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Memorias olvidadas por Arawn87

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Notas del capitulo:

El quinto capítulo. 

Cap. 5: Pugnas.


Como de costumbre, el entrenamiento que seguía al día libre se caracterizó por el atraso de la mayoría de los Santos, con excepción del arquero y el gemelo. Al principio Saga les llamaba la atención, pero pronto se dio cuenta de que eran palabras perdidas y dejó de tomarle importancia. En general los dorados cumplían con satisfacción sus deberes, por tanto un poco de flexibilidad no le hacía mal a nadie. Ese día Kanon se unió como espectador, el arquero le ofreció que entrenaran juntos pero rechazó la oferta aludiendo a que solo deseaba observar y aprender, algo que ni él se creía.


Afrodita llegó como siempre acompañado de Death Mask y Shura. La rutina de esos tres era simple, primero el de Capricornio subía a buscar al pisciano y luego ambos bajaban por el Cangrejo, de ese modo el español se aseguraba de que sus dos amigos asistieran a los entrenamientos. Sin embargo, ese día había algo diferente, el doceavo guardián notó cierta tensión entre sus amigos. Death Mask evitaba mirar a Shura y cuando lo hacía parecía lanzarle dagas, a su vez el español lucía una expresión de culpa que se notaba a kilómetros. De camino al Coliseo Afrodita les preguntó qué ocurría pero ninguno respondió, eso lo molestó un poco pero no presionó, volvería a hacerlo después del entrenamiento.


Aquel día era turno del gemelo mayor entrenar con alguno de sus compañeros mientras Aioros supervisaba. No desaprovechó la oportunidad y tras designar las parejas dejó al pisciano para el final.


-  Afrodita, tú serás mi pareja el día de hoy –vio que el otro asentía con la cabeza desviando rápidamente la mirada ¿Cómo debía tomar esa actitud?


Guío al menor hasta el espacio donde entrenarían. Ambos vestían ropa de práctica, ya que tocaba combate cuerpo a cuerpo sin armaduras, lo que servía para pulir sus técnicas de pelea más básicas.


-   Y dime ¿cómo ha estado? –preguntó de pronto el gemelo, haciendo que su compañero se sorprendiera y mirara hacia ambos lados como queriendo asegurarse de que le hablaban a él.


-  Bien, bastante bien… -dijo Afrodita aún extrañado.


-  Me alegro… -comentó escuetamente. Saga debía reconocer que iniciar una conversación con el sueco no era tan fácil como había imaginado- Bueno, comencemos.


Los dos Santos se situaron en posición y se miraron a los ojos unos segundos. Saga fue quien dio inicio atacando con gran fuerza y velocidad, lanzando golpes con sus puños. Al pisciano le fue difícil pero logró esquivar y bloquear los ataques de su compañero. Cuando vio un espacio entre golpe y golpe aprovechó para lanzarse contra el gemelo, se agachó para esquivar un puñetazo en la quijada e intentó hacerle una barrida pero el mayor saltó hacia atrás a tiempo, entonces Afrodita se tiró contra él devolviéndole los golpes, sin embargo Saga también esquivó los suyos.


El Santo de Géminis se encontraba gratamente sorprendido con el nivel que mostraba el menor. Había ejercitado con él antes pero sus técnicas en el cuerpo a cuerpo no eran tan buenas, sin duda se había tomado en serio el entrenamiento porque la mejoría era notoria. También advirtió que Afrodita atacaba con total concentración y determinación, como todo un guerrero enfocado en la batalla. Sintió algo similar al orgullo instalarse en su pecho. No obstante, eso no significaba que fuera a dejarse ganar. Decidido a poner fin al combarte el griego contraatacó con toda su fuerza y al sueco pronto se le hizo difícil detener sus golpes, el mayor logró asestarle un certero puñetazo en la costilla izquierda haciendo que el pisciano se contorsionara por el dolor bajando su guardia, el otro aprovechó su descuido para rematarlo con una patada en el abdomen que lo mandó a volar y chocar fuertemente contra el muro. Afrodita cayó al suelo sentado con la espalda apoyada en la pared. Mantenía los ojos cerrados con fuerza, se había golpeado la cabeza y se sentía un poco mareado.


-  ¿Estás bien? –escuchó preguntar a su compañero. Su voz se escuchaba preocupada. Abrió lentamente los ojos y vio al mayor arrodillado frente a él.


-  He estado peor… –intentó bromear, pero no pudo ocultar el dolor en su voz.


