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¿Que es lo que le pasa a Kagami-kun? por Ellie Blanch

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Notas del fanfic:

Los personajes son propiedad de Fujimaki-sensei, pero adoro ocupar sus personajes para mis historias.

Sin mas los invito a leer :3

Los chicos de Seirin estaban muertos literalmente.  La entrenadora les había estrujado hasta la última gota de energía de sus cuerpos, el motivo de este entrenamiento por poco espartano era debido a que el día anterior habían perdido un partido de práctica contra Kaijou.

La mayoría de los presentes se encontraban tirados en el piso, unos pocos en las bancas,  y el único que se mantenía de pie era  Kagami, nadie se explicaba la vitalidad de aquel pelirrojo.

 

— ¡Entrenadora Kuroko no respira! — Exclamó Furihata preocupado.

 

La chica en cuestión se acercó inmediatamente donde se encontraba el joven, quizás si se había excedido un poquito. Luego de examinarlo unos segundos se acercó al castaño y lo golpeo en la cabeza.

 

—Solo duerme idiota, no me preocupes de esa forma  — Estaba realmente molesta y se notaba a leguas — Ahora vayan a cambiarse, afuera hace frio y no quiero que lleguen tarde a sus casas, Kagami-kun te encargo a la bella durmiente.

 

La entrenadora tras decir esas palabras salió del lugar seguida por todos los de segundo año,  mientras que los de primer año a penas y podían caminar, después de un momento los únicos que quedaron en la cancha fueron la luz y su sombra, Kagami observo al chico dormir durante un tiempo hasta que se dio cuenta de que si no lo despertaba este sería capaz de quedarse en aquel lugar toda la noche, se acercó y lo tomo al estilo princesa, el chico ni siquiera reacciono y  tampoco era como si  a estas alturas le molestara cargarlo. Para nadie era un secreto que hace un tiempo atrás se habían vuelto pareja, el equipo lo sabía y no decía nada, siempre y cuando no influyera en su rendimiento.

 

— ¡Oí Kuroko!  — Exclamó moviéndolo un poco — Despierta, no quiero que enfermes por dormirte de esta forma.

—No puedo… — Negó abriendo a penas los ojos, la verdad es que más que el sueño era debido a que le gustaba cuando Kagami lo cuidaba.


—Y si vamos al Magi y te invito un batido… ¿Te despiertas? — Pregunto con una pequeña sonrisa.

—Que sea el batido y luego vamos por un partido uno a uno — Abrió sus ojos casi al instante  y mostro aquella sonrisa traviesa que era capaz de ver solo el tigre a su lado.

—Pero si estas casi muerto, además la entrenadora dijo que volviéramos luego a casa – Sinceramente  las ganas de seguir jugando lo mataban, pero el estado de su sombra lo preocupaba aún más que sus ganas por jugar.


—No te preocupes por mí, con el batido estoy listo para la batalla, además no es como si nos quedáramos a jugar hasta las doce de la noche, solo será un momento.


—Ok, pero solo acepto porque también deseo jugar.


—Bien, ahora Kagami-kun quiero pedirte un favor.


— ¿Cuál sería? —preguntó un poco distraído.


—Por favor bájame — Solicito Kuroko notando que ya casi habían llegado a los vestidores y sus compañeros venían saliendo del lugar, dando a entender que una vez más serían los últimos en salir, Kagami obedeció al pedido.


—Por favor, chicos dejen de coquetear tanto y vayan a cambiarse luego — Se burló Koganei quien venía pegado a Mitobe.


—Koga-sempai es el último que debería decir eso — Hablo Kagami rojo hasta las orejas, tomo del brazo de Kuroko y lo llevo casi volando hacia los vestidores, la sombra lo único que alcanzo a hacer fue una leve reverencia.


—Kagami-kun no debería comportarse así — Lo regaño Kuroko cuando este lo soltó al verse a salvo de las burlas.


