiar sensación fría y después caliente en las contusiones, paseando su mirada por el gimnasio. Cuando sus ojos se toparon con la menuda figura escondida de Baekhyun detrás de una columna supo que Kyungsoo estaba en problemas.

La mirada dolida y traicionada de Baekhyun aseguraba una explosión mas adelante. Y quizás el mismo tendría que pagar, de eso estaba seguro. Empezaba a cansarse de quedarse quieto. Creía que Baekhyun manejaría la frustración que sentía consigo mismo y recapacitaría, pero no veía señales de cambio. Estaba cansado de jugar a ser el terapeuta silencioso, el buen samaritano.

Solo temía por Kyungsoo.

Sintió a Kyungsoo rozar su piel lastimada con cariño, abotonar su camisa con delicadeza y sentarse a su lado, en silencio. Entre ellos dos, el silencio era algo realmente cómodo, y solían entenderse con mucha facilidad, aún sin hablar más de la cuenta.

Kyungsoo no era su amigo, de eso estaba seguro, pero tampoco era un desconocido. Era, simplemente, Kyungsoo.

Su... ¿su qué?

Era mejor dejarlo sin nombre.

*

A la salida, Jongin esperó en una esquina, hasta que se impacientó y con una punzada, se decidió a entrar a buscar al mayor.

El recinto estaba casi desierto, y unos pocos estudiantes retrasados o en grupos salían, riendo y parloteando.

Jongin caminó con cautela, decidiéndose por pasar por el casillero del mayor, y sonrió cuando lo vio de espaldas, entrando un par de libros en el. Los hombros de Kyungsoo se movieron sospechosamente, y Jongin se lanzó hacia él, agarrándolo del hombro y girándolo.

Frente a él, la piel de marfil de Kyungsoo estaba hinchada, lastimada, su labio superior estaba partido, sus ojos y la punta de su nariz estaban enrojecidos por el llanto.

Jongin no necesitó preguntar nada, ni Kyungsoo necesitó pedir nada.

El menor atrajo el cuerpo del mayor contra el suyo, y aquello fue lo único que necesito el mayor para dar rienda suelta al llanto, estremeciéndose en sollozos que quedaban ahogados tenuemente en el pecho del menor.

-Baek es mi amigo... -hipó al fin, apretando la camisa de Jongin- No podía pegarle, no podía...

Jongin se mantuvo en silencio hasta que el cuerpo de Kyungsoo solo se estremecía por los hipos esporádicos.

No podía decir nada que lo consolara, y aunque pudiera, ¿qué le diría?

Hacía mucho tiempo que no sabía qué era tener amigos.

*

Kyungsoo no inició las usuales conversaciones estúpidas a las 2 de la mañana, ni fue a clases el lunes.

Jongin se sentía extraño.

Quizás se acostumbró demasiado rápido a los mensajes de texto con Kyungsoo a altas horas de la noche, o quizás el mayor le recordaba como era su vida antes de mudarse a Seul.

Jongin caminó cabizbajo, moviéndose con algo de pesadez entre los alegres y parlanchines grupos de estudiantes que buscaban mesas disponibles mientras cargaban sus bandejas de alimentos, hasta que una figura encorvada y solitaria llamó su atención.

Era Baekhyun. Estaba solo.

Frunció el ceño, extrañado, pero el motivo cambió cuando el recuerdo de un Kyungsoo lloroso y golpeado llegó a su cabeza.

Antes de darse cuenta, ya caminaba a zancadas hacia el mayor y lo agarraba con nula delicadeza del antebrazo, tirando de el hacia un lugar menos concurrido que los pasillos en hora del almuerzo.

Sentía los forcejeos del mayor, pero los ignoró y prácticamente lo arrastró hasta uno de los baños, cerrando la puerta tras de sí.

Baekhyun se quedó quieto, y con una bocanada de aire, habló primero.

-¿Qué? ¿Vas a pegarme? Adelante, no me importa. -lo desafió con una risita de amargura.

Jongin lo miró con una ceja alzada.

-Deja la bravuconería, ¿bien? -contestó agriamente- Realmente, me das algo de lástima. -Baekhyun lo miró, repentinamente agresivo, pero Jongin lo ignoró- No me importan los motivos que te llevaron a desquitar conmigo tus patéticas frustraciones, pero sencillamente me cansé de quedarme quieto.

»Te recomiendo que corrijas tu problema de ira solo y dejes de meter a los demás, en caso de que no quieras quedarte más solo de lo que ya estas.

»Por cierto, te aviso, pequeño cobarde. Cometes otro error con Kyungsoo, otro error, el más leve paso en falso, y voy a molerte como nadie lo ha hecho en tu vida de mimado.

Jongin no supo cuando se cernía sobre el mayor, ni cuándo fue capaz de hablar tanto, y Baekhyun se encogió levemente, sin responderle.

***

Kyungsoo no fue a clases en toda la semana, ni iniciaba las conversaciones a altas horas de la noche. Y Jongin de veras extrañaba aquello.

