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En sueños (YoonJin) por Kantona Park

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Notas del capitulo:

Este fic lo escribí para un fic exchange realizado en spanishbtsfics.tumblr.com, por lo que es posible que lo encontréis también allí.

Es la primera vez que escribo sobre esta pareja y fue a petición. Espero que los disfrutéis mucho ^^

Yoongi pestañeó varias veces antes de sentirse cegado por las luces. Le costaba un poco abrir los ojos apropiadamente. Qué decir de enfocar bien los objetos que supuestamente había a su alrededor. Los párpados le pesaban, por lo que decidió mantenerlos cerrados un poco más. Podía apreciar un suave pitido a su izquierda. Pero no le resultaba molesto. Un olor característico inundaba sus fosas nasales, sintiendo familiaridad hacia esa sensación. Notaba unas sábanas algo acartonadas cubrir su piel desnuda. El rostro lo sentía frío, pero el resto del cuerpo tenía la temperatura adecuada.

 

Una vez que por fin pudo despejar la mente, abrió los ojos despacio. Estaba solo, tumbado sobre una cama en una habitación de color blanco. A su izquierda había una máquina, la responsable del suave pitido. A su derecha, había una gran ventana de cristal. A través de ella, veía a lo lejos, unas pantallas de ordenador en las que algunas personas miraban interesados. Justo en el centro de todas, había una columna con un reloj. Eran las diez y once minutos.

 

No le costó mucho trabajo llegar a la deducción de que estaba en el hospital. En el dedo índice de su mano izquierda había una pinza. Seguramente la encargada de registrar las constantes vitales de su corazón. En el brazo derecho, una gran cantidad de tubos llegaban a una vía intravenosa. Alzó levemente la cabeza y vio varias botellas colgadas, cuyo contenido, se iba vertiendo en su interior.

 

Apartó levemente la sábana que le cubría para mirar debajo. Un gran número de pegatinas conectadas a cables se extendían a lo largo de su pecho. Se mojó los labios resecos antes de continuar con su propia inspección. Tenía miedo de encontrar algo que no le gustara bajo esas sábanas. Alzándolas un poco más, miró su vientre y piernas. En las extremidades inferiores tenía algunas gasas y vendajes. Pero no parecía nada serio.

 

Volvió a bajar la sábana, aliviado. Parecía que no era demasiado grave lo que fuera que le hubiera ocurrido. Intentó incorporarse de la cama, fallando estrepitosamente. El cuerpo le pesaba tanto que le resultaba completamente imposible ascender siquiera unos centímetros la espalda del colchón. Su mente estaba nublada. Pero físicamente no sentía ningún dolor.

 

De repente, una imagen apareció en su memoria. La figura de un hombre. Frunció el ceño suavemente ante lo que parecía un recuerdo. No era capaz de decir nada de aquel sujeto que había vislumbrado, sólo una sensación extraña. Dio por hecho que aún no estaba muy lúcido, por lo que cerró los ojos de nuevo presa de un cansancio injustificado.

 

 

Era el mismo hombre. Una figura masculina y joven. Estaba completamente seguro. El rostro lo tenía completamente borroso. Ni siquiera era capaz de apreciar adecuadamente el color de su cabello. Era como si una persona con un millón de dioptrías mirara a otro. Quería fijar la vista mejor. Poder apreciar quien era esa persona que no podía ver y se encontraba a su lado.

Despertó completamente frustrado. Había sido todo un sueño. Sin embargo, le había parecido tan vívido que era casi palpable. En esta ocasión, al abrir los ojos, una sonrisa más que conocida estaba a su derecha observándolo.

r13; ¿Has despertado ya, bella durmiente? r13; La pregunta de Namjoon le hizo sonreír.
r13; Déjate de idioteces y cuéntame por qué estoy aquí. r13; No recordaba haber tenido una voz tan pastosa y grave ni en la peor de sus resacas.
r13; Me has dado un buen susto, maldito cabrón.

