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No tan inocente por candy_sugar01

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Notas del capitulo:

Sólo voy a decir...

Dsifruten. 7u7.

(y perdón por la demora :'v)

Besos por acá, besos por allá.

 

Labios, mejillas, cuello, manos; por todo el cuerpo.

 

Lo que comenzó como una bella tarde simple, sólo para pasar el rato en pareja, terminó como algo más. Algo más allá de simples besos cariñosos. Algo más … ¿caliente?

 

– A-ah... – Gimió el menor. No era la primera vez en sentir este tipo de cosas, pero viniendo de la persona que más le gusta, siente que lo excitan y averguenzan aún más.

 

Dios... – Susurra Suho contra el oído ajeno. – Eres tan hermoso... – Y continúa besando detrás de la oreja de Lay, donde descubrió un punto sensible. No le molesta dejar marcas rojas por todo su cuello, es una simple marca de territorio.

 

Mientras Yixing lo único que hace es removerse bajo el cuerpo más grande; el mayor, muy en el fondo, se pregunta si esto está bien. Su novio es casi un bebé -para él- y teme hacerle daño o asustarlo. Suho se separa para verlo y realmente está por perder su lado racional en cualquier momento.

 

Mejillas rojas, labios hinchados, manos a cada lado de la cabeza, y ropa arrugada y desacomodada.

 

Su lado animal le dice que salte directamente sobre el chino y lo haga gritar su nombre mil veces, pero no. Tranquilo Junmyeon, un paso a la vez.

 

– Lay... – Llama y pasa saliva de manera casi dolorosa ante los jadeos ajenos. – Esto... Uhm, esto que estamos haciendo... –

 

– ¿Qué? – Pregunta el nombrado anteriormente mientras se recarga en sus codos. La cama del mayor es realmente cómoda.

 

– ¿Quieres hacerlo? –

 

Más que nada, al coreano lo que más le preocupa es que, siendo la primera vez de su noviecito, sea con un hombre. No es como si fuera extraño, pero siempre existe la posibilidad de que no le guste, o no quiera. Claramente no es lo mismo que con una chica.

 

Parece que la pregunta descoloca un poco a Yixing, que palidece un poco y se queda quieto en su lugar. Luego, en segundos, sus mejillas se colorean de un rojo intenso. Para ser sinceros, sólo pensó que pasaría y ya, pero el hecho de que Suho se detenga y le pregunte si está seguro, derrumbó un par de sus paredes.

 

– Y-yo... – Tartamudea; ahora su cuerpo tiembla. – B-bueno, sí q-quiero... – Y se cubre el rostro con ambas manos.

 

Junmyeon se relame los labios y sonríe como todo depredador a punto de atacar a su presa. Está más que claro, desde el principio, quién va abajo y quién arriba.

 

– Bien entonces. – Y al instante quita las manos ajenas y comienza a besarlo; hay algo diferente, es tierno sí, pero muy caliente a la vez.

 

Yixing no se queja cuando la lengua del mayor invade su boca; sólo le sigue el ritmo.

 

Es su primera vez; no negará que está nervioso y avergonzado. En estos momentos lo que más le aterra es que a su novio no le guste lo suficiente y se eche para atrás. Cuando una mano grande se cola bajo su camisa, puede sentir sus piernas temblar con fuerza.

 

– ¿Qué tienes? – Pregunta Junmyeon al sentir como el cuerpo más pequeño se tensa bajo el suyo. En cuanto ve las lágrimas cayendo por el añiñado rostro de Lay, lo toma entre sus manos y deja pequeños besitos en sus labios. – ¿Por qué lloras, cariño? Si no quieres dímelo y no pasará nada. –

 

El chino niega con la cabeza varias veces y sorbe su nariz. No sabe siquiera porqué se ha puesto a llorar de repente; no sabe porqué está tan inseguro ahora. Siempre fue un chico lindo, coqueto y tierno a veces, y no duda de aquello; su ego es alto, pero en este momento es cuando le importa qué tipo de opinión tendrá alguien sobre él.

 

Qué opinión tendrá Junmyeon sobre él.

 

– E-es que no te g-gusto... – Balbucea lo primero que le viene a la cabeza. El mayor lo mira con demasiado amor en sus ojos, así que desvía su ojos llenos de lágrimas hacia cualquier lado.

