El día ardía en llamas, o así pensó Kim Seokjin.
Malo pues el distrito cuando se encontraba a esas temperaturas, gente tendía a actuar torpe, y bueno porque significaba que todos irían al cafe.
Bangtan Cafe.
A principio Jin no se encontraba seguro de que el concepto de un “cafe” fuera lo más beneficioso o tal vez divertido, claro que Seokjin quería un ambiente familiar, pero tampoco quería ahuyentar a la juventud. La juventud estaba en todo Seúl, estaban en cada esquina. Así que se consiguió un lugar, contrató a un decorador profesional y Jin solo debía dar ideas, conceptos y poner el suficiente dinero para el presupuesto.
El resultado después de un arduo trabajo de 7 meses fue excelente. Era grandioso, suerte que contaba con gran espacio, que se divida en tres amplias zonas.
La primera en vista a la entrada frente del parque Yongsan definitivamente llamaría la atención. donde las luces de afuera ofrecían un gran espectáculo y podías disfrutar de las delicias que servían en el menú. La segunda área donde se encontraban mesas rectangulares redondas y cuadradas, para tener variedad, junto a la caja registradora, con una enorme barra de golosinas exóticas y populares del país. Seokjin se aseguró de obtener las exóticas a como dé lugar, pues leyó de estas en varios libros. El tercer espacio a la derecha era semi-área de estudio, un poco más serio y silencioso. Sin embargo los colores no ayudaban a que el lugar fuera confundido con una biblioteca. Era todo menos eso.
Por ultimo donde ocurriría la magia, la sagrada cocina. Se encontraba en la parte de atrás de todas esas maravillas. Sin embargo Seokjin decidió que la cocina tendría un aspecto más profesional. Sin obviar el color rosa. Su madre estaría orgullosa.
Inicialmente este no era el proyecto de vida de Kim Seokjin, pero desde muy joven planeó graduarse en una prestigiosa universidad solo para satisfacer a sus padres, era su prioridad. Pero para complacerse a él mismo, todo se iría por el fregadero pues termino construyendo su propio lugar.
Después de un mes de construcciones y detalles con varios diseñadores de interiores y demás constructores dando órdenes de aquí allá, por lo que veía ya el lugar estaba listo.
Seokjin aseguraba que muchas personas les llamaban la atención este cafe pues clientes desconocidos llegarían a las puertas, con una cara de decepcionados al ver la señal de “Cerrado” y de que aun no abrieran sus puertas.
Seokjin no tenía personal, aun.
~
Entrevistas. Jin odiaba las entrevistas. Probablemente porque Jin evaluaba la imagen de los que se presentaban por algún empleo.
Jin los descartaba enseguida.
Cabello despeinados, tatuajes por doquier, ojos tan muertos como un zombi.
No.
Hombres con cabellos hasta la cintura, barba sin rasurar. Ex prisioneros.
Definitivamente no.
Ancianos.
Nope. No tenemos seguro médico que ofrecer, al menos no de ese tipo.
Chicas.
Sinceramente no le importaba tener personal femenino.
-En caso de que niños estén desordenando el lugar o lloren y causen molestias a los demás clientes, ¿qué harías? –Seokjin con documentos en su mano. Preguntó con una gigante pero acogedora sonrisa.
-Bien… en ese caso. Si estuvieran desordenando, pues encerrarlos en algún lugar sería lo mejor. –La chica se veía seriamente considerando la idea. –Y si lloriquean… ¿tapar sus bocas? Así no molestarían a los clientes.
-Bi-bien… –Jin casi se ahogaba en su propia saliva. Este tipo de persona era ruda, ni de broma. Jin amaba los niños.
La primera semana fue patética, ninguno le agradaba o le convencía. Jin tenía un cafe que poner a trabajar y poco tiempo a su favor. Tal vez la clave estaba en no ser tan exigente, tal vez ese era su gran problema.
Jin solo quería gente fresca y un tanto de su estilo.
Pero Jin no se rendiría, incluso si le tomaba todo el año conseguir un perfecto personal. Era Bangtan Cafe después de todo.
Aunque… Había cuentas que pagar. Jin estaba fregado.
-Muy bien Kim Seokjin, tu puedes hacerlo. Es simple, solo abre la puerta. Algo bueno llegara... –Seokjin se repetía mientras manejaba hacia su especial cafe. Justo estacionando, notó 6 chicos haciendo como una fila, a las afueras del lugar –¿Bo-boah…?
Esos 6 chicos se percataron de la llegada del dueño y se colocaron en posición, al haber estado recostados de la vidriera hace un momento.
-¡Annyeong-haseyo! –Formalmente recitaron los 6 al mismo tiempo. Ellos mismos impresionados, mirando sus caras unos a los otros, sin entender. Olvidando el pequeño factor, ofrecieron halagadoras sonrisas, al dueño.
-¡Woah! –Jin dijo sin aliento, pero volviendo a tomar pulmón para corresponder el saludo. –¡A-Annyeong! –Sí que eran decentes y ¡frescos! Habían encantos brotando de sus ojos, y de Seokjin por supuesto brotaban estrellas.
Jin con las manos temblando, y el sonido de las llaves retumbando como prueba, logró abrir las puertas del cafe. Invitando a los chicos a esperar a dentro.
