Ai había despertado en medio de la noche, se sentó sobre la cama, admiraba al sensual pelirrojo recostado justo a un lado suyo, respiraba profundamente, su pecho subía y bajaba con tranquilidad asemejando el mar tranquilo, la hebras rojas brillaban intensamente aún con la poca iluminación de la habitación que no era más que la luna misma, Rin tenía medio cuerpo cubierto por una delgada sábana color blanco dejando expuesto su bello torso, los pectorales perfectos, la espalda fuerte y esos sensuales brazos que sin hacer esfuerzo alguno mostraban los músculos perfectamente definidos Ai se sintió avergonzado por un momento por la serie de pensamientos lascivos que pasaban por su mente que más que pensamientos eran recuerdos de lo que había sucedido horas antes, observó el fuerte pecho del pelirrojo la única prenda que tenía en ese momento era un delgado collar del que pendía un dije de plata en forma de delfín, físicamente Rin era perfecto, desde la primera vez que lo vio en Samezuka había causado una fuerte impresión en él, esos tintes de arrogancia que tenía lo cautivaron aún más y poco a poco había una necesidad de él que solo incrementaba a pesar de la distancia y a pesar del tiempo transcurrido lo amaba sobre todas las cosas y ahora que estaba en una relación con él haría lo imposible por satisfacerlo y llenarlo de tal manera que se olvidara de Haru.
-Haru - susurró el pelirrojo entre sueños, una pequeña lágrima se derramó en el fino rostro de Ai, no era la primera vez que sucedía eso, incluso dormido mencionaba el nombre del pelinegro, eso lo llenaba de impotencia y frustración, sabía que estaba haciendo todo su esfuerzo, a pesar de no vivir en la misma ciudad que el pelirrojo trataba de visitarlo con frecuenta, no fallaba la comunicación y cuando estaban justos lo mimaba en todos los aspectos posibles, incluso sexualmente se esforzaba por hacerlo lo mejor posible nunca se había quejado de nada y siempre se entregaba al pelirrojo para que hiciera con su cuerpo lo que quisiera… ¿Qué tenía Haru que no tuviera él? Sabía perfectamente que era un prodigio de la natación, pero que lo convertía en alguien tan prescindible para el pelirrojo, sintió celos y poco a poco la ira llenaba su pecho. Limpió su rostro, no perdería ante Haruka Nanase. Regreso a la cama a un lado del pelirrojo
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- Makoto – dijo el pelinegro moviendo a su amigo, - Makoto- repitió sin obtener respuesta, -no me dejas respirar- ya molesto, trató de liberarse del abrazo asfixiante del peliverde que prácticamente tenia medio cuerpo sobre él,
-Es temprano todavía no hay que ir a la escuela – dijo sin abrir los ojos el peliverde y apartándose del torso del pelinegro, con su brazo derecho abrazó a Haru dejándolo de espalda frente a él.
-Lo sé, - susurró sonriendo, sintiendo la barbilla de Makoto justo encima de su cabeza quién inhaló profundamente el perfume del pelinegro, siempre había olido bien, pero ahora se deleitaba con ello, se llenó del suave olor a fresas y sintiendo la sedosidad del cabello con la punta de su nariz
-Pareces un pervertido, deja de olerme, - dijo dando un ligero codazo y sin apartarse de el.
-Quédate así un momento Haru, no recuerdo cuando fue la última vez que estuvimos así por la mañana- dijo con ternura, habían tenido relaciones en muchas ocasiones, siempre Makoto despertaba solo, solo un par de ocasiones Haru despertó a su lado.
