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Una Vez en Roma por NeferetteRoju

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Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen a Masami Kurumada.

Este fic está inspirado en la película española "Habitación en Roma" de Julio Medem, adaptando a mis queridos Radamanthys y Kanon en una historia acerca de sus vidas después de la guerra santa que luego de encontrarse nuevamente deciden darse la oportunidad de conocer más del uno sobre el otro detonando en una pasión expontánea que se convertirá poco a poco en amor en una sola noche.

Notas del capitulo:

Espero que disfruten de esta primera parte tanto como yo.

Cuando la guerra santa terminó, la diosa Atena restableció la paz en el mundo siendo este uno de los máximos logros de la orden ateniense, ahora que el objetivo había sido cumplido creyó que debería corresponder a los esfuerzos de sus valientes guerreros, al menos de los que habían logrado sobrevivir; entre estos se encontraban los 5 valientes guerreros de bronce y un único caballero dorado, Kanon de Géminis.

Atena se hizo cargo de los menores de edad que al igual que ella continuarían siendo educados llevando una vida digna y normal, sin embargo, la diosa no sabría qué respuesta obtendría del mayor, podría hacerle entender la oportunidad que le ofrecía no para renunciar a la devoción por Atena sino para que disfrutara de la vida. De esta manera se lo propuso y entre horas y horas de charla Kanon aceptó la propuesta de vida alternativa que su diosa le brindaba.

–Kanon, todos somos muy jóvenes aún y necesitamos cultivarnos como seres humanos que somos, la guerra ha terminado y no tenemos por el momento una misión importante que cubrir, es por eso que te propongo que utilices de ahora en adelante tu tiempo y esfuerzo en alguna actividad que sea de tu interés, no importa lo que sea, la compañía Kido resguardará todos los gastos que conlleve.

–Lo agradezco pero no puedo dejarla sin la supervisión de un caballero, es mi deber servirle siempre diosa Atena.

–Siempre serás un guardián del santuario pero pienso que ahora ustedes pueden potencializar más sus capacidades y conocimientos ya que por el momento y dentro de mucho, no habrá una amenaza hacia nuestro planeta.

–Su ilustrísima, le aseguro que puedo cultivar mis conocimientos sin moverme de aquí.

De esta manera el guerrero permaneció los siguientes meses como siempre en el santuario, se dedicaba a mejorar sus técnicas con mucho entrenamiento, también custodiaba su templo aunque por ahora esto no le exigía demasiado como le había explicado la diosa, es por eso que tenía más tiempo libre y pasaba las tardes en la biblioteca que la compañía Kido había puesto en Rodorio; había demasiados escritos sobre la mitología, los dioses, las guerras, la ciudad etc. Tenía mucho interés por esto ya que toda su vida estaba ligada a ello además de su experiencia al haber manipulado a un dios. También había libros sobre otras culturas y civilizaciones, había de ciencia y tecnología, del arte y su historia, había literatura de todo el mundo, era un gran pasatiempo para él ya que nunca le había llamado la atención salir al pueblo ni siquiera a Atenas, hace mucho que su libertad le había sido arrebatada y ya no tenía simpatía por la libertad de la que los humanos comunes gozaban. Cuando se encontraba teniendo una lectura de interés entró un guardia del santuario a quien mandaron llamarle.

–Señor Kanon, la diosa Atena desea verlo, por favor diríjase al Santuario.

Kanon solo asintió y partió.

Cuando por fin llegó a la sala del patriarca observó a Saori sentada en el trono papal y Kanon fue hasta ella.

– ¿Quería verme?

–Sí, antes que nada lamento interrumpirte, quería avisarte que iré a Roma a un congreso empresarial, sé que mi deber es como diosa pero ahora mismo no hay un presidente en la compañía Kido más que yo donde también tengo ciertas obligaciones como heredera de mi abuelo, entonces quería proponerte que me acompañes como mi custodio, solo será por un día, ¿estás de acuerdo?

–Claro mi deber es protegerla en cualquier momento.

–Muchas gracias, entonces puedes regresar, partiremos pasado mañana por la mañana.

Kanon solo asintió y salió de la sala.

El día siguiente Kanon preparó su equipaje así como su armadura en caso de que fuera necesaria. Por la tarde se adentró nuevamente al mundo de los libros y esta vez había decidido saber sobre Roma, a donde iría la mañana siguiente. Leyó sobre su mitología, el imperio romano, su cultura y sociedad, parecía una ciudad bastante atractiva, llena de restaurantes lujosos, obras de arte espectaculares, tradiciones interesantes y más. “Podría ser divertido” pensó.

***

A la mañana siguiente…

El jet privado de la señorita Saori estaba listo para partir, también le acompañaba Tatsumi el mayordomo de la mansión Kido.

–Señorita Saori, está bien haber dejado al cargo a los jóvenes de bronce, digo… su seguridad es la prioridad pero creo que Kanon es más apto para quedarse en el santuario.

–Probablemente Tatsumi pero, tenemos que confiar en nuestros guerreros por igual; además, quise que Kanon viniera ya que desde hace mucho tiempo él ha estado aislado del mundo y ha sufrido muchas cosas también, es por ello que quería que nos acompañara, para que pueda darse la oportunidad de voltear de nuevo a su alrededor.

–mmm “dudo que alguien tan rígido como él disfrute del viaje” creyó.

Kanon sólo estaba en su asiento con la mirada perdida tras la ventana, aún pensaba en su pasado el cual dividía en dos partes, antes de su encierro en Cabo Sounion y a partir de su estancia en este, se encontraba algo nostálgico y aún reflexionaba sobre sus acciones pasadas, no podía creer en la gran misericordia de su diosa al haberle perdonado, ahora él era el único caballero dorado que quedaba y su deber era protegerla por siempre.

El viaje solo tardo 1 hora con 50 minutos aproximadamente, cuando sobrevolaban por la ciudad Kanon no pudo evitar observar por la ventana quedando impresionado por la belleza de la ciudad, había tantos lugares llamativos tanto por su apariencia como por su historia que recordó la propuesta que la señorita Saori le había hecho acerca de tomarse ciertas libertades para disfrutar de la vida, “debería aprovechar la ocasión” pensó Kanon sonriendo para sí.

Pronto aterrizaron en la ciudad cerca de las 11 am, ahí aguardaban por ellos una limusina que los llevaría hasta su hotel al cual no tardaron en llegar e ir a sus respectivas habitaciones. Kanon se quedaría en una habitación del cuarto piso del hotel Campo Di Fiori Rome  pues la diosa se quedaría en una habitación de lujo un piso más arriba. Kanon solo observaba el interior del hotel, era muy elegante y ornamental con un toque vintage  entró a su respectivo cuarto y Tatsumi le llamó.

–Señor Kanon, debo pedirle que se ponga esta ropa pues como verá no iremos a un combate sino a un congreso en una ciudad civilizada donde la señorita tendrá asuntos que atender y la apariencia de su custodio no es para menos.

Kanon solo tomó la ropa con resignación y entró a su habitación.

