¿Por qué el cielo y el infierno no pueden estar juntos?
Desde que se había graduado de la preparatoria Haruka había comenzado a salir con Rin, pese a las dificultades que implicaba tener un “novio” y el estilo de vida que ahora llevaban ambos chicos se encontraban buscando el equilibrio para sacar a flote la relación, durante los primeros meses las cosas estuvieron bien, se veían por lo menos una vez al mes, generalmente el que viajaban a Japón era Rin, Haru absorto se dejaba consumir por el fuego de rin, quien era una persona verdaderamente apasionada, posesivo, celoso, que sólo lo quería para él, naturalmente al pelinegro no le importaba que fuera así, simplemente no podría ser de otra manera, siempre el control lo tenía rin, siempre el decía cuando, como y por qué lo decidía el pelirrojo.
Todo el mundo sabía de esa relación, nunca la habían ocultado desde el momento en que comenzaron a salir Rin había presumido del pelinegro, lo exhibía por la calle sujetándolo de los hombros, cuidaba de sobremanera a Haru, por el simple hecho que “era de él”. No concebía su vida sin el pelinegro y viceversa, se complementaban a la perfección y esa unión era más fuerte que nada. El era el fuego ardiente del infierno y Haru el azul intenso del cielo.
Una mañana de Junio Haruka escuchó el timbre de su departamento sonar repetidamente, estaba cansado, había estado viajando toda la semana para entrenamientos, sumándole a eso los estudios, se sentía exhausto y solo quería seguir durmiendo, caminó somnoliento hacia la puerta mientras se tallaba los ojos, ahí está el: Rin Matsuoka sonriendo cálidamente mientras sujetaba un pequeño pastel y arriba de él el numero 19.
-Felicidades Haru- dijo mientras entraba al departamento y se acerba al pelinegro con suavidad, besó su frente y lo rodeó con sus fuertes brazos -Te he extrañado-
-Yo también- Haru había olvidado completamente su cumpleaños, pero el hecho de sentirse entre los brazos del amor de su vida lo hacía sentir completo y feliz, cerró los ojos concentrándose el el fuerte aroma de rin, poco a poco el calor de ambos cuerpos se unificaba, creando una completa armonía entre ambos jóvenes. Rin tomó el mentón de Haru, colocó un delicado beso en los grueso labios del moreno, sintió el delgado cuerpo de Haru, metió las manos a la playera que estaba usando el moreno y acarició la espalda sintiendo los músculos del moreno, poco a poco bajó las manos hacia el trasero, hundió los dedos en los glúteos ocasionando un fuerte gemido en Haruka.
-Espera Rin, Makoto nos va a escuchar-
-Pff. Es que no aguanto, pasaron casi dos meses desde la última vez que te ví, quiero hacértelo, aquí y ahora- espetó Rin mientras lo dirigía hacia el sofá que se encontraba en la sala. Makoto escuchaba todo desde su habitación, los fuertes gemidos de Haruka hacían eco en el departamento, Makoto prefirió ponerse los audífonos y escuchar un poco de música, por menos así ignoraría un poco lo que estaba sucediendo en la sala.
Rin estaba cansado, sobre el reposaba el moreno.
-Estuviste increíble Haru.- el moreno se sonrojó completamente, esos pequeños gestos volvían loco a Rin, le encantaba saberse el primero y único que había disfrutado del cuerpo del moreno, le encanta saberse dueño de sus orgasmos , no concebía la vida sin él, los meses que pasaba lejos de él lo atormentaban, le mataba saber que una enorme distancia lo separaba de él.
-Rin, Gracias por venir, de verdad sentía que no podría aguantar siquiera un día más sin ti. –
Rin no dijo nada, se acercó a los labios del moreno y los reclamó con violencia, no podía ser más feliz en ese momento, se abrazaron en silencio durante varios minutos, sintiendo sus latidos y el calor de ambos.
-Haru, tengo hambre, deberías de hacerme el desayuno - dijo en tono caprichoso.