-  Lo siento, creo que me pasé…


Para nada, esto es un entrenamiento, se supone que saldremos lastimados en más de alguna ocasión… -dijo mientras se ponía de pie con dificultad.


-  Lo sé pero…


Bien, sigamos… -lo interrumpió el menor alejándose de él y volviendo a su posición de combate. Saga lo miró contrariado, normalmente el entrenamiento terminaba cuando uno de los peleadores caía.


Creo que ya terminamos por hoy… -comenzó a replicar pero entonces se fijó en la mirada obstinada de Afrodita. Saga frunció el ceño.


-  ¿Vas a pelear o no Saga de Géminis? Aún no has ganado –desafió el peli celeste.


El gemelo suspiró y volvió a su posición de combate. Después de casi dos horas de entrenamiento varios de sus compañeros ya se habían retirado del Coliseo,  pero él no podría irse tan fácilmente. Si algo recordaba sobre el pisciano es que cuando se ponía en plan de terco no había quien lo hiciera cambiar de opinión, era así desde que lo conoció. Tendría que continuar hasta noquearlo o lograr que se rindiera, lo primero no quería hacerlo y lo segundo dudaba seriamente que ocurriera, vaya dilema. Tal vez si intentaba razonar con él una última vez podría detener la pelea.


-  El orgullo no es buen consejero Afrodita… - no pudo continuar, ya que el otro se lanzó sobre él. Al diablo con el diálogo.


El menor lo atacó con todas las fuerzas que le quedaban, pero tras los golpes recibidos su velocidad se vio afectada y al griego no le fue difícil esquivarlo. Aún así el sueco logró asestarle un golpe en la quijada a su superior, sintiéndose completamente satisfecho. Sin embargo, Saga le devolvió el gesto ensartándo su puño bajo el mentón, haciéndolo a caer nuevamente al piso. Por simple obstinación el sueco volvió a levantarse y partir a la carga lanzando puñetazos y patadas hasta que Saga logró parar uno de sus golpes sujetándolo por la muñeca y torciéndole el brazo tras la espalda, acto seguido le rodeó el cuello con su otro brazo para apegarlo más a su cuerpo, dejando al menor completamente inmovilizado.


Es suficiente… no tiene sentido continuar. -dijo el gemelo entre jadeos. Sintió como su compañero se retorcía tratando de soltarse y ejerció más presión sobre su agarre para mantenerlo quieto- Lo único que conseguirás es seguir lastimándote Afrodita.


-  Vete a la mierda… -respondió el sueco sin detener su intento por liberarse.


¡¡Deja de ser tan terco!! –volvió a advertir comenzando a perder la paciencia. El otro no lo escuchó y continuó forcejeando con más potencia- ¡¡Basta!!


¡Cállate!… -fue la respuesta del menor quien obstinadamente continuaba retorciéndose. Finalmente Saga explotó.


¡¡DIJE BASTA!!


Sin darse cuenta el geminiano ejerció más presión de la debida en el brazo que retorcía y con Afrodita aún tratando liberarse se creó un choque de fuerzas causándole un severo daño. El pisciano lanzó un grito de dolor haciendo que el otro lo soltara repentinamente. El doceavo guardián cayó al piso sujetándose el hombro derecho, Saga lo miró desde arriba y de inmediato notó que estaba dislocado. Quedó en shock al darse cuenta de lo que había hecho y se arrodilló junto a él para revisarlo mientras se deshacía en disculpas.


-  Lo siento Afrodita, perdóname –repetía sin parar mientras intentaba verle el hombro. Pero al momento de tocarlo el otro se apartó de él.


¡¡NO ME TOQUES!! –le gritó mientras se ponía de pie. Saga lo miró y vio algo que le encogió el corazón… miedo, eso era lo que reflejaban los ojos de su compañero.


-  Tranquilo, solo quiero revisarte –le dijo con voz suave tratando de no alterarlo.


-  No te me acerques Saga, estoy bien… solo no te acerques –respondió el otro alejándose un par de pasos.


Saga quedó sin palabras, su compañero necesitaba atención inmediata para no agravar la lesión, pero este no le dejaba aproximarse. En ese momento Afrodita volvió a caer al suelo producto del malestar, se mantenía arrodilladlo presionándose el hombro herido y con su bello rostro contorsionado en una mueca de dolor.


