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Tú a travez de mis ojos por ThatCutieBoy

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Notas del capitulo:

Hola mis bellas criaturas del vacío d84; Besos de ázucar para todxs.

Gracias a las personas que leyeron el primer capítulo, espero que les haya gustado. Gracias por los comentarios y a la pequeña criatura del abismo que dijo que Ciel es ciego... besitos de ázucar y nadie sabe lo que pasa en mi mente, tal vez lo sea y tal vez no lo sea *Risa maniática*


Espero que les guste el segundo capítulo, lean y disfruten bellezas.

 

—Puede tomar asiento joven Ciel—

 

Dijo el hombre peli blanco señalando hacia el pequeño grupo de estudiantes que nos encontrábamos frente a él, casi ninguno prestaba más atención a lo que sucedía, nada más allá de un “Oh, un chico nuevo”.

Me quedé con la mirada dirigida hacia el maestro quien un poco consternado miraba a Ciel, como esperando a que él se moviese a su silla, el más joven solo giró la cabeza y parecía mirarnos, mirarme, pero al mismo tiempo no; me intrigaba.

 

—Oh, que descuido el mío, discúlpame joven. Le guiaré a su asiento—

 

El maestro caminó frente a él peli azul mientras este último lo seguía, al estar casi junto a uno de los pupitres en primera fila el hombre estiró su mano como enseñándole al menor su lugar, Ciel acató la seña y tomó asiento.

 

“¿Es ésta acaso una broma? Al llegar por primera vez el hombre ese solo me señaló mi pupitre, ¿Qué tiene de especial un chico como ese?”

 

La clase continuó de forma normal, el anciano simplemente dictaba su lección aunque había algo que me extrañaba un poco, ahora su cátedra era un poco más lenta, sus explicaciones más elementales y enfocadas a entender sí o sí, aunque me alegraba que fuese así ya que a veces el calculo no es sencillo de entender, algo me hacia pensar que todo eso era a causa de aquel niñato nuevo, ¿Por qué ha de cambiar su método de enseñanza de años por un chiquillo? Algo de eso comenzaba a molestarme y parecía que el chico no lo notaba.

Pasó el bloque de clase, tomé mi mochila y me levanté de mi asiento, todos los estudiantes salieron del salón rápidamente, Tanaka-sensei también se retiró del salón tomando sus cosas y su habitual taza de café que al parecer jamás se enfriaría. Uno de los tantos misterios de aquel maestro.

 

Caminé hasta la puerta y unos metros más por el pasillo colocándome los audífonos sin mayor preocupación,  solo faltaba el bloque de clases siguiente y sería el fin del día.

 

“Maestro William… genial”

 

Hasta en mi cabeza sueno sarcástico al pensar en aquel tipo estirado y maquinal de mirada fría e insensible. Tras unos minutos de caminar por el pasillo revisé mi mochila con la sensación de haber olvidado algo en el salón de clases, y obviamente, lo había hecho.

 

—Mierda, el libro—

 

Dije en voz baja, giré rápidamente y me dirigí de nuevo al salón, seguramente estaría ahí y si no… Solo esperaba que nadie se enterase de que ese libro me pertenecía, las miles de burlas que este podría generar me traerían problemas con las damas.

 

Entré de nuevo al salón del profesor Tanaka, buscando con la mirada aquel libro pude notal que “Ciel” seguía ahí, su mirada perdida comenzaba a causar escalofríos.

Me le acerqué sin hacer ruido y tratando de saber que era lo que el chico hacía.

 

—¿Quién eres? —

 

Escuché salir de su boca, ¿Cómo pudo haber sabido que estaba ahí? Si ni siquiera hice ruido al entrar, fue como si pudiese sentirme.

 

—Soy Michaelis, nos encontramos en el tren esta mañana—

 

Le dije mientras pasaba un poco de él e iba en busca de mi libro, estaba tirado en el suelo junto a las sillas de la parte de atrás.

 

—¡Claro! Sabía que esa silueta la había visto en algún lado, un gusto, me llamo Ciel Phantomhive—

 

Exclamó el peli azul, me dejó algo desconcertado el que usase la palabra “silueta”  para describirme aunque tal vez se refería a mi cuerpo... Algo pícaro para mi gusto.

 

—Sabes que no puedes quedarte aquí todo el día ¿Verdad? La siguiente clase comienza en 10 minutos—

 

Tomé el libro y lo guarde con sigilo en mi bolso, mi atención se estaba centrando en el misterioso chico sentado frente a mí, aunque ni siquiera me dirigía la mirada.

 

—No sé donde queda el salón de clases 312—

 

Respondió de forma fría y seria, un deje de decepción en su voz o… algo más que a lo mejor no sabía con certeza en ese momento.

 

—Emm… yo puedo guiarte si gustas—

 

“¿Acaso ofrecí mi ayuda? Vaya imbécil que me he vuelto, no más poesía por una vida… o por dos.”

 

Pensé pero me daba un poco de lástima ese chico, ser nuevo es siempre duro y más si no conoces las instalaciones de una universidad tan grande, le podría acompañar solo esa vez.

 

—Te lo agradecería, ¿Podrías dejar que te viese por un momento? Luego de ello podré seguirte con confianza—

 

“¿Verme? Que chico tan raro…”

 

Caminé hasta el frente del salón  y me puse frente a él, simplemente para que pudiese “verme”. También dirigí mi mirada hacia él, finalmente pude ve sus ojos, eran azules  como cristales, aunque su color era bastante extraño, extremadamente claros, un azul cielo como ningún otro que hubiese visto, incluso podría decir que algo blanquecinos.