-Es mi cumpleaños y me pides cocinar?- contestó molesto Haru. Se levantó con enfado fingido y se colocó la ropa que momentos antes había arrancando el pelirrojo. Se lavó el rostro y los dientes. Regresó a la sala, Rin estaba profundamente desnudo “ese idiota” pensó Haru mientras le cubria el cuerpo desnudo con una frazada. Se puso un pequeño delantal. Preparó café y omelettes. Makoto salió de su habitación al escuchar ruido en la cocina hizo un gesto de desagrado al ver a Rin dormido en su sofá, vio el pequeño pastel sobre la mesa, sonrió al ver a Haruka con el delantal puesto.
-Buenos días Haru – dijo acercándose al moreno, extendió los brazos para abrazar a Haruka, una mano en su hombro lo detuvo.
-Buenos días Makoto - Dijo sonriendo Rin, Makoto devolvió una sonrisa desafiante. Sirvió 3 tazas de café y las colocó sobre la mesa. Haruka servía los 3 platos sin darle importancia a la escena.
-Hola Rin, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos- contestó Tachibana ofreciéndole una cálida sonrisa, Rin sabía de las intenciones de Makoto hacia Haru, siempre había sido una persona transparente que los demás podían leer sin ningún esfuerzo, bajo el argumento de “amigo de la infancia” Makoto había permanecido a lado de Haru y eso le molestaba, le molestaba que el pasara más tiempo con Nanase, le molestaba que Makoto fuera quien lo viera a primera hora de la mañana y lo que definitivamente sacaba de sus casillas al Pelirrojo era saber que Haru cocinara para él, fuera de eso no había algo que le desagradara de Makoto, era apuesto, buena persona, buen hijo, buen amigo, un joven caballeroso y atento. Le enfermaba no encontrarle ningún defecto. Definitivamente no bajaría la guardia con él, a quien consideraba su única competencia.
-Cómo te ha ido en la universidad? -
-Mejor de lo que pensaba – dijo Makoto quien estudiaba pedagogía
- Deberíamos de ir a nadar, está perfecto el clima para ir a nadar. – Haru lo observó interesado.
- Si – contestó Haru inmediatamente
-Haruka Feliz cumpleaños- Dijo Makoto extendiendo su brazo para darle un pequeño regalo.
-Gracias Makoto, no te hubieras molestado –
Desayunaron mientras hablaban de cosas triviales, Makoto se ofreció a lavar los trastes, la pareja ingresó a la habitación de Haru, Rin se desplomó sobre el suave colchón.
-Ahh fue un viaje largo – dijo mientras hundía el rostro en la almohada.
-No es necesario que vengas tan seguido - dijo Haru mientras se recostaba a un lado del pelirrojo
-Sabes, me gustaría estar más tiempo contigo, quisiera poder despertar a tu lado todos los días – dijo molesto Rin.
-Lo sé y también me gustaría, pero es prácticamente imposible, ya tomaste tu decisión y está bien así -
-Haru…-
-Qué?-
-Te gustaría irte a vivir conmigo a Australia?- Preguntó sin mientras lo sujetaba de la barbilla, el moreno se estremeció, nunca había considerado esa posibilidad, nunca había pasado por su cabeza siquiera que Rin lo amara de tal forma, contestó con un beso demandante.
