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Memorias olvidadas por Arawn87

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Notas del capitulo:

Llegamos al capítulo 12. Queda menos.

Una vez más me quedó demasiado largo, así que lo dividí en dos. Espero que les guste.

Saludos.

Cap. 12: El viaje. Parte 1 (La víspera).

 

Los días pasaron y finalmente llegó la víspera de su viaje. Afrodita despertó animado, tenía su maleta lista, documentos, dinero y por supuesto los pasajes directo a Estocolmo para el día siguiente a las 18:00 hrs. Llegarían de noche pero ya había reservado un hotel para dormir, en la mañana partiría a cerrar el trato por un departamento reservado a larga distancia, beneficios de la modernidad que pocos en la Orden conocían y que él sabía aprovechar.

 

Arrendó un acogedor chalet con dos habitaciones para su sobrino y las chicas. Afortunadamente, ese tipo de cosas no eran supervisadas en el Santuario, contaban con total libertad para hacer y deshacer en sus viajes, se apelaba al voto de confianza entre compañeros… “benditos tiempos de paz” se dijo con ironía Afrodita mientras guardaba los últimos objetos personales en su bolso de mano.

 

Ese día entrenó como de costumbre, trató a sus compañeros como de costumbre. Tuvo que rechazar otra invitación a supervisar prácticas de aprendices de plata, esta vez Aioria con Camus lo habían convidado, Milo solo miraba desde la distancia con cara de cabreado. La insistencia ya le estaba empezando a incomodar, por suerte estaría dos meses lejos de todos. 

 

Al llegar el atardecer Afrodita fue directo hacia Cáncer, había prometido que festejarían su despedida. Death Mask le pidió que llevara los CD’s que le regaló para su cumpleaños y así escuchar buena música durante el encuentro. Se dirigió a la sala de estar y vio que Shura ya se encontraba ahí. Ambos vestían ropas informales. Tenían preparada la mesa con algo de comida y MUCHO alcohol, incluido su vino favorito, “estos sí son amigos” pensó complacido.

 

-   Bienvenido, te esperábamos –lo recibió alegre el español.

 

-  Les dije que vendría ¿verdad? –saludó el de Piscis. Los amigos se sentaron y comenzaron a comer y beber.

 

-  Por cierto ¿qué querían los mocosos contigo? Te vi tratando de huir de ellos después del entrenamiento –preguntó de pronto Death Mask tras beber un sorbo de cerveza.

 

-  Invitarme a supervisar las practicas de unos aspirantes a Plata… no sé porqué les dio con eso, es la tercera vez en dos semanas que me los tengo que sacar de encima… -explicó haciendo una mueca de fastidio.

 

-  Ya veo, los niños andan nostálgicos últimamente… a mí también me invitaron la semana pasada. Debo admitir que no fue tan aburrido como pensaba, recordamos muchas cosas.

 

- ¿Tú aceptaste? –preguntó sorprendido el de piscis, el otro se encogió de hombros.

 

-  Aioria puede ser convincente… además, no tenía nada mejor que hacer, Shura andaba explorando con el arquero y tú estabas en Atenas, así que… -Afrodita aún lo miraba extrañado.

 

-  No tiene nada de malo Afrodita, son nuestros compañeros y quieren acercarse a nosotros. Aioria me dijo que deseaban aprovechar esta oportunidad para construir una relación de verdadera amistad entre los dorados, como la que tienen los santos de Bronce -señaló Shura con tranquilidad.

 

-  Por favor, lo que no se logró cuando niños no se conseguirá ahora… -el de Piscis habló con indiferencia mientras encendía un cigarrillo- ha pasado demasiada agua bajo el puente.

 

- ¿De qué hablas? Si te llevabas bien con ellos cuando éramos aprendices –Afrodita frunció el ceño y lo miró como diciendo “¿qué te fumaste?”. Death lo ignoró y siguió hablando- Milo se te pegó como lapa cuando llegó porque pensaba que podías enseñarle a desarrollar sus técnicas con veneno. Al muy idiota le tomó meses entender que tu veneno y el suyo eran completamente diferentes… debo decir que aguantaste estoicamente a tu pequeño acosador…

 

-  ¿Ah sí?