-Acaso tengo otra opción? – murmuró con el rostro sonrojado, para su suerte por la posición en la que se encontraba no podía ver su rustro y contemplar la vergüenza que producía en el pelinegro, siempre había sido así, aún ahora que estaban próximos a ser adultos no había día en la que Makoto no le hiciera sentir protegido, anteriormente Haru pensaba que solo era una cuestión filial, que él solo lo protegía por costumbre o porque siempre habían sido buenos amigos, pero conforme pasó el tiempo notó el amor desmedido que con trabajo contenía el peliverde, se sentía bien a su lado, no lo podía negar, le gustaba su cuerpo, sus ojos, su mirada gentil y su personalidad encantadora, admiraba la fortaleza y la facilidad con la que Makoto se desenvolvía con las demás personas, le gustaba como besaba y como le hacía el amor, disfrutaba cocinarle y aceptaba en silencio sus regaños. El simple hecho de estar ahí, en ese momento siendo presa de sus brazos lo hacía sentir en paz, como si el mar que llevaba dentro se transformara en algo tranquilo, como si lentamente su oleaje alcanzara el ritmo de las palpitaciones de su corazón, imperturbable y sereno. Deseó por un momento estar así para siempre.
-Makoto… -
-Dime Haru-
-Te quiero a mi lado para siempre – Dijo parco, sin dudar, en un tono tan claro que se alcanzó a escuchar perfectamente, sintió como los fuerte brazos lo abrazaban aún mas fuerte anulando la distancia entre ambos cuerpo, Makoto no dijo nada, seguía extasiado de él, sentía que todo había adquirido sentido, que el universo ponía las cosas en su lugar, sentía que simplemente podía morir en ese momento y ser la persona más plena que había pisado la tierra, no dijo nada, no por que lo tomara por sorpresa la respuesta de Haru, siempre había pensando que lo de ellos era cuestión de tiempo, que Haru y él estaban hechos a perfección el uno para el otro, muy dentro de su corazón sabía que al final, el estaría con él, sentía que su espera había valido la pena, sentía por un momento que todo lo que había deseado se encontraba entre sus brazos. Besó la negra cabellera.
-Te amo Haruka, nunca te decepcionaré. – La piel de Haru se erizó en su totalidad en pocas ocasiones Makoto se había dirigido a el de esa manera, podía contarlas con sus manos sin embargo había un tono peculiar en esta ocasión, hasta podía sentir que lo estaba tratando como un igual y no como a alguien más frágil o delicado, eso lo llenó de felicidad por un momento.
Transcurrieron un par de días en la nueva pareja, por respeto a la decisión de Haru no habían comentado nada a sus amigos, querían mantenerlo un poco en secreto para evitar mal entendidos, sin embargo Makoto no podía tener menos brillo en su mirada y nunca había sonreído tanto como en esos días, habían estado tan apasionados pasando dos días seguidos sin salir de la habitación que se vieron interrumpidos por una cena que ya tenían planeada con sus otros amigos y que no pudieron rechazar puesto que ya no había nada comestible en la casa Nanase. Haru se puso unos skinny jeans y una playera azul que destacaba de manera sutil sus preciosos ojos, Makoto por su parte unos jeans desgastados y una playera tan ceñida al cuerpo que se podía apreciar con detalle cada músculo de su cuerpo, sintió como el par de ojos azules se clavaban en su torso, se sonrojó por un momento.
- Que sucede Haru?-
- Nada, solo que te vez muy bien – dijo sin subir la mirada.
Emprendieron la caminata hacia el restaurant, habían quedado de ir a un lugar ubicado en la playa, apenas caía el ocaso, caminaron en silencio, limitándose a observarse de reojo, era la primera vez que salían como “pareja”. El peliverde no sabía como actuar, por primera vez no podía adivinar los pensamientos de su ahora amante y por primera vez experimentaba un ambiente incómodo entre ellos dos, quería tomarle de la mano, quería arrinconarlo en algún callejón vacío y besarlo hasta dejarlo sin aliento, pero no se atrevía a ninguna de la dos cosas, no importaba, el sabía que ambos eran pareja y eso le bastaba.
-Makoto, no quiero que pienses que me avergüenzas o algo extraño, es solo que no se como actuar es este tipo de cosas – Makoto sonrió.