El rostro de Namjoon le preocupó. Por norma general, su mejor amigo no era demasiado cariñoso. Pero le había apretado el brazo de manera reconfortante mientras un gesto extraño se le extendía por la cara.
Su relato lo dejó algo en shock. Según Namjoon, había tenido un accidente con la moto mientras volvía a casa un viernes por la noche. Una leve llovizna había levantado el aceite residual del pavimento, consiguiendo que la rueda trasera se deslizara como si estuviera en una pista de hielo. El resultado había sido su cabeza impactando contra un pivote de la acera. A pesar de llevar el casco, el fuerte golpe contra el hierro no había servido de mucho. Siempre había querido comprarse un casco mejor. Tenía que dejar de lado la pereza.

Cavilaba entre sus pensamientos sobre un nuevo casco cuando algo llamó su atención. Namjoon había hecho una pausa en su historia. Lo miró con curiosidad, viendo a su amigo algo acongojado. Alzó una ceja, instándolo a hablar.

r13; Llevas aquí dos semanas, Suga. Has estado en coma todo este tiempo.

A su amigo nunca se le había dado muy bien dar malas noticias. Pero consideraba que estas dos oraciones las había dicho con toda la cautela del mundo. A pesar de que el mensaje no había sido el mejor, sabía que lo que realmente quería decirle era que había estado jodido. Más muerto que vivo.

Le contó los tratamientos que había recibido. Cómo los médicos no daban claras respuestas de su estado a causa del gran golpe en la cabeza. Unos días antes, parecía que había despertado. Abrió los ojos durante unos segundos, dando a pensar que sería permanente. Sin embargo, se había sumido de nuevo en su sueño. Tras unas cuantas respuestas más, el tiempo de visitas había llegado a su fin. Namjoon tuvo que dejarle de nuevo solo. Sin embargo, a pesar del aprecio que le tenía a su casi hermano, lo agradeció. Sentía un sopor con el que era imposible luchar.

La figura se aproximó a su rostro, haciendo que lo viera incluso más borroso. Se acercaba a cámara lenta. Sabía que era joven, que era un hombre, pero no podía explicar por qué lo sabía. Por fin apreciaba el color de su cabello. Era castaño. Pero no podía ver muchos más detalles del mismo.


A los pocos días pudo salir de cuidados intensivos. Las enfermeras habían sido realmente amables con él durante su estancia en ese área. Algunas noches, cuando los médicos no estaban, se acercaban a su habitación para darle conversación. Entendían que el pobre estaba algo solo, ya que durante las noches no había tiempo de visita. Sus padres y hermano lo habían visitado cada día. A pesar de que vivían lejos, todos se habían trasladado a la ciudad para verle durante la escasa media hora que permitía el hospital. Sus rostros lucían cansados por el disgusto de esas dos semanas. Pero poco a poco iban recuperando las sonrisas cada vez que Yoongi bromeaba.

Le habían asignado una habitación en la sexta planta. A su lado, yacía una mujer mayor con gesto agradable. Resultando luego ser una pervertida que le decía cosas fuera de tono, haciéndole reír con todas sus ganas. Su madre torcía gesto cada vez que esto ocurría, tratando de parecer disgustada cuando en realidad contenía la risa. No sabía si la mente de esa mujer estaba lúcida, pero era su entretenimiento en los largos días de hospital.

Unos cuantos días después, miraba a través de la ventana. Desde su posición, estaba situada a la derecha, y los rallos de sol del atardecer se colaban gustosos entre las cortinas. Su familia había ido a por algo de comer, por lo que tuvo tiempo de reflexionar. Cada vez que cerraba los ojos, la imagen del hombre aparecía como por arte de magia. Cada vez, iba viendo algunas cosas con algo más de claridad. Pero aún no había conseguido observar su rostro. Hasta ahora, solo tenía clara la textura de su pelo. Era castaño, brillante, y parecía tener una suavidad peculiar. La sola idea de pensar en el pelo de un tío lo avergonzaba.

Escuchó como sus padres abrían la puerta de la habitación. Pero no tenía ganas de hablar, sino de pensar en el hombre que le visitaba en sueños y le daba tanta curiosidad. Cerró los ojos haciéndose el dormido, cayendo rendido al final por tanto pensar.

