Arrastrando los pies, Leslie entro en la institución, cruzando miradas fugaces con los demás alumnos, caminando por el jardín y escuchando los diferentes ruidos que hacían presencia a su alrededor, desde el sonido del balón de básquet siendo azotado contra el suelo incontables veces hasta las más minuciosas burbujas moviéndose rítmicamente dentro de la piscina hasta reventar, dando un ligero ‘’blup’’.
Unos murmullos lo sacaron de su ensoñación, volteo hacia todos lados viéndose observado por algunos de sus compañeros, quienes lo miraban como si fuera un bicho raro. Rayos, otra vez se quedó viendo a la nada como un bobo; bajo la mirada, siguiendo así su camino hacia su salón, abriéndose paso entre sus observadores llego al segundo edificio, subió las escaleras después de mostrarle su credencial de alumno de primer semestre de preparatoria al maestro que se encontraba ahí, cruzo el inmenso pasillo, viendo por el rabillo del ojo sombras que pasaban de forma fugaz a un lado de él. El pasillo estaba desierto, y él lo sabía muy bien, desde que él tiene memoria ha visto sombras y cosas ‘’paranormales’’; había tratado de contarle a sus compañeros del jardín de niños, pero las maestras y los demás alumnos lo tacharon de loco hasta hoy.
Leslie abrió la puerta con mucha pereza, dirigiéndose a su asiento el cual estaba junto a la ventana. En el camino fue recibido por unos brazos rodeando su cuello y siendo besado en la mejilla. La chica se separó un poco de él y le dio una cálida sonrisa.-Bienvenido Leslie.- El nombrado sonrió alegre. -Hola Aline.- Era más invisible que el aire, pero al menos tenía una novia, y una muy bonita. Que más podía pedir en esta vida. La chica se separó de él y tomándolo de la mano lo condujo a su pupitre donde ambos se sentaban juntos. La chica tenía el cabello castaño obscuro ondulado y largo bastante lindo, ojos negros y pequeños, piel canela, labios un poco gruesos, delgada y más alta que él. Bella, muy bella a los ojos de todo el mundo, por eso se sentía satisfecho de tenerla; aun no se habían dado un beso en los labios, pero eso para después, aún faltaba una semana para cumplir un año de novios. La conoció en tercero de secundaria, viéndola así, tan linda y tímida, se ganó su corazón en ese instante; empezando como amigos y al acabar el año ya eran pareja ante la mirada de sorpresa de todos sus compañeros; aún recuerda el show que hizo Bianny cuando se enteró, ya casi casi le hacia una fiesta para celebrar que al fin tenía a alguien que se había fijado en él. Leslie suspiro al recordar esos momentos.
Las clases avanzaron rápido, dando paso al primer receso del día; los alumnos salieron huyendo del salón como si fuera ese un ataque terrorista. El azabache salió junto a Aline, lleno al comedor donde los esperaba Bianny y su inseparable amigo Javier, quien a juzgar por la música estaba jugando geometry dash desde su celular.
Bianny emocionada, tomo el brazo de Leslie y lo sentó de un jalón junto a ella. -hay un alumno nuevo en mi salón.-
-¿un nuevo? ¿En pleno semestre?- Leslie arquea las cejas algo extrañado.
-Sip, y lo voy a hacer mi amigo, ya lo veras; seré la primera en hablarle.-
Un grupo de chicas con credenciales de secundaria pasaron cerca de ellos. -¿viste al chico nuevo de preparatoria?- susurraban. -¡¡esta para comerse!!- las chicas empezaron a dar saltos de alegría y a chillar como borregos para luego alejarse de ahí.
Leslie las miro extrañado, ´’y luego dicen que yo soy el raro’’ pensó.
-Oye Bianny, ¿y cómo es ese chico nuevo?- pregunto el azabache curioso.
-umm…- Bianny puso pose pensativa. -…pues es bastante alto, tiene el cabello castaño claro ondulado amarrado en una cola de caballo, la piel clara y los ojos azules claros, luego se ve que es gringo.-
-Bianny, sabes que a los estadounidenses no les gusta que le digan gringos.- el chico fue épicamente ignorado; dio un suspiro y se recargo en su asiento. El receso paso rápido, Bianny y su compañero fueron a sus salones y Aline tenía que atender algo con la enfermera de la zona, así que Leslie tuvo que irse solo, pero la primera clase esa matemáticas, así que el chico se la paso vagando por los pasillos hasta que la campana que daba inicio a la segunda clase sonó. Leslie se colocó su mochila y camino hacia su salón, pero un sonido extraño lo hizo detenerse en seco. Giro su mirada hacia dónde provenía el sonido encontrándose con el cuarto de intendencia, lugar donde guardaban los utensilios de limpieza; el azabache volvió a hacer un debate mental sobre darse la vuelta e irse por donde llego o asomar la cabeza y ver un poquito de lo que pasaba. El chico no era tonto, sabía que ese sonido era un gemido retenido, así que si alguna parejita está haciendo sus cosillas ahí lo mejor y más sensato es ignorarlo y seguir caminando, ¿no? Pero ese lugar destilaba demasiadas…como decirlo… ¿hormonas? Si, hormonas, que lo llamaban, le invitaban a abrir la puerta y echarse un buen taquito de ojo… ¡alto!... ¡¡NO!! Él no era un pervertido mirón… pero entonces ¿Por qué estaba ya en la puerta, abriéndola lentamente y asomando un poco su cabeza?... rayos, si era un pervertido mirón. Nota mental: tirar a la basura sus revistas hentai que leía a escondidas de Bianny y Patricia.
Leslie asomo la vista, tratando de divisar algo entre la oscuridad, logrando ver una coleta castaña y unos brazos blancos y cremosos que abrazaban la cintura de una chica de cabello azul teñido y le devoraba los labios…literalmente. El azabache se impuso hacia atrás por la repentina impresión, provocando que su pie chocara con la puerta de metal; el joven que estaba dentro del cuarto giro la cabeza de golpe, mostrando unos increíbles ojos azules electrizantes los cuales se posaron en Leslie de forma penetrante, haciendo que un escalofrió le recorriera la espalda. Solo fueron unos segundos, aunque al menor le parecieron horas enteras, dándose la vuelta y corriendo a todo lo que le daban sus piernas, con la respiración agitada y las mejillas rojas; llego a su salón, abriendo la puerta de golpe; sus ojos buscaron su pupitre, hallándolo y junto a el a su inseparable Aline, quien lo veía con cara de preocupación. El maestro no se encontraba presente, así que Leslie pudo pasar sin ningún problema. Llego a su pupitre, sentándose mientras era asaltado por miles de preguntas por parte de su novia, tratando de contestar lo que podía; su mente era un completo revoltijo. Sentía el miedo a flor de piel; esos ojos…eran como una advertencia…
Esto no le iba a causar problemas… ¿o sí?
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