 

- Ajá… Con Aioria también tenías buena relación, a pesar de que te siguió durante el primer mes de tu llegada para verificar si de verdad eras niño… pero era tan inocente que al final le tomaste cariño… creo…

 

-  ¿Él me seguía? –Afrodita estaba cada vez más contrariado.

 

-  Claro, decía que eras demasiado “bonita” para ser hombre, fue gracioso cuando te espió en la ducha y comprobó la verdad –El italiano se carcajeo al recordar eso y Shura tampoco pudo disimular su risa.

 

-  Bueno, claramente mi memoria no es tan buena… -dijo tranquilamente el pisciano comenzando a sentir una punzada en la cabeza que lo hizo fruncir el ceño y masajearse la sien con una mano.

 

-  ¿Estás bien? –preguntó Shura preocupado.

 

-  Perfectamente, mejor cambiemos el tema… -sugirió esbozando una sonrisa.

 

Death Mask tomó uno de los CD’s que el sueco había llevado y lo puso en el equipo. De inmediato comenzó a sonar la pesada música que el Cangrejo amaba, el pisciano había aprendido a disfrutar, y el español intentaba tolerar por respeto a sus amigos.

 

-  ¿Lo has escuchado? –preguntó el de Cáncer.

 

-  Un poco… -mintió el peli celeste.

 

- ¡¡Mentiroso!! Y yo que los grabé con tanto cariño, serás malagradecido… -reclamó con falso enojo- Escogí cada canción pensando en ti.

 

- ¿Y se supone que debo sentirme alagado? –preguntó el sueco al escuchar la letra de la primera canción, la cual el Cangrejo comenzó a entonar con una sonrisa en su rostro.

 

Mental wounds not healing, life's a bitter shame

 

I'm going off the rails on a crazy train,

 

I'm going off the rails on a crazy train

 

 - Ustedes dos son demasiado extraños… -comentó divertido el de Capricornio mientras se relajaba en el sillón. Death Mask soltó una carcajada.

 

-  Tal vez, pero qué sería de tu vida sin nosotros… monótona y aburrida como la del resto de los santurrones que habitan este Santuario –se burló el Cangrejo.

 

-   Es verdad, dementes y todo los quiero –reconoció sonriente el español.

 

-  ¡¡Salud por eso!! –propuso contento Afrodita levantando su copa. A esas alturas los tres ya se encontraban bastante “alegres” producto del alcohol.

 

Mientras los tres amigos seguían bebiendo y riendo al son de la música y los comentarios sarcásticos, los gemelos del tercer templo cruzaban por Cáncer rumbo a Sagitario. Los dos habían sido invitados por Aioria y Aioros a pasar un buen rato entre hermanos, aprovechando que no tenían entrenamiento al día siguiente. A Kanon le tomó unas cuantas súplicas y chantajes emocionales el convencer al mayor de que aceptara, pero al final lo consiguió.

 

- Al parecer esos tres se divierten de lo lindo… ojalá el ambiente esté igual de encendido en Sagitario –comentó el gemelo menor al escuchar el escándalo proveniente de la zona privada de Cáncer.

 

- Son buenos amigos, es lógico que se reúnan para despedir a Afrodita… -respondió Saga haciéndose el indiferente.

 

- Pues mejor que tenga cuidado, con tanta despedida podría perder el avión… -el comentario mordaz de Kanon no pasó desapercibido para el mayor.

 

- ¿Aún estás enojado porque te dio una paliza el otro día? –preguntó con toda intención el portador de la armadura.

 

- Él no me dio una paliza –se defendió, ganándose una mirada incrédula de su gemelo- fue algo mutuo

 

- Eso te pasó por dormirte en los laureles, estuviste demasiado tiempo sin entrenar y sufriste las consecuencias

 

- Cállate ya… -gruñó algo molesto. Saga decidió dejar el tema y continuaron su camino en silencio.

