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No tan inocente por candy_sugar01

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Notas del capitulo:

Me demoré bastante porque estuve de vacaciones y tuve que terminar de escribir 3/4 de este cap. ;___; Lamento la demora.

¡Gracias por los reviews!♥ Ahora empieza lo hard(? -no en ese sentido 7u7-

Bien, también quería decir que este fic tendrá unos 10 caps., tal vez algunos más /pero no pasará de los 15/

Gracias por leer y ya saben, perdonen los errores y eso ;__;♥

No podía sentirse más cansado un lunes. El día era un asco como el anterior fin de semana y su cabello parecía nido de pájaros.

 

Como todos los domingos, se la pasó jugando online a la vez que mantenía una video-llamada con Jongdae hasta tarde -o en todo caso, hasta que Junmyeon lo obligó a apagar la PC-

 

Caminaba como un zombi; por accidente se había chocado a varios chicos y entre ellos a Xiumin, quien le devolvió el empujón esperando que con eso se despabile y siguió su camino.

 

Una vez que llegó a su casillero, tomó lo necesario y guardó apuntes que debería devolverle a Kris. Bostezó de nuevo y apoyó la frente contra el frío metal. Una presencia lo hizo voltear y se encontró con un lindo chico, bajito y rubio, probablemente extranjero, que lo miraba de forma coqueta.

 

Muy bien, Kai, pensó; es hora de jugar. Y no reprimió una pequeña risilla maliciosa, haciendo que el rubio se muerda los labios sin apartar su mirada.

 

Jongin se agachó a su altura y llevó su mano al hombro contrario, le dio un apretón y caminó pasando al lado del pequeño rubio mientras que daba unas palmadas reconfortantes en su espalda. El chico se dio media vuelta, indignado, ¿qué pasó con Kai? En estos momentos debería estar teniendo sexo salvaje con algún chico de allí.

 

¿Qué pasó?

 

Oh, oh.

 

Jongin se enamoró y Kai desapareció. Simple.

 

El moreno iba caminando aún con la cara indignada del rubio en su mente, lo cual le provocaba risa e intentaba disimularla para que la gente a su alrededor no lo mirase mal. No sabía en qué momento llegó hasta el edificio de la Secundaria, que fue hasta que se encontró a sí mismo subiendo las escaleras hasta el segundo piso; lugar donde estaba el casillero de Kyungsoo.

 

Estaba dando a la vuelta a un pasillo que lo llevaría con su hermoso enano pero se detuvo en seco al verlo. Sí, ahí estaba Kyungsoo y sí, ese era el lugar donde estaba su casillero.

 

Pero no, no estaba sólo.

 

¿Qué hacía ese... Ese... Él aquí?

 

Un chico alto de cabello castaño algo largo y ondulado estaba su lado, recargado contra los casilleros mientras hablaba animadamente con el menor; SU menor. Al mayor que estaba con Kyungsoo enseguida lo reconoció como Minho: el líder del equipo de fútbol y también amigo cercano a Kris -supone que por el deporte, ambos líderes de los equipos-. Para suerte de Jongin, no comparte clases con él más que para Educación Física.

 

Se mantiene detrás de la pared y observa a los dos chicos, no puede escucharlos pero las acciones dicen muchas cosas.

 

Minho habla y hace gestos raros, Kyungsoo lo mira serio.

 

Minho sigue haciendo gestos y ríe, haciendo que Kyungsoo también ría.

 

Minho revuelve los cabellos de Kyungsoo cuando este le dijo algo, Jongin tensa su mandíbula.

 

Siguen charlando otro par de minutos hasta que Minho abraza a Kyungsoo, Jongin está sorprendido por la tremenda cercanía entre ambos. No tarda mucho en hervir por los celos.

 

Cuando Minho deja un beso en la frente de Kyungsoo, Jongin ya está caminando hacia ellos hecho una furia.

 

Minho cae al piso por el empujón brusco que recibió, Kyungsoo jadea por la sorpresa y Jongin está a punto de abalanzarse al mayor.

