-…Entonces les rogué a mis padres para que el perro pudiera quedarse, aunque fue difícil. Sobre todo por quién se iría a hacer cargo de su comida, el veterinario y demás así que les asegure que yo lo haría con parte de mis ganancias. Básicamente tuve que firmar un documento para que me creyeran ya que no confiaban en que me ocupara…¡Pero lo hare totalmente! Siempre quise un perro y Wilson se ve tan feliz en casa…más específicamente en mi cuarto. Hasta ahora destruyo varios pares de medias y creo que le siguen mis zapatillas, pero no puedo retarlo. ¡Hace una carita tan linda! Hace que te sientas el peor ser viviente en la historia al regañarlo. ¡Inclusive es como si hiciera pucheros! Mira Kagamicchi…-le mostraba con entusiasmo cierto rubio a un pelirrojo alto, ignorando totalmente el aura negra que lo rodeaba.
Por su parte, Kagami se planteó (por quinta vez) porque demonios había deseado con tanto esmero que el Kise que conocía volviera.
¡Su jodido oído estaba sufriendo las consecuencias!
De acuerdo, tal vez era preocupante que Kise no sonriera ni estuviera de buen humor. Tal vez estuvo bien que él haya hecho que el rubio volviera a ser “él mismo”…
…si no fuera porque, de hecho, la verdadera personalidad del rubio te hacía querer convertirte en asesino en serie.
Porque… ¡Joder! Había olvidado lo irritantemente hiperactivo que era.
Desde que lo había esperado en la entrada del instituto este se le había pegado como chicle, sin dejar de hablar y hablar acerca de una y mil cosas (Kagami seguía sin entender cómo demonios no se quedaba sin aire. Misterios de la vida). Mmm…tal vez no sea tan mala idea ahogarlo en la piscina del colegio.
“¡Maldito Kise! ¡No son ni las ocho de la mañana y yo ya ando con instintos homicidas!” gruño el pelirrojo.
-Entonces… ¿Qué piensas?-Kise se había detenido. Mirándolo fijamente.
Oh-oh.
¿Sus ideas asesinas lo habían bloqueado tanto? ¡¿De qué demonios le estaba hablando Kise hace unos segundos?!
Pero si no contestaba algo…lo más probable es que el rubio se lo volviera a repetir y…
“¡Habla si no quieres conseguirte oídos nuevos y un abogado que te saque de la cárcel ahora!”
-Pues…que está bien.-dudo Kagami.
Kise río.
-¿Te parece que está bien que te mate, te corte en pedacitos que luego utilizare para que Wilson coma y luego me tiña de rojo, use lentes de contacto marrones haciéndome pasar por ti hasta poder huir con el dinero de tu familia a Italia dónde me pondré peluca y compraré ovejas convirtiéndome en un pastor llamado Gino?-le pregunto Kise con seriedad mientras arqueaba una ceja.
-…te verías bien pelirrojo.
El rubio volvió a reír.
-Está bien. Sabía que no me estabas escuchando…-se encogió de hombros, como restándole importancia.
“Ya estoy acostumbrado a que la gente no se interese en lo que digo realmente” pensó con una sonrisa triste.
Kagami sintió una opresión en el pecho. La culpa invadiéndole.
“Maldito Kise y su cara de cachorrito abandonado”
-Oye, lo siento.-se disculpó intentando animarlo…dándole una palmada en la espalda que hizo que casi se fuera de cara el piso.
-N-no está bien-dijo Kise intentando disminuir el dolor en su espalda.
-Es qué vengo de Estados Unidos, ¿Entiendes?-intento buscar una buena excusa para su falta de interés. Cuándo se dio cuenta de que lo que acababa de decir era realmente estúpido.
¿Vengo de Estados Unidos y..qué? ¿Ese país me enseño a ignorar a las personas? ¿Creemos qué la falta de interés es de buena educación? ¿Fui ignorado toda mi vida y ahora quiero hacértelo pagar aunque no te conozca?
(Ok, tal vez lo último lo saco de una conversación entre los dos protagonistas de la mala telenovela que Alex solía mirar a la noche…hasta que Dika le apagaba la tele y la obligaba a ir a dormir amenazándola con una sartén. Ok, tal vez no quería recordar lo traumante que era vivir con aquellas dos locas…)
Kagami buscaba tan desesperadamente una excusa para “disculparse” con el rubio, que no se había dado cuenta que Kise lo observaba con ilusión.
“¿Americano? Eso significa…¡Qué no tiene idea que soy modelo o algo por el estilo!” pensaba con un aura de felicidad rodeándolo (ponis y arcoíris incluidos).
-Yo, bueno…es decir, son mis primeros días en Japón por lo que estoy más distraído y…-balbuceaba el pelirrojo.
“¡Al fin conozco a alguien que no sabe nada de mi carrera!”