 

Cerca de la una de la mañana, y tras haber bajado una botella de vino entera (más un par de latas de cerveza), Afrodita decidió regresar a su templo. Sus amigos le ofrecieron quedarse pero este rechazó la oferta diciendo que le gustaba dormir sin la presencia de sonidos extraños, a lo cual Shura respondió con un sonrojo y Death Mask con un buen insulto. Igualmente, ambos prometieron acompañarlo al aeropuerto a despedirlo y él agradeció el gesto.

 

Afrodita se encaminó algo tambaleante hacia su templo, tuvo que detenerse unos momentos a respirar antes de entrar a Virgo. Tras recuperar la compostura continuó su camino, iba pendiente de cada paso que daba para no tropezar, con su mirada fija en el camino. Al cruzar por Sagitario chocó con algo que casi lo hace caer, pero un par de manos lo sujetaron de los hombros evitando que terminara en el suelo. Al levantar la vista vio que era Saga. El pisciano lo miro extrañado, ¿qué estaría haciendo levantado a esas horas?

 

- ¿Estás bien? –preguntó Saga, aunque solo le bastó sentir el olor a alcohol y cigarrillos proveniente del otro para responder su pregunta.

 

-  Perfectamente… -el sueco habló haciendo un esfuerzo por sonar normal.

 

- Claro… -El mayor sonrió levemente y acomodó su agarre sobre los hombros del otro - Ven, te ayudaré a llegar a tu templo.

 

- Pero no es necesario… -sus protestas quedaron en nada, ya que el gemelo comenzó a arrastrarlo con él. Debía reconocer que le ayudó bastante con el equilibrio.

 

Al llegar a Piscis, Saga sentó a su guardián en el sofá de la sala y luego se dirigió a la cocina. Regresó casi en seguida con un vaso de agua para el menor y se instaló junto a él observando sus movimientos.

 

-   Perdón por la molestia… -se disculpó el de Piscis tras terminar el agua.

 

-   No hay problema, para eso estamos los amigos.

 

-  Gracias –dijo sincero el peli celeste, para luego ladear la cabeza y dedicarle una mirada indagadora.

 

-   ¿Qué pasa? –Saga preguntaba entre curioso y divertido.

 

-   Nada, solo que…

 

-   ¿Qué? –insistió el mayor.

 

-   Es la primera vez que no me regañas por beber –respondió con una sonrisa.

 

-   Oh, bueno... Me han aconsejado relajarme un poco y creo que tienen razón. Después de todo, en estos tiempos no hay necesidad de ser tan estrictos –señaló el mayor.

 

-  Es verdad, me alegra que pienses así. Ahora no tendré que huir de ti cada vez que beba de más –el menor emitió una pequeña risita, sin duda el alcohol estaba haciendo efecto en él.

 

-  Mientras no andes por el mundo manejando borracho no tendrás de qué preocuparte –dijo Saga, pensando que en ese momento Afrodita se veía algo tierno.

 

-  Nunca más –prometió el menor volviendo a reír- Creo que mejor voy a dormir, no quisiera perder el avión.

 

-  Te ayudo –el gemelo lo ayudó a levantarse y volvió a tomarlo de los hombros para guiarlo a su habitación. Una vez ahí el pisciano se arrojó a su cama y comenzó a acomodarse para descansar.

 

El cuarto estaba a oscuras y el peli celeste parecía dispuesto a dormir completamente vestido. Saga pretendía acercarse al menor para decirle que se pusiera pijama, pero al observarlo tendido de espaldas en la cama le vino un flash back nada agradable. Recordó el día de la resurrección, cuando Afrodita yacía muerto en su lecho negándose a volver. Sintió una extraña opresión en el pecho y miró a su compañero con tristeza.