¡¡Afrodita!! –Se escuchó la voz preocupada de Death Mask quien corría hacia ellos a toda velocidad seguido de cerca por Shura y sus parejas de entrenamiento, Shaka y Mü - ¿Estás bien? 


-  No es nada Death, solo un percance –respondió el pisciano intentando sonreír. El otro desvió la mirada hacia su hombro y abrió los ojos con sorpresa.


¿Qué no es nada? ¡¡tienes el maldito hombro dislocado!! –gritó tras percatarse de la condición de su amigo, el Cangrejo miró a Saga con reproche.


Será mejor que te revisen eso Afrodita, podría empeorar –intervino Shaka con su característica tranquilidad.


-  No es para tanto, de verdad…


-  Pues se ve doloroso... –esta vez fue Mü quien habló. El pisciano comenzaba a sentirse un poco fastidiado con la presencia y opinión de tantos curiosos.


¡¡No me digas!! No me había dando cuenta Carnero–comentó con sarcasmo haciendo que el lemuriano bajara la cabeza apenado. Eso lo hizo sentir un poco, solo un poco, culpable. Respiró profundamente para recuperar la calma- Lo siento…


-  ¿Qué pasó aquí? –intervino una nueva voz.


Afrodita resopló rodando los ojos, ahora eran Aioros y Kanon quienes se acercaban, “¿acaso vendrá todo el maldito Santuario a husmear?” pensó irritado. El gemelo menor se instaló junto a su hermano cruzándose de brazos sin intenciones de intervenir. Por otro lado, el arquero se arrodilló junto al doceavo guardián y lo miró detenidamente, luego esbozó una cálida sonrisa y posó una mano sobre la suya.


-  Necesito que saques tu mano para poder revisarte –pidió con voz paternal. Afrodita sintió algo extrañamente familiar pero lo ignoró y se limitó a hacer lo que el mayor le pedía.


-  Trátalo con cuidado por favor –esta vez fue Shura quien habló, se veía igual de preocupado que Death Mask. El noveno guardián sonrió en respuesta y prosiguió con su tarea.


-  Muy bien, necesito ponerlo en su lugar –informó- Esto te dolerá un poco…


-  Solo hazlo Aioros –pidió el guardián de Piscis.


-  A la cuenta de tres… -antes de llegar a tres Aioros hizo un rápido movimiento con sus manos acomodando el hombro de Afrodita en su lugar. El Pez apretó los dientes para no gritar, por fortuna el dolor duró solo unos segundos. –Listo, estás como nuevo. Aunque te aconsejo algo de hielo y que descanses un par de días sin esforzar tu hombro, unas vendas vendrían bien. Pronto estarás listo para volver a entrenar.


-  Gracias –ofreció sinceramente el sueco.


De nada… -respondió volviendo a sonreírle. Luego su expresión se tornó seria- Bueno, Afrodita ya está bien. Los curiosos pueden volver a sus Templos.


-  ¿A qué te refieres? –preguntó el de Cáncer.


-  A que necesito hablar a solas con tu amigo Death Mask…


-  Olvídalo, ¿no dijiste que necesitaba descansar? Pues me lo llevo a descansar –Desafió el cuarto guardián.


-   No seas insolente Death… -le reprochó Shura.


-   Cállate ya lame botas –respondió con desdén.


-  Suficiente los dos… -habló por primera vez el guardián de Géminis- Hagan lo que se les ordena y regresen a sus templos.


Mü y Shaka fueron los primeros en obedecer, se despidieron de los presentes y emprendieron el regreso. Por el contrario, Death Mask se negaba a marcharse sin su amigo, al final entre Kanon y Shura tuvieron que sacarlo de ahí casi a empujones. En tanto Afrodita se mantenía en silencio con la cabeza gacha, haberse quedado solo con los dos mayores no era un panorama muy alentador.


-  ¿Me pueden decir qué fue lo que pasó? –preguntó el arquero una vez que los otros se alejaron. Ahora solo quedaban ellos tres en el Coliseo.


-   Fue mi culpa Aioros, no controlé mi fuerza y terminé lastimándolo más de lo que debía…


-  No es cierto… –interrumpió el de Piscis- Yo soy el único responsable, Saga me pidió varias veces detener la pelea pero yo continué insistiendo… lo que pasó fue solo un accidente causado por mi propia estupidez.


Saga se sorprendió por las palabras del pisciano, no esperaba que respondiera tan tranquilamente y menos aún achacándose la responsabilidad, era una muestra de madurez que no recordaba haberle visto. Con tristeza se dio cuenta de lo poco y nada que conocía a su compañero.


