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Tú a travez de mis ojos por ThatCutieBoy

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Notas del capitulo:

No estaba muerto ni de parranda, estaba escribiendo algo bueno para ustedes mis pequeñas criaturas del vacío.

¿Pidieron más largo? pues dense por bien servidxs mis amores, ojalá les guste y sea algo que no se esperaban de este fanfic, por que sé que les voy a cambiar la hisotria que tenían pensada hasta el último capítulo, jugaré con sus mentecillas del abismo.

Lxs amo, nos vemos al final del cap.

Me despertó aquel maldito pitido que cada mañana me taladraba la cabeza, un sonido agudo y molesto a más no poder que siempre interrumpía mis sueños a la misma hora, tal vez debía cambiar el sonido de aquella alarma pero sabía que solo ese me despertaría la primera vez que sonase.

 

“Mierda… Que sueño…”

 

La noche anterior no había logrado conciliar el sueño con facilidad, muchos pensamientos se arremolinaban en mi cabeza y llenaban mi mente de imágenes que no entendía y por ende terminé durmiéndome casi a las 2:00am, siendo las 7:30am me desperté sin prisa al recordar que le había puesto gasolina a la moto el día anterior, podría irme faltando unos 10 minutos y no importaría, llegaría a tiempo de todas formas.

 

Me di una ducha rápida, salí del baño con una toalla rodeando mi cintura y otra sobre la cabeza, dejando un rastro de gotas hasta de agua hasta mi habitación revisé mi celular, era viernes y ya debía adelantar con quien pasaría el fin de semana. Esperaba alguna llamada de Claude para salir al club mas no había ninguna notificación del de gafas, pero sí un mensaje de aquella chica de la universidad que había conocido hacia poco; Hannah Anaflows… Anfleows… Anafelows… o algo parecido, Hannah algo.

 

-Sebastián-san, puedo salir hoy, puedes pasar por mí a las 8:00, besos.-

 

“Genial, ya hay planes para esta noche”

 

Pensé mientras una sonrisa algo maliciosa se dibujaba en mi rostro, el cuerpo de aquella mujer casi morena me enloquecía, tenía DOS GRANDES razones para llamar mi atención, una hermosa personalidad… claro.

Luego de verme al espejo por un momento terminé de arreglarme, un jean normal de color azul oscuro algo desteñido, una camiseta color gris, unas botas de cuero tipo militar y mi fiel chaqueta de cuero negra, algo de gel en el cabello y estaba listo para salir.

 

Tomé el casco de mi motocicleta, subí a ella y rápidamente llegué a la entrada de la universidad, aparqué la moto dejándola con el vigilante al que conocía, vi como pasaba Hannah y al verme simplemente se sonrojaba, así se veía incluso más sexy.

Comencé a caminar hacia el salón que me correspondía, de nuevo con el profesor William, era mejor que llegase a tiempo esta vez. Pasé por la oficina para estudiantes y ahí reconocí una pequeña y particular figura asomándose empinado hacia la ventanilla de una de las chicas que atienten ahí, en ese momento recordé; el libro, el chico, la universidad, el profesor William va a matarme.

Me le acerqué y me quedé de pie a su lado, la joven detrás de la ventanilla prefirió mirar a otro lado.

 

—Ciel, aquí estás—

 

El joven me miró un poco extrañado, se me quedó viendo por algunos segundos hasta que liberó una sonrisa en sus labios.

 

—Michaelis-san, ¿Cómo le va ésta mañana? —

 

¿Por qué era siempre tan formal? ¿Acaso yo era tan imponente para él?, en fin, dirigí mi mirada hacia la tímida señorita y con intención de mostrarle algo de la universidad para que Willaburrido no me fuese a cortar la cabeza, o peor, el semestre.

 

—Disculpa… Lysa, ¿Qué aqueja al joven Ciel? —

 

Le pregunté a la castaña tras el mostrador.

 

—El chico… esta buscando un libro perdido… pero no me lo ha podido describir—

 

Dijo un poco entrecortada pero finalmente viéndome a los ojos, ¿Un libro? ¿No será….?

 

—Gracias, yo lo resuelvo linda—

 

Le guiñé el ojo y tomando a Ciel del hombro me lo llevé hasta la entrada a la torre de nuestros salones.

 

—¿Por qué me ha traído aquí Michaelis-san? —

 

Su formalidad comenzaba a irritarme.