Unos minutos más tarde el guerrero salió vestido con un pantalón casual azul oscuro, una playera café oscuro también y un saco color gris beige que le daba un toque muy elegante y fresco a la vez; todo en conjunto hacía resaltar su tez blanca y su intenso cabello azul el cual sujetó en una coleta a altura media.

–Kanon, dijo Saori. –veo que estás listo, ¿ya has almorzado? Si no es así ve al comedor aún tenemos tiempo, oh, que desconsiderada seguro prefieres que lo traigan aquí, Tatsumi ordena un desayuno completo para Kanon. Concluyó retirándose a su habitación.

–Gracias señorita, contestó Kanon algo retraído.

El guerrero  recibió su almuerzo y luego de comerlo, él junto con otros guardaespaldas fue hasta los coches en donde trasladarían a Saori.

–Señor Kanon, si se pregunta por qué hay tantos guardaespaldas estando ya usted aquí, es solo para que no se mire raro que un solo hombre tenga asegurada a la señorita en su totalidad, cómo decirlo, es para normalizar la apariencia jajaja.

Kanon solo levantó una ceja y cambió su atención hacia las calles pero en eso pasó frente a sus ojos una figura muy familiar, un hombre alto de cabello rubio le hizo fijar su atención hacia él pero ni siquiera sabía por qué, solo sentía que le era conocido pero como iba en el automóvil no pudo verlo más que de espaldas. Kanon se quedó algo intrigado por aquella reacción pues por el momento no recordaba a nadie con esas características.

Llegaron al lugar de reunión donde se veían muchos vigilantes alrededor de dicho edificio, eran la 2:30 pm y en cuanto la señorita Saori salió del coche uno de los coordinadores del congreso acompañado de seguridad la recibió y los condujeron al recinto de manera muy cordial. Justo antes de entrar por la puerta hacia el recinto, Saori se dirigió a Kanon. –Debo pedirte que esperes en esta sala, sin embargo el congreso durará por el resto de la tarde así que si tenéis hambre o estáis aburrido no dudes en salir, en esta ciudad hay demasiadas cosas, puedes dar un paseo o ir a donde gustes, no te preocupes por mí, ahí están los demás guardias y Tatsumi por supuesto; recuerda lo que te dije ok. Le dijo sonriendo.

–No se preocupe por mí, yo estaré bien esperándola. Saori solo sonrió y se dirigió al recinto.

Kanon tomó asiento y no pudo evitar pensar “¿sólo me trajo para que saliera a conocer la ciudad?”.

***

De esta manera continuó sentado, a veces cruzaba las piernas, las volvía a estirar o se retorcía en su lugar, luego se cambió al sillón y se acostó un buen rato; volvió a levantarse para recorrer  la sala y después de un rato de estirar sus piernas volvió a sentarse, miró el reloj y se dio cuenta de que ya habían pasado 3 horas desde que se quedó ahí, ya casi eran las 6 de la tarde y la idea de irse a perder por ahí no le parecía  tan mal después de todo, tal vez Saori sabía que sería aburrido además ya le había dado su consentimiento. “Cielos esto es tan abrumador, cuando van acabar” pensaba cuando se recostaba en el brazo de la silla y cerraba sus ojos. De repente se escuchó el ruido de la puerta, alguien salía, luego intervino un momento de silencio como para preparar la entrada de alguien…

–Hem, ¿ahora eres un guardaespaldas? Digno de un caballero ateniense.

Kanon abrió los ojos al instante y se quedó impactado por lo que vio, unos  ojos fríos e intimidantes color miel aunque adornados por una mueca sarcástica, “¡Radamanthys!” dijo en mente, se incorporó de inmediato y le vio fijamente, pero luego de digerir la impresión retomó su típica cara arrogante sonriendo también con ironía y comentó.

–Cielos, todo este tiempo creí estar en la tierra pero parece que remodelaron el inframundo.

–hem, para tu fortuna no es el inframundo.

–Ya me quedó claro; explícate, pidió. – ¿tienes un cigarrillo?

Radamanthys sonrió con ironía y dijo. –No puedes fumar aquí…, de esa manera continuó su paso como invitándolo a seguirle pues este encuentro parecía ser muy interesante para ambos. Caminaron hasta el estacionamiento deteniéndose justo en el automóvil de Radamanthys.

–Toma, dijo Rada lanzándole la cajetilla. Kanon tomó uno mientras Radamanthys sacaba su encendedor para luego acercarse y ofrecerle el fuego, con esa acción Kanon consideró la situación como ambigua, tenía una sensación extraña respecto a este encuentro pues hace varios meses ya habían luchado uno contra el otro siendo prácticamente archienemigos y ahora se encontraba fumando con él. Kanon expulsó el humo de la primera fumada de una manera muy relajada siendo un gesto muy atractivo para Rada que no dejaba de observar su apariencia con aquella ropa, su cabello semi-recogido, y esa actitud desenfadada.

– ¿Y bien? Exigió Kanon.

–La razón de estar aquí es que yo, Radamanthys de Wyvern, fui electo como espectro en esta época, es decir que esta guerra santa fue la primera de la que fui participe, ahora, cuando un espectro reencarna en un cuerpo por primera vez, aunque este pierda la vida en batalla, el humano podrá terminar su vida ordinaria y hasta que muera volverá a ser un espectro.

–Vaya parece que su dios es muy misericordioso con ustedes.

–Él siempre es benevolente con sus fieles pero y tú, ya no tienes nada que hacer por lo visto.

–jajaja pues no me quejo, afortunadamente acabamos con las ratas que se interponían en el camino de Atenea, sin embargo yo nunca dejaré de custodiarla es por ello que estoy aquí.

–Sí, la he visto en el congreso.

–hm, ¿tú estabas ahí adentro?

–Sí, antes de ser espectro era un ejecutivo en una gran empresa en Inglaterra, ahora volví al puesto solo que he ido al congreso para suplir a mi jefe ya que este llegaría tarde al evento.

Kanon sonrió y siguió fumando.

–No te sientes inservible ahora que ya no habrá batallas entre dioses, tú no duraras hasta la próxima guerra santa.

–Es cierto pero mi deber sigue en pie y eso es una encomienda suficiente para mí, no necesito dedicarme a otras cosas.

–Debe ser aburrido. Pero, ya que estás en Roma por qué no vas a perderte por ahí. Le sugirió Rada mientras abría su auto y entraba. Kanon sonrió cínicamente.

–Y ya que también estás en Roma, por qué no me llevas tú mismo, lo siento no conozco nada aquí y tengo hambre.

Radamanthys se sorprendió por esa petición tan simplona por no decir atrevida, pero en lo que digería aquellas palabras Kanon ya se estaba subiendo al auto.

– ¿Crees que soy un guía de turistas? Si queréis conocer la ciudad ve tú solo.

–mmm no me apetece pues ya te dije que no conozco nada aquí además, no olvides que yo sigo teniendo el mismo poder y tú no así que será mejor que me lleves a un buen lugar para comer.

–jajá pero recuerda que en cuanto muera seré un espectro y ahora sí nuestro poder será igual.

–crees que soy tonto, por supuesto no te mataría.

Radamanthys rió para sí luego le miró como esperando a que este se fuera, pero aquello no sucedió en cambio Kanon se acomodaba en el asiento como si estuviese en su auto.