-  Ya veo… si es así tengan más cuidado la próxima vez, no hay necesidad de irse a los extremos para entrenar…


-  No te preocupes, no volverá a ocurrir –prometió el gemelo estirando su mano para ayudar a Afrodita a levantarse. El menor lo miró con recelo pero no quería hacer una escena frente al noveno guardián y terminó aceptando el apoyo ofrecido.


Una vez en pie, el tercer y doceavo guardián quedaron frente a frente, se observaron a los ojos por un instante y luego el sueco dio media vuelta para alejarse de ahí a toda velocidad. Saga suspiró con los ojos cerrados pensando que había perdido otra oportunidad de acercarse al menor. La voz de Aioros lo regresó a la realidad.


¿Hay algo que no me estés contando Saga? –El aludido lo miró y le dedicó una sonrisa cansada.


-  Sí, pero no te puedo decir aún…- respondió.


-  De acuerdo, pero sea lo que sea trata de ser paciente –dijo el arquero- Se que Afrodita puede ser exasperante… sin embargo, no es un mal chico.


-  Estoy de acuerdo contigo… en ambas cosas –los dos rieron ante el comentario y al igual que los demás emprendieron el regreso a sus propios templos.


El Santo de Piscis caminaba a toda prisa rumbo a los templos, quería llegar al suyo cuanto antes. Se tocaba el hombro de tanto en tanto, era increíble como Aioros había podido componerlo en un segundo convirtiendo el fuerte dolor en una leve molestia.


Se recriminaba lo estúpido que había sido al continuar esa batalla perdida con Saga, era obvio que no podía ganarle, ¡¡pero cómo le irritaba!! ¿Acaso nunca podría derrotar a ese hombre? No le gustaba sentirse débil: por ser débil lo separaron de su hermana, por debilidad se terminó convirtiendo en la marioneta de Arles, fue por débil que perdió la vida frente a un mocoso de bronce. Todo lo malo que le sucedía era por no ser lo suficientemente fuerte y Saga era un recordatorio viviente de aquello, por eso se negaba rotundamente a seguir perdiendo frente a él… Afrodita se detuvo ante ese último pensamiento, lo estaba haciendo de nuevo, confundiendo a Saga con Arles. Él realmente intentaba no mezclarlos, sabía perfectamente que eran personas completamente diferentes. El Santo de Géminis jamás hubiese hecho las cosas que hizo el otro sujeto, eso lo tenía más que claro, pero aún así en ocasiones terminaba pensando que eran la misma persona.


Definitivamente era mejor mantenerse alejado de Saga, por el bien de su frágil estabilidad mental prefería no estar cerca de la persona que le traía tantos recuerdos negativos. En ese momento solo debía enfocarse y preocuparse de encontrar a su hermana, ya vería después qué hacía con el resto del mundo.


Reanudó su marcha hacia los templos y comenzó a cruzarlos rápidamente. Saliendo de Aries se topó con Mü y su discípulo que charlaban con Aldebarán. Sus dos compañeros le preguntaron cómo se encontraba a lo que él respondió con un simple “bien” y siguió su camino sin ánimos continuar la conversación. Detestaba ser el centro de atención cuando todo lo que quería era pasar desapercibido.


En el Templo de Géminis el hermano de Saga salió a su encuentro, para Afrodita eso fue algo completamente inesperado, ya que en su vida había cruzado palabra con ese hombre.


-  ¿Cómo te encuentras Piscis? –preguntó en tono casual. El General Marino se encontraba de brazos cruzados mirándolo fijamente. Afrodita se sentía un poco nervioso al estar a solas frente a la viva imagen de Saga.


-  Bien, gracias por preguntar… -fue lo único que atinó a decir a medida que intentaba retomar su camino a la salida, pero la voz del mayor lo detuvo.


-  Por favor perdona a mi hermano, a veces es un poco impulsivo y no mide sus actos… aunque no le guste admitirlo.


Descuida, lo que pasó en realidad fue mi culpa así que no tengo nada que perdonarle a tu hermano… Se lo dejé dicho a él y Aioros en el Coliseo –terminó de explicar ahora si dispuesto a irse, no quería hablar más sobre el incidente de su hombro. Kanon le sonrió en respuesta.


