—¡No puedes estar hablando en serio!
—Te lo digo en serio…
Naruto estaba temblando dentro de su casa y había llamado a la única persona que sabía todo lo que estaba pasando… Itachi. Gaara había vuelto y le estaba curando las manos heridas mientras Sakuya estaba encerrado en su cuarto.
—Llame a seguridad, no entró a tu casa, no hay imágenes de él adentro, quiere intimidarte.
—¡¡Y vaya que lo hizo!! —dijo irónico y asustado—. Me va a matar psicológicamente. ¿¡¡Y si se entera de Sakuya!!? ¿¡Y si le quiere hacer daño!? Es la única manera que puede lastimarme, no quiero esto Itachi, nunca debí meterme en esto, solo debí superarlo y ya.
—Ya es tarde para eso —murmuró.
—¡¡Eres como un demonio!! –gritó—. Me cegaste a la venganza y mira por tu culpa lo que está pasando —no entraba en razón, se sentía atacado y su hijo también.
Quizás Itachi no era la persona correcta para estarle reclamando pero el rubio igual lo hacía.
—No puedes decirme eso —sonó lastimado—, fui…
—No, no —le paró— fue culpa de ustedes, tuvieron que volver, tuvieron que… ¡¡¡Maldición!!!
—No Naruto —dijo fuerte, claramente enojado—, tú tienes la maldita culpa por no haberlo superado- Tal vez si tengo parte de la culpa por incitarte a la venganza, pero tú muy en el fondo de tu corazón querías esa venganza tanto o más que yo y lo hiciste gustoso, espero que te des cuenta.
El rubio tragó duro y quiso llorar esas palabras habían llegado directo a su corazón lastimándolo, era el dolor de saber que te estaban diciendo la realidad tal como era y todo empeoro cuando Itachi le cortó.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y su corazón se sintió angustiado, todo estaba pasando demasiado rápido, pudo sentir como Gaara le secaba las lágrimas.
—Ve a dormir yo me quedaré aquí, nada les pasará.
Se dio cuenta de lo tonto que había sido, de lo roto que estaba, de lo ridículo que se veía por una venganza tonta, había puesto en peligro a su hijo e Itachi había pagado todo.
Quizás… solo quizás necesitaba que le dijeran por primera vez en su vida, lo ridículo que se veía y lo mal que había hecho al no superarlo.
Itachi le había abierto los ojos, dolorosamente pero lo había hecho.
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Chasqueó la lengua y quiso botar su celular, se contuvo porque estaba en un lugar público, estaba enojado, como Naruto le había podido decir eso. Sí, aceptaba una parte de la culpa pero le había dolido lo que el rubio le había dicho.
¡Y él preocupándose como un tonto!
No más había recibido la llamada del rubio y había salido de su casa en dirección a la suya, no le importó saltarse altos con tal de llegar rápido, su corazón se había inquietado cuando escucho al rubio sollozar.
Y ahora estaba ahí varado fuera del edificio del rubio, ya no tenía caso ir, estaba dolido y enojado, se guardó el celular y se montó en motocicleta de nuevo, se puso el casco y se fue sin mirar atrás.
—¡Maldición! –gruñó.
Y ahora ¿Qué se suponía que sentía por el rubio detestable?
Estaba en una encrucijada, se suponía que amaba a Deidara pero claramente eso ahora ya no se notaba, ya había pasado casi un mes desde que había comenzado todo. Y en ese casi mes, ¿había podido superarlo? ¡¡Imposible!! Se decía una y otra vez y ahí entraba Naruto a joderle más la existencia, preocupándole, haciéndole querer algo más… Pero se reprendía, ¡¡eso estaba mal!!
Se suponía que… que...
—¡¡Que ridículo!! —ironizó y sonrió cínicamente para después poner una expresión triste, dándose cuenta de lo que sentía.
No podía estar pasándole, pero comenzaba a importarle demasiado Naruto, porque si no, no le habría dolido tanto todo lo que acababa de pasar.
Aceleró más y quiso perderse en el tiempo y alejarse de esos sentimientos tan complicados.