–Jajaja, vaya parece que lidiar con la impertinencia de un santo de oro es peor que combatirle.

Kanon solo se quedó observando el frente como esperando la hora de partir en una postura simple y socarrona, luego volteo su mirada y dijo.

–Así soy, no puedo evitarlo, pero vamos no te arrepentirás.

Esta afirmación sí que se le hizo muy impertinente pues en qué momento se volvieron cercanos como para que esta ratita de Atenea le hablase con tanta libertad además de pedirle cosas, ¿cuándo? Sin embargo antes de tratar de correrlo volvió a observarle dándose cuenta de lo atractivo que le resultaba esa personalidad tan imprudente pues si bien lo había conocido orgulloso ahora tenía un toque desenfadado y libre, y eso para Radamanthys habían sido experiencias muy lejanas que ya no había vuelto a experimentarlas, por eso es que en aquel instante sintió la curiosidad de usar a Kanon para revivir sus antiguas sensaciones aunque fuese por una sola vez antes de olvidarse por completo de la vida y la humanidad. En ese momento lo decidió así y arrancó el auto dando a entender que había accedido a la invitación; Kanon sonrió al ver que había logrado convencerlo mientras tiraba la colilla de cigarro por la ventanilla cuando el coche arrancaba.

No tardaron mucho en llegar a un conocido restaurante llamado “Taverna Rossini” donde ofrecían las mejores pizzas de Roma.

Se acomodaron en una mesa para cuatro cerca de una ventana, se pusieron uno frente de otro. El menú les fue mostrado para que poco después Kanon ordenara una pizza “calzone” grande y un tarro de cerveza, mientras Radamanthys ordenó una pasta y una carne asada acompañada de whisky por supuesto.

///

Luego de unos minutos llegaron sus órdenes.

–Pareces muy hambriento, ¿no los atienden bien en el santuario?

Kanon solo lo vio y contestó.

–No nos hace falta nada pero, no está en mi naturaleza desperdiciar la invitación de una comida.

A Radamanthys le encantaba tanto cinismo hecho pasar por sinceridad. “estúpido” decía entre sí.

–Entonces Buon Appetito.

Ambos se dispusieron a comer; sus rostros al probar aquellos platillos fueron de gran placer pues Kanon nunca había probado la comida italiana y esta pizza le parecía un manjar exquisito cual sabor impregnaba en todo su gusto siendo más que una comida una experiencia cautivadora. Radamanthys de igual manera estaba disfrutando de la suavidad de la pasta y la sazón de la carne combinado con el fuerte sabor del whisky irlandés que tomaba. –mm, expresó Radamanthys por lo rico que estaba la comida.

Kanon dio un sorbo grande a la cerveza. –aaahhgg, está delicioso.

El juez solo le contempla con discreción, ver la expresión de satisfacción en un hombre tan duro inclusive insensible como creía él le llamaba mucho la atención por alguna razón.

–Hey dame un poco de eso, dijo Kanon al acercar sus dedos tratando de tomar algo de espagueti. Radamanthys quedó anonadado con esa acción que se le hacía de mal gusto pero no pudo evitar que este tocara su comida.

–Es que acaso tampoco tienen modales, dijo con disgusto.

–Oh… tienes razón, lo lamento, respondió cuando tomó una rebanada de su pizza y con cuidado se la acercó a la boca del juez para que éste comiera de ella, Radamanthys se puso nervioso pero no tuvo tiempo para pensarlo y solo aceptó el ofrecimiento de su acompañante, mordió gran parte de la rebanada dejando fascinado al juez por el exquisito sabor tanto que olvidó por un segundo la pena por la forma en que se la estaban dando, sin embargo retomó su vergüenza al darse cuenta de que tal acción era muy extraña viniendo de Kanon y peor aún él mismo accediendo tan naturalmente. “Qué demonios” pensó “es que el tonto creyó que me refería a que no me había ofrecido de su comida”.

–Está delicioso ¿cierto?, comentó Kanon aún más desenvuelto.

–Ja, ¿por qué actúas como una novia?.

– ¿Novia? Qué tiene esto de noviazgo.

–Tienes unos modales muy extraños, te andas con confianza muy rápidamente.

Kanon sonrió muy pícaramente logrando poner  al juez algo nervioso por aquella mirada tratando de disimularlo.

–Sólo es parte de mi encanto, hasta los dioses han caído ante mí. Explicó arrogante volviendo a esa mirada sutilmente provocativa.

Radamanthys nuevamente trataba de controlar su reacción, pues creía comprender la actitud que estaba tomando Kanon pero poco a poco lo comprobaría ya que de otro modo podría estar haciendo especulaciones ridículas porque en verdad lo eran pero, ¿y si eran verdaderas? Es por ello que proseguía con ese juego discretamente pues le daba muchísima curiosidad esta faceta del guerrero que obvio jamás lo imaginó de él.

Ambos terminaron sus platillos sintiéndose completamente satisfechos.

– ¿Cuándo regresarás a Grecia? Preguntó el juez.

–Mañana mismo al parecer, por qué, querías pasar más tiempo conmigo.

– ¿Hm? Porqué querría pasar más tiempo contigo.

–Pues no lo sé, tú estás solo y yo estoy solo.

–Quién dice que estoy solo.

–hem, se ve en tu mirada, estás absolutamente solo y aburrido ¿o no es así?

–No necesito la compañía de humanos inútiles.

–Cuida lo que dices, recuerda que tú mismo eres ahora un humano insignificante.

–Y qué me dices tú, acaso el gran Kanon de géminis quien antes deseaba controlar al mundo para pisotear ratas humanas consiguió tener sentimientos.

–ja, precisamente Radamanthys, me he equivocado como todo humano y aun así pude obtener la misericordia de mi diosa, de esa manera me di perfectamente cuenta de que todos los humanos tenemos sentimientos muy profundos que deseamos satisfacer en algún momento y tú no eres la excepción.

–Qué sabes tú de mis deseos.          

Kanon se puso de pie y se acercó a Radamanthys recargando sus manos sobre la mesa.

–Evidentemente nada pero igual podría averiguarlos o igual podrías decirmelos…, le susurró en el oído.

Esto produjo un leve sonrojo en el espectro quién iba a seguir discutiendo pero en cuanto volteó se percató de cómo Kanon se alejaba y salía del lugar.  Radamanthys pagó la cuenta y se apresuró a salir para ver si podía alcanzar a ese sujeto que le había dejado con gran intriga por su comportamiento, quería descubrir lo que aquel hombre tramaba al tratar de indagar en sus emociones, cuál era el objetivo de tratar de persuadirlo a qué, sin embargo fuese lo que fuese no dejaría que este se saliera con la suya o que al menos eso creyera.

Cuando salió se sorprendió al ver que Kanon en vez de irse lo estaba esperando.

–Creí que te habías largado sin darme tu parte.

– ¿Crees que ser caballero es un trabajo de medio tiempo? Por favor Wyvern no tengo ni un centavo.

–Vaya que eres un interesado.

–Claro que no, de todos modos te estoy dando mi compañía, tú pagas, yo te acompaño.