 

– ¿Qué dices? Ya te he dicho que me encantas. –

 

– P-pero ahora es dif- –

 

– No, amor, no es diferente. Me encantas de todas las maneras que haya. – Interrumpe el mayor, ahora acariciando con una mano la húmeda y roja mejilla ajena. Lay vuelve a mirarlo. – Ya no llores. – Se miran a los ojos de manera casi hipnotizante mientras la punta de sus narices se acarician lentamente.

 

Y se besan con mucho cariño; lento y tranquilizante para Yixing, cual cuerpo finalmente dejó de temblar. Aprovechando la distracción, Junmyeon desabotona la camisa que forma parte del uniforme ajeno, pero sin quitarla, y deja expuesta la limpia y nívea piel del torso que ahora quiere marcar.

 

Rompe el beso solamente para quitar su propia camisa ante los ojos inocentes de su pareja; se acomoda bien entre sus piernas y ataca directo a las clavículas y hombros con mordidas y chupetones, dejando de lado un poco la ternura y pasando a algo más pasional. Suho siente las pequeñas y temblorosas manos acariciando su espalda de arriba a abajo y jalando el cabello de su nuca.

 

– ¡A-ah! – Gime Lay en cuanto el coreano baja a su pecho y muerde uno de sus pezones, luego lamiendo para aliviar el dolor lamiendo, y atendiendo el otro con su mano. A los segundos repitiendo el proceso con el contrario.

 

Después de entretenerse un buen rato en el suave pecho ajeno, haciendo temblar y removerse a Yixing, vuelve a separarse para verlo, notando el bulto en su pantalón negro.

 

No es como si no estuviera en las mismas. Mucho peor, quizás.

 

Ahora era el momento de pasar a algo más, y Suho cree que está aún más nervioso que Yixing.

 

Siente las finas manos del chino paseando por sus brazos y eso lo incita a volver a atacar sus labios; podría volverse adicto a ellos. Entre la distracción que producen los besos y la fricción que hay entre sus cuerpos, Suho, como puede, desabrocha el pantalón de Lay que, al igual que la camisa, hace el juego a su uniforme del instituto y mete su mano, acariciando el bulto por encima del bóxer.

 

– ¡Mhm! – Gruñe Yixing sobre sus labios; luego suspira y es él quien ahora deja besitos por todo el cuello y hombros ajeno.

 

– ¿Qué haces? Me das cosquillas. – Ríe el mayor.

 

– L-lo siento... Quería mordete p-pero me dio vergüenza... Y-y yo... – Se sonroja tan fuerte que podría hacerle competencia a un tomate; aún así, no despega sus ojos de los contrarios, viendo el deseo y amor del mayor a través de ellos.

 

– ¡Dios! ¿Acaso puedes ser más adorable! – Y Junmyeon se lanzó a besarlo nuevamente. Si seguían así, probablemente no iban a llegar nada, pero no es como si una sesión de únicamente besos no fuese nada malo. – Te deseo tanto, Lay... – Susurra en su oído, deja una pequeña mordida bajo su cuello y se aleja.

 

Yixing hace un puchero por la falta de contacto pero ahoga un jadeo de sorpresa en cuanto el coreano tira de sus pantalones para quitárselos; luego, agachándose hasta su abdomen, deja besos y chupetones por todos lados mientras sus grandes manos se pasean por sus blancas piernas. Para ser honestos, el menor realmente pensó que se sentiría mucho más nervioso, incluso horrorizado, pero para sorpresa suya, está relajado; tranquilo, y lo disfruta.

 

– M-mhm... S-suho... – Murmura y se muerde los labios el más pequeño. Junmyeon ahora se encarga de dejar besos y mordida notables entre sus muslos.

 

Se toma su tiempo para marcar todo aquel delicado cuerpo bajo suyo, y que además, es sólo suyo. Sin despegar sus ojos del rostro de Yixing, Suho está despierto a liberarlo de la última prenda que le queda, contrarrestándolo, puesto que aún lleva los suyos bien puestos.

 

– Oye, Suho, ¿de casualidad viste mí libro de física? – Interrumpe Chen entrando al cuarto como si fuese el suyo. La pareja que estaba disfrutando en la cama se endereza y lo miran; el mayor cubriendo enseguida con su propio cuerpo el del más pequeño; no quiere que siquiera su hermano lo vea.

 

– Dios, Jongdae, ¿no puedes tocar la puerta? – Gruñe Junmyeon, rodeando con sus brazos los hombros más pequeños, sintiendo los brazos de Yixing aferrarse a su torso desnudo.

 

Su mellizo sonríe y muestra aquel extraño gesto gatuno que tiene.