 

Todo esto había ocurrido tan rápido ante la vista de los demás pero tan lento para Jongin. ¿Cómo se atrevía Minho de acercarse a Kyungsoo cuando su reputación era igual o peor a la de el? No lo entendía.

 

El rubio tomó al mayor del cuello de la camisa, deshaciendo el agarre de la corbata mal amarrada que portaba, hasta alzarlo y hacer que se ponga de pie para estamparlo contra los casilleros. Algunos chicos que pasaban por ahí centraron sus miradas en la probable pelea a comenzar.

 

Tal vez era un milagro que ningún profesor se haya cruzado por allí.

 

– ¡Jongin! – Gritó Kyungsoo asustado a la vez que tiraba de la camisa del moreno para hacer que se aleje.

 

– Aléjate, Kyung. – De un movimiento algo brusco se soltó del agarre del pelinegro. – Tengo que enseñarle a este a no meterse con lo que es mío. –

 

– ¿Disculpa? – Exclamó Minho entre sorpresa y enojo. ¿Jongin dijo qué?

 

– Jongin basta, enserio... – El más bajito se puso entre los dos, mirando al rubio a la cara a la vez que intentaba empujarlo hacia atrás. Si no cerraba la boca en ese momento; ambos estarían muertos.

 

– ¿Kyungsoo, tuyo?¿Y quién eres para decir eso? – Minho hizo a un lado al menor y se acercó de forma peligrosa a Jongin, mirándolo como un animal salvaje a punto de atacar a su presa.

 

– Su futuro novio y padre de sus hijos. – Se auto-señaló con el pulgar, orgulloso;Kyungsoo se golpeó la frente con la palma de su mano, Jongin la estaba cagando en grande. – ¿Tú qué eres de él? ¡Nada! –

 

– Soy de él más de lo que tú crees. – Espetó el mayor mirándose las uñas como si nada. Jongin apretó los dientes antes de lanzarse contra Minho, haciendo que ambos caigan al suelo llamando, ahora sí, la atención de todos los presentes en el pasillo.

 

Y antes de que siquiera pudieran molerse a golpes, Kyungsoo volvió a alzar la voz.

 

– Jongin... ¡Minho es mi hermano! –

 

Muy bien, el rubio no sabía donde carajos meterse en este momento. Estuvo a punto de golpear a su futuro cuñado, además de haber confesado estar tras Kyungsoo: su adorable hermano menor. ¿Qué debería hacer? Giró lentamente su cabeza hasta mirar al castaño bajo suyo, quien lo miraba totalmente molesto y con una ceja alzada. Kyungsoo a un lado de ambos estaba con el ceño fruncido y los brazos cruzados; el tap constante de sus zapatillas con el suelo era como un conteo invisible para que empiece a correr.

 

– ¿Cuñado? – Alcanzó a murmurar Jongin con una sonrisa nerviosa y sin despegarse del mayor en el suelo. Minho soltó un bufido.

 

– Tú y yo hablaremos en casa. – Empujó al rubio a un lado y se puso de pie, señalando a su hermanito menor con el índice. Se tomó unos segundos en arreglar su desaliñado uniforme y volteó a ver a Jongin. – Y tú, más te vale desaparecer de mi vista ahora. –

 

– P-pero yo- –

 

– Contaré hasta 3. – Dijo Minho alzando un puño en el aire, sin quitar la mirada intimidante que tenía para con el rubio.

 

– ¡Esper- –

 

– 1... – Alzó uno de sus dedos lentamente, como si se estuviera conteniendo.

 

– ¿Podrías dejar qu- – De nuevo fue interrumpido por el conteo del mayor. Jongin podía sentir una capa inexistente de sudor sobre su frente.

 

– 2... –

 

– ¡Corre! – Kyungsoo lo tomó de un brazo y salió corriendo, prácticamente arrastrando a Jongin con él. Se alejaron lo más rápido que pudieron escuchando de fondo los gritos de Minho llamando a su hermano y agradecieron de que este no los haya perseguido.