-Con caminar alado tuyo es suficiente, no tienes por que presionarte Haru- se sintió un poco más tranquilo después de lo expresado por el pelinegro - Quieres una paleta de hielo Haru?- se acercó a una pequeña tienda que tenía un congelador en la entrada
-Si de fre…-
-Fresa- completó el peliverde, tomó ambas paletas abrió la paleta de fresa - Di ahh Haru-
-No lo haré, te dije que no estoy acostumbrando a estas cosas y aunque lo estuviera, no lo haría – observó los ojos verde olivo con un ligero brillo de decepción, se sintió culpable. Abrió la boca un poco -Ahh – dijo para llamar la atención del peliverde. Makoto sonrió y colocó con suavidad la paleta entre los labios del pelinegro. No dijeron nada más durante el resto del camino. Observaron a la distancia a una joven pareja haciéndose selfies, las doradas hebras de Nagisa brillaban intensamente contrastando de forma perfecta con el cabello azul de Rei, era una pareja hermosa pensó Makoto.
- Esos dos, tan ridículos como siempre- dijo Haru malhumorado
-Solo se están divirtiendo-
-Haru chan, Mako chan- Gritó el rubio a la distancia mientras agitaba el brazo y se acercaba corriendo hacia ellos, detrás de él venia Rei siguiendo el ritmo del rubio,
- Cómo les fue en estos días, ya hablaron con los papás de Nagisa –
-Aún no hemos tenido la oportunidad, espero que en estos días podamos hablar con ellos, aún estoy muy sorprendido por el anuncio del compromiso de Gou –
-A mi también me tomó por sorpresa, de igual forma hacen bonita pareja –
-A mi no – expresó Haru - Gou siempre había tenido mucha admiración hacia Souske, además es una masa de músculos
- Mako chan, no te sientes incómodo al respecto – dijo Nagisa es un tono curioso haciendo referencia a Gou.
-Para nada ella es una mujer admirable y muy linda, lo nuestro nunca hubiera funcionado – expresó sonriendo, sintió como los ojos azules lo miraban escudriñándolo.
-Tengo mucha hambre, deberíamos de pasar al restaurant- dijo fastidiado el pelinegro
-Espera un poco Haru – expresó Rei – No estamos completos aún,
-A que te refieres?- preguntó Makoto su instinto le decía que algo saldría terriblemente mal.
-Faltan Momo, Ai y Ren – expresó Nagisa, - me puse en contacto con ellos en cuanto llegamos a Iwatobi y pensé que sería divertido reunirnos, ha pasado mucho tiempo desde que la pasamos bien juntos – expresó en un tono divertido el rubio, Los ojos de Haru se opacaron, llenándose de infinita tristeza, no sabría que haría cuando lo vería, no quería verlo, menos estando con Makoto, no quería montar una escena como la de la noche en la que vio a Rin en el muelle comiéndose a besos a Ai, sintió que sus piernas no respondían y todo el ambiente se tornaba borroso, todos hablaban y no discernía que trataban de decir, se sintió confuso y solo podía pensar en Rin. Makoto observó a Haru, tenía la mirada perdida en el mar y su cuerpo temblaba ligeramente.
-Haru.. Haru – dijo con suavidad, sujetó el hombro del pelinegro y ejerció un poco de fuerza para que reaccionara - Estás bien?-
-Si Makoto solo me siento un poco débil por que no he comido – contestó
-Ya llegaron los demás –
-Hola Haru – saludó Rin.
Lo que Haru observó lo dejó sin habla, el pelirrojo estaba precioso, llevaba el cabello recogido en una pequeña coleta con unos mechones jugueteando por su frente a manera de flequillo, unos jeans azul oscuro se pegaban a la dorada piel amoldando perfectamente en el cuerpo escultural, resaltando los muslos y esos glúteos redondos, llevaba también una camisa a cuadros en tonos celestes que contrataban enormemente con el cabello color cereza y esos ojos, oh! Esos ojos que eran su perdición, eran el mismo infierno, esos ojos que con observarlos se sentía intimidado, esos ojos que en mas de una ocasión dedicaron las miradas más lascivas que había sentido jamás, su piel se erizó al escuchar su nombre una vez más de los labios del pelirrojo, escuchó la voz ronca y profunda que salía de ese fuerte pecho, se sintió expuesto, se sintió reclamado, siempre había pertenecido a él, ahora lo entendía, Rin había dejado una marca tan fuerte y profunda que nadie borraría, lo había intoxicado con el mas sublime veneno, se había metido hasta en sus células y no lo podía negar.