Una vez más, el rostro estaba cerca del suyo. Intentó alargar la mano, pero esta no le respondía. Oía un murmullo, deduciendo que el hombre le estaba hablando. No entendía lo más mínimo. Era como si un susurro en otro idioma acariciara sus oídos de forma lejana. Intentó fijarse en los detalles que pudiera, todo aquello que sus ojos decidieran reconocer. Aparte de su tan conocido cabello, pudo ver los colores de su ropa. Era blanca, en el centro algo de color azul verdoso. No podía vislumbrar bien si era un dibujo o dos prendas diferentes.


A causa de las heridas en sus piernas, sumadas a la inactividad durante dos semanas, era necesario que acudiera a rehabilitación. Una señora gorda con la sonrisa más amplia que había visto en su vida era la encargada de indicarle como realizar los ejercicios. Al principio consistía en una movilidad muy lenta de las articulaciones. Intentando fortalecer los tendones y músculos. Poco a poco los ejercicios subían de intensidad, provocando que llegara rendido a su camilla después de la sesión.

Los sueños cada vez eran más largos. O al menos eso sentía él. Sin embargo, eso no quería decir que hubiera tenido más pistas sobre la persona que aparecía en ellos. Hasta ahora tenía claro su cabello, el color de su ropa y la forma de su mandíbula. Su rostro era alargado, perfilada en forma de V. Aparte de eso, sólo había un detalle que llamaba su atención. Pensaba que era debido a la transformación que hacía su mente de la imagen, pero ese hombre tenía los hombros más anchos que jamás había visto. Este hecho provocaba que desde su perspectiva, la cabeza se viera mucho más pequeña de lo que debería.

Namjoon iba a verle de vez en cuando. Le contaba que tal iban las cosas en la universidad. Ambos estudiaban música, siendo el lugar donde se conocieron. En muy poco tiempo se habían hecho muy cercanos, y ahora, eran prácticamente hermanos. Las novedades que le contaba eran entretenidas. Los típicos cotilleos de universidad que resuenan por todo el campus. Criticaban a sus profesores, sus métodos de evaluación y los trabajos que les ponían. Yoongi estaba exento de realizar todos ellos a causa del accidente, teniendo que presentarse a un pequeño examen cuando estuviera recuperado para poder aprobar las asignaturas.

Sin darse cuenta, soltó un suspiro en medio de la conversación. Namjoon lo conocía demasiado como para saber que había algo que le preocupaba, preguntándole sin tapujos.

r13; ¿Qué te pasa por la cabeza?¿Alguna enfermera o enfermero demasiado guapo?¿Quizá un médico? r13; las preguntas de Namjoon le hicieron reír. Siempre había agradecido que aceptara su bisexualidad con tanta naturalidad.
r13; Namjoon, sueño con un tío todos los días. Y no le conozco.

Tras hacerle una descripción exhaustiva de cada uno de sus sueños, Namjoon frunció el entrecejo. Era cierto que le daba pocos detalles, pero de por sí no le sonaba el «hombros de ganster». Tal y como le había apodado Yoongi. El menor estaba igual de confuso que el rubio, prometiéndole investigar un poco con tal de dejar más tranquilo a su amigo.

Una sensación insuperable recorrió su espalda. Unos labios gruesos, de color vivo, se encontraban esbozando una sonrisa. Una llena de dulzura. El de abajo era ligeramente más grueso, pareciendo algo hinchado. Los dientes eran rectos, de un blanco puro. El corazón de Yoongi palpitó con todas sus fuerzas. Era la sonrisa mas preciosa que había visto en su vida.
Por fin había llegado el momento de salir del hospital. Parecía que había estado allí dentro una eternidad. Tras unos días junto a su familia, en los que se aseguraron que estaba completamente recuperado, volvieron a sus respectivas casas. El primer día de su recuperada soledad, se lo pasó durmiendo. Repitiendo en su cabeza una y otra vez el sueño de esos labios que aún le quitaban el aliento. Había llegado un punto en el que estaba completamente obsesionado con la imagen. Necesitaba saber quien era el hombre de sus sueños.