“Zorra” pensó Radamanthys.

–Oye espectro hay que ir a beber y de paso igual y nos conseguimos unas chicas ¿qué te parece?

El juez solo levantó su ceja pero por un momento consideró la idea al recordar que tendría que soportar la vida terrestre mientras volvía al inframundo tras el momento de su muerte, después de todo eran tan solo un par de hombres sin que hacer en aquella tarde noche en una de las ciudades más bellas del mundo.

–Pareces necesitado.

–Naturalmente, hay muchas reglas que acatar estando en el santuario además no creo ser el único. Rio.

Radamanthys solo se resignó y continuó a pie pues sabía de un buen bar cerca de donde estaban.

–Llevas mucho aquí en Roma. Preguntó el caballero.

–Lo suficiente para conocer los mejores lugares de la ciudad.

–mmm, ya veo. Decía mientras continuaban caminando.



***

Eran las 9:00 de la noche y pronto llegaron  a un Bar Club muy atractivo llamado “Shari Vari”, a este acudían personas muy elegantes y con buen gusto, había varias áreas con diferente música, también se dividía en restaurant y bar, ellos por supuesto se ubicaron en este último comenzando a pedir sus bebidas. Kanon probó varias bebidas preparadas ya sea con vodka, ron o lo que cayera pues nunca había tenido la oportunidad de beberlas y poco le importaba el efecto de tomarlas una tras otra; por otro lado Radamanthys había pedido un Whisky Sour el cual disfrutaba con lentitud a comparación de cierto bebedor inexperto.

–Oye no deberías beberlas tan rápido, después no podrás ni contigo mismo. Le advirtió Radamanthys.

–hem, no te preocupes soy un santo de oro, qué me puede pasar, decía tajante ya con los primeros efectos del alcohol.

El juez solo lo ignoró y retomó su bebida.

Luego de un rato de que el caballero ateniense estuviera determinado a embriagarse este le dijo.

–Oye Radamanthys no crees que ya deberíamos buscar a las chicas, muero por estar con alguna.

–Ja cómo las atraerás, no tienes dinero y no te dedicas a nada, las mujeres, al menos en este bar suelen ser muy exigentes.

–Jajá, ¿acaso tratas de hacerme sentir basura?, yo no intento casarme,  sólo quiero cojer y para eso tengo demasiado.

–Cómo puedes ser tan sinvergüenza; está bien caballerito, este no es el lugar que buscas, vamos. Dijo retirándose a pagar para irse.

Ambos se dirigieron a donde estaba el automóvil, Kanon aún podía sostenerse en sí y caminar con decencia pero sus movimientos ya eran un poco pesados.

Lograron llegar sin contratiempos al carro, entraron y mientras Rada lo encendía le dijo.

–Si lo que quieres es fornicar debiste haberlo dicho desde el principio.  Solo tengo que encontrar un lugar de esos.

///

Ya habían avanzado hacia el centro histórico de la ciudad pero al no tener una idea firme sobre lo que buscaba el juez creyó mejor sacar su teléfono celular y llamar a unos de sus asistentes, deteniendo el auto por un momento.

–Sí, habla Radamanthys de Wyvern, necesito que busques un burdel de buena calidad en la ciudad por favor.

–…………..

–No, no es para mí es para un conocido, está aquí conmigo y pienso dejarlo ahí.

–…………..

–Sí, trata de apresurarte.  

(Un par de minutos después)

–……………

–Dime, sí, ¿esa es la dirección, estás seguro?

–……………

–ja, muy bien me has sido bastante útil, hasta pronto bye.

– ¿Encontraste un buen lugar con putas?

–Sí, así que solo te dejaré de paso.

Radamanthys arrancó en dirección al prostíbulo.

Llegaron al destino descubriendo que en realidad el lugar estaba muy bien disimulado pues por fuera parecía una simple casa, sin embargo por dentro la decoración era bastante exótica y llamativa, se percibía perfectamente el olor característico de un prostíbulo que embriagaba hasta despertar los deseos más íntimos y ardientes de cualquier varón. Como Kanon ya estaba sufriendo mareos se detenía en el hombro de Radamanthys quien lo llevó hasta dentro.

–Buenas noches caballeros, en qué les podemos ayudar, los recibió una mujer en la recepción.

–Dele la mejor habitación a este hombre y por supuesto también requiero el mejor servicio.

–Como usted ordene, contestó la recepcionista mientras usaba el teléfono para solicitar sus pedidos.

El juez pagó luego de que le confirmaran el servicio.

–Por favor síganme, dijo la mujer.

Radamanthys ayudó a Kanon sirviendo de sostén para que llegara sano y salvo a su habitación. La recepcionista les dijo que en poco tiempo llegaría el servicio y se retiró.

–Muy bien ya estás en el burdel, entonces me voy, fue un placer.

–Creí que también tú querrías…

–Tengo cosas que hacer sabes, así que si me disculpas.

En ese momento Kanon tomó su brazo deteniendo su paso, Radamanthys pensaba ignorarlo y zafarse solamente pero, de repente sintió la calidez del rostro de Kanon que se escondía en su hombro, el pecho de éste hizo contacto con su espalda tomándolo de una manera posesiva como para no dejarlo ir y le susurró.

–No creo que sea divertido sin ti,  prefiero ser tu compañía el resto de la noche.

El juez se desconcertó un poco por aquel disparate, sin embargo se veía que Kanon no declinaría ante su decisión y no querría discutir con alguien tan terco y necio como él.

– ¿Acaso vas a desaprovecharlo?

El guerrero sonrió pícaramente de nuevo logrando persuadir tan solo con su mirada al juez.

–Eres tan impredecible. Comentó sin que este hiciera caso alguno.

Radamanthys decidió bajar de nuevo y salir del lugar, incluso si ya había pagado valía más que un berrinche de aquel guerrero.

Lo colocó en el coche y le preguntó.

–Te llevaré a tu hotel, en qué dirección se encuentra.

Kanon hizo un puchero de molestia y contestó.

–Ni siquiera me acuerdo del maldito nombre.

–hem, debí suponerlo.

///

Radamanthys decidió dar una vuelta por la zona  donde con suerte podría Kanon distinguir su hotel.

– ¿Tienes alguna forma de contactar a Saori? Preguntó.

–No, no tengo nada de nada.

–Y entonces cómo llegarás a tu hotel, ni siquiera recuerdas algún lugar cercano o un monumento, decía mientras se detenía para volver a llamar a su asistente.  

Negaba con la cabeza.

–Soy yo de nuevo, necesito que consigas el nombre y la dirección del hotel donde se hospeda la señorita Saori Kido, estuvo también en el congreso es urgente.

Justo en ese momento Radamanthys observó cómo su acompañante se bajaba del auto dirigiéndose al monumento frente a ellos. Sin darse cuenta el juez se había estacionado frente la famosa Fuente de Trevi. Rada colgó su celular y decidió bajar del auto pues no tenía idea de lo que aquel hombre podía ser capaz de hacer en ese lugar.

Kanon llegó hasta la fuente, se puso en cuclillas y con los brazos cruzados perdió su vista en la belleza de aquella obra. Radamanthys se acercó y desde atrás preguntó de manera fría.