-Hola – contestó tranquilo
-Hola Rin, ha pasado mucho tiempo - expresó Makoto colocándose entre ellos dos, “protegiendo” pensaba él, a Haru
-Si ha pasado mucho tiempo, creo que es casi un año desde la última vez que te vi –
-Asi es Rin –
-Haru chan, Makoto, cómo han estado – preguntó efusivo Momo, rompiendo inconscientemente el tenso ambiente que empezaba a formarse, se colgó del cuello del peliverde y depositó un suave beso en el cuello a manera de juego
-Me extrañaste Makoto- Preguntó coqueto levantándose de puntas para quedar a la altura del rostro del peliverde, Makoto se sonrojó, los demás a excepción de Haru miraban divertidos la escena.
-Momo, este .. si – contestó nervioso el peliverde
-Que aburrido eres – dijo soltándolo. – Y pensar que contaba las noches para verte –
-Momo, deja en paz a Makoto – expresó Ai, inmediatamente los brazos de Nagisa lo rodearon apenas y dejándolo respirar.
-Aiiiiiiiii- chan – Ai sentía como el aire le faltaba, Nagisa lo soltó.
-Me da gusto verlos a todos juntos una vez más -dijo sonriendo Rei – Deberíamos de pasar al restaurant, tenemos tanto que hablar - continuó.
Avanzaron los chicos caminando al tiempo que hablan de como la habían pasado desde que habían llegado a Iwatobi, Rin caminaba con lentitud quedándose atrás con Makoto.
-A que has venido Rin-
-Acaso no es obvio- dijo con ironía -Vine por Haruka -
-No deberías perder el tiempo con este tipo de juegos, ahora Haru está conmigo-
-Acaso eso importa? Nunca serás suficiente para él, siempre has sido su segunda opción – dijo con la mas clara intención de herir el orgullo de Makoto, Rin sabía lo que tenía, eso le daba seguridad, adicional a ello siempre pensó en el peliverde como una persona muy frágil. Makoto se quedó sin habla el último comentario lo había tomado por sorpresa, y si tenía razón Rin? Debería de resignarse a que la relación que tenía con Haru era fruto de la soledad del pelinegro y sobretodo de un momento de despecho. Se puso de mal humor, el pelirrojo lograba sacarlo de sus casillas con tanta facilidad. Continuaron caminando en silencio manteniéndose al margen de los demás. Makoto clavó sus ojos en el pelinegro, era tan hermoso, pensó para si. Llegaron al restaurant cuando todos estaban sentados, habían elegido una amplia mesa redonda en la terraza, para mala suerte del peliverde solo quedaba un lugar a un lado de Momo y Rin se sentó teniendo a Ai del lado izquierdo y a Haru del lado derecho, sintió su sangre hervir por un momento, sabía que esa noche la pasaría terriblemente mal.
-Y como les ha ido a el par de tortolitos – preguntó Momo divertido
-Pues muy bien – contestó Rei sonriendo y viendo a los ojos a Nagisa -Lo único malo es que es terrible para dormir, he considerado dormir en una habitación aparte –
-Eh!! Rei, no seas así además tu eres un obsesivo de la limpieza – dijo reprochando en tono divertido
-No le veo nada de malo que sea así – comentó Rin – Ai, deberías de aprender unas cosas de Rei, también eres muy desordenado –dijo viéndolo a los ojos,
-Rin – expresó el Ai avergonzado, aun no se acostumbraba a convivir con todos, pero poco a poco tomaba mucho cariño a los demás.
-Ah! que envidia poder dormir con la persona que amas, - dijo suspirando Momo.