—Pero si siempre nos molestan ¿Qué esperas que haga?


—Es porque te comportas como un niño que te molestan.


— ¡¿Quién se comporta como un niño?! — Exclamo enojado colocando una de sus manos sobre la cabeza de su novio y ejerciendo presión.


—Pues tú en estos momentos — Fue la respuesta seria de la sombra, el tigre lo soltó casi de inmediato tras estas palabras.


—Ok, vístete pronto tengo hambre.

 


Tras decir esto se fue a las duchas. Después de quince minutos los jóvenes se encontraban caminando hacia Magi, al ingresar al recinto Kagami se acercó a las cajas para pedir su bandeja llena de hamburguesas y el batido para su chico. Cuando salieron después de un largo rato tras haber terminado, se dieron cuenta de que casi no hacía frio pero el tiempo amenazaba con querer ponerse a llover en cualquier momento.


—Kuroko… ¿Y si vamos a casa mejor? – Pregunto el tigre, no quería que en caso de que se pusiera a llover su sombra terminara empapado, ya de por si el pequeño era débil lo último que deseaba era verlo enfermo.


—Pero yo quiero jugar — Comento tristemente bajando la mirada.


— ¿Y tú dices que yo soy un niño? — Llevo una de sus manos hacia el mentón del menor y lo levanto haciendo que lo mirara a los ojos – Tendré que hacer algo con este chico mimado.


—Entonces castígame.


—Ok, tomare tu palabra…No te tocare por una semana — Al decir estas palabras lo soltó y comenzó a caminar, dejándolo en completo estado de shock — ¿Crees que sea suficiente castigo?


—Espera…N-no puedes — Corrió al lado del pelirrojo saliendo de su conmoción – Kagami-kun no puedes hacer esto…Kagami-kun

 

El mencionado se detuvo y volteo para admirar a aquel chico el cual la mayoría del tiempo mantenía su cara de póker al resto, pero que sin embargo desde antes de que se volvieran novios el único capaz de sacarle otras  expresiones a ese rostro era él y ahora dichas expresiones eran  peor, Kagami agradecía a los cielos que aquel chico tuviera poca presencia porque si los demás lo vieran estaba seguro que más de alguno terminaría enamorándose. Sonrió de manera tierna para luego estirar su mano dándole a entender a la sombra que la tomara, kuroko no dudo ningún segundo… ¿Cuándo se había vuelto de esta forma? ¿En qué momento la cercanía con aquel peli celeste amante de los batidos le había parecido tan natural como respirar? Realmente no lo sabía pero el sentimiento era realmente agradable.


No se dieron cuenta cuando llegaron, lo único que sabían era que ya se encontraban jugando. Era cierto que Kuroko no se podía comparar a como era en un principio. Aunque aún le faltaba mucho, en cuanto a tenacidad nadie lo igualaba,  pero su condición física  seguía siendo su punto débil.

 

Tan solo llevaban unos cuantos minutos jugando y las primeras gotas comenzaron a caer, debido a la emoción no fueron capaces de sentir los primeros rocíos. Pero conforme pasaban el tiempo las pequeñas gotas se volvieron un aguacero imposible de ignorar y cobijados solo con su mochila sobre sus cabezas salieron rumbo a la estación, para luego prometerse encontrarse al otro día.

 

~*~

 

La sombra llego temprano como siempre así que se dispuso a leer mientras esperaba al pelirrojo que le  quitaba el sueño, los minutos pasaban y este no llegaba, preocupado le envió un mensaje del cual no recibió respuesta,  cuando estaba a mitad de la clase el celular vibro en su bolsillo, no dudo en sacarlo, su falta de presencia lo respaldaba muy bien en estas ocasiones. Era un mensaje:


No te preocupes llegare en el segundo periodo…No quiero que la entrenadora me regañe


Solo eso basto para que una pequeña sonrisa apareciera en el rostro del menor y volviera a respirar con tranquilidad. Efectivamente Kagami llego en el receso del primer periodo,  fue directo a su pupitre y se sentó mirando a su peli celeste quien se tomaba una leche de vainilla tranquilamente.