“¡Jodido Kise! ¡Haciéndome pensar una disculpa cuando mis neuronas no reaccionan desde tan temprano!”
“¡Mi primer verdadero amigo!”
“¡Ni bien solucione todo esto te golpeare por hacer sentir mal a los demás si te ignoran!”
“¡Y parece tan buena persona!”
“¡Tú y tu maldita cara igual al del gato con botas! ¡Discúlpate con los productores de Sherk por plagio!”
Lo bueno de esto es que el aura de felicidad de Kise se incrementaba igual que las venas de furia en la frente de Kagami.
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Aomine no sabía si reír o llorar por la situación por la que estaba pasando…
Y es que, no era normal que una persona que no llegaba al metro cincuenta y seis lo estuviera…aniquilando con la mirada.
-Tetsu-murmuro- no has dejado de observarme con un rostro de asesino serial y estoy bastante seguro de que tus ojos se convirtieron en dagas-comento- ¿Debería empezar a preocuparme?
Kuroko desvío la mirada.
-¿Sigues enojado porque no fuimos por un helado ayer?
El peliceleste se sonrojo al ser descubierto. Aomine sonrío.
-Tonto-susurro mientras le despeinaba el cabello, en un gesto amistoso que hizo que Kuroko contuviera el aliento- Podemos ir hoy si quieres.-agrego.- O tal vez deberíamos ir a las canchas de basket y olvidarnos del hela…
-¡VALLAMOS HOY!-interrumpió Kuroko levantando ambos brazos. Avergonzándose dos segundos después al darse cuenta del grito que había pegado, logrando que varios alumnos se asustarán.
-Acabas de asustar a los estudiantes de primero.-señalo el peliazul, divertido.
Sentía que algo extraño pasaba con su mejor amigo. Nunca había estado tan obsesionado con ir los dos solos a la heladería (usualmente era el peliceleste quién insistía en ir todos juntos)…
Abrió los ojos con impresión. ¿Podría ser qué…?
-Tetsu.-lo llamo Aomine.
Kuroko sintió que los nervios y las mariposas lo hicieron quedarse más estático de lo normal.
“¿Aomine-kun, será que por fin te diste cuenta?” pensó emocionado.
-Podría ser…-las esperanzas de Kuroko ascendían con cada palabra-que tú…-una sonrisa ilusionada se asomó en las comisuras de sus labios- ¿Te hayas contagiado de la adicción de Murasakibara por los dulces?
-…
-Porque no quiero cargar con dos diabéticos toda mi vida.
-…
-Y creo que la terapia de adictos al chocolate anónimos nos sacaría entrenamiento.
-…¿Aomine-kun?
-¿Hum?
-Cállate.
-¡Oi!
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Kouki nunca había tenido tantos deseos de… que la tierra lo tragase como en estos momentos.
-¿Furi?-Fukuda se preocupó. Llevaba varios minutos del otro lado de la línea y su amigo aún no respondía.-¿Qué haces?
-Deseo ser uno con la naturaleza.
-Ahhh…¡Espera! ¡¿Qué?! ¿Dónde estás? ¡¿Paso algo?! ¡No me digas que volviste a olvidarte darle de comer a tu octavo gato y este huyo como los demás…! ¡Furi no cortes!
Pero el castaño ya había cortado la llamada.
“¿Qué hago?” Pensó mientras observaba, aterrado, el gran rayón que le había hecho al auto de…bueno de alguien seguramente forrado en dinero. Con varios guardaespaldas, probablemente.
-¿Quién trae una Ferrari a clases?-pregunto con tristeza.- ¿Huir a África y cambiarme el nombre a Roberto no sería suficiente para no ser asesinado por esto?-Furihata miro a ambos lados mientras su gato llamado chispas simplemente lo observaba con aburrimiento.-¡No me mires así que fue tu culpa!-le grito al gato señalándolo con un dedo acusador. ¿Quién mandaba a chispitas a tener las garras tan largas? ¿O que le gustará tanto el color rojo como para querer jugar encima de aquel auto…? Se arrepintió al instante.-¡Esta bien lo siento! ¡No estés triste, por favor!-le pidió a su gato que solo lo miraba sin cambiar de expresión.
-Bien Kouki… -se preguntó- ¿Cuál es la decisión más madura que uno puede tomar en este tipo de situaciones?
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Takao bufo mientras esperaba a ver al peliverde por el comedor. Era la hora del almuerzo y no pensaba dejar pasar la oportunidad para poder vengarse.
-¿Ya vieron al nuevo estudiante?-escucho que le decía una chica a sus amigas cerca de él.
-Sí, oí que lo expulsaron de su escuela anterior…
-¿Qué? ¿Por qué?
-Creo que ataco a un profesor o algo así…
-¡No inventes!-opino otro chico, acercándose a ellas- ¡Yo escuche que lo expulsaron de tres escuelas!
