Yesung llegó después de un largo día de trabajo a la casa que compartía con todos los miembros de SuJu. Se sentía cansado y adormilado, solo quería entrar a su habitación y dormir por un largo tiempo..., pero sabia que eso era imposible después de lo que hizo en la tarde en la trasmisión de radio. Los demás miembros le ofrecieron algo de comer pero declinó la oferta. Primero lo primero.
Camino con zancadas lentas hacía su cuarto, abrió la puerta y ahí en su cama estaba su compañero de grupo Ryeo Wook... y también su novio desde hace unos meses.
–¿Por qué dijiste eso Yesung? –preguntaba Ryeo cruzado de brazos y con la mirada seria y fija en su pareja. Lo iba a confrontar de una vez, así lo pensó en la tarde cuando escuchó la declaración.
–No era mi...
–¡¿Es que acaso no me quieres lo suficiente como para aceptar que te gusto?! ¡¿Tanto te molesta que nos emparejen en un fanfic?! ¡¿Es tan molesto que las fans sueñen con algo que es real?! –su voz con el paso de las palabras se iba quebrando y volviendo más inaudible hasta convertirse en un pequeño chillido, las lágrimas amenazaban salir de sus ojos y recorrían sus mejillas como dos cascadas.
–No, Wookie, no me molesta en nada. Tú sabes que yo te quiero mucho y que eres lo más importante en mi vida, nunca lo dudes... Esta será, quizá, una de las tantas veces que me hagan mentir sobre mis verdaderos sentimientos. Hable hoy con el CEO.
–¿Qué? ¿Por qué?
–Se enteró de nuestra relación. Sabes que siempre lo hace. Así le han pasado a los demás, y no solo aquí entre nosotros… Me pidió tener cautela con ese tema. Que podría traernos problemas con personas que no fueran comprensibles con esto. No soportaría que te hicieran daño. Quiero que sepas que siempre, óyeme bien ¡SIEMPRE! te amaré por sobre todo –se acerco a Ryeo lentamente mientras lo abrazaba, lo acurrucaba entre su pecho con un abrazo protector, cálido y consolador–. Así tenga que mentirle a las fans o las demás personas. Tú irás primero.
–Te amo Yeye -en el rostro del pequeño Ryeo apareció una sonrisa blanquecina que podía iluminar hasta el valle más oscuro.
–Te amo Wookie –susurro Yesung en el oído de Ryeo, muy suavemente.
Yesung y Ryeo se acercaron lentamente, a un ritmo pausado, disfrutaban cada momento de aquella acción. Sentir como sus alientos se iban mezclando, sentir la cercanía del otro, y como no hacían falta palabras para demostrarse lo mucho que se aman. Al final, la distancia fue nula y ambos sintieron como se volvían uno solo al juntarse sus labios es un beso.
–Lo siento. Me sobresalté muy pronto.
–No importa, Wookie –le sonrió-
El dulce momento se fue abajo cuando el estómago de Yesung declaró su presencia. Ambos soltaron una carcajada sin poder evitarlo.
–Ven, hyung. Te haré algo de comer –con la manga de su camisa se limpió los ojos de rastros de agua. Se dieron la mano y salieron del cuarto.
Llegando a la sala, los sobresaltaron dos cañones de confeti que estallaron uno después del otro. Todos los demás miembros gritando y saltando, le daban la bienvenida a la nueva pareja. Tan bien lo tenían oculto que no se habían enterado. Y con Wookie tan deprimido como llegó a casa, descubrieron todo. Los chicos se lanzaron a abrazarlos y luego compartieron una buena comida con alguna que otra bebida y juegos.
Nada mejor que compartir la felicidad en familia.