– ¿Qué estás haciendo?

La respuesta no fue más que su silencio combinado con el sonido del agua.

–Bueno, al parecer ya puedes andar tú solo.

–Me recuerda tanto al pasado… ahí está Neptuno tan solemne, hem y pensar que fui capaz de engañarlo. Decía pensativo.

“ciertamente, había olvidado ese detalle sobre él” recordaba el juez.

De repente Kanon se levantó y se introdujo a la fuente.

– ¿Qué crees que haces?.

Kanon solo fue hasta las estatuas y al estar frente a ellas recargó sus manos echando su rostro hacia abajo, al parecer los recuerdos le estaban asaltando.

–Te dejaré a solas con tus lamentos, buenas noches, decía al darse media vuelta.

– ¡Espera!

Rada volteó.

–No crees que se vería mejor mi escultura en vez de la de Neptuno.

Radamanthys solo trató de hacer como que no escuchó.

–Sí claro, bueno que tengas suerte, debo ir a mi hotel.

– ¡Espera!, exclamó nuevamente el geminiano regresando hacia la orilla de la fuente. –Te he dicho que no sé ni el puto nombre del hotel, como carajos piensas que vaya hasta él.

–No lo sé, ese ya no es mi problema. Intentó retirarse pero nuevamente fue detenido.

–Llévame contigo y déjame quedar esta noche por favor, decía confianzudamente.

–Por qué debería, ya ha sido suficiente de complacencias.

–Es cierto pero planeo recompensarlo.

– ¿Así? y cómo lo harás.

–Déjame ir y ahí lo negociaremos.  

–No dejaría quedar a otro chico en mi habitación, de hecho a ninguna persona.

– ¿Por qué? si solo soy un chico y tú otro, no veo objeción alguna. Decía en una postura retadora y provocativa aún dentro de la fuente.

–Parece que has recobrado tus sentidos.

–Probablemente… susurró para tomar con sus manos el rostro del juez logrando juntar sus labios. El juez por supuesto trató de rechazarlo echándolo hacia atrás, sin embargo Kanon alcanzó a tomar su brazo jalandolo por lo cual ambos cayeron dentro de la fuente. Radamanthys estaba totalmente furioso pero al tratar de incorporarse Kanon posó sus manos en el cuello de este logrando verse  fijamente a los ojos. Radamanthys sintió estremecerse con algo de nervio pero en cuanto encaró esos ojos azules como el mar sintió una extraña sensación que deseaba consolar al ser que yacía empapado bajo su cuerpo. Sin embargo el juez volvió a la realidad levantándose de inmediato y yendo a su auto lo más rápido posible. Kanon de igual manera se levantó como pudo apresurandose ya que no quería ser abandonado por Radamanthys. Logró entrar al auto, pero el juez estaba totalmente molesto por lo de recién.

– ¡Enserio! eres un idiota, exclamó.

Kanon solo sonrió, y dijo. –Vamos al hotel o nos resfriaremos.

De esa manera se dirigieron al hotel “The Inn at the Roman Forum” donde se hospedaba Radamanthys.



***

Ambos entraron al hotel con algo de prisa pues para Radamanthys era vergonzoso ir con las ropas empapadas además de llevar consigo a un ebrio sinvergüenza.

Llegaron a la habitación que se encontraba en unos de los últimos pisos, donde al entrar el juez soltó deliberadamente a Kanon quien apenas y se sostuvo en la cama. Luego de acomodarse mejor, el geminiano observaba la habitación detenidamente, esta era una habitación de lujo, moderna y elegante; de repente Rada que ya se había cambiado le lanzó una bata y una toalla al guerrero.

–Puedes ducharte si lo deseas.

Kanon asintió y se dirigió tranquilamente al cuarto de baño. El juez solo se había puesto un pantalón de dormir y antes de acostarse fue hasta la terraza para disfrutar un poco del aire fresco mientras fumaba un cigarrillo.

Minutos después, el invitado salió de la ducha envuelto en su bata, se percató de que el juez estaba afuera y decidió salir también.

–Es una linda noche… comentó Kanon.

–Eso parece, contestó algo cortante, en ese momento Radamanthys que estaba recargado en la barda del balcón se incorporó para salir de la terraza pero justo cuando pasó a lado de Kanon este lo detuvo del brazo haciendo que se miraran fijamente; el rostro duro de Wyvern no estaba dispuesto a caer de nuevo en las seducciones de aquél hombre, pero difícilmente podía lograrlo ya que ese rostro de tez blanca, esos rasgos tan definidos y atractivos, su cabello húmedo con destellos cristalinos que rodeaba el contorno de su cara y esos profundisimos ojos azules llenos de viveza lo estaban incitando a un mundo desconocido, pero qué avivaba a esos ojos si en un mismo día pudo verlos arrogantes, desenfadados, tristes y casi desfallecidos, sin embargo ahora creía tener frente a él la faceta más hermosa de aquellos, todos estos elementos le estaban carcomiendo la conciencia de curiosidad aunque no quisiera admitirlo.

Al detenerlo del brazo Kanon se acercó para posar sus brazos alrededor del cuello del inglés y anular la distancia entre sus labios. Estos se movían encima de los otros de manera suave, había cierta delicadeza como si fuese una forma de conocerse, poco después los labios de Radamanthys dieron el acceso suficiente para que la lengua del griego comenzará a recorrer dentro de él correspondiendo debidamente.

No tardó mucho en ser cortado aquel suceso, pero sorprendentemente no había sido el juez quien lo interrumpiera sino el mismo Kanon que simplemente se alejó yendo hasta la cama.

Ahí se desnudó dejando caer la bata y sin más se acostó en la enorme cama con la intención de dormir el resto de la noche.

Radamanthys entró y solo observó aquel cuerpo intruso sobre su cama y sin poder hacer nada decidió acostarse también, sin embargo, él aún no sentía algún signo de sueño, de hecho los acontecimientos de recién estaban empezando a alborotar su cabeza, las interrogantes respecto a ello se habían clavado en sus pensamientos sabiendo con seguridad que esta noche sería difícil caer en el tan ansiado sueño.

///

Había pasado casi la hora y Radamanthys aún no conciliaba el sueño, él creyó poder acostumbrarse a su visita en lo que va de la noche pero al parecer aquel cuerpo desnudo atrapaba la atención del espectro, no lograba entender lo que le atraía o le perturbaba de este creía él. Luego de meditar decidió ir hasta un buró al lado de la cama donde guardaba una botella de vino, la destapó y enseguida de servirse volvió a sus pensamientos con la copa en mano dando pequeños sorbos, en aquel momento un movimiento lo sacó de aquellos volteando a verle; frente a él se incorporaba el guerrero quien daba señal de tampoco poder dormir.

–Lamento despertarte. Pronunció con voz baja.

Kanon sonrió levemente y contestó susurrando. –Tal parece que no podemos dormir.   