Varios empezaron a murmurar en una voz no muy baja, logrando que el pelinegro viera como un grupo se entretenía debatiendo acerca de que era lo peor que había hecho.
“Parece que mi fama me persigue” pensó con una sonrisa hipócrita “Bueno, al menos me dejarán solo, si saben lo que les conviene”
-Hola, Takao-kun. Buenos Días.
Takao se sobresaltó al escuchar que alguien le dirigía la palabra. Estudio detenidamente al chico frente a él con desconfianza. En su cabeza había una sola pregunta:
¿Por qué le estaba hablando?
-Mi nombre es Akashi Seijuro y…
-¿Qué demonios quieres?
El pelirrojo arrugo el entrecejo al escucharlo. Luego suspiro y continúo.
-Conocerte. Te has hecho una reputación antes del quinto período, eso es un nuevo record para alguien que no tiene dinero o es visto en televisión.
Takao sintió algo de fastidió al escucharlo. Además no le agradaba el chico. Sus gestos tan cordiales, con etiqueta, casi con pomposidad…
Sintió nauseas.
-¿Tienes algún problema con las personas qué…?
-Lo siento.-lo interrumpió Akashi con una leve reverencia- No quise ofenderte.
-¿Entonces? ¿Qué quieres? No creo que te me acerques por mi alegre personalidad o te haya deslumbrado mi impactante belleza-ironizo.
-No. Simplemente venía a decirte que no quiero más escándalos. Todos ya saben que fuiste tú él que le saco la foto, y cómo presidente del consejo estudiantil solo vine a advertirte que serás castigado si se te ocurre hacer otra broma parecida a cualquier alumno o profesor. Que tenas un buen día-añadió mientras volvía a alejarse del pelinegro. Takao se había quedado boquiabierto. No solo porque el pelirrojo más bajo que él le hubiera ordenado comportarse, sino que se lo había dicho de tal modo que…parecía que el daño sería muy grave si no acataba esas órdenes.- Y por cierto, lo siento, pero no eres mi tipo.-dijo a modo de despedida Akashi.
Takao se quedó en silencio por un minuto. Pero... ¡¿Qué demonios acababa de pasar?! ¡¿En qué jodido universo alterno en la que las personas lo amenazaban estaba?!
Pero todo eso dejo de tener importancia cuándo vio a cierto peliverde caminando con una bandeja de comida en la mano, mientras buscaba un lugar dónde sentarse.
¡Bingo!
-¡Midorima!-grito Takao, llamando la atención del resto del alumnado.- ¡Eres un gran tonto!
El peliverde levanto la vista., justo para sentir cuándo el pastelillo que Takao arrojaba daba justo en su cara.
Algunos de los alumnos se desilusionaron, pensando que verían algo entretenido por primera vez desde hace un año (cuándo Akashi empezó a estar en el consejo estudiantil), pero era obvio que el de lentes lo ignoraría. Era demasiado maduro como para involucrarse en una de esas peleas.
Por eso a varios abrieron los ojos como plato al ver que Midorima le respondía.
-¡Y tú un caprichoso!-grito mientras le tiraba su bola de arroz directo a su cara.
Los alumnos se encontraban divididos. Por un lado, había quienes temían por la vida del peliverde (a estas alturas, los rumores decía que Takao era un asesino serial que había venido a Japón con su banda asalta bicicletas). Y la otra mitad…
-¡Guerra de comida!
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-¡Ups!-dijo Kise al abrir las puertas del comedor principal y ver cómo todos sus compañeros estaban lanzándose comida entre sí- Creo que nos equivocamos de lugar… ¿De verdad este es el comedor?
-No creo-asintió Kagami mientras daba media vuelta- Mejor sigamos buscando en otro lado…
-¿Y si nos quedamos?-aventuro el rubio- ¡Parece que se divierten!
-No. Nos vamos.
-¡Solo unos minutos!
-¡Vas a terminar ensuciándote!-gruño mientras lo jalaba lejos del comedor. Mierda, había olvidado que estar con Kise era como estar con un niño de cinco años con exceso de hiperactividad…
-¿Por cierto, qué estábamos buscando?
…y serios problemas de déficit de atención.
-Por cuarta vez, estamos buscando a mi hermano.
-Ohh…¡Cierto!-asintió el rubio.- Pero, Kagamicchi…¿Cómo pierdes a una persona?
-Bueno pues…-el pelirrojo se volteo y vio que Kise lo observaba con una gotita colgando en su cabeza- ¡No me mires así! ¡Te sorprenderían las personas que pueden llegar a perderse aunque no les quites la vista de encima!
-¿Tú conoces a alguna?-el rubio ladeo la cabeza.
-Algo así-murmuro pensando en Kuroko.