-Si me gustaría- contestó con rostro totalmente enrojecido. Sintió como Rin se colocaba sobre él, le quitaba nuevamente la pijama, le hizo el amor desesperadamente, no había otra forma de trasmitirle ese sentimiento que desbordaba en su cuerpo, se sentían uno mismo, sentía que podía tocar su alma cuando hacían el amor, sentía que esos gestos que hacía Haru eran la puerta del mismo cielo. No dejaría que nada se interpusiera entre ellos. Quedaron cansados… el sol iluminaba perfectamente la habitación del moreno… Aún retumbaba en su cabeza la pregunta hecha por Rin. Llevaban pocos meses saliendo, había escuchado ciertos rumores en competencias de natación, se referían a Rin como “Tiburón” un pelirrojo casanova que no dudaba en acostarse con las chicas que le ofrecían la ofrecían la oportunidad, siempre había hecho caso omiso a esos rumores. Se concentraba en creer todo lo que decía el pelirrojo y sentía que ahora todo tomaba su lugar, tal vez si se mudara con el tendría un mejor desempeño, pero que tan conveniente sería compartir casa y su vida con alguien tan competitivo como Rin, quien nunca cedia cuando discutían por teléfono.. muchas interrogantes se formaban en la mente del pelinegro, sería capaz de cruzar el mar por él?.
Ambos chicos se ducharon juntos, entre caricias y declaraciones de amor unían sus labios, todo parecía tan perfecto que no quería que finalizara ese fin de semana jamás se había sentido tan completo y dichoso. Tenían en mente lo que harían, irían a ver una película, comer helado tal vez para terminar con una cena romántica… Rin caminaba posando un brazo sobre los hombros de Haru, lo sujetaba posesivamente, quería que lo demás vieran que era suyo, lo presumía como si de un trofeo se tratara, en el fondo Rin sabía que Haru era el mayor logro de su vida, fueron de presa de miradas juiciosas mientras ingresaban al cine , Rin respondía a ellas besando lascivamente a su pareja. Haru bajaba la mirada avergonzado
-Eres un desvergonzado – dijo en un tono bajo el moreno
-Que?, yo no tengo la culpa de que seas tan lindo –
- No es eso, deberías de limitar las muestras de afecto cuando estemos en privado, no me gusta que la gente nos vea así. - dijo molesto Haru, Rin solo hizo un gesto de enfado. Entraron a la sala, verían una película de acción, estaban los anuncios publicitarios, el celular de Rin sonó, atendió la llamada inmediatamente…
-Disculpa Haru, tardaré un momento – en pasos apresurados el pelirrojo salió de la sala del cine, haru dejó lo que habían comprado sobre las butacas y siguió al pelirrojo hacia el baño, se quedó escuchando sin ser notado desde el marco de la puerta.
-“Te he dicho que no me marques cuando esté en Japón,”- dijo el pelirrojo en un tono molesto, -“Sabias que estoy con alguien, te lo dejé en claro, así que si tu quisiste acostarte conmigo sabiendo eso no es mi problema “– continuó en un tono exasperado, Haru sentía que algo en él se quebraba, su corazón tal vez?, no era eso, era la confianza ciega que le tenía al pelirrojo, una pequeña lágrima rodó por su mejilla. Rin seguía continuó hablando con “esa persona” Haru ignoró todo a su alrededor, regresó de manera autómata a la sala del cine, se limpió las lagrimas y respiró profundamente, minutos después llegó Rin con una hermosa sonrisa en el rostro.
-Disculpa la demora, estaba hablando con mi entrenador –
-No te preocupes – Haru le ofreció una sonrisa, un gesto vacío sin ningún sentimiento detrás de él, los hermosos ojos azules no emitían ninguna emoción, solo se pregunta ¿Quién era? ¿Desde cuando? No podía evitar pensar que lo suyo con Rin había sido un juego por parte del pelirrojo, pero de ser así, por que Rin gastaría su tiempo y dinero viajando a Japón para verlo, por que le hacía largas llamadas donde le decía que lo quería y que nada lo haría mas feliz que tenerlo entre sus brazos, sabía que Rin se esforzaba, pero por qué buscaba a otras personas para satisfacer sus deseos sexuales, se odió por un momento, odió la distancia, odió al mar que los separaba, lo torturó la idea de otras personas tocando el cuerpo del pelirrojo, sintió nauseas, sentía que no era lo suficientemente, una oleada de inseguridad invadía su pecho, ¿Acaso él era lo suficientemente bueno para Rin Matsuoka? veía la pantalla del cine, pero en realidad solo pensaba, creaba teorías y sacaba conclusiones, quería pensar que todo lo que rin le había dicho, era cierto, “Solo era su entrenador”. Una sonrisa sarcástica se formó en su rostro.