Usualmente Seokjin comenzaría muy políticamente las entrevistas. Documentos en sus manos. Anteojos de diseñador. Exigiendo.
Pero sus ojos amaban lo que veía.
Estos tenían que ser los chicos que harían su cafe un sueño hecho realidad.
Seokjin no tenía tiempo para revisar documentos en este momento, solo coloco sus anteojos que siempre llevaba con él.
-Bi-bien… Veo que son seis. ¡Comenzare con cada uno enseguida! Pueden esperar un poco mientras uh… vuelvo. ¿S-si? –Seokjin explicó tan rápido que dudo que los chicos hubieran entendido una sola palabra. Pero los chicos asintieron con la cabeza como buenos niños.
Dirigiéndose al otro lado cerca de la caja registradora, Seokjin tomo asiento solo. Se dio cuenta que no había indicado a ninguno de los chicos en acompañarlo para comenzar. Que estúpido. Los ojos curiosos de los chicos estaban sobre él. Seokjin sonrió nervioso.
Incluso con miradas curiosas eran lindos, ¿Cómo era eso posible? O tal vez Seokjin estaba imaginando cosas.
Por un momento, como un golpe en la cabeza. Observando a los chicos, Jin dirigió sus ojos al suelo, y al resto de Bangtan cafe. Después sus ojos otra vez se estacionaron en los 6 chicos.
Al diablo las entrevistas.
Con sus ojos formando media lunas y emocionado, se levantó de su silla y volvió cerca de donde se situaban los intrigados lindos ojos de esas personas.
-¿Saben que…? –Seokjin trago en seco. –¡Es-Están contratados!
-¿Ehh? –Todos los 6 chicos en unisón volvieron a expresar.
-Pe-Pero pensé que nos entrevistarían. –Un chico de cabello rubio con forma de cabeza de coco preguntaba.
-Oh bueno, todo… todo dependerá de cómo se desempeñen en el cafe. –Seokjin nervioso, se dio cuenta que había actuado por impulso, ni se había tomado la molestia de preguntar sus nombres.
-¿Disculpa…?
-Kim Seokjin.
-Kim Seokjin… Uh… Solo quiero aclarar no usare uniformes o disfraces para niño. Debo mantener el estilo…
-Amigo… llevas el cabello verde.
-Oye, esto es arte. –Explicaba filosóficamente rodando sus ojos ante la tal vez ignorancias del más alto y con piel más oscura de todos.
-Bien uh… ¿Sus nombres…?
-Namjoon.
-Y yo Suga. Preferiría no estar en las formalidades. –Este se acomodó en el sofá.
-¿Suga? Debes estar bromeando. –Namjoon quien miraba al hombre como un bicho raro, sacudió su cabeza.
-Uhm… chicos, sino les importa quisiera saber el nombre de todos, eso incluye nombres reales.
-Jeon Jungkook.
-¡Kim Taehyung! –Expresaba el rubio alegre y bobamente con una sonrisa cuadrada.
-De nuevo… Kim Namjoon. Aunque “RM” me llaman en el barrio... –Explicaba con seriedad y un poco aburrido de la charla.
-RM… ¿Qué clase de nombre es ese? –Suga quien se hacía llamar insinuaba en burla y sarcasmo.
-Es mejor que “Suga”
-Por supuesto que no.
-¡Muy bien! ¿Los siguientes? Eso lo decidiré yo… –Esta vez con mandatorio dedo y autoritaria voz interrumpía Seokjin, esperando que uno de los chicos de cabello negro dijera su nombre, pero tenía su mirada fija hacia el chico de al lado, quien tenía un cabello rojo brillante, casi como jalea de frutas rojas. Hasta que Taehyung con su codo golpeo levemente.
-¿Boah? ¡Oh! Haha eh…. –Este ofreció una alegre pero avergonzada sonrisa. Era vivaz –¡Jung Hoseok!
-Pa-Park Jimin. –Tartamudeaba el último chico, sin levantar su mirada del piso. Labios hacia afuera como si un puchero saliera de ellos por sus grandes mejillas.
-Bueno… Como ya habían ido, mi nombre es Kim Seokjin. –Mostraba sus blancos dientes. –Soy el dueño y creador de Bangtan cafe.
-Anneyong-Haseyo, Kim Seokjin-hyung! –Todos y cada uno de ellos dijeron.
Kim Seokjin estaba que caía a sus pies, comenzaba a sentirse como un orgulloso capitán de una tripulación o tal vez madre.
-Co-como ya dije. Están contratados para mi cafe. Piensa ser abierto en dos días aproximadamente. –Todos los chicos prestaban atención ahora. –Y necesito la ayuda de cada uno de ustedes. Les diseñare a cada un uno un uniforme dependiendo de su encargo. No será aburrido pero tampoco muy informal. –Decía Seokjin refiriéndose específicamente a “Suga”. –¿Estaría ben si vienen mañana a tomarles medidas? También necesito sus identificaciones y mañana comenzaran su entrenamiento...
Todos y cada uno de ellos asintieron, emocionados y algunos sonrientes, otros tímidos y retraídos, petulantes y orgullosos. Kim Seokjin estaría dispuesto a cuidarlos a como dé lugar.
¿La razón? No la sabía realmente. Era simplemente porque así lo sentía.
-¡Bienvenidos a Bangtan cafe!