Capítulo 4
La diosa protectora de la tierra así como todos los habitantes del santuario nos había recibido con los brazos abiertos, se habían hecho fiestas en su honor no solo en su ayuda en el muro de los lamentos, sino también cuando la tierra estaba en peligro con otra fuerza maligna. Los caballeros recibieron todos los honores del santuario aunque omitieron el caso del joven médico de Asgard, después de todo ese caso era ajeno a todas las actividades de las tierras místicas.
La noche caía sobre el santuario, algunos seguían las celebraciones en el templo principal, otros agotados por las actividades preferían ir a descansar en sus respectivos templos, como en el caso de Saga, el gemelo mayor estaba cansado no solo físicamente, también mentalmente y lo que deseaba en esos momentos era la comodidad de una cama para recuperar las fuerzas.
Fue bajando solo las casas hasta que llego a la casa de sagitario, esta al igual que las anteriores estaba vacía, así que no había problema con ello en atravesar esta, la oscuridad de la misma le daba la razón a que no había nadie, así que entre más rápido caminara por las casas más rápido llegaría a géminis. Ingreso a Sagitario, el ambiente era muy tranquilo para su gusto, la oscuridad de la misma le era muy extraña, pero no le quiso tomar mucha importancia, camino hasta la salida y estando a solo unos pasos de la puerta principal, escucho algo caer, no se hubiera detenido averiguas cuando algo nuevamente cayo, esto ya le era muy extraño, así que regreso para ver que era.
Llego hasta donde él pensaba que provenía el ruido, era una habitación muy lejos de la entrada, era una habitación vieja como la mayoría que tenían los templos. Trato de abrir la puerta pero esta se encontraba bajo llave, estaba por regresar de donde vino, cuando nuevamente el ruido del interior de habitación lo hizo regresar, consternado, y sin más que luego pedir perdón al castaño por la cerradura de la puerta, la rompió, el interior solo había oscuridad, palpo la pared buscando algún interruptor de luz, lo encontró y prendió la luz.
El cuarto lleno de polvo, pudo saber que llevaba años sin ser utilizado, en medio de está una persona atada de los pies, con las manos atrás apenas cubierto con una vieja sabana oscura, la piel poseía marcas de tortura, esta amordazada para que no pudiera pedir auxilio, Saga retrocedió por la impresión casi choca contra la pared, su cabeza miraba el suelo, buscando refugio con el cuerpo. El peli azul se acercó hasta quedar a un lado, los dedos apenas rozar el hombro de esa persona cuando se encoje a si mismo algo le llama la atención, observo con mayor determinación.
—¿Andreas? —menciono Saga, la persona se tensa
—¿sabes quién soy yo? — el pelirrojo levanto el rostro, sus mirada se cruzó con la del mayor que comenzó a humedecerse, no pudo evitar sentirse pequeño con el caballero, comienza a llorar sin importar lo que pudiera decir el mayor, este abrazo al pelirrojo, dejándolo que se desahogara, desato las piernas y manos.
—Saga, ayúdame, tenemos que salir antes de que vuelva.
—¿Andreas, pero que esta…—consternado por la presencia del asgardiano, le ayudo a incorporarse, sin embargo estaba muy débil que casi estuvo a punto de golpearse la cabeza, si no fuera porque saga lo atrapo antes del impacto, lo volvió acostar, tenía que pensar una forma de sacarlo de ahí.
—No tenías que verlo aun Saga— el gemelo se tensó al escuchar la voz atrás de él, la mirada del Andreas cambio a la de pánico total, trato de alejarse del peliazul, fue dando pasos hacia atrás hasta pegar con la pared. Saga volteo y vio a sagitario en el marco de la puerta.
—Aioros. ¿Qué diablos hiciste?—grito el mayor, tomándolo de la camisa.
—Lo que se hace por amor Saga.
—¡que!
—Perdóname Saga, ¡Puño de ilusión! —El ataque tomo desprevenido a Saga dejándolo paralizado en su sitio, Andreas se limitó a observar con horror al castaño que atacaba a la persona que supuestamente más amaba, que clase de hombre sería capaz de hacer esto observa al peliazul detenido sin oportunidad de salir de la locura que el castaño había caído.