Salieron del cine, casi no habían hablado en ese lapso, Haru parecía perturbado, pero Rin lucia tan natural y fresco como siempre, “¿Cuántas veces más lo habrás hecho?” pensó Haru.
-Haru – la voz del pelirrojo lo sacó de sus pensamientos.
-disculpa, estaba pensando en unas cosas, sabes la semana fue muy dura.- dijo justificando su nivel de distracción.
-No te preocupes Haru, si estamos juntos no pasará nada .no? – la sonrisa de Rin era hermosa, por un momento esa brillante y autentica sonrisa hizo que Haru aparatara sus dudas, tomó de la mano al pelirrojo. Caminaron hacia un restaurant, eligieron la mesa más alejada, esa noche Rin le llenó los oídos con las más dulces palabras. Pasaron la noche en un “Love hotel”
Haru acompañó al aeropuerto a Rin, tendría que salir a medio día de Tokio para llegar a tiempo a Sídney, nuevamente el pelinegro lo vió partir “¿cuánto tiempo pasará para que regrese?” pensó.
Desde que Rin se marchó, Haru había entrado en una profunda depresión, parecía absorto pensando en sabrá dios cuantas cosas, Makoto como siempre estaba ahí para confortarlo, había pasado una semana y no había recibido siquiera un mensaje del pelirrojo y el no sería el que iniciaría la comunicación. En un mes se llevaría a cabo una competencia importante en Japón, poco a poco el nombre de Haruka Nanase hacía eco en el ámbito deportivo, su talento no pasaba desapercibido antes los ojos de nadie y en más de una ocasión había recibido ofertas importantes para su patrocinio. El día de la competencia, había llegado, se preparaba en los lockers del complejo deportivo, otros atletas hacían estiramientos y se ponían sus trajes de baño, una platica lo sacó de sus pensamientos.
-Escuchaste lo del “tiburón”- Dijo un joven mayor que Haru
-Si, es un osado, vamos que subir fotos con strippers usando el uniforme es algo audaz –
-Al parecer su acción le costará la clasificación de los eventos de verano - se escuchó una tercera voz
Haru bufaba molesto, “Rin era un imbécil” se repetía a si mismo, más determinado que nunca salió a alberca, naturalmente el chico delfín había ganado la competencia, después de las felicitaciones y un par de entrevistas, regresó al hotel, vió la foto que tenía como fondo, un profundo sentimiento de melancolía se apoderaba de él. Marcó a Rin.
-Rin- dijo suspirando el pelinegro
-Haru, estás bien?, estaba por llamarte, perdí mi celular en el vuelo a Sídney y había estado en una concentración que duró un mes por lo que no pude llamarte antes, Te he extrañado-
-Rin, qué traes puesto?- Preguntó Haru mientras cerraba los ojos y acariciaba su entrepierna.
-El uniforme deportivo de la universidad.- contestó Rin, escuchó en el auricular la respiración entrecortada de Haru, se excitó inmediatamente. -Haru te estás masturbando?- preguntó
-Has pensado en mi? – preguntó el moreno sin dejarse de tocar.
-Demasiado, extraño tu cuerpo, tu olor, el gesto que haces cuando estás llegando al orgasmo- contestó Rin en un tono por demás seductor.
-Quisiera que estuvieras aquí en este momento - dijo de manera entrecortada el moreno
-Quisiera ser yo quien te toca Haru - susurró nuevamente, un fuerte gemido se escuchó, al parecer Haru había terminado.
-Perdona, te llamaré luego- Dijo Haruka avergonzado por lo que acababa de hacer, colgó la llamada. Inmediatamente entró una llamada de Rin
-Quien te crees para hablarme, calentarme y luego colgar – gritó Rin
-Y tú quién te crees para desaparecer un mes, ni un correo, ni un mensaje en mis redes sociales – gritó Haru molesto
-Ya te expliqué que sucedió Nanase – contestó Rin
-Me estoy volviendo loco sin ti Rin – su mano sujetaba fuerte el celular.
