Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Misión Fallida? por Mizuki Nozomi

[Reviews - 39]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola corazones! (agh~ lambisconeria para evitar que me maten~) 

Primero que nada por favor disculpen la demora, pero la semana pasada me quede sin internet por un problema con la central *putavida* pero un hermoso hombre mágico (entiéndase "ayuda tecnica" de Tel#ex) me restableció la señal hoy en la tarde TuT así que aquí estoy :3 (si, apenas ahora por que estaba haciendo tarea) 

En fin, dejando de lado todo lo anterior, les traigo el segundo capitulo de "¿Misión Fallida?" y pa' que me odien menos, es capitulo largo :3 

Oh!! Igual quiero aprovechar para agradecer por los lindos reviews que me dejaron <3 De verdad me hicieron muy feliz ^^ Gracias!!

Sin mas que decir por el momento, ya les dejo leer el fanfic xD

Nos vemos en las notas finales!! 

¿MISIÓN FALLIDA?

CAPÍTULO 2. DECISIONES

Por un momento el peli-celeste recordó la pulsera negra en su muñeca derecha, esa que Midorima le había dado en la mañana durante su reunión con Riko, con la excusa de que el horóscopo había pronosticado un día complicado para acuario.

Él no era fan de esos artículos recomendados por oha-asa, como su amigo, pero en esta ocasión esperaba que su objeto de la suerte sirviera de algo para sacarlo de esa situación…

-Tiene razón, no fue su culpa –dijo apenas pudo recuperarse de la impresión de tener al pelirrojo frente el –Estas cosas me pasa muy seguido. Es normal.

Ante sus palabras, Akashi entrecerró ligeramente los ojos, mostrándose visiblemente interesado por aquel hecho.

-Bien, en ese caso por favor acompáñame a la mesa. Aunque fue un accidente, parte de la culpa la asumiré como mía –dijo con solemnidad, mientras hacia una señal a sus hombres para que los escoltaran.

Kuroko pensó que definitivamente Seijuru no sabía aceptar un no por respuesta, pues ni siquiera dejo responderle cuando ya se encontraba en la mesa gracias a los empujoncitos que le había dado el titán morado, hasta hacerlo caer sentado en una de las sillas.

Una vez acomodado frente al empresario, quien había embozado una sonrisa en clara señal de satisfacción, este le extendió un pañuelo para que se limpiara el rostro y cabello de la bebida que le había caído encima, al mismo tiempo que hacia un ademan a sus hombres para que les dieran espacio, cosa que estos obedecieron yendo a tomar posición a unos metros de distancia.

Sabiendo que se acababa de meter en serios problemas, Tetsuya trato de mantener toda la calma que podía, apresurándose a limpiar el vino en el para así poder irse. De algún modo agradecía que su personalidad fuera la definición misma de la expresión “poca cosa”, al igual que su apariencia, pues con ello seguro el mayor no vería problemas en que se marchara cuanto antes, pues seguro su amabilidad solo era debido a la obligada educación con la que debía mostrarse en público.

-Gracias  -murmuro apenas quedo mayoritariamente seco, al tiempo que le extendía el pañuelo al pelirrojo.

-Quédatelo –dijo este con un ademan, sin perder la pequeña sonrisa que se había formado en sus labios desde el momento en el que se había sentado frente al de ojos azules.

Sabiendo que era inútil darle una negativa, se guardó el fino objeto en una de las bolsas de su pantalón.

-Nunca te había visto en este lugar  -comento el pelirrojo, atrayendo su atención.

Cuando sus miradas se cruzaron de nueva cuenta, Kuroko pudo ver con más claridad que en realidad uno de los ojos de ese hombre tenía una tonalidad un tanto más clara que el otro, siendo esta una mezcla entre el rojo y el amarillo. Era…raro. Además, no sabía si era idea suya, pero su mirada le parecía diferente a la que había tenido todo el rato que lo había estado observando desde la barra, antes de terminar frente a él por accidente. Sus ojos parecían más vivos, más brillantes…como cuando se codicia algo.