 

Una vez lo suficientemente alejados del lugar anterior, ambos chicos se recargaron sobre la pared de ese pasillo semi desierto al cual fueron a parar. Kyungsoo rompió el silencio luego de recuperar su aire y mirar con molestia pintada en el rostro a Jongin.

 

– Me debes una grande porque acabo de evitar que mi hermano te patee el trasero. –

 

– Lo sé, gracias. Eres genial. – El rubio se acercó unos pasos para poder abrazar al pequeño pero esté forzó su gesto.

 

– No me toques, ahora estoy en problemas por tu culpa. – El menor resopló dando un paso atrás para evitar el tacto y luego se pasó las manos por el rostro. – ¿Padre de mis hijos? ¡Jongin, enserio! – Se quejó haciendo un montón de gestos raros; el mencionado solamente soltó una carcajada y se acercó de nuevo.

 

Se sorprendió de que Kyungsoo no lo alejase esta vez, sino que además recargó la cabeza contra su pecho. Se mantuvieron pocos minutos así hasta que a lo lejos se escuchó la campana de la Preparatoria y Jongin, muy a su pesar, cortó el abrazo.

 

– Gracias de nuevo y suerte con tus hermanos. – Dijo en tono burlón a la vez que se alejaba para evitar un golpe por parte de Kyungsoo.

 

– ¡Idiota! – Hizo una rabieta en su lugar para terminar en puchero, viendo como el mayor se alejaba casi corriendo.– ¡Ven aquí! ¡Te odio! –

 

– ¡Te quiero! – Jongin le lanzó un beso al encaprichado Kyungsoo, quien llegó a sacarle el dedo de en medio, y apuró su carrera al doblar en un pasillo.

 

Esperaba no llegar tarde a su edificio porque sino él también tendría problemas.

 

Muchos más problemas.

 

 

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Kyungsoo no podía sentirse más extrañado: era lunes y ya el segundo receso...

 

Y sus amigos aún no aparecían.

 

No se cruzó ni a Chanyeol, ni a Sehun, ¡ni siquiera a Lay! En todo el maldito día. ¿Habrá ocurrido algo? Bueno, no tenía forma de saberlo puesto que sus muy buenos amigos no se dignaron a aparecer a pesar de que los buscó cuando tuvo la oportunidad.

 

Junto al mayor se habían puesto de acuerdo, por su salud tanto física como mental, en no mencionar nada de lo ocurrido esa mañana. NADA. Para suerte de ambos, Minho no se les acercó ni tampoco tuvieron el placer de volverlo a ver.

 

En cierta forma la presencia de Jongin estos últimos días -la semana pasada- lo hacían sentir acompañado cuando sus amigos no estaban con él; justo como hoy. A pesar de las molestas miradas que le eran dirigidas al moreno por parte de Yeol, este ni se inmutaba y permanecía a su lado, podría decir que Jongin pasaba más tiempo con Kyungsoo que con sus propios amigos.

 

– ¿Qué ocurre? – Preguntó Jongin, quien estaba sentado sobre el césped enfrente suyo; mirada cansada, cabellos revueltos y un sándwich a medio terminar en sus manos. – Estás distante... – El menor alzó la vista del libro que leía y le dirigió una mirada incrédula al moreno. – … Más de lo usual. – Completó el pequeño tramo de su oración enseguida.

 

Kyungsoo suspiró y cerró su libro, dejándolo a su lado derecho, ante la vista cansada del mayor. Flexionó sus piernas y las abrazó, recargando su mentón en sus rodillas; le dirigió una mirada rápida a la ensalada a su otro costado, la cual ni siquiera había tocado, y volvió a mirar a Jongin. Suspiró de nuevo y escondió el rostro entre sus piernas, en un gesto cansado.