 

—¿Es acaso esto lo que buscas? —

 

Le pregunté sacando de mi maleta aquel extraño libro con el que había tropezado aquel día en el pasillo de la escuela, se lo puse en frente enseñándoselo. Acercó su mano al libro y la pasó  por la portada, sonrió de nuevo.

 

—¿Dónde lo ha encontrado? —

 

Lo tomó y me dirigió la mirada por primera vez en todo el día, su mirada no se veía tan vacía hoy, parecía que sus ojos denotaban una emoción bastante significativa.

Las cosas con aquel chico eran muy extrañas pero tenía una cierta curiosidad por él… era algo difícil de explicar.

 

—Lo dejaste caer ayer en el pasillo antes de irte—

 

—¿Lo dice en serio? Muchas gracias por recogerle por mí, los poemas de Kenji Miyazawas son un retrato inmóvil de cosas que jamás veré, en especial su Aposento entre los lirios—

 

Al escucharle abrí los ojos de par en par, “¿Aposento entre los Lirios? ¿Era ese el libro lleno de puntitos?”

 

—Michaelis-san, ¿Le ocurre algo? Sé que es un libro un poco cursi mas no se sorprenda de tal manera, seguramente alguna de sus novias lo ha leído ya—

 

Fruncí el seño con ganas de sacarle unas cuantas palabras, ¿Qué le incumbe si tengo novias o no? Niñato entrometido. Me giré para verle y me encontré con su mirada, una no tan vacía como las habituales y algo que no había visto hasta ahora… Una de sus sonrisas.

 

—Creo que debemos ir a clase, ¿Podría mostrarme como llegar desde aquí? —

 

Escuché si voz pero seguía perdido en su sonrisa, parecía tan tierno y alegre, sus ojos reflejaba cierto brillo que pensé inexistente en aquellos orbes vacíos sin color.

 

—P-por supuesto Ciel—

 

“¿Acaso mi voz tambaleó? No puede ser…”

 

Caminé frente a él sin mirarle, sentía un poco de calor en mis mejillas como si de un rubor se tratase mas preferí ignorarlo antes de que acrecentara. Llegamos luego de un momento al salón del profesor William, por suerte la clase aún no comenzaba y pude sentarme en mi lugar sin recibir un “Oh, finalmente llegó señor Michaelis” por parte del maestro.

Vi como Ciel se acercaba al maestro y este le guiaba hasta su silla, el menor prestó bastante atención a la clase a diferencia de mí que no pude sacarle los ojos de encima, algo en ese niño… comenzaba a afectarme.

Las 2 horas de verle el rostro al señor Spears pasaron volando, me levanté y tras dejar mi trabajo sobre la mesa me dirigí a la salida, busqué a Ciel con la mirada y no lograba encontrarle entre los estudiantes que salían de clase así que decidí dirigirme a casa, subí a mi motocicleta, me coloqué mi casco y comencé a manejar hacia casa sin fijarme mucho en el tráfico que estaba bastante liviano. En medio de mis pensamientos recordé el mensaje de Hannah así que me detuve a contestarle en un semáforo.

 

“Bien, te veo a las 8 en tu casa, conozco un buen club cerca de ahí,”

 

Guardé mi celular en mi bolsillo hasta llegar a casa, con pesadez entré por la puerta y fui a darle de comer a mi mascota, un conejo negro que correteaba por ahí comiéndose a veces un poco de la alfombra pero ya simplemente no me hacía lío por ello.

Me recosté en el sofá y no tardé en quedarme dormido sin pensar en nada en particular.

 

 

 

 

||—POV Ciel—||

 

 

Recordando en camino a la salida de la universidad me dirigí a la estación de trenes, caminé por la acera fijándome en lo que podía ver aunque fuese bastante limitado. Agarrando con fuerza mis libros entré a la estación sin mirar a nadie, hoy era viernes y sabía lo que pasaría, tenía los nervios de punta y mi corazón latía con fuerza, sentía gotas de sudor frio bajar por mi espalda, hubiese querido rehusarme a ir a casa mas sabía que esto podría traerme peores consecuencias… claro, si a eso se le puede llamar casa.

Bajé en mi parada predilecta sosteniéndome de lo que podía para no caer y lograr reconocer el camino hasta “casa”.