Aún tenía que acudir dos veces por semana a rehabilitación. Por lo que aprovechando que volvía al hospital, decidió preguntarle a todo el mundo por el chico. Las enfermeras decían que veían a demasiada gente a lo largo del día. No recordaban a nadie con esa descripción, se sentía avergonzado. No les contaba la historia, pero en cuanto le preguntaban detalles como su nombre y no sabía que responder, se sentía un completo idiota. Quizá, esa imagen perfecta era simplemente una invención de su subconsciente.

Un par de ojos rasgados adornaban el rostro. Unas líneas perfectas que trazaba levemente una curva hacia abajo. Eran marrón oscuro, profundos. Unas leves bolsas se emplazaban bajo esas orbes que le atrapaban. Cuando el hombre de sus sueños sonrió, los ojos casi desaparecieron. Dejando sólo una espesa línea de pestañas. Yoongi sentía como dejaba de respirar al mirar esos ojos amables.

 

Había llegado el momento de volver a la universidad. Quizá la rutina le haría olvidar la obsesión que sentía con dormir. Ahora, sólo pensaba en caer rendido para encontrarse con la imagen que lo estaba llevando a la locura.

Nada más llegar, Namjoon lo recibió con un gran abrazo. Sus compañeros también lo saludaron de manera efusiva, alegando que después de esta recuperación tan larga, debían celebrarlo. Tras las clases, decidieron ir a la facultad de medicina. Según sus compañeros, se estaban montando una gran fiesta que no se podían perder. Yoongi no tenía muchas ganas, pero creía que un poco de vida social no le iba a venir mal.

Las risas no se hicieron de esperar. Realmente necesitaba estar de nuevo con sus amigos. Las cervezas volaban en sus manos, haciendo que estuviera más hablador y participativo. La música era fuerte. La gente estaba muy animada, algunos incluso bailaban. Tras unas bromas absurdas, era su turno de ir a la barra para pedir una ronda. Esperaba apoyado en los antebrazos mientras el ocupado camarero no daba a basto con todos los pedidos.

r13; ¿Yoongi?

Giró el rostro hacia la voz que le llamaba y le temblaron las rodillas. Sus piernas se habían vuelto de mantequilla. El corazón se le iba a salir del pecho. Estaba incluso mareado. Dudó sobre si se había quedado dormido sobre la barra mientras esperaba. Pero no era posible, esa imagen era la más nítida que había tenido en su vida. El chico de sus sueños, se presentaba ante él en toda su gloria.

r13; Perdona, no me he presentado. Me llamo Seokjin. Estuve haciendo prácticas en el hospital y estuve siguiendo tu caso en la unidad de cuidados intensivos.

La sonrisa abarcó todo el rostro de Seokjin. Era incluso más perfecta de lo que él la había rememorado en cada uno de sus sueños. Tras reaccionar, se disculpó por su torpeza. Comenzaron una conversación animada. El chico era todo un encanto. Él había estado junto a su cama cuando despertó de repente durante unos momentos. Ahora todo encajaba. La imagen de sus sueños era el recuerdo de cuando le vio en el hospital. Al ser de prácticas, cada día estaba en una sección, por lo que los estudiantes de medicina pasaban bastante desapercibidos entre el personal.
No dejaba de sonreír mientras le hablaba. Namjoon, a espaldas de Seokjin, le hacía gestos graciosos que le indicaban que atacara, a lo que seguramente, él veía como una «presa». No quería estropearlo. Ahora que había encontrado, literalmente, al hombre de sus sueños, no podía hacerlo mal. Intercambiaron sus números de teléfono antes de irse a casa. Sintiéndose estúpidamente feliz.

Quizá, esta primera toma de contacto no quería decir nada. Que tuviera su número de teléfono, no aseguraba que comenzaran a ser algo más que simples conocidos. Pero Yoongi haría todo lo que estuviera en su mano para poder acercarse a ese hombre, que durante tantas noches, le había robado el aliento en sueños.


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