Todo era una basura.
*
*
*
¡¡Que divertido!! Iba sonriente, era tan fácil intimidar y asustar a Naruto, solo tuvo que verme para ponerse pálido y asustarse.
Parecía como si yo fuera su peor pesadilla, eso me dejaba la pregunta ¿de verdad le afecte tanto en su vida?
No lo creo.
Había tenido que conseguir su dirección, sobornando algunas personas, pero lo había logrado, me dirigí hacia un bar, necesitaba un buen ligue de noche, Deidara no estaba de humor como para mantenerme satisfecho, aparqué y bajé, había ido a uno de los mejores pub, solo gente importante entraba, era para alta gama, el guardaespaldas me vio y sonrió dejándome pasar, decir que soy Sasuke Uchiha está de más.
Por Dios ¿Quién no me conoce en este mundo?
Ja, deberían no tener televisión para no conocerme.
El ambiente adentro era único, muchos tragos y mucha variedad para elegir, diablos, esta era mi noche, voy a agarrar culos por montón.
Como supuse las miradas se fijaron en mí, y todos querían acercarse a mí, pensaban que les iba a hacer famosos solo por relacionarse conmigo, pobres ilusos, solo ganaran 5 minutos de fama.
Además tenía que quitarme los rumores que le daba con hombres, tal vez sea cierto pero también me lio con mujeres, y esta noche serían afortunadas, me llevaría a una con tetas grandes y hermosa.
Fui a la barra y pedí un trago, comencé a divisar en todo el lugar buscando mi presa.
Y la encontré, diablos, que mujer.
Tenía una falda corta, dejando ver sus muslos, sus caderas y su estrecha cintura, tenía el pelo amarrado en dos moños, y un hermoso rostro.
Me acerque galante.
—Hola preciosa —ella me vio, pero no tuvo la reacción que esperaba. Me miró para a continuación solo desviar la mirada y seguir en lo suyo, ¡¡que le pasaba!!—. oye…
—No estoy interesada —dijo tranquila viéndome, ¿¡qué!? ¿¡¡Cómo se atrevía!!? La agarré del brazo molesto y ella también se sobresaltó— suéltame, ¿¡qué te pasa!?
—¿¡¡Cómo te atreves a rechazarme!!?
—¡Vengo acompañada imbécil! No porque seas famoso vas a ser el centro del mundo.
Le apreté más el brazo enojado y ella se quejó más alto, varios pares de ojos nos miraron y solo pude sentir como alguien me jalaba lejos de ella y se ponía enfrente para protegerla.
—¿¡Qué haces idiota!?
Levante la mirada viendo a quien se atrevía a insultarme y casi me quede de piedra, no sé si mi cara reflejó sorpresa como la cara de él, creo que no, porque mi cara es inexpresiva, pero si me sobresalté cuando al fin reaccionó y sonrió de lado, orgulloso y cínico.
Casi rayaba en lo burlón.
—Quién lo diría Uchiha… Que grata sorpresa.
—Neji —dije entre dientes.
—Parece que te duele pronunciar mi nombre.
—Que imbécil, no te creas tanto —dije sonriente.
—Perdóname no me llamo Sasuke Uchiha.
Pude escuchar un claro “Uuhhh” de la gente que estaba mirando la escena curiosos, rugí furioso, ese imbécil me estaba dejando en ridículo.
—¿¡Por qué volviste!? —exigí.
—Quise recordar viejos tiempos, ¿no crees que es hermoso? —no podía sentirme más molesto por su tono cínico y la sonrisa prepotente que no se borraba de su cara.
—Esta ciudad estaba mejor sin ti.
—Al igual que sin ti. Qué coincidencia ¿no?
Vale, ¡quería reventarle la cara a puños!
Casi lo hago cuando recordé que si lo hacía más periodistas me seguirían y harían más chismes de mí. ¡Mierda!
Los años le habían sentado bien, se miraba como todo un hombre, sus ojos tenían un brillo raro.
—No vales mi tiempo.