-  Creo que empiezo a entender a mi hermano, sin duda eres alguien bastante interesante… Afrodita de Piscis –dijo con voz profunda acercándose unos pasos. Afrodita comenzó a ponerse oficialmente incómodo con la situación. Se despidió del gemelo menor y salió prácticamente corriendo de ahí.


El pisciano terminó un tanto nervioso tras el encuentro con Kanon, ese hombre era definitivamente muy extraño.


Continuó el ascenso hasta llegar a Cáncer donde al fin se sintió seguro. De pronto escuchó gritos provenientes de su interior, quedando desconcertado al reconocer las voces. Apresuró el paso hasta llegar al centro del templo, encontrándose con Death Mask y Shura enfrascados en una fuerte discusión. Afrodita se detuvo en medio del recinto observando asombrado como sus dos amigos reñían acaloradamente. Alcanzó a escuchar reclamos y recriminaciones.


-  ¡¡Me tienes harto con tu actitud majadera!! Si tanto quieres el trabajo de lame botas pues bien, pero lejos de mi… -decía el guardián de Cáncer.


Déjate de estupideces, solo hago lo que tenemos que hacer, sabes que parte de nuestras obligaciones es obedecer a los superiores ¡¡te guste o no!! –Respondía el décimo guardián.


-   ¿Ah sí? ¿y también fue una orden dejarme plantado hace dos noches? –atacó nuevamente el de Cáncer.


¡¡Ya te pedí disculpas por eso!! –se defendió el español- cuántas veces tengo que decirlo, no podía perder la oportunidad de reconciliarme con ellos… Sabes cómo me siento al respecto…


-  Si, pobrecito, vivirás lamentándote por el pasado hasta el fin de los tiempos ¿verdad? -se burló el cuarto guardián con todo el sarcasmo que fue capaz de emitir- Hasta tal punto que si alguno de los hermanitos te dice que saltes de cabeza desde el Templo de Atenea tu lo harás sin chistar como el buen y honorable Santo que eres…


Afrodita notó como la expresión de Shura se transformaba en rabia pura, no era común ver así al de Capricornio, por lo que se acercó a la pareja dispuesto a intervenir antes que la situación pasara a mayores.


-  ¡¡Ustedes dos!! ¿qué creen que están haciendo en medio del Templo? –gritó para llamar su atención- Sea lo que sea vamos a discutir adentro…


-  ¡¡Tú no te metas Dita!! ¡¡Largo de aquí!! –chilló Death Mask mostrándose más que irritado. Afrodita se detuvo en seco sorprendido por la forma en que le había hablado.


-  ¡¡No te desquites con él Death Mask!! –reclamó Shura- ¡tu problema es conmigo!


-  ¿Ahora vas a defender a Afrodita? Cómo si él no pudiera hacerlo solo –dijo retomando su tono sarcástico- Ya sé, a él también te lo quieres coger…


Esas últimas palabras parecieron hacer mella en el Santo de Capricornio y se le vio perder el control como pocas veces antes. Haciendo uso de su velocidad alzó el puño y se lanzó contra Death Mask dispuesto a cerrarle la boca de un solo golpe. El fuerte impacto llegó en un instante, propinado con toda la rabia y frustración que sentía en ese momento; Shura se sintió satisfecho por haber callado al idiota cabeza dura de su amigo. Sin embargo, esa sensación cambió al instante a una de absoluta sorpresa al ver al italiano de pie frente a él sin un rasguño y mostrando una expresión de estupor. El décimo guardián desvió su mirada hacia abajo siguiendo el trayecto de su puño y sintió un leve mareo al ver a Afrodita tendido en el suelo con la cabeza gacha y un feo corte en el labio que lo hacía sangrar. Sin poder creerlo volvió a mirar al italiano y luego de regreso al sueco, entonces ambos amigos parecieron reaccionar.


¡¡DITA!! –exclamaron al unísono y se acercaron rápidamente al pisciano. Entonces escucharon una risa amarga proveniente de él.


-  Creo que este definitivamente no es mi día -murmuró con ironía sin levantar la cabeza.


-  ¡¡Idiota!! ¿cómo se te ocurre interponerte? –le reclamó Shura entre preocupado y molesto.


-  ¿Qué más podía hacer? Ustedes parecían no querer escucharme y saben que detesto ser ignorado –dijo mientras se iba levantando ayudado por sus dos amigos. Una vez de pie los miró ambos y les dedicó una sonrisa angustiada- nunca los había visto discutir así… no me gusta.