Seguí viéndole mientras sus ojos no veían a ningún lado en especial, vacíos.

Me acerqué instintivamente un poco a él, en ese momento sus pupilas se dirigieron a las mías, sentí algo muy extraño dentro de mí, era como si me estuviese mirando y no a la vez, su mirada era una que nunca antes había visto…

 

“¿¡Qué es esto!?”

 

En mi cabeza comenzó a sonar una alerta, no recordaba la última vez que me había sonrojado.

 

—¿Estás bien, Michaelis? —

 

Su voz me sacó de mi pensamiento, tal vez no lo había notado. Acomodé un poco de mi cabello sobre mi rostro tratando de desviar la atención de mis mejillas levemente enrojecidas.

 

—Todo está bien, levántate que debo llegar a clases a tiempo—

 

Dije en tono un poco brusco, un poco más de lo que me habría gustado usar con él. Aún así el chico se levantó de su silla y tomó su bolso con sus cosas, se tomó su tiempo para asegurarse de que todo estaba ahí, o al menos eso pensaba al verlo mirar tan de cerca el interior de su mochila.

Me encaminé junto a él hacia el salón, me quedaban 3 minutos para llegar, al menos no estábamos tan lejos.

Me le adelanté un poco mientras caminábamos, le lanzaba miradas a las féminas que pasaban por ahí, ellas como siempre respondían con una pícara sonrisa y algunas pocas volteando la cabeza para no verme, las mujeres y su belleza, mi mayor anhelo.

 

Finalmente arribamos al salón correspondiente, la puerta seguía abierta así que tal vez nos habíamos salvado de llegar tarde, eso hasta que vi al maestro Williaburrido frente al pizarrón.

 

“Me lleva la…”

 

Entramos, rápidamente me senté en mi lugar e ignoré las palabras del peli negro, vi que Ciel se quedaba en la puerta, como viéndonos a todos de nuevo, no entendía el comportamiento de aquel chiquillo.

El maestro salió del salón por un momento y el peli azul le siguió, luego de unos 10 minutos afuera ambos hombres entraron de nuevo al aula, el chico sin mueca alguna y el maestro arreglándose las gafas le exclamó a la clase.

 

—Buenos días estudiantes, por lo visto tenemos un nuevo alumno presente, tal vez no se los hayan presentado antes; El joven Ciel Phantomhive. Espero todos sean amables y serviciales con él. Necesitaré a alguien que le muestre las instalaciones…—

 

Realmente dejé de escuchar lo que William decía al colocarme los audífonos, no me importaba mucho lo que pasase con ese mocoso.

 

—¡Señor Michaelis! —

 

Me quité rápidamente los auriculares y miré al profesor quien estaba peligrosamente cerca de mí con aquel puntero que usaba para dar las lecciones.

 

—Felicidades, usted será el afortunado de guiar al joven Ciel por la universidad, y siga escuchando música, su llanto a final de semestre será mi propia música—

 

Dijo arreglándose los lentes con el puntero y guiando al chico a su silla.

 

“¿¡Hasta William lo guía hasta su silla?! ¿Será de la realeza o algo parecido?”

 

Pensé por un momento sin saber que el chico yacía sentado a mi lado, no le di mayor importancia y dejé que la clase siguiese su curso. Todo fue muy rápido hasta la hora de irse, me encantan los días así.

De nuevo toda Roma se fue del aula, solo quedábamos yo y el chiquillo nuevo.

 

—Entonces, ¿Quieres ver las instalaciones hoy o mañana? —

 

Dije mientras recogía mis cosas y me le acercaba, vi que le costaba un poco de trabajo moverse así que le ayudé un poco, al menos a recoger aquel cuaderno que se había caído de su mochila.

 

—Nunca podré verlas, pero si puedes guiarme que sea mañana—

 

Dijo simplemente mientras se iba, no sonrió, no me miró, solo se fue.

 

—¿Qué habrá querido decir con eso? …—

 

Me quedé viéndole hasta que viró en la esquina del pasillo, parecía dirigirse a la puerta de salida, caminé detrás de él sin intención de seguirle, solo de ir a casa; entre tanto, pude ver que rápidamente el chico se había esfumado.

 

“Bueno, tal vez tenía prisa”

 

Solo pude salir de mis pensamientos al tropezar con algo en el suelo, sentí el frio de las baldosas en mi brazo.

 

—¡A la mierda! ¿¡Qué nadie se fija donde deja las cosas?! —

 

Al levantarme y maldecir un poco a quien haya dejado la razón de mi tropiezo en el suelo, levanté aquel asqueroso objeto del suelo.

 

—¿Pero qué…?—

 

Vi aquel libro de arriba abajo, le volteé sin entender que era lo que decía, ni siquiera tenía título. Constaba de una pasta dura forrada en cuero color café y una serie de puntitos en relieve en el lomo del libro, lo abrí con cuidado y de él salieron varios papelitos, varias notitas de colores con escritos que no me interesaba leer; sorprendido noté como todas las páginas eran iguales al lomo, llenas de puntitos en relieve aquí y allá, como una secuencia sin patrones descifrables para mí.

 

“Este día cada vez se hace más extraño…”

 

Lo guardé en mi mochila y no le volví a prestar mayor atención si no hasta llegar a casa.

Notas finales:

Ojalá les haya gustado mis lindos... cositos (?)

Este cap fue más extenso y quisiera saber si les gustan los capítulos más largos o prefieren los cortitos (Oie cy 7w7)

Tengan un lindo día o noche o tarde o lo que sea que pase en sus vidas y cabecitas llenas de maldad y yaoi

Besos a todxs.

 


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