—No es como si lo ocuparas en algo productivo —iba a cortarle pero él siguió—. Ahora escúchame bien Uchiha no vuelvas a tocar a mi amiga, si ella te dice no, es no, inútil de mierda, llegas a tocarme un pelo o hacerle algo a los de mi alrededor y te demando, ¿me estas entendiendo? O te lo dibujo, no creas que no lo haré, soy abogado y te refundiré en la cárcel.
Me quedé callado, así que por eso se había ido del país —puff—, iba a darme la vuelta para irme pero él me agarró el hombro y lo empuje bruscamente.
—No me toques bastardo —gruñí, si él se me acercaba no contendría las ganas de molerlo a golpes.
—Otra cosa más Sasukito —dijo burlón—, ten por seguro que Naruto se enterará de todas y cada una de las cosas que hiciste, de eso me voy a encargar yo.
Ahí sí me quedé de piedra. ¿Cómo podía venir a joderme más la vida? Solo haría que las cosas empeoraran, ya estaban lo suficiente mal para que viniera a joder.
Le miré encabronado.
Aquí estaba uno más cabrón que yo.
—No te atrevas.
—No me amenaces, vas a salir muy mal parado.
Pasó a mi lado y salió del bar, dejándome ahí, todos me miraban y eso me molestaba más.
Se suponía que este día iba a ser genial, iba a follar pero ahora me habían jodido la noche.
Mierda, ¡¡¡mierda!!!
*
*
*
El rubio se levantó, dándose cuenta de que había dormido más de lo que deseaba, si no calculaba mal, ya era el día siguiente, el sol le pegaba directo en la cara, sentía sus ojos hinchados y se sentía cansado y molido, como si hubiera hecho ejercicio por mucho tiempo.
Sospechaba que Gaara le había dado algo en su bebida.
Aun así se sentía deprimido y con la moral por los suelos, no quiso levantarse, solo quería dormir y ya.
Todavía le dolía darse cuenta de lo tonto que había sido, ¡¡pero vamos!! Tenía que reaccionar, ya había vivido por casi 9 años en esa oscuridad.
Se arropó otra vez y cerró los ojos fuertemente mientras deseaba ser más fuerte y superarlo ya.
Abrió sus ojos acordándose de golpe.
Tenía que arreglar las cosas con Itachi, aunque tuviera que volver hacia el azabache con la cola entre las patas lo haría, tenía que darle toda la razón.
Cerró los ojos de nuevo, se sentía un poco adormilado, cuando se recuperara tendría que golpear a Gaara por haberle dado cualquier cosa en la bebida.
Volvió a dormirse, y no despertó hasta el día siguiente.
Abrió los ojos de nuevo y se paró de la cama dispuesto a matar al pelirrojo a quien halló en la cocina.
—¿¡¡Qué demonios me diste!!?
—Oh hola, ¿cómo te sientes? —dijo con ánimo.
—Como si un caballo me hubiera pasado encima, ¡dejándome más idiota de lo que puedo ser!
—Sí… creo que me pase con la dosis.
—¡¡Así que si me diste algo!! ¡¡Me querías matar!!
—¡No exageres renacuajo! Solo te di un tranquilizante o lo que fuera, pero te dejo fuera de combate por dos días, me preocupe un poco.
—No vuelvas a darme algo sin mi consentimiento.
—Vale, pero estabas muy mal, llorabas y estabas temblando, me asuste un poco, nunca te había visto así de nervioso.
—Tengo mis motivos.
—Sí, lo sé… pero no me lo cuentas, ¿desde cuándo me guardas los secretos?
—Es complicado…
—Toda tu vida y la mía son complicadas.
Naruto suspiró y asintió, su amigo tenía razón, se sentó y comenzó a contarle todo lo que había pasado, Gaara había escuchado todo, había hecho una y mil caras pero supo controlarse.
—¿No te hizo nada? ¿Por eso la cámara?
—Si… por eso la cámara.
—No debiste tratar así a Itachi.
—Ya lo sé.
—Él estaba apoyándote.
—Lo sé….
—Y tú de cabrón le saliste así cuando también es tu culpa.