Un incómodo sentimiento de culpa se apoderó de ambos santos, no les gustaba ser causantes de la expresión afligida que mostraba el menor en esos momentos. Estaban tan sumidos en la situación que no notaron a las dos personas que ingresaron al Templo.


-  ¡Vaya! tenemos reunión familiar aquí –se escuchó la alegre y despreocupada voz del Santo de Escorpión. Los tres amigos voltearon a verlo y notaron que para variar venía acompañado de Acuario.


-  Sigue tu camino bicho, este es un asunto privado –exigió cortante Death Mask.


Entonces no deberían estar en la zona pública –señaló Milo sonriendo de medio lado y ganándose una mirada de odio del cuarto guardián.


-  ¿Qué te pasó Afrodita? –preguntó Camus al ver el rostro herido del pisciano, evitando una posible pelea entre los dos conflictivos del grupo.


-  Solo un pequeño accidente –respondió el sueco llevándose una mano al rostro.


- ¿Primero el hombro y ahora tu cara? ¡Ja! Definitivamente no es tu día Piscis –comentó el Escorpión, ganándose una mirada irritada de parte de Shura también.


-  Milo, tus comentarios desagradables no sirven aquí –le regañó el onceavo guardián mientras avanzaba pausadamente hacia el pisciano– Déjame ver eso.


Camus quedó a un paso de Afrodita y alzó su cabeza para observarlo, entonces posó su mano sobre la zona herida y comenzó a aplicar frio. El mayor sintió como el dolor palpitante iba desapareciendo gracias al toque del francés, no pudo evitar cerrar los ojos ante tal alivio. Luego, siguió con su hombro lastimado sin siquiera preguntar. Mientras se dejaba hacer Afrodita no pudo evitar preguntarse por qué Camus se molestaría en ayudarlo si a pesar de ser vecinos se habían tratado poco y nada durante su vida.


-   Listo, espero que al menos te ayude con el dolor –le dijo esbozando una ligera sonrisa.


Sin duda me ha ayudado, muchas gracias Camus -respondió sincero el de Piscis. Camus ensanchó su sonrisa y asintió en respuesta. Sin duda el galo se había vuelto mucho más expresivo desde que regresaron a la vida.


-  Bueno, nosotros nos vamos… cuídate Afrodita –dijo sin más el Escorpión jalando de un brazo al de Acuario. Pronto ambos santos se perdieron en las escaleras de Leo.


-  Eso fue extraño… -murmuró el pisciano.


Los tres amigos permanecieron callados mirando a sus compañeros salir del Templo. Quedaron algunos segundos envueltos en un incómodo silencio.


Al parecer Acuario ha vuelto a la época en que solucionaba todo “aplicando frío” –comentó bromista el de Cáncer intentando aligerar el ambiente. Se ganó una mirada interrogante de parte del pisciano.


-  ¿A qué te refieres? –preguntó.


¿No lo recuerdas Dita? –intervino el español- cuando Camus recién comenzó a aprender sus técnicas de frío iba por la vida aplicándolas con todo el mundo. Según él todo se solucionaba con un poco de hielo: golpes, quemaduras, picaduras de insecto…


-  Incluso enfermedades –continuó el Cangrejo- Recuerdo que cuando Shura estuvo con influenza los mayores lo dejaron en “cuarentena” en una de las cabañas para que no nos contagiáramos, pero una mañana el pequeño Acuario se escabulló en su habitación y le puso una mano en la frente encendiendo su cosmos para enfriarlo…


-  Aún recuerdo la sensación de mi cerebro congelado –comentó divertido el de Capricornio. Death Mask sonrió acompañando a su amigo.


-  Por fortuna llegamos nosotros para detenerlo… ¿De verdad no te acuerdas? –El menor negó con la cabeza y el italiano continuó- Es más Dita, fuiste tú quien tuvo que convencerlo de que sus poderes no servían para TODO. No sé qué palabras habrás usado pero desde entonces el hielito nos dejó en paz.


-  Ya veo –Susurró, realmente no recordaba nada de eso. De pronto sintió que le venía una jaqueca, por lo que prefirió volver a los asuntos importantes- ¿Podríamos ir de una vez a discutir en privado? Necesito sentarme con una buena taza de té en frente.


-  Hnm, vamos… pero primero curaremos ese labio –aceptó de mala gana el de Cáncer invitando a sus amigos a pasar.


El breve momento de relajo despareció y tanto Death Mask como Shura parecieron recordar que estaban enojados, ambos fruncieron el ceño cuando cruzaron miradas.