—Buenos días Kagami-kun ¿No te enseñaron a saludar?


—Es cierto lo lamento – Revolvió los cabellos del chico pero no dijo nada más.


— ¿Qué sucede?


—No es nada, no te preocupes solo es algo de cansancio.

—Oh~ Deberías comer, eso siempre te llena de energía.


— Si, quizás después – Volteo para mirar al frente y se acomodó en la mesa ocultando su rostro entre sus brazos.

 

“Esto esta extraño” Pensó la sombra analizando a su chico. Mientras el día pasaba las cosas se ponían más extrañas aun, sobre todo a la hora del almuerzo, Kagami apenas  probo bocado y eso no le gusto para nada al pequeño, obviamente  a su tigre le estaba pasando algo y el hecho de que no le dijera que era le estaba comenzando a molestar…Quería preguntar pero tenía la esperanza de que Kagami  tuviera la confianza de contarle sus molestias durante el día, pero eso…jamás sucedió.


Se encontraban en las prácticas, y a medida  que el tiempo pasaba todos los integrantes del equipo se daban cuenta que la concentración y coordinación del pelirrojo estaba por los suelos, los pases que en su momento recibió de forma perfecta, resbalaban de sus manos, sus clavadas sin su característica energía y sus tiros poco precisos, nunca fueron capaz de llegar al aro.


— ¡Ya basta! Kagami-kun estas fuera — Exclamó la entrenadora después de tocar su silbato llamando la atención de todos.


—Pero…


—No quiero quejas, no sé qué te sucede pero por hoy solo ve a hacer tus estiramientos y luego te vas a casa — Luego de eso sonrió de forma tenebrosa — Después me cobrare de todas tus faltas, Kuroko-kun ayúdalo por favor.

 

A pesar de las protestas del pelirrojo, la sombra pudo convencerlo, ya que no sacaba nada en seguir si estaba jugando bastante mal. Se fueron a un rincón del gimnasio para comenzar.


— ¿Kagami-kun tienes algún problema? —Pregunto el peli celeste algo cansado de que el tigre no fuese capaz de confiar en él, cuando ya habían pasado unos minutos sin decir nada.


—Claro que no, es solo que hoy… - Hizo una pausa como pensando en que palabras debía decir — no me siento muy bien…


—De eso me he dado cuenta, ¿estás seguro que no es nada?…ya sabes que puedes contar conmigo.


—Lo sé, enserio no te preocupes —le respondió mostrando aquella sonrisa que lograba derretir a Kuroko.


—Kagami-kun hace un momento quería decirlo,  pero siento que tu cuerpo tiene más temperatura de lo habitual.

—Eso es obvio, hemos estado corriendo durante todo el rato.


—No me refiero a eso.


—Claro, ya te has vuelto un pervertido que sabe mi temperatura corporal – Se burló de su luz. Kuroko se avergonzó un poco — No te preocupes — se apresuró en responder.

 

Luego de un rato ambos se encontraban en los vestidores cambiándose de ropa para ir a sus casas, Kuroko se había demorado más en entrar, Riko lo había llamado para preguntarle si sabía algo de Kagami. Pero poco pudo decir.


El camino a casa fue silencioso, y al momento de despedirse Kagami rehuyó al beso que Kuroko le iba a dar, indicando que había mucha gente en los alrededores.


 Más preocupado que antes llego a su casa ¿Y si Kagami ya no lo quería y no sabía cómo decirle?...


Esa noche el pequeño no pego los ojos en toda la noche, su luz estaba actuando demasiado extraño además de que no le había mandado el mensaje que le escribía antes de dormir y para colmo ni siquiera contesto el suyo, debían conversar y arreglar todo lo antes posible.