-No suelo venir muy a menudo –contesto con simpleza, notando que en todo ese rato no había dejado de ver los ojos del mayor, aunque bien a este no pareció molestarle tal hecho.

-Y en esta ocasión, ¿qué te trajo por aquí? –la voz de Seijuro fue solemne, y en ella encontró impresa una verdadera pisca de curiosidad.

-Un amigo me invito, pero él no ha llegado.

-Ya veo –medito unos segundos, con el ceño un poco fruncido –Entonces… ¿Ibas de salida?

-Sí. No me gusta estar solo en este tipo de lugares –no estaba mintiendo.

-Lo supuse. No pareces del tipo de personas que les agrade el ruido y este tipo de…ambientes; más bien creo que eres de los que prefieren estar en una habitación leyendo a gusto ¿o no? –comento con notable confianza en su observación.

Tetsuya se tensó. Una o dos personas le habían dicho algo así en el pasado; pero la forma en la que aquel pelirrojo lo afirmaba -a pesar de la pregunta al final- no se comparaba en nada a aquellas ocasiones.  Ese hombre…era bueno mirando dentro de las personas.

-Tiene cierta razón –dijo cuidadosamente.

-Suelo tenerla –rio un poco; una risa masculina que le erizo los bellos de la nuca.

Kuroko no dudo de esas palabras.

-Eso parece agradarle –contrataco casi de inmediato, deseando saber qué es lo que Seijuru quería, pues era claro que toda esa plática los estaba llevando a algo concreto.

-En efecto; me gusta saberlo todo y tener el control de todo –contesto fijando sus ojos sobre la copa en la mesa.

-Aunque, usted tampoco disfruta mucho de este lugar –murmuro, obteniendo que la mirada fija del mayor se mostrara un poco sorprendida –Creo que igual preferiría estar leyendo o, por la posición de su mano sobre el respaldo, jugando baloncesto –definitivamente no pensaba dejarse intimidar por ese hombre. El también era un buen observador.

-Al igual que tú.

Touché….

-…Correcto.

-Eso me hace preguntarme si ambos estamos aquí por obligación. ¿También es cierto?

Kuroko sintió un escalofrió recorrer su columna vertebral.

“Terreno peligroso…”

Tetsuya no mentía, de verdad era un buen observador, y esa era una de sus mejores aptitudes como agente, por lo cual casi podía estar seguro de que su objetivo estaba por decir algo para lo que, intuía, no sabría que responder…Pero como si la suerte regresara a él (Bendito Midorima), justo en el momento en el que Akashi abrió la boca para decir algo más, el celular en su bolsillo comenzó a vibrar, haciéndole dar un respingo.

-Perdón, es una llamada de mi amigo –dijo, mirando la pantalla del aparato y reparando en que se trataba de Momoi –Iré a responder.

Sin esperar que él pelirrojo dijera nada, se apresuró a ir hacia uno de los balcones del lugar, siendo seguido por el guardaespaldas pelinegro.

-Lo siento, me dieron ganas de fumar un poco –dijo este cuando ambos estuvieron afuera, antes de cerrar la puerta de vidrio tras ellos, para que el peli-celeste pudiera escuchar la voz al otro lado de la línea.

-No se preocupe –respondió, sabiendo que en realidad ese hombre estaba ahí a petición del pelirrojo.

Recargándose contra el barandal de metal, a una distancia prudente de su acompañante, Tetsu respondió la segunda llamada de su amiga, apresurándose a cortar  sus palabras apenas esta trato de hablar.

-¿Yakumo? Sí, soy yo. ¿Puedes hablar ahora? –Uso su nombre clave. De inmediato Satsuki entendió que alguien escuchaba todo lo que él decía, así que la única que podía hacer las preguntas correctas era ella, mientas que él le respondería camuflando sus palabras –Ah, perfecto. ¿Estás bien? ¿Por qué ya no viniste?

Kuroko!, ¿Por qué estas sentado con Akashi? ¿Te descubrió? –pregunto a su vez, algo alterada. El hecho de tener a su amigo en aquella situación, que para nada había estado considerada, le estaba carcomiendo los nervios.  