 

– ¿Interrumpo algo? –

 

– No, ¿como crees? – Se queja el mayor, luego, hace una mueca de asco. – Quita esa cara, pareces un pervertido. –

 

– Lo siento, lo siento... – Dice Chen, haciendo un gesto desinteresado con la mano y paseándose por el cuarto. – ¡Oh! Aquí está. Si me hubieses devuelto mí libro, esto no habría pasado. – Riñe de forma infatil. Junmyeon rueda los ojos.

 

– Ya vete. –

 

– Claro, disfruten, señores. – Y antes de cerrar la puerta, murmura sólo para molestar a su mellizo. – Bonitas piernas, Lay. –

 

– ¡Jongdae! – Gruñe Suho nuevamente como si fuese un león enjaulado; entonces siente el cuerpo más pequeño temblar, mira hacia abajo sólo para encontrarse a su noviecito muerto de la risa. – ¿De qué te ríes? –

 

– ¡De todo! – Exclama Lay mientras se tira de nuevo entre las mullidas almohadas y se toma el estómago. – ¡Dios- jaja! E-eso fue tan incómodo... – Contagiado, ahora el coreano ríe, pero es interrumpido enseguida por el menor. – ¿No vas a seguir? – Pregunta de manera insinuante.

 

Junmyeon no va a negarlo, le sorprendió ver ese lado de Yixing. Con lo tímido que se veía antes...

 

De un tirón, igualmente que con sus pantalones, le quita los bóxers, lanzándolos quien sabe donde qué parte de la habitación. Seguido, le separa la piernas con algo de brusquedad y se acomoda entre ellas, acercándose peligrosamente al rostro del chino.

 

El ambiente se caliente en apenas un segundo, incluso más que antes. La tensión que venían acumulando hace días, está comenzando a rayar el aire de la habitación.

 

– No me importa si vuelve a entrar, no voy a parar. – Murmura apenas rozando sus labios.

 

– No te pedí que lo hagas tampoco. – Responde Lay, casi comiéndose a Suho con la mirada, quien le sonríe con hambre en los ojos. A pesar de ya estar completamente expuesto ante su novio, parece que la vergüenza dejó su cuerpo momentáneamente.

 

El coreano se aleja apenas unos segundos para tomar un pequeño bote de lubricante del cajón de la mesita de noche, lo abre y deja caer apenas en su mano un poco. Enseguida vuelve a acercarse al rostro del menor para besarlo, dejando pequeños besos que van bajando por su mandíbula y cuello. Junmyeon siente las pequeñas y delicadas manos pasearse por sus hombros, bajando por su espalda lentamente.

 

– ¡Ah! Uh... – Gime Lay apenas Suho toca su miembro con su mano lubricada, subiendo y bajando por toda su extensión, lo que provoca que lo acerque más a su cuerpo es un gesto de sorpresa.

 

Ahora sus manos pasan por los costados de la cadera del coreano, pasando por sus propios muslos desnudos, siguiendo con los de su novio, quien sigue vestido únicamente de la parte de abajo.

 

– Quítalos. – Demando el más pequeño, con notable dominio en la voz.

 

– Quítamelos tú. – Responde igualmente. Junmyeon no se esperaba que Yixing lleve sus manos a su pantalón, lo desabroche y se lo baje hasta la mitad de los muslos; éste chico lo sorprendía cada vez más... El menor se alza un poco hacia arriba para poder alcanzar los labios ajenos mientras que mete una mano curiosa dentro de aquel bóxer negro.

 

Junmyeon jadea entre beso y beso arrinconando al chino entre su cuerpo y la cama, y baja la mano con la que masturbaba a Lay, acaricando entre medio de las mejillas de su trasero. El más pequeño se tensa por un segundo cuando siente especial presión sobre su entrada.

 

– Relájate... – Susurró el mayor contra su oído con voz ronca mientras forzaba su índice contra la virgen y estrecha cabidad, prestando atención a los gestos contrarios.

 

Yixing frunce su ceño y respira profundo, casi deteniendo el movimiento de su mano para con el miembro del mayor, y sintiendo el dedo ingresar lentamente en su interior; es algo doloroso pero no como todo el mundo dice qué es. Ahora, por alguna razón, sí se siente avergonzado y no quiere mirar al mayor a la cara, así que simplemente cierra los ojos y demanda un beso, que en segundos se le otorga.