Tenía que verlo. Aunque sea unos segundos y desde lejos...lo necesitaba.
-Oi, Kise-le llamó la atención Kagami.
-¿Sí?
-¿Qué te parece sí…DE DÓNDE SACASTE ESOS CARAMELOS?
-Los encontré y bueno, aún no comí nada y mi pancita los quería así que…
-Ok, no es necesaria tanta información-bufo.
-¿Quieres?
-Depende de dónde los encontraste…
-Entonces me los como yo.
-¡¿DÓNDE LOS ENCONTRASTE?! ¿Sabes qué? Mejor no me lo digas-al pelirrojo le dieron escalofríos- no quiero saberlo…-luego suspiro- Iba a decirte qué, ¿Te parece si nos separamos?
-¡No digas eso Kagamicchi!-chillo el rubio mientras se abrazaba al pelirrojo.
-¿Qué te pasa?-grito Kagami a su vez mientras intentaba separarse.
-¡En las películas de terror siempre que dicen eso alguno desaparece!
-¡Estamos en la escuela!
-¡Peor todavía! ¡Es más terrorífico que una película!
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“Al final…nos separamos” pensaba Kagami mientras caminaba hasta el gimnasio.
Conociendo a Kuroko como lo conocía, estaba bastante seguro de que el peliceleste había huido de todo el caos del comedor para refugiarse con algo de basket.
Y la razón se la dio cuándo vio a Kuroko practicando solo en el gimnasio.
A veces…pensaban tan similar. Una boba sonrisa se apodero de su rostro.
No supo cuando minutos estuvo mirándolo con esa expresión de idiota enamorado.
Tampoco se dio cuenta cuando Kuroko lo noto.
Y mucho menos pudo reaccionar antes de que el balón que el peliceleste sostenía impactara directo en su rostro.
Logrando que perdiera completamente la consciencia.
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“¡OMG! Esto es como una jodida película de terror…espero que sea de esas antiguas en dónde el malo esta en plan zombie y jamás pueda alcanzarme a paso de tortuga”pensaba Kise mientras caminaba con un bate de beisbol (cortesía del almacén del equipo deportivo) por toda la pileta de natación del colegio.
-Sí no fuera tan malo en “piedra, papel o tijera”-se quejó con un puchero.- no nos hubiéramos separado…¡Espero que encontremos al hermano de Kagamicchi pronto! Y luego incorporarle un chip rastreador o algo…-añadió por lo bajo justo en el instante que se escuchó un ruido seco en ese instante y Kise ya empezó a temblar mientras apuntaba hacia el origen del sonido con los ojos cerrados.
-¡¿Quién anda ahí?!-preguntó- ¿Himurocchi?
Otro golpe seco.
-¡Quién quiera que sea que salga! ¡Tengo un bate y no me da miedo usarlo!
Justo en ese momento, Kise sintió un ruido tras de él.
-¿Quién demonios hace tanto escándalo?
-¡Wahhhhh!-chillo el rubio al darse media vuelta y encontrarse un chico alto y moreno, con expresión de fastidio y complejo de aparecido frente a él.
Aomine se sobresaltó al escuchar el grito.
Kise empezó a retroceder, asustado, solo para perder el equilibrio y terminar aferrándose al chico que tenía enfrente, como un débil intento en no caer.
Aomine todavía no se había recuperado totalmente del sueño así que apenas pudo reaccionar cuando el rubio tiro de él, logrando que ambos cayeran a la pileta.
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Himuro gimoteaba. Había decidido empezar a gritar para que alguien lo saque de aquel lugar, pero parecía inútil.
Llevaba gritando los últimos 15 minutos y nadie parecía prestarle atención.
Estaba a punto de terminar de escribir su testamento en los exámenes viejos que encontró amontonados en una mochila que estaba en el único estante, cuándo la puerta se abrió.
-¡Por fin!-chillo saliendo del armario-¡Estaba viendo mi vida a través de mis ojos! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!-empezó a agradecer mientras se aferraba a su “salvador”-seré tu fiel sirviente, tu más noble esclavo, el Robin de tu Batman-hablaba Himuro mientras levantaba la vista…solo para encontrarse con los ojos lilas que lo observaban de manera amenazante.
-Yo…-el chico arrugo el entrecejo- me recuerdas a alguien que debía aplastar…
-…déjame volver al armario.
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-¿Hola?
-¡Furi!-Fukuda suspiro, con tranquilidad- ¿Dónde estás? ¿Qué paso durante esta mañana? ¡Te perdiste todas las clases! Hay una guerra de comida y….
-Estoy en tu taxi, rumbo al aeropuerto.
-Ahhh…por un momento me había preocupa…¡¿QUÉ?!
-Es lo que me pareció más razonable hacer…
-¡¿QUÉ SE SUPONE QUE SIGNIFICA ESO?!