 

– No he visto a mis amigos en todo el día... – Dijo con cierto tono resignado luego de hundirse en su lugar. Su voz sonaba algo amortiguada puesto que aún escondía su rostro contra sus piernas.

 

– ¿Te molesto? –

 

– ¡No! Digo... Me agrada tu compañía... – Murmuró esto último luego de haber gritado lo primero y asustar al mayor. Suspiró a nueva cuenta y no quiso mirar a su frente sólo para toparse con una sonrisa idiota por parte del contrario. – Sólo que es raro... ¡Ni siquiera los he visto! – Alzó la cabeza y se quejó haciendo un puchero. Jongin soltó una risilla al verlo y Kyungsoo bufó, estiró sus brazos y se dejó caer de espalda al césped.

 

Cuando el rubio estaba por comentar algo, por su vista pasaron Baekhyun y Luhan; y no tenían una buena cara. A decir verdad, parecían discutir y bastante feo. Baekhyun caminaba rápido cada vez que podía pero Lulú lo tomaba de un brazo y lo obligaba a verlo. Jongin les prestó mucha atención con el ceño fruncido y volvió su vista a Kyungsoo, quien permanecía recostado y con los ojos cerrados.

 

– Ya vengo. – Murmuró mientras se ponía de pie. Kyungsoo llegó a gruñir un “mhm” y se quedó en su lugar como piedra.

 

Jongin se acercó a sus divos amigos para evitar que se muelan a puñetazos, quedando entre medio de ambas fieras. Cada tanto dirigía una mirada al menor, viendo que nadie se le acerque ahora que estaba entre dormido y fuera de la realidad.

 

– ¡Hey! ¿Qué les pasa? – Jongin se hizo a un lado para formar un pequeño circulo con los otros dos y así poder hablar.

 

– A mí nada, ¡preguntale a Baek qué es lo que pasa! – Luhan alzaba la voz lo más que podía, incluso llamando la atención de algunas personas; totalmente sacado contra el castaño. – ¡Oh, porque él lo sabe de más! –

 

– ¿Y qué querías que hiciera, Luhan? ¿No es esto lo que también querías? – Se defendió Baek dando un paso hacia adelante y encarando a su amigo.

 

– No así, Baek. – El rubio cara de niña se pasó las manos por el rostro, desesperado. Jongin hasta el momento no entendía nada. – ¡No así! –

 

– ¡Oigan! – Volvió a quedar en medio cuando los mayores dieron un paso adelante para provocarse. – Enserio, ¿qué pasó? –

 

– ¿Que qué pasa? ¡Pasa que esa zorra – Luhan apuntó a Baekhyun, quien enseguida frunció el ceño y crujió los dientes, molesto. – Se está tomando muy enserio lo de separar a Chanyeol y Sehun! –

 

– ¡Tú estabas de acuerdo con la idea! ¡Incluso me miraste arrepentido de no poder retener a Sehun! – Ahora quien alzó el índice con furia fue el castaño hacia su rubio amigo, echándole en cara todo lo que habían hablado antes.

 

– ¡Pero no pensé que fueses a restregarte contra Chanyeol! ¿Acaso no los escuchaste discutir? – Luhan dio un manotazo para apartar la mano de Baek, irritado. – ¡Pensé que íbamos a hacerles saber que nos gustaban y volvernos cercanos a ellos! ¡No ir a tratar de seducirlos, entregando el culo! –

 

– ¡Basta! – Jongin quien de momento estuvo callado, se mantuvo al margen para entender de qué hablaban. Y la verdad que no le pintaba nada lindo lo que escuchaba. – Lo único que voy a decirles es más vale que puedan arreglar las cosas. Porque ellos son amigos de Kyungsoo, y si él se entera de que mis amigos molestaron a los suyos, se va a enojar conmigo. –

 

Si vi a milistir cinmigi. – Se burló Baekhyun haciendo caras burlonas de mala manera. El moreno apretó los puños, tenía tantas ganas de partirle la cara al castaño ahora. – ¿Qué tanto te importa ese mocoso? Si una vez que lo desvirgues lo vas a botar. –