 

Es cuestión de minutos para que de un dedo, pase a tres. Estos moviéndolos en círculos en su interior y acariciando sus paredes calientes con lentitud. En cuanto Junmyeon toca la próstata de Lay en un movimiento más rápido, disfruta de verlo arquear la espalda y cerrar con fuerza sus piernas al rededor de su cintura.

 

– ¡Ah! ¡A-ahí! – Y el mayor solamente obedece, presionando con fuerza, haciendo casi gritar al chino.

 

Algo cansado de juegos, Suho se separa solamente para quitarse el bóxer y tirarlo por ahí junto con la ropa de Yixing.

 

La vista es simplemente hermosa: su bebé abierto de piernas, cada una al lado de su cadera, su cuerpo lleno de marcas rojas y de dientes, cabellos revueltos y respiración agitada. El coreano se relame los labios y sonríe casi con morbo.

 

– Tus mejillas están muy rojas. Te ves adorable. –

 

– Ah... Basta... – Jadea Lay, y entrecierra sus ojos en cuanto el mayor vuelve a mirarlo de arriba abajo, prestando más atención entre sus piernas. – Sólo hazlo. –

 

Éste no dice nada más y toma su miembro, dejando caer un gran chorro de lubricante, exparciéndolo con su mano, para luego alinearlo a la entrada del menor, presionanado apenas la punta.

 

Junmyeon le dio una última mirada a su noviecito antes de volver a llevar su vista entre sus piernas, comenzando a entrar en él lentamente pero sin pausa. Enseguida vuelve a mirar a Yixing y ve como aprieta sus ojitos con fuerza y suelta una gran bocanada de aire. El coreano apoya sus manos a cada lado del cuerpo más pequeño y se inclina para dejar dulces besitos por todo su rostro; el chino apovecha y se abraza a sus hombros, acariciando el cabello de la nuca de su pareja.

 

Y simplemente se quedan un par de minutos así, demostrándose todo el amor que sienten el uno por el otro en todo este corto tiempo que se conocen. Lay lo está soportando bastante bien, piensa Suho, y es que para ser la primera vez, el menor no se quejó ni para decir “a”.

 

En cuanto Junmyeon se separa del cuerpito que llenó de marcas de posesión, Yixing también suelta sus hombros para aferrarse a las blancas sábanas y jadear casi sin aliento.

 

– ¿Te duele? – Dijo mientras movía sus caderas en círculos lentamente. Lay negó con la cabeza y siguió aferrándose con fuerza a las sábanas; la sensación de estar lleno era nueva y, en cierta parte, extraña. Pero le gustaba a pesar del pequeño dolor.

 

– Muévete más... – Murmuró el menor llevando sus manos a los hombros ajenos para sostenerse.

 

Ese comentario paceció generar una reacción salvaje en Junmyeon, quien quitó enseguida las pequeñas manos de su cuerpo y arrinconó a Yixing contra el colchón, dejando sus manos a cada lado de su cuerpo, comenzando a chocar sus caderas contra los muslos ajenos con fuerza pero conservando un ritmo algo lento. Quiere poder disfrutar de la sensación de las paredes húmedas y calientes de su novio apresando su miembro lo más que pueda.

 

El menor soltó un pequeño gritito para nada masculino y arqueó la espalda.

 

– ¡Ah! A-ah... Junmyeon... – Susurró casi sin voz, cerrando los ojos con fuerza y arañando sus hombros; si el coreano pudo dejarle marcas por todo el cuerpo, él también iba a hacerlo.

 

¡Cállense, quiero estudiar! – Se quejó Jongdae desde la habitación de al lado, golpeando la pared.

 

– ¡No molestes! – Le respondió Junmyeon, molesto. ¡Ya no se puede ni tener relaciones en paz en esa casa! Fijó nuevamente su vista en Yixing, quien otra vez soltó una pequeña risita; tal vez estas discuciones con su hermano lo ayudan a relajarse. – Y tú, deja de reírte. –

 

– Oblígame. – Reta el menor, soltando un jadeo de sorpresa cuando Suho alza una de sus piernas y la deja sobre su hombro.

 

– No creo que estés en posición de decir nada, cariño. – Murmura a su oído, y antes de que Yixing abra la boca para decir algo más, arremete con fuerza contra su pequeño cuerpo, encontrando nuevamente su próstata.

 

Es sólo cuestión de segundos para que el coreano tenga a su novio hecho un desastre de gemidos y temblores, ni siquiera puede formar coherentemente su nombre. El chino pasa sus manos de arriba a abajo por los costados y espalda de Suho, arañando a su gusto, haciendo más fuerza en cuanto el mayor se aprovecha de su punto sensible una y otra vez.