 

-  ¿Por qué no querías volver? –la pregunta salió sola, antes de que pudiera detenerla.

 

-  ¿Cómo dices? –Afrodita preguntó incorporándose un poco en la cama- ¿volver de donde?

 

-  El día que revivimos, yo estuve aquí y vi como Atenea tuvo que obligarte a regresar –que lo perdonaran su Diosa y el Patriarca, pero necesitaba saber.

 

-  Ah… -Afrodita pareció muy incomodo con la pregunta- no es un buen momento para hablar ese tipo de cosas…

 

-   Lo sé pero…

 

-  No… otro día, estoy cansado –cortó con firmeza y se tendió nuevamente en la cama, esta vez dando la espalda a su compañero- Tu si sabes cómo arruinar el ambiente Géminis.

 

El gemelo se sintió un tanto ofendido con el comentario, se disponía a replicar pero se detuvo a tiempo, después de todo tenía razón, no era momento para tocar un tema tan delicado. Dispuesto a disculparse se acercó y sentó en la cama junto a Afrodita, el menor dio un pequeño sobre salto pero no se volteó.

 

-    Lo siento, a veces hablo sin pensar…

 

-    Eso no es muy propio de ti.

 

-  Hasta yo puedo cometer errores Afrodita, sigo siendo humano –señaló algo abatido. El pisciano pareció reaccionar porque al fin volteó a mirarlo.

 

-  No me hagas caso, el alcohol me hace sobre reaccionar… -Saga se acercó un poco más a él antes de responderle.

 

-  No creo que eso sea culpa del alcohol –se burló esbozando una sonrisa.

 

- Vete a la mierda –respondió Afrodita riendo. La tensión se había desvanecido.

 

Ambos Santos se vieron fijamente durante algunos segundos. Saga se inclinó sobre Afrodita haciendo que sus rostros quedaran a solo un centímetro de distancia, podían sentir la respiración del otro, nuevamente se veían envueltos en esa ambigua y confusa situación. Impulsados por quien sabe qué, esta vez no hubo mayor preámbulo. Se atacaron con ímpetu, saboreándose mutuamente. La tenue luz de luna que se filtraba por la ventana fue el único testigo de lo que ocurrió.

 

Pronto ambos se despojaron de sus ropas para tener un contacto directo entre sus pieles. Saga se había posicionado sobre Afrodita, aprisionándolo contra su cuerpo, guiándolo a voluntad, quería devorarlo, dejar su marca en él para que su compañero nunca lo olvidara. Los gemidos no se hicieron esperar, la excitación era latente en ambos… “Afrodita” susurró el gemelo al oído del menor, sin saber que con eso hizo desaparecer la magia. Afrodita abrió los ojos de par en par, reconocía esa voz, era la voz de Arles.

 

Saga proporcionaba suaves mordiscos en el hombro del pisciano, al tiempo que comenzaba a preparar su entrada. Afrodita quería detenerse, quería ver el rostro del hombre que lo iba a poseer, necesitaba saber que no era él, que no era Arles, pero la voz no le salía, sus músculos no obedecían, simplemente se dejaba guiar por el mayor como una marioneta.

 

El gemelo lo volteó sobre su estómago, y tras alzar sus caderas con ambas manos lo embistió de una sola estocada… “espera” pidió el peli celeste en un susurro apenas audible, el otro no lo escuchó o decidió ignorarlo, porque no se detuvo ni un segundo. Comenzó con un lento vaivén para ir aumentando rápidamente el ritmo. Saga parecía poseído, no prestaba atención a nada a su alrededor, se sentía hipnotizado por ese aroma a rosas que tanto le gustaba. Afrodita sentía una mezcla de dolor y placer, inclinándose por uno y otro sin decidirse… “Afrodita” volvió a susurrar el gemelo cerca de su oído y él no pudo hacer más que cerrar los ojos con fuerza. El único sonido que se escuchó durante varios minutos fue el de los amantes, los gemidos se perdían en la oscuridad de la habitación.