Al ingresar, el guardián del templo fue por los primeros auxilios para atender a su amigo, pero dadas sus nulas habilidades médicas fue Shura quien lo curó y lo dejó como nuevo. Aprovechó también de vendarle el hombro sospechando que el sueco no podría hacerlo solo. Luego se dirigieron directamente a la cocina a preparar algo de beber.


Decir que el ambiente estaba tenso era poco, reinaba un pesado silencio que ninguno se atrevía a romper. Los tres se encontraban sentados en la mesa, Death Mask y Shura quedaron frente a frente y se lanzaban dardos con los ojos, mientras Afrodita se encontraba en la cabecera y de a poco iba perdiendo la paciencia. El guardián del templo ofreció cigarrillos que solo el pisciano aceptó, y este, tras prender uno y darle la primera calada, se decidió a hablar.


- Bueno queridísimos amigos, estoy esperando a que me cuenten que es lo que acaba de pasar… -dijo con mal disimulada irritación.


-  Dita, realmente no es asunto tuyo –le respondió Death Mask en el mismo tono.


-  Lo es, ya que recibí un golpe por ti


-  Nadie te pidió que interfirieras…


-  ¡Eres un imbécil mal agradecido! –reclamó el sueco elevando el volumen de su voz.


-  ¡Y tú un maldito entrometido!… -se defendió el de Cáncer.


- ¡¡Bueno basta!! No se van a poner a discutir ustedes ahora –Los regañó Shura- Dita, primero que todo lamento mucho haberte golpeado, no era mi intención. Segundo, pasa que el cabezota de tu amigo está enojado conmigo porque no le he prestado suficiente atención últimamente…


- ¿¿Qué?? –exclamó el italiano indignado. El español lo estaba haciendo parecer como una especie de novio celoso y él no era eso- Estoy enojado porque me dejaste plantado imbécil, no empieces a inventar…


-  A ver ordenémonos –Intervino el de piscis en un tono más conciliador- ¿Qué es ese asunto de dejar plantado al otro?


-  Verás Pez ¿recuerdas que la otra noche los invité a salir y tu no quisiste pero este idiota aceptó? –Afrodita asintió y ambos ignoraron el gruñido de Shura frente al insulto- Bueno, sucede que el honorable amigo tuyo nunca se presentó, me dejó esperando por horas hasta que decidí ir a verlo a su Templo, y al cruzar por Sagitario lo encuentro saliendo de la zona privada riendo con el arquero y su hermanito ¿qué tal?


La atención de Piscis se desvió hacia el español dedicándole una mirada interrogante. El aludido bajó la cabeza viéndose apenado.


-  Shura, me temo que esta vez debo ponerme de lado de Death, si me hubieses dejado plantado a mi estaría igual de enojado –reconoció el pisciano, y sus amigos sabían que era cierto. Para Afrodita el que lo dejen esperando es uno de los peores desaires que le pueden hacer- Sin embargo, siendo tu estoy seguro de que tendrás una explicación razonable ¿verdad?


-  ¿¿Siendo él?? ¿¿una explicación razonable?? Vaya Afrodita, menos mal que estabas de mi lado –se quejó el cangrejo.


-   Si la tengo y ya se la di a Death, pero él no la quiere aceptar –continuó el de Capricornio- Esa tarde yo iba de camino al Cuarto Templo, pero al cruzar por Sagitario me encuentro con Aioria ingresando, se dirigía a cenar con su hermano y…


-  ¿¿Y…?? –Repitió el peli celeste ante el repentino silencio del otro.


-  Me invitó a acompañarlos… al principio quise negarme pero él insistió, luego bajó Aioros y se unió a su hermano en la invitación -a Shura le brillaron los ojos recordando el momento- ¿Sabes lo que significa eso para mí? las personas a quienes hice tanto daño en el pasado de pronto me invitaban a pasar tiempo con ellos como si nada…


-   Shura… -susurró Afrodita empezando a comprender la actitud de su amigo.


-  Terminé aceptando, y a pesar de que en un comienzo estaba muy nervioso al pasar el rato el ambiente se fue relajando y terminamos hablando y riendo como si fuéramos grandes amigos… como en los viejos tiempos –una sonrisa cargada de nostalgia se dibujó en su rostro- Entonces entendí que ambos realmente me habían perdonado…


-   Pensé que eso había quedado claro en Asgard… -señaló Afordita.