 

– ¡Cállate! Deja de decir estupideces. – Luhan tomó del brazo a Jongin antes de que termine contra Baekhyun. El moreno estaba algo irritable desde la mañana, desde el ataque de celos a su cuñado. – Si me va mal con Kyungsoo, me irá mucho peor con ustedes, y repito: arreglen las malditas cosas con esos chicos y dejen de hacerse de las princesas. Esto es el mundo real, no vives en una novela Baekhyun, así que deja el drama para otro lado. – Se soltó bruscamente del agarre del rubio y volvió por donde vino.

 

Kyungsoo seguía en la misma posición de antes y al parecer no se había percatado de la discusión de hace unos momentos. Jongin se sentó a su lado y le acarició el cabello, asustándose cuando el menor abrió los ojos de repente.

 

– Me asustaste. – Murmuró dando un suspiro a la vez que se incorporaba para quedar sentado de piernas cruzadas. Bostezó y eso para Jongin fue la imagen más adorable. – Debo ir a buscar mis cosas para la clase de gimnasia antes de que suene la campana, lo siento. –

 

– No importa. – ¿Por qué Kyungsoo no podía ser tan sumiso y amable todo el tiempo? ¿Acaso era porque acaba de despertar? -aunque no estaba realmente dormido-. – ¿Te acompaño? –

 

– Mejor ve con tus amigos, parecían estar discutiendo. – Mierda, pensó el mayor. Kyungsoo se puso de pie y tomó su libro y el almuerzo que ni siquiera tocó. Juntó todo en una mano como pudo y pasó la libre sobre los despeinados cabellos rubios.

 

Dejó atónito a Jongin y se fue.

 

 

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– Ya no te conozco Baek, no eres la persona que yo recuerdo tener como mejor amigo... –

 

– Luhan. – Llamó el castaño con un suspiro exhausto. – Sigo siendo exactamente la misma persona; que tú no hayas entendido las cosas es tu problema. – El rubio frunció el ceño e iba a responder pero fue interrumpido enseguida.

 

– Cállense. – Pidió Jongdae, con la cabeza entre los brazos, aburrido. Como siempre.

 

– ¿No ven que por esos niñitos nos estamos separando? – Exclamó Xiumin algo exasperado. No podía creer que una cosa lleve a la otra tan fácilmente y hayan terminado así: todos discutiendo. – Yo ya no reconozco a ninguno de ustedes, a esos que solían ser mis amigos. –

 

– No hables como si fuésemos a dejar de serlo. – Murmuró Jongin en la misma posición que Chen, cansado y algo preocupado.

 

– Pues si seguimos así, me temo que dejaremos de serlo. – Ante las duras palabras de su novio, Jongdae se estiró en su lugar y quedó sentado algo inclinado, apoyando los codos en el borde de la mesa. Todos parecieron tensarse un momento. – Más les vale ir y arreglar las cosas, porque nosotros no vamos por ahí a crear problemas a cualquiera. – A medida que hablaba, Xiumin señalaba a cada uno de los integrantes en la mesa con su índice en forma de advertencia. – Y mucho menos a parejas. – Clavó su mirada en el dueto de divas que a pesar de discutir estaban sentados uno al lado del otro.

 

En su interior, Kris estaba con la conciencia limpia y en cierta forma, tranquilo. Nunca se le habría ocurrido meterse con un chico menor. ¡Sí, está bien! Pero hay una diferencia entre alguien de 13 años y alguien de casi 17. Porque la hay, ¿no?

 

– Vayan y hablen con esos chicos, o hagan lo que quieran... Total, como si me fuesen a hacer caso... – Murmuró lo último Xiumin. Jongdae llegó a escucharlo y recargó su cabeza contra el hombro ajeno.