Flashback
Tres días atrás
Iba caminando por los pasillos del castillo, el caballero de sagitario lo seguía de cerca, tenía que ir a la biblioteca del castillo, tenía que ir por algunos libros de anatomía, luego de que algunos aspirantes a dios guerrero tuvieron un accidente en los entrenamientos, Hila les había pedido que los atendiera, este no se negó después de todo ese era su labor sin embargo nunca se imaginó encontrar al caballero de Athena en su camino; aun tenía vergüenza en la ocasión que lo ataco al inicio de la batalla y la cicatriz que tenía en el ojo sería su eterno recordatorio del hecho, movió la cabeza para despejar la cabeza, hoy era un nuevo día y tenía que dejar aquello en el pasado, esa eran las palabras de Saga siempre le decía cuando se dejaba ven por la desesperación.
—Voy a la biblioteca del castillo por petición de la señorita Hilda, ¿tal vez desea despejarse un poco de las actividades del castillo, caballero?
—sería un gusto.
Ambos hombres fueron a la biblioteca del castillo, llegaron donde había varios ejemplares algunos con las historia de Asgard, otras sobre las diversas casas que han vivido en esas tierras como las guerras que han enfrentado, Aioros se guarda los comentarios, esta no diferencia mucho de la que tenía el santuario, sin embargo no podía dejar de lado su objetivo que ahora estaba muy concentrado en el hombre pelirrojo que ahora estaba muy concentrado buscando el libro que necesitaba para no observar aquella mirada fría que le lanzaba.
—Lo encontré—exclama Andreas sin percatarse que la escalera se había despegado del estante, la escalera se movió de su lugar, el medico asustado por error se soltó de la escalera con destino a una fuerza caída.
—Cuidado —grito el castaño, toma al pelirrojo salvándolo de un golpe seguro, sin embargo el peso del mayor lo tomo lo tomo con la guardia baja que terminaron calendo los dos, aunque no fue de gran impacto.
un notorio sonrojo en las mejillas por parte de Andreas delato la situación que ambos se encontraban, la cintura del médico todavía estaba en las manos del castaño, con el cuerpo encima de él así como sus piernas posicionándose entre las del médico, a tan solo unos centímetros del rostro, Aioros por un instante olvido el odio que le tenía, para perderse en las amatistas que tenía le pelirrojo, eso lo hizo odiarlo más, como se atrevía a confundir, su cabeza ya había decidido y ese hombre le daba trabas a su mente; en cambio Andreas no podía dejar de apreciar la belleza del rostro del ateniense, aquellas facciones varoniles, únicas que solo la gente del sur podía poseer, por un momento olvido que se trataba de un servido de un dios para desear algo más de él.
—disculpe joven Aioros.—reacciona Andreas del hechizo del moreno, separándose rápidamente de él, tomo el libro que necesitaba, salió casi corriendo del lugar sin voltear así atrás, Aioros quedo en silencio y sonrió.
—esto está muy interesante.
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Un nuevo día y nuevas cosas que pasarían, Andreas se había levantado temprano unos minutos antes de que los sirvientes comenzaran con sus actividades, tenía que ir al pueblo para unas hierbas que se le habían terminado luego de atender todas las heridas de los caballeros y dioses guerreros y a pesar de que aún le costaba trabajo en poder dar la cara a la gente de las tierras heladas, la compañía del caballero de Géminis le estaba ayudando a superar esa etapa de la vida; algunas veces sentía que él era el único que entendía su sentir, eso le tenía eternamente agradecido; llego a los establos del castillo, armo su caballo con lo necesario y salió del sitio con la autorización de Hilda. Las blanca laderas así como la nieve cayendo era su única compañera, el camino hacia el pueblo era algo largo así que tenía tiempo suficiente para tranquilizar sus pensamientos así como algunas respuestas que la gente buscaría. Tan concentrado estaba en sus pensamientos que no se percató el sonido de algo dirigiéndose hacia él hasta que el caballo que montaba fue derribado, fue atravesado por el medio matándolo al instante, la caído lo disloco el tobillo, los pasos en la nada lo pudieron nervioso, quien estaría en medio de un lugar así, aunque ahora él no podía decir que tenía la mejor de las suertes, la sobra de la persona fue tomando forma hasta llegar a él.