 

Finalmente, ambos terminaron al mismo tiempo, uno sobre la cama, el otro al interior de su compañero. Saga cayó rendido sobre la espalda del menor, se mantuvo así un rato hasta que logró acompasar su respiración. Afrodita se removió para meterse bajo las sábanas y sin emitir palabra se acomodó dando la espalda al mayor, este lo imitó acostándose junto a él y atrayéndolo a su cuerpo tal como había hecho hace varios meses en Isla Milos, solo que esta vez se encontraban desnudos y empapados en sudor. Poco a poco se fueron quedando dormidos.

 

A la mañana siguiente, Saga despertó sintiéndose desorientado, se incorporó de una salto y miró a su alrededor, no reconoció la habitación hasta que vio los arreglos de rosas… “Afrodita” murmuró y los recuerdos de la noche anterior le cayeron encima. Se sujetó la cabeza con ambas manos queriendo arrojarse a un pozo… “nunca más, no vuelvo a beber… maldito Kanon… no, estúpido yo por hacerle caso” se reprochaba mentalmente una y otra vez. El sonido de la ducha le indicó que Afrodita se estaba dando un baño, ¿qué le diría cuando saliera? ¿Cómo lo miraría siquiera?, debía admitirlo, por primera vez en mucho tiempo se sentía completamente inseguro.

 

En el baño, Afrodita tampoco se encontraba tranquilo. Llevaba un buen rato dejando que el agua cayera sobre él mientras se mantenía inmóvil bajo el chorro. Su cuerpo dolía, su cabeza era un lío, no sabía cómo sentirse, había algo de vergüenza, temor, inseguridad… y es que había un detalle que no había mencionado. Cuando Saga le preguntó en aquella misión si Arles había sido su primera vez él no mintió al decir que fue el primer hombre con quien estuvo, pero olvidó agregar que además había sido el único. Por más que lo intentó nunca pudo estar con otro, siempre que trataba la imagen de Arles venía a su cabeza y quedaba paralizado, se le hacía imposible continuar. Había terminado durmiendo a varios en sus intentos fallidos, por eso al final dejó de intentarlo y se concentró solo en las mujeres, afortunadamente con ellas no le ocurría lo mismo. El problema surgía cuando su amante era hombre. Arles le había ordenado que no se entregara a nadie más que a él y el muy maldito se encargó de que cumpliera sus deseos. Presentía que de alguna manera había jugado con su cerebro, pero era solo una suposición.

 

El haber estado con Saga le hizo recordar todo eso, por momentos no sabía si era él o Arles quien lo estaba poseyendo, su voz, su esencia, su toque, todo le recordó al falso Patriarca. Por supuesto, eso no era algo que pudiera decirle. Sabía que enterarse de algo así lastimaría profundamente a su compañero y Saga ya había sufrido demasiado por culpa de Arles, él no deseaba ser un motivo más de dolor para el mayor…

 

Tras un buen rato de estar así dio un sonoro suspiro y decidió despejar su cabeza de todo pensamiento negativo. Ese día viajaba a Suecia para llevarse a su sobrino y las chicas que lo cuidaban, no podía distraerse con pequeñeces.

 

El pisciano salió del baño con una toalla envuelta a su cintura. Vio que Saga se encontraba sentado en la cama, cubierto con las sábanas y mirando hacia la pared con expresión ausente. El sueco decidió llamar su atención de manera amable.

 

-  Puedes tomar una ducha si quieres –le dijo señalando el baño. El gemelo desvió su atención hacia su compañero y asintió en respuesta. Afrodita pasó junto a él sin mirarlo y comenzó escoger ropa  de su armario.

 

Saga tomó el mutismo del peli celeste como una señal para desaparecer de ahí. Se dirigió a baño y se duchó con agua fría para tratar de despejar su mente.