 

– ¿Y qué quieres que hagamos? ¿Como el buen amigo que eres, me propones alejarme de la persona que me gusta? – Ironizó Jongin en la misma pose pero alzando una ceja, viendo de reojo al mayor de la mesa.

 

– Las amistades son más importantes que las parejas, Jongin. Si Xiumin lo dijo es por algo. – Intentó razonar Suho, a su lado. Ambos mencionados lo miraron fijamente; uno alzando una ceja curioso, y el otro molesto.

 

– Pues entonces tú ve y dile de una maldita vez a Lay que no te gusta, porque creo que besándolo a cada rato no se lo estás haciendo saber. – Atacó Jongin y luego suspiró de forma cansada. – No pienso ser un soltero toda mi vida... – Murmuró entre dientes.

 

Todos se quedaron callados y lentamente comenzaron a retirarse de la mesa, tal vez haciendo caso a las palabras de Minseok. O tal vez no.

 

¡Vivan los lunes!

 

Suho había quedado molesto con lo que dijo Kai, así que fue el primero en levantarse e irse de allí. Se puso a pensar en qué demonios estaba haciendo con Lay; no le gustaba.

 

¿A quién engañas? Susurró una voz en su cabeza.

 

No, definitivamente no. Ya no le seguiría el juego al chino; podría lastimarlo con falsas ilusiones.

 

¿Ahora te haces de rogar? Qué patético.

 

Ugh, odiaba a su subconsciente. Caminó un rato sin dirección hasta que a un par de metros divisó a Lay, charlando con algunos chicos que probablemente eran de su salón. Muy oportuno, pensó. Bien, se acercaría, dejaría las cosas en claro y seguirían como amigos. Todo normal, ¿no?

 

Una vez Lay quedó libre de sus compañeros, Suho se aseguró de quedar lo suficientemente cerca como para que lo note. Una vez que funcionó, el más joven se le acercó con una sonrisa cansada.

 

Al parecer no tuvo un buen lunes.

 

Y ahora se lo harás peor.

 

Ugh, ¡basta!

 

– ¿Suho? – Preguntó como por tercera vez Lay al ver que el mayor se quedaba estático en su lugar sin decir nada, a pesar de que hace unos momentos lo saludaba con la mano. – ¿Estás bien? – Solamente asintió, dejando a Lay con una mueca de desconfianza en la cara.

 

– Uhm, sí... esto, Lay... Quiero hablar contigo. – Realmente no quería sonar nervioso, pero de alguna forma se sentía así. ¿Por qué?

 

– Dime, pero por favor que sea rápido, tengo que ir a buscar mi guitarra al salón de música antes de que lo cierren. – Lay, literalmente, suplicó. Tanto como para su guitarra nueva abandonada en la sala de música como para sus delgados brazos que cargaban dos libros gigantes de Historia y Biología.

 

Suho asintió y pensó que debería decir. ¿Qué debería decir? ¿Terminamos? Ellos ni siquiera tenían una relación, se conocían hace 7 días con suerte. ¿Qué se aleje? ¿Qué le gustaba alguien más?

 

Al diablo con todo, intentaría ser lo más claro posible a su forma.

 

– Escucha, Lay... –

 

– Te estoy escuchando. – Lo interrumpió con un tono de voz algo exasperado que lo sorprendió. Al parecer para Lay no había nada mejor que su guitarra. No competiría contra eso; para ser honesto.

 

– Bien, seré sincero. No quiero que te acerques más a mí, y no te lo digo de mala manera. Me gustaría, si tú quieres, que seamos amigos y toda la cosa. Pero por favor, no quiero salir con nadie y tampoco quiero hacerte ilusiones, ¿me entiendes? Por favor, no te enojes. Creo que es lo mejor para ti tanto como para mí. –

 

Suho observó a Lay: mantenía la misma expresión de antes, cansada. Pero luego de eso, no había ninguna otra faceta o gesto que le demuestre algún sentimiento o reacción por parte de este.