 

Junmyeon baja una de sus manos para masturbar al menor, sin tampoco despegar su vista de su rostro. Yixing lo suelta y se aferra a las sábanas de nuevo; es demasiado placer para su pequeño cuerpo. Y, como es de esperarse, sólo bastan un par de golpes más directos a su próstata y movimientos de la mano del mayor, para que se corra sobre su propio abdomen, tensando su cuerpo y mordiendo sus labios hasta casi hacerlos sangrar.

 

¡Agh! – Jadea Suho al sentir el interior del chino contraerse al rededor de su miembro. El mayor detiene sus movimientos solamente para dejar que el contrario disfrute de su primer orgasmo; puede sentir las delgadas piernas temblar a su costado. – ¿Cómo te sientes? –

 

– Exhausto... – Susurra Lay, ya con la respiración más tranquila. Sehun siempre le había hablado de qué tan bueno podía llegar a ser el sexo pero nunca se lo imaginó de tal forma. Aún sentía cosquillas por todo su cuerpo, a pesar de que sus extremidades temblaban, se sentía bastante relajado.

 

– Pues deberás aguantar más porque esto no termina aún. – Dice el coreano antes de comenzar a besarlo lentamente, para luego ir subiendo el ritmo tanto del beso como de sus caderas. Puede sentir nuevamente las uñitas del su novio en sus hombros, marcándole la piel otra vez.

 

La sobreestimulacion llega a ser casi molesta para Yixing, pero aún así gime porque vuelve a poner su cuerpito caliente, aunque sin llegar a excitarlo. En poco tiempo, los movimientos de Junmyeon se vuelven más erráticos y el chino cierra con fuerza las piernas al rededor de su cadera para evitar que se aleje.

 

– Ah... Lay... – Susurra antes de acabar en el interior del nombrado, llenándolo con su caliente esencia. Esa es otra nueva sensación para el menor, pero no le disgusta a pesar de sentirse un poco sucio.

 

Junmyeon sale de su interior y sonríe al ver a Yixing estirarse como un gatito en la cama; sigue siendo adorable, y ahora aún más, parece una nueva persona. Se levanta, poniéndose su bóxer y un pantalón de pijama que sacó del armario, también toma un cobertor limpio para subrir a su novio luego de ayudarle a limpiarse.

 

– Voy a tomar agua, ¿quieres algo? –

 

El menor niega y hace un puchero.

 

– Me duelen las piernas... – Se queja. – Y quiero dormir contigo ahora, así que apúrate. –

 

Junmyeon sonríe divertido y besuquea a Yixing por todo el rostro, haciéndolo reír; al final, termina siendo rodeado por aquellos delgados brazos para conformar un dulce y lento beso. Tal parece que esta es la nueva adicción de ambos.

 

– En cuanto vuelva seguiré haciéndote mimos. – Dice cuando, muy a pesar se separa, y sale del cuarto, con ya una idea en mente de cómo pasar el resto de la tarde con su amor.

 

Mientras guarda la jarra de nuevo a su lugar en el refrigerador, pensando a donde invitaría a salir a Lay el próximo fin de semana, no esperaba encontrarse con su hermano ni con su novio y amigo en la cocina también. Oh, y él con estas fachas...

 

– ¿Qué hay, Min? –

 

– Hola, Suho... – Saluda Minseok algo extrañado de ver a su amigo en poca ropa y prácticamente hecho un desastre.

 

Parece que su novio, y hermano de Junmyeon, nota su cara confusa y que exige explicaciones.

 

– Mí hermano ha estado haciendo cosas malas, ¿verdad, Suho? – Insinua Jongdae, colgando un brazo del hombro de su hermano. Junmyeon lo mira con mala cara y se lo quita de encima. El de mejillas gorditas sólo mira a los hermanos en silencio, dándose una idea de qué hablan.

 

– Yah, no molestes. –

 

Bah. – Se queja el mellizo menor. – Eso de que el sexo te anima debe ser mentira. –

 

El mayor rodó los ojos, terminando de beber de su vaso; hizo una leve reverencia como disculpa a Minseok antes de salir de la cocina, despuesto a ir a dormir al lado de su bebé.

 

Estos chicos de ahora... – Dice Jongdae al aire mientas se estira, sin prestar a la expresión facial de su novio.

 

– Santo Dios... – Murmuró Xiumin al ver la espalda de Junmyeon llena de rasguños y marcas rojas mientras éste subía la escalera.

 

 

 


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