-Oh, ¿un accidente? ya veo. Lo siento mucho –hizo una pausa –No, yo estoy bien, gracias. Me alegra que me llamaras, estaba preocupado.

Momoi suspiro aliviada.

-Tetsu-kun, ¿Qué hago? ¿Puedes librarte de él?  

-Mmm… ¿el viernes? No, no creo que pueda, tengo una reunión familiar y estarán todos mis tíos. Además, igual vendrá mi primo y querrá estar atento a mí todo el día –suspiro.

A ella le peso entender sus palabras. Su objetivo se había interesado en Kuroko…y eso le aterraba. Él nunca había participado de encubierto, conviviendo con el enemigo cara a cara; lo suyo siempre había sido permanecer en las sombras como apoyo…No podía estar tranquilo sabiendo que su amigo estaba en esa situación.

Según mi investigación, él ha tenido varias novias, pero nunca se supo nada de que le gustaran también los chicos –su voz tembló un poco –Sea como sea, Furihata-kun acaba de llegar al lugar. Tratará de sacarte de esto llamando su atención ¿sí? –Hizo una pausa –Tetsu-kun, ¿Él…te ha dicho o hecho algo? 

El peli celeste guardo silencio unos segundos.

Ya había pensado en la posibilidad de que el pelirrojo fuera bisexual, pues si bien a su amiga le había dejado en claro que no le importaba ninguna mujer del  antro, -dando a entender con ello que era homosexual- antes de encontrarse cara a cara con él, lo había visto mirar a una que otra chica con cierta chispa de interés. Tal vez estaban en un error, tal vez el hombre solo era algo…selectivo ¿no? Además, hasta el momento, el pelirrojo no le había insinuado nada abiertamente, así que no tenía razones para pensar que de verdad gustara de los hombres…

-No, ha estado bien, pero de ser así ya veremos. Le peguntare a mi primo –respondió algo vacilante, dando a entender con lo último que de saber las preferencias del mayor se lo encargaría a su compañero.

Momoi suspiro algo aliviada.

-Bien. Tienes razón, lo sabremos gracias a Kouki –secundo – pero sea cierto o no, igual tratara de distraerlo para que puedas irte.

-Sí. Entonces nos vemos el sábado.

-Tetsu-kun, no te sientas obligado a nada… –dijo, sabiendo que estaba por cortar la llamada – Riko dijo que hiciéramos todo lo que estuviera a nuestro alcance, pero créeme que no se refería a este tipo de situación ¿okey? Así  que por favor, apenas puedas,  consigue irte de este lugar.

-Bien.

-…bien –su voz se quebró. Entendía que las cosas estaban fuera de sus manos…No quería que Tetsuya corriera ningún peligro –Yo ya no puedo estar por aquí. Tengo ordenes de esperar afuera, así que saldré y hare que entre Fukuda para ayudarte si es necesario.

-Hasta luego, Yakumo.  

-Nos vemos en un rato, Tetsu-kun –afirmo la chica, más para sí misma que para él, cosa que al peli celeste le conmovió.

-Por supuesto –sonrió antes de colgar.

Soltando un suspiro, Kuroko guardo el celular y se volvió hacia el hombre del lunar bajo el ojo, quien no había dejado de observarlo en ningún momento.

-¿Listo? –pregunto, apagando su cigarrillo, el cual se había consumido por si solo con ayuda del viento.

Girándose hacia la puerta, el menor estuvo a punto de responderle, pero casi de inmediato el hombre le puso una mano en el hombro, al mismo tiempo que con la otra tomaba el pomo de la puerta desde atrás de él.

-Espero no tengas que irte. Eso no estaría bien. –le dijo de forma casual, como si hablara del clima –Akashi-san se ve entretenido contigo.

El peli-celeste no paso por alto aquel claro tono de advertencia en lo dicho, que en pocas palabras significaba que, enserio, no podía irse…

Sin decir más, o esperar una respuesta a sus palabras, el mayor abrió la puerta y soltó su hombro, dándole un ligero empujoncito para que comenzara a caminar, siguiéndole de cerca.