El guerrero se levantó y fue hasta Radamanthys con paso lento, este se puso algo tenso pues ahí iba de nuevo esa sensación que le acorralaba los sentidos, que lo dejaba inmóvil ante esta persona. La misma escena de hace un rato se repitió, justo iba a besarle pero Radamanthys pudo interponer su palma para evitar aquello.

–De qué se trata tu juego. Dijo al presionar su mandíbula con la mano.

Hizo que se hiciera para atrás pero luego le quitaría la mano, su mirada se volvió afilada y respondió.

–Solo intento matar el tiempo ya que ninguno de los dos podemos dormir, creí que te parecería buena idea.

–Ja, de qué hablas, ambos somos hombres cómo puedes insinuar algo tan repugnante.

–Ya te he besado dos veces ¿y hasta ahora dices que es repugnante? Yo creo que estás mintiendo, no tienes que ocultar tus deseos conmigo.

– ¿Deseos? Jamás tendría algún deseo por ti.

–Entonces por qué no me alejaste en la primera oportunidad, en ningún momento me rechazaste… yo creo que querías que siguiera.

–Estás equivo…

Los labios del geminiano nuevamente profanaron su boca.

–Si tú no sientes nada es una lástima por qué yo... Posó sus manos sobre el pecho de Radamanthys, de igual manera posó su rostro hundiéndose en él.

–Esto no es correcto, decía negando con la cabeza.

Kanon alzó la mirada inmediatamente y replicó.

–Ambos hemos lastimado y asesinado a otros y ¿ahora hablas de lo que es correcto?

–Me refiero a esto, a lo que intentas hacer, no puede ser.

– Qué, ¿sentir placer?, susurró mientras se acercaba a su oído. –El placer no tiene que ver con ser hombre o mujer, dijo dejando su aliento en la mejilla del otro, quien poco a poco cedía a esa esencia embriagadora la cual apenas había probado anteriormente, Kanon volvió a tocar su rostro atrayéndolo totalmente a sus labios. El beso se volvía profundo mientras ambos caminaban hacia la cama; cayeron en ella y sus caricias engrandecieron el momento.

Kanon tomó la iniciativa abalanzándose sobre Radamanthys y hurgando bajo su ropa logró descubrir la hombría de su amante.  Pronto fue manipulado de forma suave inyectando sensaciones sorprendentes a todo el cuerpo del espectro, el paradigma del juez comenzaba a desquebrajarse haciendo que entrara a un nuevo mundo donde la calidez que hace mucho le había dejado volviera a asomarse dentro de su alma. Poco después ambos miembros se encontraron, cada poro frotaba con los del otro dejando una sensación electrizante que les recorría desde las puntas de los pies hasta el último de sus cabellos.

El rostro de géminis sobre el de Wyvern donde su boca rozaba toda esa superficie yendo de arriba hacia abajo entremezclando sus alientos como signo de éxtasis, no dejaban de mover sus caderas para seguir creando fricción con sus pieles ya húmedas, el rubor en sus mejillas se hacía presente y las respiraciones comenzaban a ser irregulares hasta que estos se convirtieron en tímidos gemidos que acariciaban el oído uno del otro hasta que las sensaciones electrizantes se hicieron mucho más intensas en sus miembros dando paso a la primera venida de ambos.

Tras este suceso Kanon se dejó caer a un lado de Wyvern para tomar aire y tranquilizar su cuerpo. Ambos veían hacia el techo pero ninguno se atrevió a decir nada hasta que Radamanthys se incorporó lentamente, se le veía reflexionando al respecto pero siguió sin pronunciar palabra.

Kanon estaba perdido en sus pensamientos pero de repente pronunció con sutileza.

– ¿Habías sentido esto antes?

Radamanthys no respondió, sin embargo en cuanto oyó esto se levantó de inmediato tomando la cajetilla de cigarros con brusquedad e ir a la terraza nuevamente, su manera evidenciaba su descontento por lo que Kanon solo se sentó sobre sus piernas alcanzando a ver desde la puertita hacia la terraza cómo el juez se volvía a encerrar en sus pensamientos. Su rostro estaba consternado por lo que recién había hecho seguramente, pero luego se veía tristeza en su mirada como si recordara cosas que creía haber olvidado.

Al notar esto, Kanon fue hasta allá también.

–Qué es lo recuerdas…

–No te incumbe. Respondió fríamente.

–Yo creo que sí, al fin y al cabo yo hice que lo recordaras, no es así.

El juez se quedó callado unos instantes pero luego por alguna extraña razón su corazón decidió hablar.

–Pensé que la había olvidado… era hija de un importante inversionista de la empresa en la que comencé a trabajar, yo tenía 19 y ella 16, nos empezamos a tratar y terminamos atrayéndonos en demasía. Yo sabía bien que no podría aspirar a nada formal con ella ya que su padre no la dejaría casarse con un simple empleado así que nos veíamos a escondidas, pasamos juntos mucho tiempo hasta que ella me propuso que nos fuéramos de la ciudad ya que, su padre la había comprometido con un hombre millonario el cual era socio suyo. Sabía que era una chica mimada y orgullosa, de gustos extravagantes pero el que ella quisiera huir conmigo a pesar de mi posición me hizo creer que en verdad sentía algo por mí, de igual manera era sorprendente para mí sentir eso ya que nunca creí llegar a amar a alguien.  

–Y qué sucedió.

–Su prometido la buscó por toda Inglaterra hasta dar con ella. Aquella noche llegué del trabajo que había conseguido; estaba a punto de fugarse con ese hombre pues al final terminó prefiriendo una vida de lujos ya que habían llegado a un buen acuerdo, jamás me había sentido tan decepcionado y como al igual que ella yo también era muy orgulloso, no quería que me viera la cara de idiota así que…  

– Qué hiciste.

Radamanthys se volvió hacia Kanon y confesó.

– Jamás se fue con aquel hombre, la asesiné…

–Cómo pudiste asesinar a una mujer. Decía con un rostro conmocionado por la acción tan baja del espectro.

Cuando el juez vio su expresión no pudo contener su risa.

–Acaso estás orgulloso de aquello, expresó.

–Hem, no es cierta.

– ¿Hm? Te refieres a tu historia.

Radamanthys asintió.

–Bastardo.

–En realidad… todo es cierto menos que nos fuimos de la ciudad y que la maté por supuesto.

–Y entonces.

–Rechacé su propuesta, todos en la empresa conocían sus modos melodramáticos y ya había estado con varios de ahí, le dije que aceptara su compromiso y que me dejara en paz, y cómo no accedí a su capricho se suicidó. Explicó el espectro.

–A veces eres muy insensible… bastante…

–Lo lamento, así soy yo, no puedo evitarlo, pronunció las misma palabras que Kanon cuando iban a comer.

Kanon sonrió pícaramente luego colocó una mano en el pecho de Wyvern deslizándola provocativamente y dijo.

–hem, probablemente…, entonces esa es una de tus historias, y dime ¿lo hiciste con ella?

–Naturalmente.

– ¿Y te gustó?  

–Pues claro por el contrario no lo hubiéramos repetido. Decía tajante.

–hem, y crees que puedes hacérmelo a mí… susurró.

En ese momento Wyvern al superar su nerviosismo comentó. –Si lo hago tendrás que contarme una historia tuya.