- Aceptarás mi propuesta? – preguntó más tranquilo -Sabes que no habrá problema con respecto a tus estudios, la universidad te recibirá con los brazos abiertos, el idioma aquí lo puedes aprender. -
-Está bien , Pero déjame probar en las vacaciones de invierno, aún no estoy muy seguro, será un cambio cultural muy drástico. –
-Haru, creo que no podré verte hasta entonces, los entrenamientos cada vez son mas duros, y cada vez hay mas competencias, te esperaré hasta diciembre –
-Está bien, no te preocupe, también he tenido mucho trabajo, supongo que puedo aguantar hasta diciembre- dijo relajado, en un tono suave parecido a la resignación
-Lo siento Haru. –
Pasaron dos meses más, eran mediados de octubre, poco a poco la temperatura baja más y su aliento se transformaba en un halo blanco cuando hablaba y exhalaba, ya usaba más ropa para cubrirse del frío y los entrenamientos se hacían bajo calefacción, estaba bien, al menos eso quería sentir, se engañaba pensándolo, solo de esa forma podía avanzar en su relación con Rin. Hacía días que pese a vivir en el mismo departamento que Makoto que no cruzaban palabra, más bien no se topaban, el moreno pasaba la mayor parte fuera, entre entrenamientos y clases. Su día se iba como agua, al menos así no se sometería al escrutinio de los ojos verdes, sabía que si Makoto lo veía lo suficiente lo leería tal cual libro abierto, siempre había sido así, tenía miedo de exponerse a que leyeran sus emociones, sentía mucha desesperación, le mataba imaginar a Rin disfrutando con alguien más, sentía que poco a poco los separaba algo más que el mar, si tan solo se acortara la distancia… Todo estaría bien, no? … si el estuviera ahí para él, Rin no tendría la necesidad de estar con alguien más, la ansiedad lo consumía con lentitud, habían estado hablando por teléfono de manera regular, tendiendo video llamadas, pero eso no era suficiente para captar la atención de su pareja, qué necesitaría él, Haruka Nanase para sentir que era lo suficientemente bueno para el pelirrojo de dientes afilados? No era la primera vez que se lo preguntaba, habían transcurrido mas de tres meses con esa inseguridad creciendo en su pecho.
Makoto regresaba de la facultad, estaba cansado, usaba las gafas de montura roja, le daban un toque de madures e intelectualidad a sus tiernas facciones. Atravesaba el parque, los faroles intermitentes le daban un aspecto tétrico “Makoto ya tienes 19 años, no puedes seguir teniendo miedo” se armó de valor para atravesar el parque, a lo lejos observó una figura, conforme iba acercándose pudo apreciar los rasgos familiares, era Haruka, estaba sentado, viendo hacia la nada, las luces de la ciudad difuminaban el paisaje, parecían velas incandescentes, parecían pequeñas velas en un enorme océano, pudo ver el rostro de Haruka, no lo saludó, solo se sentó a su lado, ofreciéndole una cálida sonrisa, como si esperara a que el silencio se rompiera, sentía el frio aire golpear su rostro,
-Rin me engaña – susurró Haru. Makoto no dijo nada, sujetó la mano de su amigo quien ahora estaba recargado en su hombro, sintió como el moreno se contraía en un llanto silencioso, escuchó los sollozos a un lado suyo, lo miró de reojo el gesto de dolor que se formaba en la cara de Haru lo mataba. Acarició el cabello oscuro.
-Haru, recuerdas cuando íbamos en sexto grado… tuve un ataque de pánico en la piscina, cuando te conté que le tenía miedo al agua, lo comprendiste y me ayudaste a enfrentarlo, estuviste a mi lado para nadar conmigo – el llanto de Haru no cesaba -Solo quiero que sepas que aquí estoy contigo- la última frase hiso eco en la mente de Haru, se limpió los ojos empañados y le dedicó una ligera sonrisa al peliverde.