A pesar de sus palabras, Kuroko se mantuvo imperturbable. Si estaba un tanto nervioso, pero sabía que el agente Kouki ya estaba ahí y eso lo hacía recuperar la calma, pues era casi imposible que Akashi no se fijara en él, quien era un chico atractivo, visiblemente indefenso y de mirada sumisa, cosa que en las misiones a todos sus objetivos les encantaba y por lo que terminaban cayendo directo en la trampa.

Solo era cuestión de tiempo para que todo pasara a manos de su compañero y así él pudiera retirarse de aquel lugar eh ir a su casa a descansar tranquilamente… ¿cierto?

Llegando a la mesa, se sentó frente al pelirrojo con parsimonia, mientras este observaba unos segundos a su guardaespaldas antes de regresar su vista a él, escudriñándolo con la mirada sin ápice de que algo estuviera mal, para alivio suyo.

-¿Debo pensar que es un hecho que estas solo? –pregunto, levantando una ceja.

-Correcto. Al parecer es oficial que me dejaron plantado –respondió sin pasar por alto la advertencia del pelinegro, viendo de reojo una cabellera castaña que le trajo paz a su acelerado corazón.

-Que mal ¿paso algo con tu amigo?

-No, él está bien, pero le surgió un problema con su familia así que ya no vendrá.

-Bueno, en ese caso y ya que estas solo, ¿qué te parece si te invito una bebida?

-No quiero causar molestias –replico, mirando hacia la barra, para hacer que el mayor igual lo hiciera, pues justo a un lado, en la pista,  Kouki había comenzado a bailar, atrayendo la mirada de muchos por su felino cuerpo y contradictoria timidez.

-No es ninguna molestia, así que dime que te gustaría –la vista del pelirrojo ni siquiera demoro cinco segundos sobre el castaño, como si este no estuviera ahí.

Ocultando su confusión ante la nula atención del empresario hacia Furihata, Kuroko termino diciendo el nombre del primer trago que recordaba, a lo que Akashi hizo el pedido a una camarera que pasaba por el lugar, quien con una sonrisa insinuante se apresuró a responder un “de inmediato”, acompañado de un guiño,  y desapareció en la pista con dirección a la barra.

Fue en ese momento cuando el agente Kouki se acercó un poco más a su mesa -sin dejar de contonearse sensualmente- que el empresario reparo de verdad en él, y se concentró en su número, manteniendo una mirada inescrutable, mientras que en sus labios una sonrisa comenzaba a florecer.  

Así que si es gay…

Kuroko pensó que era el momento perfecto para ir al baño, para que el pelirrojo se sintiera libre de aceptar la invitación muda que Furihata le hacía para, o unirse a él en la pista, o invitarlo a sentarse con él.

-Necesito ir al baño –dijo con serenidad, fingiendo que no había reparado en la distracción del mayor.

No estuvo seguro de si Akashi lo había escuchado cuando se levantó y fue a dicho lugar, en el que una vez dentro se recargo contra el lavabo, agradeciendo que no hubiera nadie y tomándose su tiempo para lavarse el rostro y parte del cabello, pues aun sentía un poco de incomodidad debido al olor a vino que se había impregnado en él tras la caída, y también porque la frialdad del agua lo ayudaba a relajarse en situaciones estresantes...

Sinceramente, él siempre había sido una persona tranquila; era bueno manteniendo la cabeza fría para pensar con claridad y no se dejaba intimidar por nadie, pero iba a admitir que en esta ocasión y por primera vez en su vida, las emociones dentro de él lo estaban alterando un poco, y de verdad le molestaba saber que la culpa era de aquel pelirrojo que le estaba jodiendo la noche.

Había que admitirlo, ese hombre tenía presencia, y un algo que lograba tenerlo alerta, como si se tratara de un animal salvaje acechando a su presa…siendo la presa él, lo cual lo cabreaba aún más.