 

~*~

 

Ahora si ya no estaba entendiendo nada, nuevamente el tigre no se presentó en la mañana a sus clases, tampoco se dignó a contestar su mensaje. En el receso llamo mil veces aun a pesar de que el no acostumbraba a hacerlo pero nada, el timbre sonaba y jamás contesto.


Lo había decidido, iría al departamento de su novio y le preguntaría directamente que pasaba. Estaba realmente intranquilo, no puso atención a las clases y en el receso del segundo periodo fue donde la entrenadora a comentarle su preocupación inmediatamente  le dio permiso de faltar pero  siempre y cuando le avisara cualquier cosa.

 

~*~

 

Se encontraba frente a la puerta y sentía como sus manos temblaban. Tenía miedo… ¿Y si Kagami decidía terminar la relación? ¿Por qué razón se había vuelto tan distante de la noche a la mañana?

Sus dudas lo estaban matando. Al menos pudo haber respondido algún de sus mensajes o decirle a la cara lo que estaba pensando y…


 ¿¡Qué demonios había pasado con aquella hermosa relación que llevaban el día anterior!?  Exclamo para sus adentros ahora si estaba molesto y quería respuestas, sin más abrió la puerta con la llave que le había dado hace un tiempo Kagami.


Todo lucia ordenado al igual que siempre, pero algo llamo su atención y era los platos a medio comer que descansaban sobre la mesa, su tigre jamás dejaba comida… ahora que recordaba, el día anterior tampoco había tenido mucho apetito.

— ¿Kagami-kun? — Preguntó pero no recibió respuesta, un pequeño ruido proveniente de la habitación lo alerto.


Al ingresar vio a su luz durmiendo… ¿Tranquilamente?


No…

 

Eso no era así, el chico respiraba de forma agitada, en menos de un segundo la sombra se encontraba al lado de su luz y comprobó con horror que estaba ardiendo en fiebre, asustado se dirigió hasta el botiquín que tenía en el baño en busca de alguna compresa fría que por suerte logro encontrar, la puso en su frente y se dispuso a cambiar su ropa y las sabanas, ya que se encontraban toda sudada.


Fue por algo con que limpiarlo y por una muda de ropa, algo ligero, la cosa se había complicado demasiado cuando vio que Kagami no cooperaba en nada, la sombra podría jurar que  su tigre se la estaba haciendo más difícil apropósito. Pero como él era de las personas que jamás se rendía logro su cometido. A cambio termino más cansado que en los entrenamientos de Riko.


Cuando vio que su amado descansaba más tranquilo fue por algo a la farmacia y de paso a la tienda de 24 horas por algo que fuese fácil de digerir ya que debía dolerle la garganta y por esta razón su apetito no era el mismo, al llegar a casa fue directo a la cocina e hizo un poco de avena, para que cuando despertara estuviese tibia, cuando termino y como no tenía nada mejor que hacer fue donde el tigre cambiando nuevamente la compresa y se acostó junto a él para velar su sueño, mientras tanto buscaba en su celular alguna solución para el resfrió.

 

~*~

 

El lugar donde se encontraba se sentía acogedor, una especie de burbuja cálida de la cual no quería salir, se sentía cómodo y protegido con gusto se quedaría en ese lugar por siempre, lo malo es que algo lo hizo volver a la realidad recordando el último lugar donde había permanecido, rompiendo su hermoso sueño.


— ¡Kagami-kun! – Exclamó abriendo los ojos de golpe.


— ¿Qué sucede? — Se escuchó una voz bastante ronca — Gracias por cuidarme, nunca pensé que
esta sería la razón por la cual decidieras usar la llave.


—Kagami-kun es un tonto — Se molestó acurrucándose nuevamente en los brazos de su luz, ya que se había dado cuenta de que ese era el lugar cómodo en el que se encontraba unos minutos atrás.

—No deberías estar tan cerca — Menciono el tigre alejándolo un poco.