-  No del todo –Shura suspiró antes de continuar- Cuando estuvimos en Asgard Aioria dijo que no me guardaba rencor, pero en ese momento me costó creerlo. Sin embargo, hace dos noches pude comprobar que era verdad y que además su hermano compartía su sentir. No se imaginan el alivio que sentí en ese momento, como si me hubieran quitado una tonelada de encima.


-  Muy bonito ¿no? –interrumpió Death con tono de enfado- Entonces ahora los hermanitos serán tus nuevos mejores amigos y a nosotros que nos coman los espectros…


-  ¡¡Death!! No seas infantil ¿quieres? Shura está hablando de algo importante para él –le regañó el pisciano- No puedo creer que armaras todo este escándalo solo porque te sientes desplazado, de verdad no te imaginaba del tipo celoso…


-   ¿Celoso?... –Repitió Shura estupefacto.


-   ¿¿CELOSO YO?? Por favor, que haga lo quiera –respondió el cangrejo cruzándose de brazos.


-   Si, CE-LO-SO –dijo nuevamente haciendo énfasis en cada palabra- vienes mostrando esa actitud desde que comenzó a cercarse a Aioros. No puedes ponerte así por eso, si él necesita reconciliarse con su pasado tiene derecho a hacerlo, y si quiere hacer nuevas amistades lejos de nosotros también…


-  Wow…Espera, espera, espera… -lo detuvo el español sin entender qué sucedía- ¿Ustedes han estado hablando de esto?


- Un poco si… -Respondió el pisciano.Shura los miró a ambos sin poder ocultar su sorpresa.


- Oigan, el que me empiece a relacionar con los demás no quiere decir que los deje a ustedes de lado…


- En realidad sí, pero está bien… sabemos que no somos la mejor compañía –dijo el menor esbozando una sonrisa despreocupada.


- ¿Pero qué estupidez dices? Ustedes son mi familia, durante muchos años fuimos solo nosotros tres y francamente me hubiese vuelto loco si no los hubiese tenido a mi lado… –reconoció con sinceridad- Preferiría morir de nuevo antes que perderlos.


Un silencio incómodo se formó entre los tres luego de las palabras de Shura, ninguno sabía exactamente qué decir. Después de varios minutos y tras encender su último cigarrillo fue Death Mask quien tomó la palabra. Su semblante se había vuelto serio.


- Shura, por más que cambien los tiempos Afrodita y yo siempre seremos los traidores del Santuario. Si realmente quieres un nuevo comienzo deberías considerar pasar menos tiempo con nosotros –Comentó con amargura el cuarto guardián mientras el pisciano asentía silenciosamente- Perdóname por haber actuado como un imbécil, es solo que ustedes también son lo único que tengo y me cuesta pensar en perder a alguno...


- Ya te dije que no me perderán y que prefiero morir antes que dejar que eso suceda –Respondió el español con determinación mirando fijamente a sus dos amigos- Mi amistad con los demás jamás se podrá comparar a lo que siento por ustedes…


- Vaya que nos pusimos sentimentales… debe ser la edad –intervino Afrodita apagando la cola de su cigarrillo mientras expulsaba el humo por la boca- Pero ya que estamos en eso, confesaré que siento lo mismo y me alegra que nos consideres como tu familia Shura, a pesar de que eres un niño bueno te acoplaste bastante bien a nosotros…


-  ¿Niño bueno?


-  Ajá, pero está bien, eres quien pone un poco de cordura en este particular equipo –Le dijo con amabilidad- Bien Death ¿te sientes más tranquilo ahora?


-  Bastante –reconoció el de Cáncer dando una calada a su cigarrillo- Reitero mis disculpas Shura…


-  Está bien, para qué estamos los amigos –el décimo guardián le dedicó una tierna sonrisa a su arisco amigo, este se sonrojó levemente y desvió su mirada.


El ambiente volvió a relajarse y decidieron cambiar el tema para distraerse un rato. Al poco tiempo unos repentinos golpes en la puerta hicieron que los amigos se callaran y desviaran su atención en esa dirección. Los tres se sorprendieron al encontrarse con Aioros apoyado en el marco, mostraba una expresión seria poco usual en él. El mayor habló antes de que alguno alcanzara a emitir palabra.


-          Disculpen la interrupción, pero el Patriarca nos llama y solo faltan ustedes tres.

Notas finales:

Aquí finaliza el quinto, espero que les vaya gustando la historia. Seguramente podré actualizar el sábado. 

¡Saludos!


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