Pasó nuevamente el peine por su cabello, y luego de darse un último vistazo en el espejo, salió de su habitación, claro, tomando su cartera y llaves antes de.
Cabello plateado, jeans negros rasgados de las piernas, playera blanca y chaqueta del color de sus pantalones. Y para rematar, una cadena gruesa alrededor de su cuello y un anillo en el anular de su diestra. “Me arreglé más de lo normal” pensó mientras caminaba por una avenida muy transitada. Frotó sus manos en el interior de sus bolsillos y respiró profundo. No hacía falta ser adivino para saber que el joven estaba nervioso.
Bajo el cielo oscuro, y vistiendo también ropa abrigadora y casual, un rubio esperaba, nervioso, afuera del cine. Y al igual que el peliplateado, también frotó sus manos, más por los nervios que por frío. Revisó su celular, faltaban diez minutos para la hora acordada con el moreno.
Cerró los ojos y suspiró. Jong Up. No dejaba de pensar en él. Desde que se conocieron, en la escuela media, se había apoderado de sus pensamientos, y sobre todo, de su corazón. Y aunque aún eran amigos, las cosas pintaban a la perfección para ser una pareja.
Se ruborizó ante el pensamiento del inicio de una relación.
Jong Up llegó, y desde metros atrás solo podía divisar al rubio. Vestía pantalones negros ajustados, botas y un saco negro que cubría perfectamente su torso, pero que también le sentaba a la perfección. Alto. Por suerte el saco no era largo o le haría ver un poco más alto.
Ambos se sonrieron. Tan torpes. Tan nervios. Enamorados.
r13;Jun Hong, ¿entramos? –se tomaron de las manos, ambos nerviosos. Sus corazones latían con tanta fuerza, como si estuvieran corriendo una maratón.
La película no era gran cosa, al ser ambos unos críos eligieron una animada. Además, ninguno prestaba atención a la pantalla, sino al otro.
Jun Hong tenía vista al lunar que el moreno tenía al costado, en el puente de la nariz. Le encanta. Su pasatiempo favorito era picarlo para molestar al más bajo.
Mientras que Jong Up, él solo podía mirarle por el rabillo del ojo. Cada vez que comía palomitas o bebía de la soda, sus sonrisas cuando decían algo gracioso en la película, o cada vez que se relamía los labios.
Sus manos se tocaron cuando ambos iban a agarra palomitas, pero claro que no fue un accidente o coincidencia. Ambos lo querían, y sonrieron cuando pasó.
La película terminó y ambos seguían tomados de las manos, mirando al otro con una tonta sonrisa adornando sus labios, y así caminaron hasta llegar a una pizzería.
Los silencios eran cómodos, dedicándose miradas tiernas e inocentes, con la ilusión del primero amor. Aunque de vez en cuando uno de los dos hablaba sobre lo poco que recordaba de la película y el otro asentía mientras masticaba su pizza.
r13;Pero tú bailas mejor que yo –Jun Hong las mejillas y Jong Up se las apretó.
r13;Y tú hablas muy rápido y también bailas muy bien. –Ambos se quedaron callados por unos minutos, comían pizza y se miraban.
r13;Jong Up, ¿por qué nunca subes de peso? Todo el tiempo te veo comiendo hamburguesas y pizzas y nunca te pones gordo.
r13;Ese es mi súper poder –Respondió el peliplateado y ambos rieron.
El regreso a casa fue exactamente igual. Hablaron de animes, mangas, música y hasta de la escuela, lo habitual en ellos. Risas, empujones y golpes amistosos, e incluso besos en las mejillas y frentes. Si algo les encantaba era hacer sonreír al otro.
r13;¿Tienes que irte ya? No quiero… –Jun Hong hizo un puchero abultando los labios.
r13;Pero mañana nos veremos en la escuela.
r13;Entonces llega temprano para verte más tiempo.
Ambos seguían tomados de la mano, Jong Up en el porche de la casa y Jun Hong abajo.
r13;Junnie… –Jong Up rompió el silencio en el que habían permanecido por algunos minutos.
Uppie… –respondió el nombrado, sonriendo.
r13;… Nada… –Jun Hong suspiró. Por un segundo el corazón se le había acelerado al pensar que el más bajo se le confesaría.
r13;¿Qué? –El otro negó, y luego de casi dos minutos habló.
r13;¿Quieres… quieres ser mi n-novio?
Los ojos del menor se agrandaron e iluminaron, su sonrisa se hizo más grande. Jong Up no lo veía, observaba el piso en espera de una respuesta, si lo rechazaba entonces no iba a ver sus lágrimas.
r13;Sí quiero, Jong Uppie. Quiero ser tu novio. –Respondió. Ambos se abrazaron y Jun Hong se inclinó. Sus labios se rozaron por apenas u par de segundos, antes de que el más bajo los juntara por fin en un tierno, pequeño e inexperto beso.