BTS tenía algunos días muy aburridos. Demasiado muy aburridos. Demasiado aburridos para alguien como Jungkook. Incluso cuando la agenda estaba a reventar con actividades, existía un pequeño espacio donde no sabía qué hacer en ese tiempo. Y esto empezó todo.
Jungkook abrió la puerta de la habitación compartida abriendo paso hasta donde su pequeña cama individual se encontraba, por fin podría descansar, el agotador día llego a su fin, al igual que toda la tensión en el comedor apenas unos minutos atrás. Taehyung literalmente clavo la mirada en él, como si su vida dependiera de ello; se quito la sudadera, luego la playera, y con todo el peso de su cuerpo cayó en la cama, un golpe... su colchón suave, pero extrañamente ese día: duro. Pensó en Taehyung, y el dolor de su rostro al dejarse caer sobre la cama, termino, o dejo de importarle, recordando esos hermosos ojos de color marrón, clavados en el.
La visión de un Taehyung incapaz de apartar la mirada en él, le hizo olvidar casi hasta masticar, le volvió tan estúpido y trago cada alimento decentemente cocinado por el más viejo de Bts, como si se tratase de pequeños trozos de vidrio, ¿Por qué tenía que mirarlo así? Haciendo que todo a su alrededor se detuviera, delante de sus ojos, de su visión de Taehyung, mientras todo lo demás seguía en curso, sus mayores devorando de la carne, ajenos a su propios pensamientos. Y él difícilmente manteniendo la postura, su respiración, la serenidad que escapo tan rápido como su hyung más joven se sentó en la mesa.
Había realizado la primera llamada absurda, desde hacía más de un mes. Maldijo el día en que recupero su antiguo número telefónico. Y maldijo aun más, a su pequeño hyung por atender a la primera, su llamada. "Sólo cinco minuto" fue lo primero que salió de sus labios. No sabía el propósito de su llamada en primer lugar, o el porqué pedía cinco minutos. Pero la respuesta del mayor: "No quiero cambiar de compañía" seguido de cortar, prendió algún botón en su cerebro.
Al día siguiente había involucrado en el juego a Jimin y Hoseok, quienes aceptaron el desafío sin gastar energías para pensarlo más de una vez; molestar al palo de golf durante su descanso, pareció ante los ojos de estos, demasiado atractivo y un delito no llevarlo a cabo. Los lunes correspondían a Jimin, los miércoles a Jungkook y los jueves a Hoseok, encubrían obviamente la voz, realizaban de ese pequeño juego sin fallar. El juego terminaría el día en que alguno de ellos mantuviera la llamada por cinco minutos. Y Jungkook gano. No obstante perdió al volver a llamar.
¿Por qué demonios pidió quince minutos más? Cuando se suponía el juego termino en el instante en que los cinco minutos se cumplieron. ¿Por qué estaba tratando de mantener una conversación sexual con Taehyung? ¿Por qué algo en su interior se rompió cuando el mayor colgó el teléfono? Y más importante que nada... ¿Por qué no podía dejar de pensar en Kim Taehyung? Jungkook no lo sabía.
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—Me ha estado rondado una pregunta por la cabeza...
—¿Cuál? —Taehyung respondió al instante.
—Si nos encontráramos...tu y yo, ¿Querrás penetrarme? Porque puedes hacerme todo lo que quieras, ¿sabes? Y yo te haré todo lo que tú quieras. Lo que nadie, jamás te ha hecho yo te lo haré. Te haré sentir tan bien que no podrás olvidarlo jamás.
Taehyung había continuado recibiendo llamadas "sexuales" por dos semanas después de que la primera llamada con ese fin. Al principio fue alarmante para Taehyung la manera en que su dedo pulgar deslizaba de la pantalla del teléfono de forma casi automática y aceptaba casi al primer tono la llamada. Como mantenía el aparato en la oreja sin ser capaz de cortar la llamada, aunque la realidad era que no quería colgar, y eso es lo que realmente alarmaba a Taehyung. Algo en su interior quería escuchar más y más; Por ello durante esas dos semanas Taehyung dejo que el hombre al habla, se expresara explícitamente, muy explícitamente, lo que el otro quería hacer. Soporto las palabras del hombre, porque estaba deseando que en verdad esa voz perteneciera al maknae. Cada "v-hyung" casi inaudible entre jadeos. Deseo que proviniera de la garganta de Jungkook.
Pero había unas palabras que no salían de su cabeza, "Y yo te haré todo lo que tú quieras. Lo que nadie, jamás te ha hecho yo te lo haré".