–Ja ¿verdadera o falsa?

–Como sea, por mi está bien.

De esa manera acercaron sus rostros, Radamanthys rozó los labios de géminis para luego acercarse a su cuello y besarlo, Kanon alzó su rostro mientras recargaba sus manos en el balcón, el juez depositaba caricias en el torso de su compañero mientras recorría con sus labios aquel cuello tan atractivo y luego sus hombros y parte de su pecho hasta que alcanzó una tetilla dando sutiles lamidas que hicieron estremecer al guerrero en demasía, por supuesto su miembro volvió a erguirse significativamente.

Kanon se arqueó aún sostenido en el balcón ya que Radamanthys había tomado su erección para manipularlo.  Transcurrieron algunos minutos sin embargo, Radamanthys se detuvo de pronto dejando ver aún su no convencimiento, desviaba la mirada hacia otros lados mientras hablaba.

–Es que…, aún hay algo que no me deja sentir motivado hacia a ti.

Kanon se quedó perplejo y refutó. –De qué demonios hablas.

El juez suspiró y respondió. –Tengo la impresión de que no será tan excitante como me lo has prometido.

– ¡Qué! Tendría que ser idiota para no saber lo que se hace.

–No me refiero precisamente a eso, siento que… siento que demasiadas personas ya han estado en ti.

–No esperabas que fuera virgen o sí.

–Por supuesto que no, pero es como… como si estuviera con una puta más lo cual me resulta un tanto repugnante.  

–Ja ahora resulta que no soy digno de que me la metas.

–No lo sé, tú dímelo…

“¿enserio? patético” pensó, luego maldijo en voz baja de manera que se malhumoró yendo hacia dentro, cogió su bata y se la echó con enfado para luego quedarse con su coraje sentado en el silloncito junto a la puertita de la terraza.

Al parecer Radamanthys había logrado indignar a ese muchacho indomable que seguro creía que ya lo había enganchado, pero ciertamente el juez quería saber más sobre él antes de dar el siguiente paso pues él ya le había revelado una pequeña historia suya y no permitiría que el guerrero tomara lo que quiere sin mostrarle algo de él.

Radamanthys entró y recargado en la puerta lo miró con satisfacción.

–No creí que un hombre, o mejor dicho, un caballero como tú se pudiera ofender con una insinuación así, la verdad solo estaba especulando sobre ello aunque pensé que te enorgullecerías de eso al igual de como todo lo que haces.

Kanon no contestó. Al no obtener respuesta, el juez se sentó a su lado y trató de corregir el mal entendido aunque ni él sabía que debía corregir o qué fue lo que molestó.

– ¿Puedo saber qué es lo que te ha ofendido?

Kanon aún tenía una mirada descontenta pero esta vez se dignó a hablar.

–Es que… me has hecho recordar cosas… cosas que creí…

Se paró inmediatamente cruzando sus brazos y dando vueltas en esa pequeña área entre el cuarto de baño y la terraza. El juez alcanzó a percibir como si algunas lágrimas quisieran brotar de aquel griego que no aparentaba más que fortaleza e insensibilidad, qué habrá sido capaz de quebrar el orgullo tan arraigado y característico del guerrero, de repente pausó su caminar quedando ahora él junto a la puertecilla mirando a través de la abertura hacia el cielo estrellado que se posaba sobre la ciudad aquella noche. Radamanthys solo lo observaba y esperaba en silencio sus palabras.

–En realidad… nadie más ha estado en mí. Toda la vida residí en el santuario, entrenando al igual que Saga…; a pesar de lo que pueda parecer, cuando niños éramos muy cercanos, siempre estaba junto a él y hacía todo en compañía suya… Al cumplir trece años le fue otorgada la armadura de géminis a Saga y fue ahí cuando me di cuenta de que todos alrededor lo consideraban con mejores dotes que a mí, comenzaba a sentir que ya no me tomaban en cuenta, sin embargo, yo, aún con la inocencia de un niño que apenas trascendía a la pubertad decidí creer que aquel crédito lo ganaba porque era más merecedor, claro, al ser el más benevolente considerado casi un dios, no pude más que creer que mi hermano era un ser perfecto; yo no tenía inconveniente en ese momento… Poco después me cansé de creer que algún día yo también obtendría algún reconocimiento en aquel lugar, el único que conocía, el único lugar donde yo cabía aunque después pareciera que no. No quería odiar pero levemente emergía en mí ese sentimiento el cual traté de ignorar y hacer como si nada me pasara pero poco a poco se hacía insoportable y pensé que ese niño cuál idéntico a mí no podría ser perfecto en su totalidad, quería encontrar un error en él, quería encontrar un signo de verdadera humanidad, y… lo encontré.

Él estaba encerrado en los aposentos del templo de géminis, tapaba su rostro con sus manos expresando una profunda desesperación, parecía sufrir un terrible dolor tanto físico como emocional, yo intenté acercarme pero él, con un modo irreconocible me rechazó diciéndome sus verdaderos sentimientos hacia mí descubriendo que todo lo que tenía que ver conmigo le era insoportable… así es, yo era un estorbo… Quise advertirle que le hablaría a los demás de su verdadero ser pero él no dejó que yo me saliera con la mía, su enfado era notorio y creció hasta comenzar a lanzar las cosas que tenía a su alcance, maldecía y trataba de intimidarme amenazándome ya que él poseía un poder sumamente extraordinario, sus manos sobre mi rostro presionando con demasiada fuerza trataban de hacerme suplicar, luego tomaría mi cuello para apretarlo hasta asfixiarme, sin embargo, su gesto de odio pausó repentinamente volviendo a un rostro confundido que luego expresaría compasión y arrepentimiento. “Lo siento tanto” decía persuasivo sobando mi rostro, “no quería… yo no quería hacerte daño, sabes que te amo… jamás te dañaría, tú me crees verdad, yo confió en ti..., por favor, no le digas a nadie” dijo desesperado.

Le prometí guardar silencio, sin embargo, el resto de la tarde me quedé pensando en lo que le sucedía a Saga, en la forma tan extraña que mostró, había encontrado su defecto pero desafortunadamente era uno que ni él ni yo entendíamos así que creí que lo mejor sería olvidarlo.

Llegó la noche y yo me encontraba en mi cama sin poder dormir, aún estaba pensativo sobre lo de la tarde. De vez en cuando intentaba cerrar los ojos y olvidar el suceso, pero poco después, una cálida palma comenzó a tocar mi pecho y mi cuello, abrí mis ojos de inmediato descubriendo a Saga encima, sus ojos mostraban una serenidad perturbadora con un brillo de bondad, no entendía su expresión ni imaginaba la intención que cargaba, ni su angustia… ni su alegría…

“Qué estás haciendo” le susurré.

“Ssshhh” colocó su índice en mis labios. “Recuerdas que dije que te amaba”. No dije nada. “solo quiero amarte…  sólo eso…”

Su rostro bajó hacia donde estaba el mío, sus labios se posaron en los míos y con sus manos deslizándose sobre mis sienes comenzó a profanarme; Luego llegó hasta mi cuello mientras hurgaba bajo mi ropa, aquella sensación era tan desconocida para mí y no sabía si estaba bien dejar que siguiera.