Notando que esta vez no había sido seguido, se permitió soltar un hondo suspiro y tomarse su tiempo para secarse y tratar de peinar su celeste cabello, concentrándose en hundir en lo más profundo de su cabeza los pensamientos que había tenido anteriormente con respecto al pelirrojo, pues no necesitaba sugestionarse con eso. Necesitaba permanecer calmado.

Una vez listo, y considerando que era el tiempo suficiente para que Kouki hiciera lo suyo, Kuroko salió del baño con languidez, chasqueando la lengua al encontrarse con que el gigante morado lo esperaba recargado contra la pared a un lado de la puerta, sin despegar sus visiblemente aburridos ojos de su persona.

Sabiendo que aún no podía retirarse del lugar aunque quisiera -recordó las palabras del pelinegro- el de ojos azules emprendió el camino de regreso a la mesa de Seijuro, aun confiado en que dentro de unos segundos podría irse a casa gracias al desinterés de este hacia él, provocado por su nuevo acompañante.

Apenas diviso la mesa, casi quiso sonreír cuando se encontró con un castaño muy cerca del rostro de Seijuro, quien con una ceja alzada en señal de picardía le decía algo de forma pausada.  

Asumiendo que su presencia ahí ya estaba de más, Kuroko se dio la vuelta con seguridad, dispuesto a retirarse, pero una gran mano sobre su pequeño hombro lo detuvo.

-Por favor suélteme –dijo a Atsushi, levantando el rostro para poder ver su cara.

-Akacchin te está esperando~ -respondió, ladeando la cabeza un poco, cosa que a Kuroko le hizo compararlo con un niño…un niño muy desarrollado. 

-Creo que está equivocado. Él ya no necesita de mi compañía, ¿no cree? –señalo hacia el lugar con su barbilla.

-Ne~ Akacchin quiere que tu estés con él~ -dijo a su vez, sin mirar hacia donde le había indicado y sin darle tiempo a nada más antes de regresarlo al lugar como la primera vez, con pequeños empujoncitos, pero esta vez dejándolo a escasos dos metros de la mesa antes de alejarse.

Suspirando, Kuroko pensó que nada perdía con despedirse del pelirrojo, si con eso al fin lo dejaban irse. Además, con Furihata ahí, seguro que Seijuro casi se apresuraría a correrlo como a su amiga, para poder quedarse a solas con el castaño.

Con más ánimos, termino por romper la distancia que lo separaba de la mesa en la que hace unos minutos estaba sentado, pero cuando estaba por llevar a cabo su plan, su compañero de trabajo se irguió, -todo ese tiempo había estado dándole la espalda, tapando con su cuerpo al pelirrojo- dejando ver el profundo color rojo en sus mejillas  y sus ojos ligeramente llorosos. Sin duda estaba por romper en llanto, o histeria; además de que cuando sus miradas se cruzaron, reparo en que el chico parecía pidiéndole una disculpa.

-¿Qué…? –quiso preguntar, pero de inmediato se quedó callado, pues Kouki se había ido apresuradamente mientras unas cuantas lagrimas escurrían por sus mejillas. Casi al mismo tiempo pudo vislumbrar al otro castaño, Fukuda, ir tras él, para asegurarse que estuviera bien…

¿Acaso…acabo de quedarme solo?

-Siéntate –la voz de Seijuro lo saco del shock en el que había entrado al darse cuenta de que la respuesta a la pregunta era un sí.

Tragando saliva, el peli-celeste hizo lo pedido, sintiendo como su cuerpo comenzaba a tener cada vez más tensión encima.  

-¿Tu cabello esta mojado?

-Ah, sí. Lo sentía algo extraño debido al vino, así que quise ir a lavarlo –explico.  

-Ya veo.

El vibrar de su celular en su bolcillo casi lo hizo dar un respingo, sumándole a eso que la sonrisa del mayor se había ensanchado unos cuantos milímetros.  

-Eh…hace un momento  -dudo de sus palabras, pero después se convenció de decirlas – ¿Paso algo? Él chico…estaba llorando…

Ante sus palabras, el heterocromatico desvió la mirada al suelo, adoptando un aire malicioso.