-Momo, espero que algún dia experimentes eso – dijo Rei
-Y que hay de ti Mako, sigues haciéndola de niñera de Haru? Deberías salir a divertirte de vez en cuando conmigo – dijo Momo con un gesto de seducción. Makoto sonrió nervioso, no podía negar que Momotarou era demasiado atractivo, pero nunca había pasado por su cabeza que las insinuaciones de Momo iban enserio
-Podríamos salir después - dijo mientras veía a Haru, no sabía que responder ante el comentario y solo dijo lo primero que pasó por su cabeza tenía miedo de hacer sentir mal a Haru.
Haru sentía las rodillas de el pelirrojo chocar ocasionalmente con las suyas, cada vez que lo hacían se erizaba su piel, estaban tan cerca que incluso podía sentir el fresco aroma de su perfume y el tibio calor que emanaba del cuerpo de Rin, no podía concentrarse, no así, no teniéndolo tan cerca, había pensado por un momento cambiar de lugar en la mesa, pero no quería hacer evidente su incomodidad, quería estar a un lado de Makoto, quería sujetarle la mano hasta que se pasaran esas ganas de besar al pelirrojo. Resignado, pidió una botella de vino, para tranquilizar sus nervios. Casi nunca bebía, pero esta ocasión lo ameritaba tendría que sobrevivir a la noche de alguna forma. Nagisa pidió un brindis, estaba muy feliz de estar reunido con casi todos sus amigos por primera vez en un año, Haru dio un sorbo a la copa de vino, era un vino joven, dulce con aroma fuerte pero ligero para beber, tomo media copa de golpe, sintió como el calor del vino subía a sus mejillas y poco a poco se sentía más relajado. Los chicos comían alegres disfrutando de la hermosa vista que ofrecía el restaurant, estaban a pocos metros del mar, las olas creaban una suave melodía al chocar con la arena, el aire soplaba apacible seduciendo los sentidos de los ahí presentes.
-Haru – susurró el pelirrojo.
-Dime Rin – contestó
-Nada, olvídalo – Dijo Rin bebiendo de la copa de vino, Haru pidió otras 2 botellas más de vino, pasaron un par de horas desde que habían llegado al restaurant, habían terminado de comer y solo estaban bebiendo, Nagisa tenía el rostro ruborizado, lo mismo con Momo y Ai, al parecer los más pequeños tenían menos resistencia al alcohol, Haru estaba hablando más de lo normal bebía con frecuencia de la copa, sintió como una fuerte mano acariciaba su muslo derecho, era Rin, no dijo nada, se limitó a ser consentido por las dulces caricias del pelirrojo que subían y bajan por el muslo de manera juguetona, sentía el calor recorrer su cuerpo y se sentía excitado, crecía la excitación en su cuerpo, las pequeñas caricias eran semillas que crecería a manera de pasión desbordante. Pasaron algunos momentos, Haru se paró de la mesa un poco incómodo, había dejado de escuchar a los demás concentrándose exclusivamente en lo que sucedía por debajo de la mesa. Sintió como Makoto lo observaba, retiró la mano de rin y se paró de la mesa.
-Voy al sanitario –
-Yo te acompaño dijo Makoto – Antes de terminar la oración Rin ya se había puesto de pie y posaba un brazo sobre los hombros de Haru.
-Yo lo haré-
-No necesito compañía puedo caminar perfectamente - dijo avanzando, Makoto no dijo nada, bebió lo que tenía en la copa y pidió un whisky on the rocks. Nagisa estaba besándose con Rei, y Ai observaba con tristeza la escena, “solo irán al baño” pensó para si.