—Oye, yo sé quién eres... —Fue lo primero que salió de los labios de Taehyung al recibir la llamada: lunes, 2:35 pm.
—Ah.. ¿Sí? —La voz del hombre sonó entonces con un timbre distinto.
—Sí. —Taehyung afirmo.
— ¿Quién soy?
—Te voy a decir quien no eres...
—¿Quién no soy?
—No eres Namjoon-hyung, o Yoongi-Hyung, Seokjin-hyung mucho menos, Hoseok-hyung tampoco, Jimin tampoco, Jungkook... nunca.
—¿Nunca?... Eso no es una respuesta.
—Te propongo algo...— Taehyung acababa de escuchar lo que deseaba escuchar.
—¿Qué?
—No sé si conoces el hotel Paris, delante, a dos cuadras del edificio de la empresa.
—Hotel Paris.... —Repitió asombrado, y luego de varios segundos de silencio, como si estuviera pensando si en decirlo o no, la voz contesto. —Lo conozco. — Era un Love hotel...
Jungkook no esperaba esto.
—Te espero en la recepción. Llevaré una sudadera con capucha verde, te espero allí a las seis de la tarde. ¿Te parece bien...?
—Me parece bien. Cinco minutos... ya pasaron los cinco minutos.—Y colgó. Taehyung se quedó unos instantes mirando el teléfono celular. Mientras un escalofrío viajaba a través de él como él piensa en las posibilidades que pueden suceder, si el otro asiste al lugar como él espera.
Se tendió en el sofá y, mirando la pared, exhaló un profundo suspiro. ¿Y si no era quien esperaba? De repente un sinfín de pensamientos negativos llegaron a su cabeza, como olas, una tras otra.
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La seis de la tarde llegaron y Taehyung esperaba pacientemente en la recepción tal cual había dicho, llevaba una sudadera verde que cubría casi completamente su rostro que incluso hasta parecía sospechoso, salir de los dormitorios fue sin duda lo más difícil, pero se las averiguo hábilmente para ello.
Las seis y media, y el hombre "x", o bien, Jungkook, no llegaba, muy en su interior deseaba que no se presentará, esto era lo más tonto y estúpido que Taehyung había hecho nunca. Citar a alguien por creer saber de quién se trataba, era ilógico hasta cierto punto; en las últimas semanas Jungkook y él había manteniendo sus conversaciones como si nada pasaba. Y justo en ese momento estaba comenzando a arrepentirse... se había dejado llevar por todas las palabras dichas por aquella voz distorsionada, y ahora es que se daba cuenta de ello.
Decidido a olvidar todo dio apenas dos pasos cuando por detrás, una mano le asía con suavidad del brazo, como si agarrara un objeto frágil. Al darse la vuelta se encontraba ante un hombre sin rostro. No alcanzaba a ver su rostro porque al igual que él, la capucha de una sudadera color azul marino cubría de su rostro.
—Por aquí...— dijo el hombre con voz en el más bajo nivel.
Taehyung intentó hablar, pero no le daba tiempo a abrir la boca. Como el hombre le halaba del brazo atravesando la sala abarrotada de personas que salían o entraban, con paso rápido y salía al pasillo. Taehyung no tuvo otro más que seguir por el corredor sin ofrecer resistencia mientras su corazón palpitaba a mil.
Después de andar un rato por el pasillo, el hombre "x" le hizo detener frente a una puerta. En la puerta había un numero que taehyung no logro memorizar porque estaba mas concentrado en las acciones del otro, en la adrenalina. Saco una llave y abrió la puerta. Era una habitación espaciosa. Le hizo entrar en la habitación apagando la luz justo en el tiempo en que la puerta se cerró. Las cortinas de las ventanas estaban perfectamente corridas. Por lo que Taehyung apenas y podía ver las siluetas. Decir que Taehyung estaba asustado, era decir muy poco. El tipo había conseguido la habitación le estaba llevando a ella, y sabrá dios que cosas podrían pasar después.
Permaneció mucho tiempo de pie, en medio de la habitación, inmóvil, sin saber qué hacer y el otro hombre hacía lo mismo. Sus dedos jugueteaban con el borde de la sudadera con la intención de que esto le ayudará a tranquilizarse así mismo, pero no ayudaba nada. Estaba preparándose mentalmente para salir de allí en cualquier momento cuando una voz demasiado familiar habló.
—Hyung... Eres un insensato, —tal como lo sospechaba la voz pertenecía a su pequeño maknae. —No, idiota, es esa la palabra correcta. Eres un idiota.
—Jungkookie...