Por eso, el viernes, cuando volvió de clases, encontrar a Kyungsoo sentado en la sala de su casa charlando con su madre fue una sorpresa.

Mas tarde, ambos en la habitación del hijo mayor de la familia Kim, con la consola encendida, Jongin fue el primero en romper el tenso silencio, casi contando sus palabras.

-Hace días que no jugaba con la consola. -empezó en voz baja, camuflándose bajo el sonido de la partida de Mortal Kombat que ambos jugaban- Tuvo un fallo, y no podía jugar en ella.

Kyungsoo entendió. En ese momento la consola no tenía nada que ver allí.

-Quizás alguno de tus hermanos movió los cables y se desconectó, o quizás pudo sobrecargarse.

Jongin lo miró por el rabillo del ojo, mientras, con un rápido movimiento de dedos, ejecutaba un combo que dejó al personaje de Kyungsoo K.O., ganando el segundo round e iniciando inmediatamente el último round, iniciando el asalto con un ataque ofensivo.

-Supongo. Me alegra que no se estropeara realmente. Me gusta jugar en ella.

Kyungsoo asintió, ejecutando una maniobra de contrataque cuando el personaje de Jongin atacó.

-Me gusta también jugar en ella. Creo que debería comprarme una y dejar de ir a casa de mi primo a jugar con su consola. -rió.

-Puedes jugar en esta. Me gust-- -se corrigió rápidamente- no me importa que juegues en esta. -comentó el menor, soltando el control cuando Kyungsoo ganó el tercer round de manera sorprendentemente veloz, finalizando la jugada.

El mayor soltó el control también, y el silencio, ese silencio que siempre los envolvía cada vez que se tomaban de manos discretamente, hizo acto de presencia.

Los dedos de Jongin temblaron un poco antes de deslizarse de manera lenta hacia la mano del mayor, y deteniéndose antes de rozar sus dedos. Kyungsoo los movió levemente, rozándolos con los de Jongin y entrelazándolos. Jongin dirigió una fugaz mirada a sus dedos entrelazados, y vio al mayor inclinarse hacia él y estampar sus labios afelpados en su mejilla, comentando distraídamente cuando regresó a su lugar.

-¿Y si vemos una película?

Jongin asintió, deshaciendo el nudo y levantándose hasta el estante.

-Un primo me recomendó una. ¿Te parece?

Esta vez fue el turno de Kyungsoo para asentir con la cabeza.

Lástima que no sabían que quizás no era una muy buena idea. Lástima que Jongin no notó en ese tiempo la mirada peligrosa de Jongdae que no auguraba nada bueno. Lástima. O quizás no.

Media hora más tarde, ambos se miraban fijamente, con el escandaloso sonido de fondo de los protagonistas en una ardua sesión de sexo salvaje que nada tenía que envidiarle a una película porno.

Las miradas de ambos atravesaban el espacio y se clavaban en la otra, mientras sus cabezas desconectaban ciertos detalles de la película y los reemplazaban por otros más atractivos. Kyungsoo, con una almohada en su regazo para ocultar su abultada entrepierna, la apretaba levemente para aliviar la tensión en su zona baja.

Jongin maldijo bajo, con su entrepierna abultada oculta por otra almohada, y mantuvo sus ojos clavados en los de su mayor, escuchando los ahogados gemidos de fondo.

Un movimiento incómodo por parte del mayor y como consecuencia un leve quejido fueron suficiente.

Pocos segundos después, Kyungsoo se encontraba de frente a Jongin, pantalones desabrochados y piernas a cada lado de su cuerpo mientras el menor lo sujetaba por la cintura, ambos meciendo caderas, piel contra piel. A ninguno le intereso buscar el por qué de aquella repentina situación y sólo se limitaron a sentir, a guardar las sensaciones de sentirse tan cerca, tan exaltados y tan calmados a la vez mientras dureza envuelta en satén se frotaba exquisitamente con otra dureza envuelta igualmente en satén. Tan silencioso, tan extraño y cotidiano. Tan Kyungsoo. Tan Jongin. Tan ellos.

Tan extraño.

*

Las cosas parecen volver a su cauce. Al que deberían.

Kyungsoo y Baekhyun volvían a hablar, pero ya no tenían la anterior camaradería. Quizás las cosas cambiaron un poco. Chanyeol continuaba fielmente con Baekhyun, pero intercambiaba palabras con Jongin, sin rencores de por medio.

Lo que no volvió a su cauce fue la extraña amistad de Kyungsoo y Jongin. Y quizás tampoco las cosas que hacían. Porque eran algo extraño, y solo ellos lo entendían, sin hablarlo, sin detenerse a pensarlo o razonarlo.

Porque era Kyungsoo; era Jongin.

Porque eran ellos dos.

Porque seguía siendo extraño.

O quizás no.



Notas finales:

¿Alguna duda?

Nos leemos, ya sigo OTL


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