 

No podía creer lo que había hecho, no era así como quería retomar su relación con Afrodita, ahora se sentía más confundido que nunca. En cierta forma agradecía que el sueco pareciera tan calmado, sería peor si le reclamara su arrebato… aunque pensándolo mejor, no es como si lo hubiese obligado, Afrodita podría haberse negado, haberlo detenido, pero no lo hizo. Eso significaba que él también quería que ocurriera aquello, era la explicación más lógica… al menos la que Saga deseaba creer.

 

Cuando salió del baño notó que Afrodita no estaba en la habitación. Se apresuró en vestirse y vio la hora en el pequeño reloj del velador, eran las nueve de la mañana, Afrodita debía estar preparándose para partir a Atenas. Buscó al pisciano por todo el templo sin resultados, se concentró para sentir su presencia y lo encontró en el jardín. Al llegar ahí su compañero estaba junto a los rosales acariciando las flores. Se acercó lentamente pensando en qué podría decirle, no estaba preparado para enfrentar ese tipo de situaciones, más aún cuando el otro involucrado era tan impredecible.

 

-  Afrodita… anoche… lo que pasó… -comenzó a balbucear, no se le ocurría nada coherente que decir.

 

-  Déjalo Saga –le cortó con voz suave, luego desvió su atención hacia él- Lo que pasó, pasó, los dos quisimos, no hay mayor explicación…

 

-   Lo sé, pero aún así…

 

-  Somos adultos Saga –volvió a interrumpirlo- No vale la pena hacer un drama por esto.

 

-   Tienes razón –le respondió tras pensarlo unos momentos.

 

-  No quiero ser grosero, pero debo comenzar a prepararme para ir a Atenas….

 

-  Sí, claro. No te quito más tiempo –Saga pensó que no podían despedirse así como así, después de todo no se verían en dos meses. Se acercó un poco más a su compañero quedando a una distancia prudente para no incomodarlo- Te deseo lo mejor en tu viaje Afrodita, espero que encuentres lo que buscas.

 

-  Gracias… yo también espero eso –Afrodita le sonreía dulcemente, mostrando una expresión que pocas veces había tenido el privilegio de ver. Saga esbozó una sonrisa y dio media vuelta para salir del jardín y regresar a su templo.

 

Cuando su compañero desapareció tras la puerta Afrodita sintió sus piernas flaquear y cayó de rodillas al suelo, dio un par de respiraciones profundas para recuperar la calma. Daba gracias al cielo porque se iba ese mismo día, de lo contrario no sabría qué hacer con el gemelo. Lo que ocurrió la noche anterior jamás debió suceder, JAMÁS… ¿Porqué Saga se interesa en él repentinamente? ¿Será verdad que algo de los enfermizos sentimientos de Arles habían quedado en él?  Y lo peor ¿porqué permitió que su compañero llegara tan lejos?… y encima sin protección, error de principiante, por suerte sabía que el mayor no tenía nada.  Mentiría si dijera que le desagradó, pero no podía lidiar con eso ahora, se sentía demasiado confundido.

 

Se levantó y dio un último vistazo a los rosales antes de regresar a su habitación para afinar detalles. Su amado jardín era de las pocas cosas que iba a extrañar de ese Santuario.

 

---

 

El camino hacia su templo se le hizo eterno, por fortuna no se topó con sus compañeros, no tenía ánimo de hablar con nadie. Apenas llegó a Géminis fue directo a su habitación y se arrojó de espaldas en la cama, se cubrió el rostro con ambas manos aún sin poder creer lo sucedido. No tuvo mucho tiempo para meditarlo porque en ese momento alguien entró con gran escándalo, azotando la puerta contra la pared.

 

-  ¡¡SAGA!! –la voz de Kanon le taladró el cerebro- ¡¡Por fin llegas!! Quiero saberlo todo, con detalles, no te guardes nada.

 

-  ¿¿Qué?? –el mayor se incorporó levemente y vio como su hermano entraba para sentarse junto a él.