— ¿Por qué? — Pregunto con sus grandes ojos celestes llenos de súplica.


—No quiero que enfermes.


— ¿Es… solo por eso? —Preguntó dudoso


—Claro, ¿Por qué mas podría ser? — Pregunto extrañado, pero la mirada de la sombra decía mucho más de lo que aparentaba - ¡Demonios Kuroko no pensaras que…!


— ¡Pero Kagami-kun no era claro! ¿Qué quieres que piense? —Levanto la voz como pocas veces lo hacía — ¿Por qué no me has dicho que te sentías enfermo?


—Rayos lo siento, pensé que sería cosa de un día, de verdad lamento el mal entendido, pero no quiero que pienses que te dejare, eres lo que más quiero — Con una de sus manos acaricio el rostro del chico que estaba junto a él.


—Kagami-kun enfermo dice cosas bastante profundas, pero solo con eso no lograras que te perdone.


—Bueno… ¿Qué tal si hago tus malteadas por un mes completo?


—Me gusta la idea pero…


— ¿Pero?


—Quiero que Kagami-kun haga mis batidos solo cuando lleve un delantal puesto.


— ¡Claro que no! ¿Cómo se te ocurren esas cosas?...  ¡Jamás… - Las palabras quedaron a medias ya que su estómago había rugido de una forma escandalosa.


—Iré por algo de avena – Comento poniéndose de pie — Pensé que algo así podría ocurrir.


— ¿Lo has hecho tú?


—Claro  — Afirmo besando su mejilla antes de salir de la habitación.

 

Unos minutos después Kagami observaba el plato frente a él de una forma sospechosa, siempre había pensado que la avena no tenía un aspecto agradable y sin embargo  Kuroko había logrado que se viera de alguna forma más extraña aun.


Pero la había hecho su amado así que sin más comenzó a comer. Para su sorpresa el sabor no era malo, y termino comiéndoselo todo,  de apoco comenzaba a sentirse mejor.


— ¿Quieres que traiga otra cosa? — Se atrevió a preguntar cuando vio el plato vacío.


—No te preocupes, aun me duele la garganta. Creo que en un momento más.


—Es extraño verte comer tan poco — Se acercó y le quito el plato para lavarlo — Aunque podría acostumbrarme a aquella voz ronca, es sexy.


—Claro búrlate chico malo  —  Kagami se acomodó nuevamente en la cama, a pesar de los cuidados la fiebre no había desaparecido en su totalidad por lo cual aún se sentía débil.


—Vuelvo en un momento no te levantes, si necesitas algo me llamas.


—Está bien.

 


Al volver vio que su querido pelirrojo se encontraba con los ojos cerrados, sus mejillas aún se encontraban algo coloradas, a pesar de que su chico no se encontraba en su mejor momento. A los ojos de kuroko le parecía totalmente adorable. Fue hasta el botiquín para cambiar la compresa nuevamente.


—Gracias por cuidarme — Hablo Kagami abriendo sus ojos.


—Es lo mismo que harías por mi si estuviese en esta situación, por cierto ya avise en casa y hoy me quedare aquí – Informo el peli celeste sentándose en la cama a su lado – Mi abuelita manda saludos y espera que te recuperes luego.


—Tendré que ir a verla cuando me recupere, todos en tu familia se han portado muy bien.


— ¿Lo dices enserio? Acaso no recuerdas que mi padre quiso matarte — Kuroko se sentó a su lado y tomo su mano comenzando a acariciarla.


—Bueno lo comprendo, estoy corrompiendo a su “pequeño angelito” — El tigre sonrió al recordar las palabras del padre del chico.


—Nunca lo olvidaras ¿Cierto?


— ¿Tú que crees? Aunque lo de pequeño se lo reconozco — Se burló ahora él tocando con uno de sus dedos la punta de la nariz de la sombra como si fuera un niño.

 

—…


—Ya no te enojes.