-Iré a donde está él - las palabras inundaron el silencio. Makoto arqueó una ceja. -Me refiero a que me iré a Australia, tengo que luchar por él. - Makoto permaneció en silenció, sintió como si una lanza atravesara su torso, no emitió sonido alguno y trató que su rostro no expresara ninguna emoción.
-Tienes que luchar por lo que quieres Haru- dijo tratando de alentar al moreno. Un gesto de determinación se gestó en el rostro de Haruka. Se le veía más convencido que nunca. Por un momento deseó que esa determinación y fuerza fuera por él. Haruka había decidido darlo todo por Rin.
-Disculpa, necesito hacer una llamada – dijo a Makoto, dejándolo solo en el parque, los faroles seguían intermitentes, el miedo poco a poco regresaba al peliverde.
“Son las 10, supongo que allá serán las 12, espero esté despierto” pensaba Haruka mientras marcaba al pelirrojo. Después de 3 tonos contestó el pelirrojo.
-Rin-
-Qué pasa cielo? – Contestó Rin. Haru se sonrojó.
-Queria saber como estabas-
-Cansado, estoy llegando apenas al departamento-
-Rin, iré el primer fin de semana de diciembre a Sydney - un incomodo silencio se creó entre ambos jóvenes. Una risa nerviosa salió de los labios de Haru.
-Está bien, me alegra que hayas tomado esa decisión, prometo cuidar de ti en todo momento.- musitó. Haru sintió que sus energías se renovaban, confiaba ciegamente que todo estaría bien. Las semanas avanzaban con un ritmo vertiginoso, había tenido una competencia a nivel universitaria, se topó a Souske quien competiría en una categoría diferente, quedaron de cenar en los próximos días, le daba gusto a Haru ver a Souske totalmente recuperado y haciendo lo que más le gustaba, sintió envidia de el brillo de sus ojos, estaba perdidamente enamorado de Gou y al parecer iba muy enserio con ella, eso lo hacía feliz.
Durante la competencia conoció a integrantes del equipo Australiano, un chico originario de Melbourne, se llamaba Mark, le platicó acerca del equipo universitario.
-Conoces a Rin Matsuoka.-
-Si - fue lo único que contestó Haru.
-Es un japonés muy popular, es muy talentoso, en tan poco tiempo su nombre resuena en Australia, lo conocí personalmente hace unos meses, da una impresión fuerte, casi intimidante, su nado es agresivo, como si fuera atacar- Haru escucha fascinado las palabras de Mark, el lo sabía, sabía como era el estilo de Rin pero escucharlo de una tercer persona lo hacia fascinante, -el único detalle es que es muy mujeriego, siempre está al acecho, esperando el momento para atacar, otra veces ellas llegan hacia él, es como si tuviera un campo de atracción alrededor de él y lo único que puede hacer uno es acercarse a él, entregare al “tiburón” de manera voluntaria- los ojos de Mark brillaban cuando hablaba de las hazañas de Rin como si fuera objeto de su admiración, Haru por su parte, comenzaba a irritarse, se acercaba la premiación, se despidió de Mark. Una medalla dorada más colgaba de su cuello.