-No es nada. Es solo que rechace una invitación de su parte.

Kuroko sintió que el aire se hacía más pesado, lo que estaba pasando no estaba bien…

-¿Y porque lo hizo? –pregunto, tomándose unos segundos.

Enserio, no entendía porque ese hombre rechazaría a Kouki…no había una razón lógica para ello. Furihata era todo lo que un hombre con la posición del heterocromatico podría desear para un buen rato de diversión.

-¿Y por qué no? –replico, como si la respuesta fuera más que obvia -No me interesa estar con nadie más que contigo esta noche.

Kuroko sintió que su corazón se detenía. Esa no era una insinuación, ¡aquello había sido demasiado directo! ¿¡Qué se supone que debía responder!?

Demonios-demonios-demonios…

Para alivio del menor, Seijuro se vio interrumpido por una chica de traje negro, que sujetaba un folder  contra su pecho.

-Disculpa, será solo un momento –suspiro el pelirrojo, tomando el folder de manos de quien parecía ser secretaria suya, concentrando su atención en el papel dentro.

Aprovechando aquel lapso de tiempo, Kuroko saco de forma casual su celular, abriendo el nuevo mensaje que le había llegado hace tan solo un rato.

Cabe decir la sorpresa que se llevó, y no solo por encontrarse que el remitente era su mismísimo jefe, Naoto Sanada, sino más bien por el contenido del texto…

Estoy informado de la situación, y lamento que te vieras involucrado de esta forma. Igual sé que es complicado lo que pido, pero si crees poder encargarte de terminar la misión, por favor hazlo. Acabamos de en enterarnos que hace dos hora hubo un avance en el archivo; la cuarta puerta de seguridad fue abierta y me temo que a este paso la última no tardara en caer.

Suerte

Sintiendo un nudo en el estómago, el menor borro el mensaje, tratando de disimular el naciente temblor de sus manos. Sin duda las cosas se ponían cada vez mejor.

En ese mensaje estaba explícitamente escrito que solo les quedaba esta noche. Si en las próximas horas no se completaba la misión, estaban perdidos; más de sus compañeros se verían en peligro y sus clientes se convertirían en presa fácil para quien hacía de cazador.

Naoto había sabido usar sus palabras. Si bien le había dejado la decisión en sus manos, era claro que sabía cuál sería su respuesta.

Tratando de calmarse, el menor abrió una aplicación cualquiera en el celular, y fingió estar atento a ella mientras por dentro su cerebro trabajaba a mil, tratando de encontrar una solución a lo que estaba sucediendo.

Bien, hora de enumerar lo que en ese momento estaba pasando.

1) La misión debía ser terminada esa noche y el único agente en el juego era él.

2) Su objetivo, Akashi Seijuro, estaba visiblemente interesado en él.

3)…En la cadera, oculto en el pequeño compartimiento de su cinturón, aún tenía el sedante que había traído consigo para Momoi.

Tragando saliva mientras daba toques a la pantalla del celular de forma automática, Kuroko analizo aquellas tres cuestiones. La respuesta sobre lo que tenía que hacer estaba ahí, pero aun no quería aceptarla.

-¿Estas bien? –la voz del hombre con aires de emperador lo saco de sus pensamientos, haciendo que el celular casi se le callera de las manos.

-Sí, solo me distraje un poco –negó con la cabeza, un poco apenado por su descuido, guardando el celular de nueva cuenta.

-Lamento la interrupción de hace un momento –murmuro el mayor, extendiéndole la bebida que hace unos segundos la camarera les había traído, sin que él lo hubiera notado por estar en su debate interno.

-No hay problema –se apresuró a decir, sintiendo un escalofrió cuando su mano toco por breves segundos la contraria al aceptar la copa que le ofrecía.

¿Qué debo hacer…?