 

– ¿Eso es todo? – Muy bien, Suho tenía miedo. ¿Eso es lo único que iba a decir? No tenía ningún ápice de molestia, alegría o tristeza en la voz. Estaba exactamente igual que antes. – ¿Ya puedo irme? – Ni siquiera alcanzó a terminar la pregunta cuando ya estaba pasando a su lado.

 

El mayor enseguida tomó uno de sus brazos, cuidando no hacer caer sus libros, para pararlo.

 

– ¿Eso es todo? – Ahora fue Suho quien copió la pregunta. Estaba en blanco, pero... ¿Enserio esperaba algo más por parte del menor?

 

– ¿Quieres que te ruegue o algo así? – Lay se dio la media la vuelta y lo miró de forma divertida, alzando una ceja.

 

– No, pero esp- –

 

– ¿Puedes soltarme? Enserio necesito dejar esto e ir a buscar mi guitarra. – Esta vez sí suplicó. Suho no sabía que Lay interiormente quería marcharse de ahí lo más pronto posible, no quería siquiera que lo toque y lo estaba haciendo; sentía que podía echarse a llorar pero no lo haría. Las clases de actuación servían para mucho. El pelinegro mayor lo soltó sin decir nada, ni siquiera lo miró a los ojos y se dio la media vuelta.

 

Lay suspiró y se fue. A medida que caminaba sentía que su cuerpo se iba relajando. Primero llegó a su casillero para dejar los monstruosos libros allí o sino no podría cargar su preciado instrumento. Abrió la puerta del pequeño cubículo y de repente se quedó plasmado. Todo tipo de emociones llegaron y se alojaron en su cuerpo cuando las palabras de Suho le rebotaron una y otra vez en la cabeza.

 

Kyungsoo al verlo mientras pasaba por allí, ya con el uniforme de gimnasia puesto, se acercó rápidamente a su amigo chino.

 

– ¡Lay! – Lo llamó, pero no obtuvo respuesta. Recién cuando quedó a su lado, notó que su amigo estaba prácticamente en blanco. – Hey, ¿estás bien?

 

Lay retrocedió un poco, lentamente, como si hubiese visto un fantasma y quisiera ser cauteloso para huir. Kyungsoo se asustó cuando en un segundo el rostro sereno de su amigo cambió a uno de enojo y comenzaba a llorar. El coreano quiso acercarse apenas la primera lágrima se asomó por sus ojos pero Lay atacó su casillero tirando con fuerza los libros hacia este, chocando y cayendo con fuerza al piso. Volvió a acercarse a su casillero y tomó los libros y cuadernos que tenía allí, sólo para volver a atacarlo tirando lo que tenía en sus brazos con furia.

 

– ¡Lay! ¿Qué te pasa? – No era normal para Kyungsoo ver a su amigo enojado, nunca lo estaba. Era muy difícil hacerlo enojar.

 

Pero Lay no estaba precisamente enojado. Estaba dolido.

 

Claro, ¿qué podía esperar de una persona que apenas conocía? No estaba enojado con Suho, estaba enojado consigo mismo. Se hizo ilusiones el solo. ¿Qué se le cruzó por la cabeza al enamorarse de un desconocido? Si el amor ya le era una mierda, el amor a primera vista era un dolor en el culo. Apresuró todo, sin siquiera conocer bien al mayor, pensando que de esa forma podría tenerlo a su lado. Pero ya vio que no era así.

 

Una vez se deshizo de todo lo que había cargado, se permitió llorar libremente sobre el hombro de su amigo, quien lo recibió en un abrazo cálido.

 

Solamente quería que el resto de las clases pasen rápido y así poder irse.

 

 

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Se pasó todo el día evitando a Chanyeol, aunque fue bastante en vano porque el otro parecía no querer acercarse mucho tampoco. Tampoco quiso juntarse con sus otros amigos por dos razones: o Chanyeol iba a estar allí con ellos, o no podría evitar llorar de nuevo. Y no se creía muy capaz de poder contar al grupo de amigos que compartía todo lo ocurrido.