—caballero. —dijo desconcertado, su comportamiento le extraño; la persona al frente de él diferenciaba mucho del hombre que lucho contra el dios malvado y convivía en el castilo. El rostro no mostraba gesto algo pero los ojos mostraban fuego, un fuego que incineraba, llevaba la ropa del castillo pero el arco de la armadura estaba entre sus manos.
—él es mío. —grito Aioros para luego tomarlo por los cabellos arrastrándolo sobre el suelo, el pelirrojo gritaba a que lo soltaran, pero el castaño lo ignoraba, no supo cuánto tiempo estuvo gritando pero la paciencia del santo llego a su límite, lo soltó dejándolo caer en la nieve, en un movimiento toda la ropa que tenía quedo desgarrada, este se sentía vergüenza y pánico, buscaba la forma de huir del castaño hasta que este rápidamente lo sometió sobre él, Aioros se posiciono encima del asgardiano y con una mano le sostenía las muñecas del pelirrojo por encima de él —te enseñare que saga es solo mío.
—no lo haga Aioros.
Fin flash back
Aioros sonríe de lado e instintivamente relame la punta de los labios, las pupilas de Saga demostraban miedo, el ataque lo tenía paralizado a merced del castaño que no perdió la oportunidad de probar por sí mismo las labios que gemelo, un beso forzado por esté y saga sintió que todo el cuerpo sudaba frio, trata de alejarse pero no puede.
—Recuerda que tu y yo estuvimos postulados para el liderazgo del santuario Saga, no fuiste el único en aprender algunas cosas en el pasado.
Andreas solo mira impotente, por lo que le podría hacer a su amigo, lagrimas corrían por la blanca piel, aquellas amatistas que poseía no perdían cada detalle, desde el momento que Aioros lanzo el ataque; paralizo al géminis mayor, lo tomo de la cintura sin miedo a que este se resistiera, fue acariciando la piel de saga, era tan suave como siempre se la imagino, comenzó con el cuello distribuyendo varios besos, luego detrás del obulo sin preocuparse a que saga pudiera defenderse.
—Aioros ¿ porque?
—lo que se hace por amor Saga, solo amor.
—pero esto no es amor caballero—interviene Andreas, pero luego se arrepiente cuando el castaño le lanza una mirada inquisitiva, soltó al peliazul y fue hacia el médico para darle una bofetada.
—¿y tu que sabes de amor asgardiano, todo esto es tu culpa, si no hubieras llegado, nada de esto tenía que pasar, sin embargo… —tomo el rostro del Andreas, lo observa con deseo—eres un hombre muy lindo tal vez cuando termine con Saga, todavía tenga necesitad de algo más, ¿quieres ser quien me lo de…?—lo toma del brazo obligándolo a levantarse, le dobla el brazo a la espalda, para que no pudiera escapar.
—vamos Saga, tenemos una noche y no la quiero desperdiciar. — en contra de toda idea, saga comenzó a moverse, siguiendo al castaño por detrás. —no he hecho nada a tu cuerpo Saga—se adelante Aioros a lo era probable que iba a preguntar —pero la ilusión tiene un efecto que muy pocos conocen y en la forma que lo lanzas, con una ligera modificación en el momento de lanzarlo puede crear una ligera conexión con el cerebro de la persona que lo recibe, logrando así un control parcial del cuerpo de la víctima, aunque claro es muy diferente con el Satán Imperial que está puede tener el control total, pero el “puño de ilusión” no es tan dañina con el “Satán” , pero su muy peligrosa porque puede crear conexiones así como esclavo/amo, aunque bueno esto puede ser muy diferente si se portan bien los dos, pero basta de tanto hablar, es hora de la diversión.