Faltaban cinco días para su vuelo a Sindney y hacia una semana que no tenía comunicación con el pelirrojo Matsuoka, veía contantemente su celular, había comprado el boleto desde hace 3 semanas de manera interna llevaba un conteo con los días restantes, se sentía tan mal después de la última competencia, las palabras de Mark se habían quedado grabadas, había preferido no cuestionar a su pareja, seguía soportando todas sus estupideces por amor, sentía que cada vez quedaba menos paciencia y orgullo en él. Hasta dónde lo orillaría el pelirrojo? Hasta donde se tendría que arrastrar para que le diera su lugar? Los ojos de Haru dejaron de tener brillo, había noches en las que Makoto era despertado por los sollozos del moreno, cosa que lo llenaban de frustración, le dolía ser testigo de la destrucción de Haru, se limitaba a confortarlo con sus brazos, “Siempre estaré para ti Haru” le decía en repetidas ocasiones como sin con ello Haru abriera los ojos y reconociera la maravillosa persona frente de él, el estrés, la ansiedad, la incertidumbre aumentaba conforme se acercaba la fecha de su vuelo, mañana vería al pelirrojo y ansiaba que ese sentimiento de incertidumbre desapareciera.
Preparó una maleta con lo necesario, pasaporte, hizo el cambio de moneda correspondiente en el aeropuerto, trató de calmarse mientras esperaba la documentación, Rin seguía sin responder, serían casi 10 hrs de vuelo largas, esperaba que Rin leyera los casi 100 mensajes y escuchara los más de 30 mensajes de voz que le había dejado, ya había abordado, poco a poco la vista de la Isla desaparecía ante sus ojos, estaba cruzando el enorme mar que lo separaba de Rin Matsuoka.
Llegó a Sídney por la tarde, el cielo matizaba en cálidos colores, lo supo al arribar, al encender su celular vio muchos mensajes de Makoto pidiendo que se comunicara con él en cuanto llegara, prefirió hacerle una llamada.
-Hola - dijo el moreno
-Haru, cómo estuvo el vuelo – preguntó la cálida voz del otro lado.
-Estuvo bien, ya llegué, hora pasaré a la sala de espera a esperar a Rin - su tono de voz denotaba seguridad.
-Todo estará bien, no tienes de que preocuparte - dijo Makoto, en un tono suave como si esas palabras no fueran para Haru, como si fuera un mantra que se repetía para si mismo y es que desde que Haru salió un dolor en la boca del estómago se había hecho presente en su cuerpo.
-Gracias Makoto, te marco nuevamente cuando esté con Rin-
-Cuídate mucho Haru - dijo para despedirse el peli verde, Haru colgó la llamada, aún tenía esa sensación que lo embargaba.
Haru esperó, sentí amucha inquietud sus ojos se deslizaban a lo largo de la sala en búsqueda de alguien, transcurría el tiempo lentamente, cada minuto que transcurría era como si una fina aguja penetrara su piel, desesperación, era lo que sentía, así gradualmente los minutos se hicieron horas, una.. dos.. tres su celular estaba próximo a apagarse, como su voluntad, como sus metas, todos sus deseos se iban con lentitud, cerca de la media noche decidió salir del aeropuerto, buscó una habitación barata ¿Por qué tenía que ser tan cruel Rin? Se repetía en su interior, ¿Por qué haces esto? El vasto océano no le podía dar respuestas mucho menos las podía encontrar, bebió vodka hasta donde se cuerpo se lo permitió, de repente el amanecer le recordó a Rin, le recordó por qué estaba en ese país, en esa enorme isla, se sintió miserable, sintió que las fuerzas le abandonaban, naúseas, comenzó a dar ahorcadas, apenas y se podía parar estaba totalmente ebrio, como pudo llegó al baño, vomitó hasta que el sabor amargo invadía su boca, ¿Así sabía el amor de Rin? Era acaso su destino a probar las hieles del pelirrojo, lo despreció infinitamente, le faltaban palabras en su vocabulario para maldecirlo, por mucho fuera el amor que le tenía, por muy intenso fueran los sentimientos hacia esa persona, ya no estaba dispuesto a seguirlo, había llegado ahora a un punto donde lo único que tenía que hacer era subir ascender de ese terrible infierno donde se encontraba sumergido, se quitó el collar que el pelirrojo le había dado de cumpleaños, guardó el pequeño dije en forma de tiburón que pendía de su cuello. Su persona, orgullo y temple habían sido mancillados por Rin Matsuoka. No volvería a dejarse caer nuevamente.