-No era necesario que vinieras. – Dijo molesto Haru
-Quiero decirte algo Haru-
-Que quieres – dijo herido el pelinegro
-Perdóname-
-Qué? Después de tanto, recuerdas que fue lo que me hiciste Rin, Te esperé durante horas en el aeropuerto, lo sabías no?, estaba dispuesto a irme Australia contigo y tú lo arruinaste – dijo con lágrimas en los ojos
-Haru, no podemos continuar aquí – dijo sacando un pañuelo y dándoselo a Haru -Necesito explicarte muchas cosas, de verdad necesitamos hablar – dijo con un ligero tono de arrepentimiento. -Es cierto que estás con Makoto? –
-Eso no debería importarte, además tu estás con Ai-
-Qué carajos, como lo sabes?-
-Los vi el otro día en el muelle – Dijo recriminando el pelinegro, Rin se quedó sin habla, había planeado tantas veces el speech que utilizaría con Haru, pensó por un momento que lo tenía en sus manos, pero ahora la situación era muy diferente a como la había pensado. Tomó a Haru de la muñeca y lo metió al baño, aseguró la puerta, lo colocó violentamente contra la pared
-Detente!- expresó Haru, sintió como el par de labios lo silenciaron inmediatamente arrebatándole el aliento, sintió como la húmeda lengua de Rin se abría paso en su boca recorriendo hasta el último rincón posible, dejó de oponerse al pelirrojo cerró los ojos disfrutando el suave sabor de la saliva de rin, rodeó con sus brazos el cuello adentró sus finos dedos en la roja cabellera soltando la pequeña coleta, sintió como esas fuertes manos se colaban en su abdomen erizando la piel a su paso levantándolo por la cintura, rodeó el abdomen del pelirrojo con sus piernas sintiendo la fuerte excitación entre ambos, mantuvo los ojos cerrados, no quería abrirlos, quería que el tiempo se detuviera así, justo así, Rin era como el fuego, abrasivo y destructivo pero a la vez tan cálido y fascinante como nadie. Sintió como el aire le faltaba y se separaron por un momento, clavó las pupilas azules en los ojos de rin, estaban preciosos, no recordaba cuando fue la última vez que los había visto así, respiraban agitadamente contemplándose el uno al otro. Rin cargó a Haru hasta el lavabo sentándolo frente de sí, besó el terso cuello deleitándose con la suave piel, le excitaba de sobremanera la forma en la que Haru arqueaba la espalda cuando depositaba las suaves mordidas en el cuello, sentía los dedos hundirse en la cabellera, estaba extasiado, acarició con suavidad el terso abdomen subiendo con delicadeza hasta los pezones, pellizcó el derecho y un fuerte gemido salió de la boca de Haru. -Riin- gimió el pelinegro, quitó la playera que cubría la piel del pelinegro, quería saborearlo totalmente, quería probar esos rosados pezones, morderlos una y otra vez para saciar ese incendio que lo consumía lentamente, volvió la mirada en los hermosos océanos de Haru, tenía la boca entre abierta, las mejillas sonrosadas y los labios rojos producto de las mordidas de Rin, observó el torso tenía diferentes marcar en el pecho y observó el reflejo en el espejo, tenía aún más en la espalda, imaginó en un instante a Makoto deleitándose con la piel del moreno, abrazó a Haru con violencia y hundió sus dientes en el hombro derecho del pelinegro, un fuerte gemido rompió el silencio, pasó su lengua por los hombros de Haru enseguida se acercó a los tan deseados pezones, dando pequeñas lamidas al inicio y continuando con lapsos de succión que no hacían otra cosa que volver loco al moreno, bajó lentamente la cabeza, dando suaves besos al abdomen, le tomó algunos segundos desabrochar el pantalón del moreno, siguió besando el abdomen descendiendo cada vez un poco más, separó su rostro y subió hacia los labios de Haru, invadiéndolo y dejándole en claro que nadie lo haría sentir de esa manera jamás, tomó la mano de Haru, la dirigió hasta su masculinidad
-Aún te quedan dudas de como me pones?– Haru sintió el enorme miembro erecto bajo su mano y sonrió sabiéndose que era el que provocaba semejante erección, acarició a lo largo por encima de la tela del jean, quería llenarse de él, vio nuevamente como la cabellera roja descendía sobre el abdomen depositando besos y mordidas a su paso, sintió como las manos de Rin bajaban el pantalón dejando expuesta su virilidad. Rin observaba fascinado, Haru estaba erecto destilando liquido pre seminal, tocó el glande con la punta de sus dedos dando un pequeño masaje en forma circular, sintió como las finas manos del pelinegro se hundían en su cabellera, siguió acariciando el pene con su dedos únicamente ocasionando que cada vez más estuviera más húmedo, comenzó a masturbarlo con su mano derecha, mientras lamia y besaba los muslos del moreno marcando territorio dejando pequeñas marcas a su paso, sentía los músculos contraerse conforme movía su mano cada vez con más velocidad, sentía las manos de Haru guiándolo hacia su masculinidad.