 

-  No perdamos el tiempo, se que pasaste la noche en el Templo de Piscis, así que empieza a hablar –exigió entre serio y ansioso, comenzando a desesperarse al no recibir respuesta- ¡¡Vamos!! Sabes que puedo encontrarte donde sea igual que tu a mi… entonces ¿tuviste buena pesca?

 

-  Cállate ya por favor –pidió con voz abatida. Kanon lo miró extrañado, no pensó que su gemelo llegaría desanimado.

 

-  ¿Tan malo fue?

 

- Si… bueno no… no lo sé en realidad –el menor lo miró confundido y Saga lo meditó un poco antes de decidirse a contarle- Pasé la noche con Afrodita…

 

-  Eso ya lo sé…

 

-  No, quiero decir que REALMENTE pasé la noche con Afrodita…

 

-  Oh… ¡¡OH!! ¿en serio?

 

-  Si.

 

- ¿Y quién estuvo arriba?

 

- ¡¡Kanon!!

 

- Lo siento -se disculpó- ¿Pero por qué te ves tan afligido? ¿no era eso lo que querías?

 

-  ¿Cuándo dije que era eso lo que quería? –increpó algo molesto.

 

-  No lo dijiste con esas palabras, pero si quieres a alguien se entiende que eso incluye…

 

-   Ya entendí… pero no, nunca esperé que algo así pasara. Simplemente me dejé llevar por la situación.

 

-  ¿Y cuál fue esa situación? Si se puede saber, porque estoy un tanto perdido –Saga suspiró y terminó de incorporarse para contarle a su hermano.

 

Kanon lo escuchaba atento dejando a su gemelo expresar todo lo que quisiera. Si algo tenía de bueno el Dragón del Mar era que sabía escuchar, y sobre todo, sabía cuando era momento para bromear y cuando de ponerse serio. En ese momento era lo segundo.

 

-   Pero él te correspondió ¿cuál es el problema?

 

-   No lo sé, solo presiento que algo no está bien.

 

-  ¿Por qué? ¿acaso te arrepientes? –Saga pareció meditar la pregunta de su hermano.

 

-  No, no podría decir que me arrepiento –reconoció- Pero tampoco se siente como si estuviera bien, es decir, Afrodita aún tiene un trauma, aunque no lo quiera aceptar.

 

-  Afrodita ya es un adulto que sabe lo que hace, y sinceramente, parece que lo tomó con mayor madurez que tú –dijo Kanon con total seriedad, ganándose una mirada molesta de su gemelo, pero no se dejó amedrentar- ¿Acaso me equivoco?

 

-  Hmn, cállate –bufó Saga desviando la mirada. Era una actitud tan infantil que Kanon no pudo evitar abrir los ojos por la sorpresa.

 

-  Jo, en este momento pareces un adolescente…

 

-  ¿Quieres que te envíe al Polo Norte?

 

-  ¡¡Oye!! No la tomes conmigo, no es mi culpa que no sepas como actuar frente a los encuentros casuales.

 

Antes de lanzarse a matar a su hermano, Saga prefirió salir de la habitación. Se dirigió a la cocina para preparar su necesario café matutino, al tiempo que se reprochaba su actitud. Kanon tenía razón, tal vez estaba siendo inmaduro. Si Afrodita logró tomar la situación con calma él también debía hacerlo y no darle tantas vueltas. Ambos eran adultos que sabían lo que hacían… además, no podría decir que el encuentro le desagradó, todo lo contrario.

 

Aún tenía el aroma de su compañero impregnado, sentía la suave fragancia a rosas por todas partes… Pero seguía sintiendo que algo no estaba bien… tal vez era solo paranoia. Afrodita se iría en unas cuantas horas, esperaba que el tiempo y la distancia le ayudaran a aclararse.

 

----

 

Pasaron las horas y llegó el momento de partir a Atenas. Antes del mediodía Death Mask y Shura se encontraban en la entrada de Piscis para acompañar a su guardián al aeropuerto. Entraron pidiendo permiso y se toparon con Afrodita fumando en la sala de estar, mirando por la ventana que daba a su jardín y escuchando música clásica.