Pronto nos encontramos desnudos uno frente del otro sentados en nuestras piernas lo más cerca posible sin ningún espacio entre nosotros; me abrazó delicadamente haciéndome sentir confortable entre sus brazos tan cálidos, seguía acariciando mi rostro mientras me prometía que jamás volvería a tratar de herirme, me prometió que de ahora en adelante me amaría cada que mi corazón fuera ofendido a causa de su mal.

“Tú me perdonarás ¿verdad?”

“¿A qué te refieres?”

“A veces mi ser se transforma en otra persona y temo que este pueda hacerte daño”

No estaba seguro de lo que querría en realidad, confiaba en Saga pero aquel estado suyo me daba miedo y no sabía qué podría llegar a ser capaz de hacer, pero simplemente asentí prometiéndole mi perdón pues en ese momento solo quería que me consolara, solo quería sentirme importante para él…

Alzó mis caderas y se introdujo lentamente en mí; era como un ritual en el que sacrificaba mi cuerpo sumergiéndolo en el dolor a cambio de una calidez que llenaría mi alma hueca y reavivaría cada célula de mi piel con una llama de esperanza la cual, se encargaría de guiarme hasta encontrar un sentido a mi vida.

Nos movíamos con lentitud mientras le ofrecía algunas de mis lágrimas para hacerle saber que estaba dispuesto a todo por él. Yo me sentí venerado por sus manos y me hacía creer que en verdad me amaba, que jamás volvería a hacerme a un lado y que estaría junto a mí por siempre. Sus labios se encargaban de alejar la tensión de mi cuello y me animaban a ver si su piel era igual que la mía; con torpeza intenté descubrir el sabor de aquella lo cual fue correspondido con más toques y con más besos alrededor de mi rostro. Mi devoción fue entregada a él en ese instante pues ya no podía detener el sentimiento de posesión mutua ya que de todas formas, solo nos teníamos a nosotros mismos.

Mi cuerpo fue llenado por su esencia haciéndome casi desfallecer en su lecho, de igual manera se derrumbó a mi lado entrando sin más, a un profundo sueño.

– ¿No te importó el que haya sido con tu propio hermano? Dijo un Radamanthys conmocionado.

–En ese tiempo era a la única persona que tenía y creía que haciendo lo que me pidiera él jamás me haría a un lado.

–ja, rio sarcástico. –y de qué sirvió si fuiste tú mismo el que se reveló contra él ¿no es cierto?

Kanon apretaba sus puños ante las palabras despectivas del juez. – ¿Crees que no me he arrepentido de ello?, todo lo que hacía era inservible y todo lo que él hacía era falso, al final… yo terminé odiándolo…

Durante los siguientes dos años seguí entregándome a él, sin embargo, todo lo que no tenía que ver con mi cuerpo lo ignoraba, cuando mostraba su cara buena no hacía más que reprenderme y decir que percibía la maldad en mí cuando todo lo que yo intentaba era lo contrario; cuando su mentalidad sufría trataba de someterme a sus caprichos y persuadía mi sentido de justicia incitándome a buscar solo el poder y aunque mi vida se había vuelto amarga por aquello traté de conservar mi lealtad hacia él aunque eso me conllevara a hacer el mal.

Un día fui a su templo ya que no le había visto en el coliseo, antes de entrar sentí que se alejaba un cosmos casi divino que cargaba consigo un olor a lotos y a jazmines, esa presencia causó nerviosismo en mi corazón ya que no emitía más que una extremada pureza, una lealtad inagotable y una ferviente paz que impregnaba por todo el lugar. Crucé inmediatamente el templo para alcanzar a ver a aquel ser, quería comprobar si su perfección era absoluta y justo vi esa silueta delicada y virginal, de cabellos rubios desvaneciéndose tras los escalones...

Él no solo había ido de paso; el templo estaba repleto de su olor causándome repugnancia y cólera, “quién se había atrevido a estar aquí, junto a él, ¡quién!”.   

Con desesperación fui hasta los aposentos, entré queriendo exigir una respuesta pero mi vista se topó con algo que no había visto en Saga; su cuerpo tendido sobre la cama mientras sus propias manos le brindaban caricias, era su propio calor el que le envolvía, su rostro mostraba un éxtasis distinto al de las otras veces haciéndome creer que su complacencia era mucho mayor, quise parar aquella escena pero me di cuenta de que ni siquiera me había notado, su cuerpo y mente estaban concentrados totalmente en ese ser, por lo que mi pecho dolió al sentirme despreciado, yo ya no lo era todo para él, de hecho… yo ya no era nada…

–Me alegra que esa relación tan repugnante haya acabado, interrumpió Radamanthys. –Y dime cuánto de aquello debo creerte.

–hem, me gustaría decirte que nada, pero desafortunadamente es todo lo contrario, dijo volteando su mirada triste hacia el juez.

Ahí Radamanthys se dio perfectamente cuenta de la autenticidad de aquella historia, no sabía cómo tomar el que Kanon le haya revelado gran parte de su tormentosa niñez.

Kanon volvió a observar el cielo y concluyó. –Desde aquella vez comencé a odiarle porque creí que ya no me amaba, yo ya no era importante para él; y así fue como hubo por consecuencia mi intento por controlarlo, de manipular su mente, fue entonces cuando nuestras diferencias se hicieron evidentes y para que yo no interfiriera en su vida me encerró en Cabo Sounion, y así fue como sucedió todo lo demás que ya bien sabes.

–Imagino que debió ser muy duro permanecer encerrado en ese lugar tanto tiempo.

–Sin embargo había un cosmos que alimentaba mi alma, era Atenea y aunque en ese tiempo estaba cegado por mi ambición, me salvó de innumerables ocasiones  en la que estuve a punto de morir, por eso pude arrepentirme de todo lo que hice obteniendo su misericordia y su perdón, eso es lo que me ha hecho permanecer firme en mis convicciones, ahora no puedo más que dar la vida por ella.

–De alguna manera puedo entender tu lealtad.

–Es cierto, al final ambos luchamos por nuestras propias convicciones.

Radamanthys sonrió levemente, se puso de pie y fue hasta donde Kanon, colocó sus manos en los brazos del guerrero para tratar de confortarlo, buscó su rostro y le dio un beso de una manera tierna. Kanon se sorprendió por aquella forma pero le había hecho vibrar el corazón sintiéndose consolado por aquellos gestos tan considerados.

Ambos se miraron fijamente por un instante pero después Kanon caminó hasta la cama, se paró justo frente a ella y volvió a posar una mirada filosa sobre el juez. Radamanthys comprendió perfectamente la intención del geminiano que le imploraba a través de sus ojos que envolviera su cuerpo de pasión. Sin más Radamanthys fue hasta él sin prisa alguna, se encontraron nuevamente sus miradas revelando el deseo que sentía ahora mismo el uno por el otro. Kanon alzó sus manos posándolas sobre los hombros de Wyvern.

–Hazme el amor…, susurró.

***




Notas finales:

CONTINUARA...

Muchas Gracias por leer, espero sus reviews ;) 


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