Entré un poco –muy- temeroso, sentía ese ambiente pesado y un poco escalofriante del interior de aquella casa. Escuché una vez al fondo del pasillo que clamaba mi nombre, acudí a su llamado a puertas cerradas, las cosas no cambiarían.

 

Luego de algunas horas encerrado entre aquellas 4 paredes de color violeta abrió finalmente la puerta dejándome respirar un poco de aire no contaminado de su aliento, no reconocía muy bien su rostro más algo que jamás olvidaría será su voz; una voz ronca y gruesa, un poco gutural que taladraba mis oídos cada vez que se refería a mí.

Me pude ver de nuevo subiendo a su auto, un discreto automóvil negro que aquel hombre conducía con bastante prisa, veía los postes de luz reflejarse en los charcos mientras la noche comenzaba a caer sobre la ciudad, casi llegábamos

 

 —Espero muestres un poco más de carisma esta noche, sabes que si dejas que pase un mes sin dinero vas a terminar ciego niñato—

 

No le respondí, simplemente veía las gotas de agua marcarse en la ventana, el momento en donde lograba enfocarlas y denotar que reflejaban algo de luz era emocionante. Al llegar me limité a morderme los labios.

 

 

||—POV Sebastián—||

 

 

Dieron las 8:00pm, luego de arreglarme con una camisa algo formal negra con los primeros botones abiertos, un chaleco gris, unos pantalones oscuros, zapatos negros también algo formales salí en la motocicleta ha por Hannah, la diversión de aquella noche.

Finalmente llegué a la casa de aquella peli lila, salió de su hogar usando un vestido bastante ajustado de lentejuelas color violeta, no muy corto pero sí lo suficiente para dejarme ver sus piernas torneadas y morenas y aún mejor, sus voluptuosos pechos, llevaba unos zapatos altos de pulsera al tobillo y un broche en el cabello que la hacía lucir mucho más atractiva. La chica subió a la motocicleta con menos pudor del que esperaba al subirse rodeándome con sus brazos y apegando su pecho a mi espalda.

Sin mucha prisa llegamos al club, un antro bastante conocido en el que contaba con algo de influencia así que con una pequeña charla con el guardia de la entrada y algunos billetes aquí y allá logramos entrar en unos minutos.

Ver a Hannah bailar me entretenía y más cuando ya contaba con más de una copa, sus movimientos se hacían más sensuales con cada trago, obviamente pensaba en llevarla a mi departamento esa noche así que comencé a acercarme a ella mientras bailábamos.

 

Su cuerpo rodeaba el mío de formas tan sensuales que describirlo sería bastante indiscreto rozando lo descarado, se veía sudada y su cabello se arremolinaba en su espalda mientras movía su cintura cual bailarina árabe; la morena muy inocente no era. Traté de robarle uno que otro beso a la fémina con la que bailaba mas esta no me lo permitía, un poco traviesa pero difícil, tal como me gustaban.

Fui al baño al notarla un poco más calmada y sentada en la barra,

El baño de aquel antro no era distinto al de todo antro existente, sucio y misterioso sin contar que podrías llegar a escuchar algunos sonidos obscenos y notar unos tacones en un cubículo del baño de hombres si entrabas a la hora correcta. Me lavé el rostro y las manos luego de hacer lo mío y salí del baño no sin antes mirarme al espejo. Busqué a mi chica por todo el lugar, mas una figura captó mi atención al instante entre el tumulto de personas; una figura de piel blanca y cuerpo fino y delgado, de cabello negro hasta la cintura que usaba una falda con ligueros negros, unas medias largas hasta el muslo y un corsé muy renacentista pero bello que adornaba su pecho un poco plano, pero lo que captaba mi atención era su hermosa mirada de ojos azules y en especial su contoneo en el escenario donde estaba de pie, bailando como si su vida dependiese de ello; generalmente las chicas de aquel antro bailaban en el tubo mas esa mujer solo caminaba y degollaba cabeza por cabeza con su sensualidad, olvidé por completo a la morena que había traído aquella noche.

Caminé hacia el frente para ver más de cerca de la bella dama, muchos le gritaban arrojándole dinero y ella sin miedo lo recogía para guardarlo en su corsé, se veía demasiado provocativa para ser verdad, debía conocer a esa fémina.