—¡¡Que ya lo sé!! ¡Maldición! —dijo desesperado.
—Ok… Hagamos una locura.
El pelirrojo se levantó del sillón y se fue directo a la cocina a buscar algo para después regresar con unas botellas de tequila casi llenas, dándole una a Naruto y quedándose la otra.
—¿Qué pretendes?
—Esa es una pregunta muy estúpida pero te lo contestare cariño, vamos a emborracharnos hasta vomitar arcoíris.
—Estás loco.
—Brindemos por la mierda de vida que tenemos.
—Vale.
Comenzaron a beber, una copa tras otra, sintiendo el ardor en sus gargantas cada vez que tragaban el tequila.
—Puajj —dijo Gaara.
—Trae el limón y la sal, maldición, ¡¡ésto está fuerte!!
Comenzaron a hacer bromas tontas y antes de seguir en eso Naruto se volvió a poner serio.
—Oye ¿y Sakuya?
—Mi Titi lo está cuidando, no te preocupes bro —su Titi era como su madre adoptiva transexual.
—Podría pedirte el favor de que por un tiempo de ahora en adelante Sakuya viva contigo…
—Vale, pero tienes que visitarlo.
—¡Claro que lo haré! ¿También puedes ir a recogerlo? No quiero que Sasuke se entere de nada.
—No hay problema, my little friend.
Y así volvieron a los tragos, apostando a ver quién aguantaba más, Naruto pronto se puso borracho, los tragos se le habían subido demasiado rápido, ya que no paraba a respirar ni un poco.
Gaara miraba todo divertido, ¿cuánto había pasado desde la última vez que vio a su amigo así de borracho?
Se reía sin pudor alguno en frente de Naruto mientras este se enojaba y le hacía berrinches de niño pequeño, él también se comenzaba a embriagar pero estaba más lúcido que Naruto y así se quedaría, necesitaba estar un poco más despierto por si algo pasaba.
—Ya para, apenas llevamos una hora y ya estás así.
—No imposta —dijo entre dientes—, shigamos.
—Ja, ja, ja, ja dame eso —le quitó la botella que estaba a punto de acabarse, Naruto quiso quitársela y terminó cayéndole encima.
Gaara le agarró la cara y lo besó, Naruto al principio le respondió y después se soltó y comenzó a llorar a moco tendido.
—Yhoo shhooo ahisjk —Gaara quiso comprenderle pero no pudo.
—¿Qué pasa ahora? —dijo tranquilo.
—Itashiiiii yhoss lo arruiné —dijo llorando.
Volvió a sonreír y se levantó
—Te dije que íbamos a hacer una locura.
Dio un trago más a la botella y se levantó, llevándose a rastras al rubio. Salieron de la casa y el contacto con el aire hizo que se les subiera más la borrachera, se pusieron reír en plena calle caminando de un lado a otro, todos les miraban raro pero ellos no se daban cuenta.
—¿Dónde vive Itachi?
—¿Pasha qué? ¿Me lo quishes quitar? —pregunto frunciendo el ceño.
—Ja, ja, ja no —dijo divertido—, apúrate ¿dónde está? ¡¡Hace frío!!
Naruto se lo dijo como pudo y los dos se fueron riendo hasta el departamento del azabache mayor, llegando por los pasillos riéndose y cayéndose a medio camino.
—Shh, shh —decía Gaara conteniendo la risa.
—¡Sshhh tú!
Cuando al fin llegaron, tocaron la puerta los dos, aporreándola de una manera escandalosa y riéndose de sus travesuras.
Entonces la puerta fue abierta de un solo dejando ver a un Itachi enojado que parecía recién levantado llevaba unos pantalones y no tenía una camisa puesta.
Cuando vio a Gaara y Naruto se quedó quieto esperando algo.
Naruto lo vio directo a los ojos y se rió risueño, se acercó rápidamente abrazándolo por el cuello y atrayéndolo hacia sí, dándole un beso en los labios, dejando a un Itachi sorprendido y a un Gaara divertido con toda la situación.