Dentro de su cabeza, el de ojos del color del mar trataba de responder aquella simple pregunta, descartando muchas respuestas al mismo tiempo que creaba muchas más. Poco a poco una sola comenzaba a hacerse visible, pero el aun no quería verla…

Cinco minutos, diez minutos....veinte minutos. El pelirrojo había estado haciéndole preguntas increíblemente simples. Que donde vivía, si estudiaba, si vivía con sus padres…y muchas de ese tipo, a lo cual el respondía de acuerdo a la información que le había sido asignada como agente, y a cada respuesta Akashi hacia una nueva pregunta, a veces metiendo entre ellas algunas palabras sobre sí mismo.

Kuroko no estaba del todo seguro, pero de algún modo algo le decía que todas aquellas preguntas tenían un objetivo en común, algo que él ignoraba pero para el mayor era más que claro…

-Sabes, acabo de darme cuenta de que de todo el tiempo que hemos estado aquí, no me he presentado, ni tampoco eh preguntado por tu nombre –soltó de repente, justo cuando el peli-celeste daba un trago a su copa, la cual aún seguía casi llena. 

-Oh, es cierto –incluso él se sorprendió de ello, pues era verdad.

-Bueno, la noche aun es joven –rio el empresario –Mi nombre es Akashi Seijuro.

-Hiro Yuu –dijo a su vez Kuroko.

Cuando Seijuro le tendió la mano, Tetsuya casi quiso negarse a aceptarla, pero al final le correspondió, estrechando su blanca mano con la contraria, sintiendo su cuerpo vibrar cuando aquella tibia piel entro en contacto con la suya.

Durante los breves segundos en que aquella interacción duro, sus miradas tampoco se apartaron. Por un lado, el menor buscaba en los rojizos ojos una respuesta que le ayudara a saber cómo debía proceder para cumplir su misión, mientras que por otro, Akashi igual parecía estar buscando algo en sus zafiros, algo  que hace tiempo perseguía y había estado evaluado en él.

Y así, justo cuando sus manos se separaron, ambos encontraron la respuesta…aunque, una de ellas tal vez no era la correcta.

-Dime, Yuu –sus pupilas se dilataron – ¿Te gustaría que salgamos de este lugar?

Para Kuroko, el tiempo se detuvo. Por unos momentos rememoro todo lo que había pasado desde que había despertado por la mañana. Analizo todo lo que le había llevado a aquella situación en la que se encontraba. Recordó cuál era el plan, sobre todo la parte que concernía a su compañera Momoi Satsuki…

La misión de la peli-rosa había sido llevar al pelirrojo a un lugar donde ambos pudieran estar solos, para sí sedarlo y hacerse de sus huellas y la tarjeta de acceso que siempre llevaba consigo.

“Pan comido”, le había dicho su amiga, pero ella había quedado fuera mucho antes de que tuviera la oportunidad, mientras que él…él había entrado al juego sin quererlo.

Su misión aún no estaba completa, y justo ahora la oportunidad de terminarla estaba ahí… Solo tenía que decir una palabra.

Poco a poco el tiempo recupero su curso normal, la música volvió a inundar sus oídos, y el pelirrojo frente a él cobro más nitidez. Aquellos ojos bicolores brillaron con más intensidad, como si quisieran desnudar su alma.

Tomo su decisión.

No intento copiar las hermosas e insinuantes sonrisas de Furihata, ni tampoco adoptar un aire de sensualidad que el daba por hecho que no tenía. Simplemente sonrió delicadamente, de forma acorde a él mismo, antes de responder.

-Sí, me gustaría –murmuro con cadencia, y casi de inmediato Akashi se levantó de su lugar y le tendió una mano de nueva cuenta, pero esta vez a manera de invitación para que lo siguiera, pues aunque Kuroko lo desconocía, para el pelirrojo aquella sonrisa había sido la más bella del mundo...y también su más grande error.

FIN DEL CAPÍTULO 2

Notas finales:

*se asoma por debajo de la cama(?* 

¿Qué les pareció? Si les gusto por favor regalenme un comentario. Créanme que eso me haría muy feliz ^^ 

¡Tratare de actualizar en una semana!

Besos!

-Mizuki Nozomi-


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).