-Así que eso es lo que quieres Haru?- dijo separandóse de haru, colocó sus dedos húmedos en su boca, cerró los ojos mientras probaba el delicioso sabor de Haru sonriendo seductoramente, Haru se quedó sin habla, nuevamente Rin bajó su rostro en esta ocasión para depositar un beso sobre su glande , pasó la lengua sobre el glande dando pequeñas lamidas al húmedo miembro, sintió las manos de Haru jalarle el cabello, abrió la boca y se deleitó del dulce sabor, succionó el duro miembro como si su vida dependiera de ello, subiendo y bajando el rostro, el pelinegro no hacia otra cosa más que gemir por la excitación una pequeña lagrima se deslizó sobre su mejilla, no había otra forma en la que pudiera externar la magnitud del placer al que Rin lo estaba sometiendo, era un fuego que lo consumía y le quitaba la razón, lo sumergía peligrosamente en un éxtasis que solo había experimentado con él, sintió como sus abdomen se tensaba cada vez más, la voracidad de las lamidas de rin era cada vez mas abrasivas, estaba a punto de terminar, sintió como su pene se descargaba en la garganta del pelirrojo, sintió cada músculo en su cuerpo tensarse,
-Riin- Gimió Haru, pronunciando el nombre del pelirrojo en el clímax. Rin disfrutó extasiado el espeso liquido y la acelerada respiración de Haru, acompañada de su nombre no hacían otra cosa más que llenar todos sus sentidos. Lamió sus dedos a manera de lubricarlos, contempló un momento a Haru, tenía los ojos cerrados mientras mordía su labio inferior la imagen que ofrecia era más que sugerente, sentía que el pantalón le iba a estallar, estaba listo para poseer a Haru con la misma pasión que antes, se acercó a los labios del pelinegro para besarlo apasionadamente, mientras una de sus manos se dirigía hacia los redondos glúteos un fuerte ruido en la puerta lo hizo separarse de los labios del moreno.
-Rin están ahí? Llevan media hora en el baño, Ai está totalmente ebrio – gritó Momo desde el exterior. Un gesto de molestia se formó en el rostro del pelirrojo, al ver que Haru se ponía la playera y se subía el pantalón.
-Si aquí estamos – dijo molesto.
-No debí dejarme llevar – dijo Haru, mientras se lavaba el rostro.
-Aún no hemos terminado, iré a tu casa después de dejar a Ai, por favor no te duermas – dijo desesperado Rin
-No, Makoto se está quedando conmigo, además creo que no tenemos algo más de que hablar – dijo mientras se lavaba la cara
-Haru – dijo Rin mientras volvía a abrazar al moreno para besarlo nuevamente, bajó las manos hasta los duros muslos, lo abrazó posesivamente, enjaulándolo en sus fuertes brazos.-Te amo- susurró al oído del moreno, los ojos de Haru se inundaron, sentía que esas palabras atravesaban su temple, sentía que su corazón dejaría de latir, esas dos palabras le quitaban la razón y sus rodillas temblaban al escucharlas, cuánto tiempo había anhelado esas palabras? Cuantas veces había llorado amargamente por que pensaba que el nunca sería suficiente para el pelirrojo. Sabía que había hecho mal al ceder a los deseos carnales, una parte de él quería ignorar lo que sucedía y dejar que Rin lo tomara en ese baño salvajemente como antes, pero otra parte le guardaba rencor por el daño, el abandono, la indiferencia que Rin había ejercido sobre él en su relación.
-Ya es muy tarde Rin Matsuoka – Dijo viéndolo directamente a los ojos en forma desafiante.