—…


— ¿Kuroko?


—Nee, Kagami-kun ¿Cómo te sientes? — Pregunto serio el peli celeste.


—Mucho mejor, solo un poco acalorado y el dolor de garganta que se ira pronto…sabes el hermoso enfermero que contrate es bastante bueno en lo que hace.


— ¿Y si ese enfermero tuviese otra cura en mente?


— ¿Eh?


— ¿Me dejarías probarla? – Pregunto bajando la mirada.

 

El tigre pensó que Kuroko había preparado otro tipo de comida, y por ello se encontraba algo cohibido ya que este no era su punto fuerte, y debido a que el chico tenía la vista gacha no pudo darse cuenta de la verdadera intención de la sombra.


—Claro que sí, sabes que confió ciegamente en ti Tetsuya — Esas palabras fueron lo suficientemente intensas para que el pequeño se tirara sobre el enfermo sin ningún reparo.


—Amo cuando me llamas por mi nombre — Lo beso, y esta vez el tigre no fue capaz de apartarlo pues el mismo había buscado esa reacción y le encantaba, siempre que su amado tenía estas muestras de afecto no podía evitar pensar en un pequeño minino.


— ¿Qué tal si pruebas hacer lo mismo?


—Está bien Taiga~ - Ronroneo en su oído.

 

Una corriente recorrió su espina dorsal el escuchar aquellas hermosas palabras, pero lo que no se imagino fue que el chico no se conformaría solo con aquello, las manos del travieso gatito se fueron directo hacia su camiseta y la saco dejando a la vista aquel trabajado torso.

 

— ¿Qué estás haciendo? — Pregunto extrañado.


—Es el tratamiento, solo debes quedarte en silencio y dejarme seguir. ¿De acuerdo?


— ¿De dónde has sacado esto? Ahh! No…hagas eso – Gimió al sentir la mano del chico en su entrepierna.


—Se~cre~to~ — Canturreo el muchacho con un tono tan exquisito que fue lo único que falto para que el autocontrol del tigre se fuese por la borda — Taiga, tu amigo quiere salir a jugar ¿Le darás permiso?


— ¿Enserio tu padre cree que eres un ángel?


—Pero si lo soy, soy un angelito que quiere lo mejor para ti…Ahora responde.


—Claro que si… ¡Maldición no se te ocurra dejarme así!


—Como usted mande señor paciente.

 

Sin más las manos de Kuroko fueron directamente al pantalón de su luz y lo bajo dejando a la vista aquel miembro que ya comenzaba a gotear un poco de pre semen, se veía delicioso, tenía que probar ese manjar.


—Deja de mirarlo y hazlo quieres…me estas volviendo loco.


—No seas impaciente tigre…Además te recuerdo que ni siquiera lo querías, yo quiero disfrutar de mi comida lentamente.


—Enfer…mero malvado. — Jadeo.


— ¡Buen provecho! — Exclamo juguetonamente antes de meterse por completo aquel trozo de carne en su boca para comenzar a degustarlo con absoluto placer y devoción.

 

Obviamente el tigre no se quedaría solo observando como su niño le hacia la felación de su vida, aunque le encantaba ver ese rostro serio mientras hacia el trabajo también quería que al sombra se sintiera bien. Así que llevo una mano hacia el trasero de este colándola dentro del pantalón llegando al punto que profanaría una vez más, sus dedos comenzaron a penetrar aquella pequeña entrada mientras hermosos gemidos escapaban de vez en cuando de la boca de su sombra.


—Tetsuya no sigas… terminare…


La sombra hizo caso omiso al pedido y en vez de detenerse comenzó a lamer con más ganas mientras con sus manos masajeaban los testículos del su novio, solo eso fue suficiente para que Kagami se derramara en la boca del pequeño.


—Delicioso — Comentó levantándose y limpiando sus labios para sacar el resto de semen que se había derramado.


—Ven aquí, aun no te vienes es tu turno.