 

Iba caminando por el enorme jardín frontal para salir del lugar al que tendría que volver mañana. Y pasado mañana, y luego el miércoles, etc. Hasta que una mano en su hombro lo detuvo, volteó y ¡vaya! Era Luhan.

 

– ¿Qué quieres? – Al rubio no le sorprendió que el tono ajeno fuese totalmente molesto.

 

– Sólo quiero decirte algo y me iré, ni siquiera tendrás que molestarte en responder porque desapareceré de tu vista. Por favor sólo escucha. – El tono que usaba Lulú era bajo, pero llegaba a los oídos de Sehun a la perfección, quien ni se inmutó y esperó a que hable. Suspiró antes de continuar. – Yo sé que ya no quieres ver mi cara, incluso juraría que quieres asesinarme ahora, ¿verdad? Sólo quiero disculparme. Enserio, juro que mi intención no era que ustedes terminen así. Sí, quería que te fijes en mí, pero por la persona que realmente soy. ¿No es verdad que nunca me restregué contra ti acaso, hablando de seducir? El poco contacto que teníamos era de mi parte, porque juro que amo abrazarte. Pero luego no pasé de eso. Creo que me encerré en mi sueño de estar contigo y tener un perro llamado Fido. – La risa amarga de Luhan hizo a Sehun aligerar su expresión. – No voy a disculparme por Baekhyun, no me corresponde. Me disculpo por mí y mi idiotez de haber pensando algo que te haría daño; que te hizo daño. Sólo pensé en mí y lo mucho que te quería conmigo. Tal vez pienses que te acoso porque ¡wow, tengo ganas de joderte! Pero no es así. Cuando te vi por primera vez tú estaba en primer año de secundaria y yo en primero de preparatoria, ¿lo recuerdas? Llevaba una bebida y cuando chocamos se me cayó; tú te disculpaste y me compraste otra. Tal vez no me reconozcas mucho, en ese tiempo mi cabello era castaño y yo usaba lentillas para la vista; tampoco te dije mi nombre. Te digo todo esto para que sepas que no quiero seguir molestándote, si es que fui una molestia para ti; te lo digo también para que sepas que te conozco hace dos malditos años y me sigues pareciendo igual o más atractivo que antes, porque enserio me gustas. Pero te dejaré en paz y deseo que puedas arreglarte con la persona que amas. Creo que todos tenemos un límite y yo me excedí, lo siento.

 

Luhan así como vino, se dio la media vuelta y se fue. Justo como lo dijo, no esperó una respuesta de su parte y solamente se fue.

 

Se sinceró con él, Sehun lo sabía. No había ni una pizca de maldad en su voz; sólo arrepentimiento. Cuando volvió en sí, se dio cuenta que el rubio ya había desaparecido de su campo de vista. Por otro lado, el debía irse.

 

Siguió su camino y se permitió volver a pensar en todo lo ocurrido esa mañana.

 

Suspiró mientras salía de la escuela y miraba hacia atrás con cierta nostalgia. ¿En verdad todo había acabado? ¿Tan rápido?

 

En este momento podría estar con Yeol, de la mano, caminando. No le importaría nada, más que estar con él. Ir a su casa, jugar videojuegos, comer alguno de los pasteles que hacía Yoora para ellos y luego en la noche irse a su casa, acompañado por el mayor, quien nunca lo dejaba irse solo tan tarde.

 

Bien, desde ahora tendría que adaptarse a la idea de dejar todo eso de lado y continuar su vida, como era antes.

 

Vagando en sus pensamientos, deprimido por perder tantos recuerdos y juntos con ellos la hermosa amistad que solía tener con Chanyeol, no se fijó que en el semáforo había cambiado ni de tampoco el auto que se acerba a él.

 

Escuchó la bocina del vehículo y se volteó, cerrando los ojos por instinto al saber que ya no podría huir cuando lo vio y esperó el impacto.

 

Que nunca llegó.

 

 

 

 


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