Haru regresó primero a la mesa, pudo apreciar la molestia en el rostro de Makoto. Ai estaba recargado en la mesa riéndose mientras platicaba con Nagisa, estaba riendo, pero en sus ojos había tanta tristeza y soledad, Haru se avergonzó, se sintió culpable, se había convertido en lo que más detestaba y ahora no sabía como aproximarse a Makoto, vio como Momo sujetaba al peliverde del brazo mirándolo con coquetería, se sintió molesto. Rin regresó minutos después a la mesa. Estaba despeinado, no se había tomado la molestia siquiera de recogerse nuevamente el cabello, Makoto sintió como su pecho se llenaba de ira y sintió por primera ganas de golpearlo. Terminó el segundo whisky de golpe. Pagaron la cuenta, Rin se fue en el mismo Taxi que Ai quien apenas y podía ponerse en pie. Apenas eran las 11 de la noche, Nagisa propuso ir a un Karaoke a lo que Rei y Momo respondieron con entusiasmo, Makoto respiró profundamente.
-Está bien, pero saben que no canto- Dijo Makoto con tranquilidad, poco a poco la furia desaparecía, colocó su brazo alrededor el cuello del pelinegro a lo que Momo hizo un gesto de desagrado.
Llegaron al Karaoke, Makoto pidió whisky, Haru un vodka con jugo, los demás pidieron cerveza y algunos bocadillos, en está ocasión Makoto se sentó justo a un lado de Haru, dio un trago a su bebida, respiró profundamente resignado, no sabía que había pasado en ese lapso que ambos había desaparecido, pero no podía seguirse torturando con esa idea, así que lo ideal era hablarlo después con Haru, tomó una aceituna de la mesa
-Abre la boca Haru – susurró al oído del pelinegro, inmediatamente los carnosos labios del pelinegro se abrieron, Makoto colocó con suavidad la aceituna entre sus labios, sonrió al ver como haru la comía con delicadeza. -Te amo- susurró nuevamente, a lo que Haru contestó con una cálida sonrisa.
Momo fue el primero en cantar, eligió una canción punk, se movía agitadamente mientras bebía de la cerveza, era todo un rockstar en escena. Todos veían como se desenvolvía con naturalidad mientras cantaba haciendo gestos divertidos.
-Momo chan eres el mejor - gritó Nagisa, Haru no había dicho nada desde qué habían salido del restaurant. Había bebido 2 vasos de vodka y se sentía reamente mareado, sintió como vibraba su celular en el bolsillo de su pantalón, Makoto también lo sintió, sacó el celular y vió el nombre de Rin en la pantalla, inmediatamente colgó la llamada y se recargó sobre el hombro de Makoto.
-Makoto, creo que fue una mala idea empezar a salir contigo- Los ojos verde olivo se tornaron tristes, sin brillo.
-No lo creo, es por que no me has dado la oportunidad de hacer las cosas correctamente – sururró -Chicos, tengo un anuncio que hacerles – dijo sonriendo
-Que pasa Mako chan? – preguntó Nagisa con expectación
-Ehh no me digas que también tu te vas a casar – Dijo Rei.
-No necesariamente. – sonrió, colocó su brazo alrededor de los hombros del moreno -Quiero decirles que tengo una relación con Haruka, me sabe mal habérselos ocultado, pero apenas la formalizamos- Nadie dijo nada, se quedó el ambiente en total silencio, Rei y Nagisa sonreían y sentían que era lo mejor que le podía suceder a ellos dos, Momo se sentía molesto y un poco herido.
-Es verdad – Completó Haru avergonzado, acto seguido Makoto besó apasionadamente al pelinegro. Momo lucía apagado, había perdido el brillo que momentos antes había irradiado en el escenario, sentía que la última oportunidad de seducir a Makoto se había ido. Era el más incómodo en ese momento, por un instante cruzó la idea de que si Rin estaba cerca Haru dejaría el camino libre y así conquistar a Makoto. Suspiró profundamente esa, noche no dormiría nada bien.