La ropa de Kuroko desapareció en menos de un segundo, el miembro de la luz se irguió de forma
inmediata al ver ese níveo cuerpo que amaba, de ser él lo tendría de esa forma por siempre. Sin esperar más puesto que los dos estaban más que listos Kagami lo penetro sin compasión, amaban esa unión, la cercanía, incluso la temperatura que compartían. Esa noche a pesar de que el tigre estaba enfermo lo hicieron cuantas veces el cuerpo del pequeño lo permitió.

 

~*~

 

Los primeros rayos de sol se filtraban por la ventana y un tigre comenzaba a despertar, encontrándose con aquel ser que llenaba su vida de paz y amor ¿Cuándo serian el momento de despertar de esta forma cada mañana?, se preguntó.  Aún  faltaban unos años para que se lo permitieran, pero agradecía que al menos un par de veces a la semana pudiese hacerlo.

Esta mañana se sentía mejor que nunca, el resfrió había desaparecido en su totalidad, los cuidados proporcionados por su enfermero particular habían dado frutos. Lo malo es que había agotado todas las energías del peli celeste.


Le pagaría de la forma que más le gustaba a la sombra, un buen desayuno y de postre para el almuerzo un batido hecho en casa.


Aquel día sábado seria de regaloneo. Por suerte no habían clases y esperaba que el  lunes  la entrenadora los perdonara por faltar al entrenamiento…Bueno eso era lo de menos, al final el entrenamiento seguiría siendo espartano como siempre.


Sin más se levantó para darle una sorpresa a su niño…

 

~*~

 

Lunes después de clases…

 

—Lo siento mucho entrenadora pero estoy preocupado por él  — Hablaba Kagami con una pequeña reverencia.


—Ustedes son un par de idiotas, aunque ahora que lo dices también me preocupa el hecho de que no se haya comunicado con alguno, de ti lo creo pero Kuroko-kun no es así.


— ¿Entonces me permite ir a su casa?


—Está bien, pero que les quede claro que me pagaran todas las horas que han faltado – Expreso la chica cruzando los brazos sobre su pecho.


— ¡Gracias!


Sin más salió corriendo en dirección a la casa de su persona amada, al tocar el timbre fue inmediatamente recibido por una noble anciana que lo saludo con cariño.


—Taiga-chan muchas gracias por venir, yo iba de salida y no sabía con quién dejar a Tet-chan...verás...


— ¿Qué le paso? – Interrumpio mirando a la anciana preocupado.


—Nada grave no te preocupes… ¿Puedo dejarlo a tu cuidado? Sus padres llegaran tarde y bueno yo había quedado con unas amigas, sino puedes lo entenderé.


— ¡Yo lo cuidare vaya tranquila! 


—Eres un amor, te lo agradezco  — Dijo tomando el bolsito que tenía sobre la mesa — Tet-chan se encuentra en su habitación, me alegra mucho que estés bien… Por cierto creo que deberías darle la misma medicina que él te dio, parece que lo has contagiado.


— ¿A qué se refiere? – Pregunto nervioso intuyendo lo que diría la anciana.


—Un poquito de ejercicio y sudor ayudan a quitar la fiebre, eso funciono contigo — Comento de forma divertida.


—No me diga que…


—Un pequeño truquito de abuela…Ahora si me disculpas – Le dio un cálido beso en la mejilla para luego dirigirse a la puerta – Por favor no dejes que se desmaye – Cerro un ojo de forma picara para luego salir de aquel lugar dejando a un pelirrojo con la boca abierta y el rostro  aún más rojo que su cabello.

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por llegar hasta aqui y espero que lo hayan disfrutado.

Amo a esta pareja!!!

Un saludo especial a Reiga-chan que me ayudo con la revision.

Nos leemos en otra oportunidad.

Si tienen alguna sugerencia no olviden dejar un review, quizas me demore pero lo contestare.


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