 

-  ¿Estás nervioso? –preguntó Shura acercándose a él.

 

-  Un poco… -respondió sincero.

 

- Relájate, todo saldrá bien –Death Mask intentó calmarlo- Aquí estamos nosotros para cubrirte ¿verdad Shura?

 

-  Claro que sí –dijo el español tratando de sonar seguro.

 

-  Como sea, ya no hay marcha atrás –señaló Afrodita tras exhalar el humo. Apagó el cigarrillo en el cenicero de la mesita y se dirigió a sus amigos- Vámonos de aquí.

 

Los tres salieron del templo ayudando a Afrodita con sus maletas, descendieron tan rápido como pudieron para evitar a los curiosos, pero no tuvieron tanta suerte. Al pasar por Acuario apareció su guardián para desearle buen viaje, y tras agradecer el gesto continuaron su camino. La situación se repitió en Sagitario con Aioros y Aioria.

 

Cuando llegaron a Géminis Afrodita estaba un poco nervioso, no quería ver a Saga antes de irse, su cabeza ya estaba lo suficientemente alterada. Por fortuna el guardián no salió, pero sí lo hizo su hermano. Los amigos se miraron algo extrañados, ya que ninguno era muy cercano a Kanon de Géminis. El menor de los gemelos miró al peli celeste de arriba a abajo antes de sonreír socarronamente y al igual que los demás desearle buena suerte, tras decir esas palabras dio media vuelta y volvió a ingresar. Death Mask miró a Afrodita y se encogió de hombros, decidieron continuar cuando antes para no seguir retrasándose. Al llegar a Aries se encontraron con Aldebarán jugando con Kiki y se vio caminar a Mü y al recién llegado Shaka en dirección a ellos, todos le dirigieron un saludo a larga distancia y Afrodita lo devolvió de la misma manera.

 

-   Ves, si los niños te adoran Pez… -comentó burlón el italiano.

 

-   Death… -advirtió el pisciano con voz grave, entrecerrando los ojos.

 

-  Okey, me callo…

 

-  Mejor démonos prisa, aún debes ir por tu sobrino antes de dirigirnos al aeropuerto –señaló Shura.

 

-   Lo sé, no más distracciones.

 

Siguieron avanzando apresurando el paso para llegar a tomar el bus a la ciudad. Al salir del Santuario se sintieron un poco más aliviados, pero no fue sino hasta abordar su transporte en Rodorio que lograron relajarse. Ya estaban en camino, Afrodita y Death pasaron gran parte del trayecto hablando de banalidades para distraerse, pero Shura se mantuvo callado, fue mirando por la ventana con aire pensativo casi todo el viaje.

 

Llegaron justo a tiempo para tomar el avión, Eros se despidió de beso y abrazo de los amigos de su tío, el pequeño les tomó cariño en el corto tiempo que llevaba de conocerlos y estaba seguro de que ellos también a él, aunque Shura lo expresaba más abiertamente que Death Mask. Afrodita se despidió de sus incondicionales amigos con un rápido abrazo y tras desearse toda la suerte del mundo partió junto a su sobrino y hermanitas adoptivas hacia la lejana Suecia.

 

Mientras tanto en el Santuario, el Patriarca observaba el horizonte desde la entrada del Templo Principal. Una expresión seria cubría su rostro y lo hacía fruncir levemente el ceño. Elevó su vista al cielo para observar las escasas nubes que se mostraban a esa hora y cerró los ojos para inhalar y exhalar profundamente. Luego volvió su atención hacia los doce templos.

 

-  Buen viaje Afrodita de Piscis –murmuró en voz baja- espero que sepas lo que haces.

Notas finales:

Fin del capítulo. En seguida viene la parte 2. 

Como siempre, todo comentario y/o crítica constructiva será bien recibida. Saludos!

 

- La canción que Death Mask dedica a Afrodita es “Crazy train” (tren loco) de Ozzy Osbourne.


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