 

Envuelta en misterio la chica hermosa desapareció del antro, esperé a verla salir por la puerta de atrás, por donde usualmente salían las chicas del bar mas nada pasó, pregunté por ella a varias chicas que salían del establecimiento y ninguna dio razón de la de ojos zafiro. Comencé a frecuentar el bar y a ver el show de  Zafiro –al no saber su nombre supuse que debía ponérselo yo-, me encantaba verla bailar, ver sus ojos y sus atrevidas vestimentas, era hermoso verla de aquella forma. Hannah jamás respondió de nuevo mis llamadas ni yo las de ella por cierto.

 

Noté que Ciel no había regresado a clases en las últimas 3 semanas… Regresé con Lysa a pedirle información sobre ello mas no estaba autorizada a darme ninguna.

 

“Bueno, seguro está enfermo”

 

Pensé y dejé mi mente volar ante la imagen de Zafiro…

 

Cada día iba a verla, a ver su rostro tan precioso, su cuerpo tan fino, a veces bajaba del escenario y bailaba entre los clientes, su perfume era embriagador y sus movimientos a la par de su aroma, un ángel había caído en ese antro. Comencé a notarla nerviosa al pasar a mi lado, a veces se caía o simplemente se dirigía al otro lado de la sala, como si ella no quisiera pasar por donde me encontraba, supongo que se dio cuenta que estaba acechándola de alguna manera pero su presencia era como una droga para mi cuerpo mas nunca lograba atraparla sola.

Comencé a soñar con ella, con su rostro de muñeca, su cuerpo de ángel y si piel tallada en mármol, sus labios su cabello… todo de ella me encantaba, aunque había algo que comenzaba a consumir mis pensamientos sobre aquel romance imposible de bar… Sentía y era como estar seguro de que ya la había visto antes.

 

Los días pasaron y llegó finalmente la noche en donde le hablaría a Zafiro, al menos debía saber su nombre, aunque fuese debía poder verla a los ojos.

Bastante nervioso vi como bajaba tambaleando del escenario como era usual en ella, sus coletas fueron lo ultimo que salió del escenario mientras me escabullía hacia la parte de atrás de la tarima. Las chicas se sorprendieron al verme mas solo preguntaba por la chica de ojos azules; solo dijeron que ya se había ido.

Fui hacia la puerta de atrás, escuché algunos pasos y la puerta cerrarse, supe que era ella, su perfume la delataba. Corrí hacia ella y pude tomarle del brazo al ver que salía.

 

—¡Zafiro! —

 

Mis ojos le vieron aterrorizados, mi pulso se detuvo por un momento y mi agarre flaqueo por un momento… Eran sus ojos… Esos ojos.

 

—Sebastián-san…—

 

Vi como se alejaba corriendo, nunca había visto a alguien correr de tal forma.

 

—Ciel… No puede ser…—

 

Corrí desesperado e incluso algo enojado tras de él, solo pensaba en atraparle y ni siquiera sabía por que quería hacerlo.

 

—¡No me siga! —

 

Gritó el chico, la chica, ya no sabía que rayos era eso. Le logré detener abalanzándome sobre él, éste cayó al suelo de forma estruendosa y su rostro denotaba un maquillaje corrido a causa del llanto, era una escena desconocida para mí.

 

—¿Quién eres? —

 

Le dije de forma seca.

 

—Sebastián-san….—

 

Antes de escuchar su respuesta, los focos de luz blanca de un automóvil nos iluminaron, cegó mi vista por un momento y sentí una intención de huida por parte de Ciel, un hombre bajó del vehículo y tomándolo casi por el cabello lo levantó a rastras.

 

—¡Oiga! ¡Déjelo en paz! —

 

Grité al hombre, estaba indignado con que tratasen así a mi Zafiro, nada ¿Por qué había terminado en esta situación? Nunca lo sabré.

El hombre, vestido de traje y fina corbata de su saco tomó un arma y acariciándola contra su mejilla solo pronunció “No te metas”, puso a Ciel en el asiento trasero y se fue de ahí…

 

—Ciel…—

 

Notas finales:

Henos aquí, mis bellezas del inframundo.

Espero les haya gustado, que no hayan perdido la cabeza y que no hayan odiado mi forma de cortar relleno innecesario, luego de esto viene lo bueno y sabrozo :tal vez:

Déjenme sus comentarios sobre como les pareció el giro argumental :no hay: y el corte de relleno tan intenso que hice :KYC:

Lxs amo.


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