Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Dios de la Lujuria y la Venganza por RemyKen

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola! Volví con el segundo capítulo, espero que lo disfruten! Muchísimas gracias a las personitas que dejaron Review, no saben cuanto los quiero <3 Me hace muy feliz saber que les gusta la historia. También muchas gracias a las personas que leyeron <3

Espero que el cap se haya entendido y que no se haga muy confuso para los lectores, igual por cualquier pregunta dejen un review y la responderé.

Les recoerdo que cuando está en cursiva, está contando el pasado. Al principio la historia se centrará en el pasado de nuestro protagonista, hasta llegar a la "actualidad", y allí es cuando comenzará lo bueno y se entenderá todo de mejor forma. Pero por ahora será todo en pasado, para que vayan conociendo más a los protas y su forma de ser, al igual que el mundo en el que viven.


Saluditos zenzualones y con mucho amorsh,

Remy

La historia de este dios y su poder.


 


Me encontraba en medio de la oscura habitación. Todo parecía estar cubierto por sombras, opacando aún más el color bordó y dorado del lugar. Las cortinas negras cubrían las ventanas, ni un solo rayo de luz podía entrar... si es que aún era de día. Ya había perdido la noción del tiempo...


 


Lo único que parecía desentonar allí era el rostro pálido y los gélidos ojos del hombre junto a mi. Ese color azul parecía brillar... pero no iluminaba. No era un brillo bueno... era una simple pero asesina mirada de superioridad y deseo... a la vez mostraba un gran odio hacia mi. Era todo tan confuso...


 


Yo solamente temblaba desde mi posición, sintiendo esa mirada sobre mi, mientras yo no hacía más que mirar el piso y rezar internamente a los dioses. Algo bastante estúpido, teniendo en cuenta que quien estaba frente a mi era uno de ellos.


 


Era algo increíble... una situación en la cual jamás imaginé estar... pero un Dios se encontraba en frente mío, y no con buenas intenciones. Para nada.


 


A paso lento, se acercó a mi. Yo, un humano de tan solo catorce años, estaba de rodillas en medio de esa enorme y oscura habitación. Todo era oscuro desde que él llegó al palacio.


 


Parecía que me estaba examinando. Caminaba con tranquilidad a mi alrededor, observándome como si yo solo fuese un objeto en venta, una adquisición que debía ser comprobada antes de ser usada. Yo apenas entendía qué era lo que sucedía. Aunque ya me hacía una idea... realmente no quería creerlo. No podía... ¿Acaso a esto estaba condenada mi vida desde el principio? ¿Era yo el destinado a pagar los errores de mis antepasados? Al parecer si, y a este ser sediento de venganza y lleno de odio guardado por años, no le importaba que yo fuese inocente. Él solo quería que los que le habían ofendido, pagaran. Incluso si yo no tenía nada que ver.


 


Volvió a quedarse quieto, parado en frente de mi. Se acercó a paso lento, mientras algunas lágrimas traicioneras se escapaban de mis ojos debido al miedo... no quería llorar, pero no podía evitarlo. Estaba a tan solo unos pasos de mi muerte, con uno de los dioses oscuros caminando hacia mi.


 


Se agachó para quedar a mi altura, y yo solo deseé morir en ese momento. Desaparecer para ahorrarme todo el sufrimiento que me esperaba, porque seguramente no tenía planeada una rápida y pacífica muerte para mi.


 


Tomó mi barbilla con una de sus pálidas manos, alzando mi rostro para que mis ojos miraran directamente a los suyos. Con su otra mano secó, con un falso gesto de ternura, esas lágrimas que se escapaban de mis ojos lilas -Shhh... no llores, pequeño -Acarició mi rostro mientras me observaba con burla, haciéndome temblar de miedo y vergüenza -No quiero que llores, príncipe Abi. Aún no te he hecho nada, ya tendrás tiempo para eso más adelante...


 


Sin poder evitarlo, un sollozo se escapó de mis labios, mientras le miraba suplicante -P-Por favor... no me hagas da...


 


No pude terminar la frase. Como antes, una gran bofetada había hecho que todo diese vueltas. Sentí como la herida de mi labio se volvía abrir, derramando algunas gotas de sangre nuevamente. Evitó que me cayera al suelo tomándome del cuello de mi camisa y levantándome un poco. Yo parecía un muñeco que se movía a su antojo... quizá esto era normal para él, después de todo era un dios. Quizá para ellos todos los demás seres eramos eso, muñecos que ellos podían usar y desechar como querían y cuando querían. En este momento, ni siquiera los Dioses Bondadosos me habían ayudado -¿Te dije que hablaras? -Yo moví mi cabeza, negando -No, no te lo dije. No te di el permiso para hacerlo. Desde ahora en más, no harás nada que yo no te ordene, ¿De acuerdo? -Asentí -Respóndeme.


 


-S-Si... Dios Willar... -Él sonrió y me soltó, dejándome de nuevo de rodillas y con la cabeza gacha, y comenzó a caminar a mi alrededor otra vez.


 


-¿Sabes por qué te encuentras en esta situación, Abisaí? -Yo negué, mientras escuchaba sus pasos y su voz resonando en todo el lugar. Me sentía atrapado. Acorralado -¿Así que no sabías nada, eh...? Al parecer tu padre quiso ocultarte la verdad, ese maldito viejo mentiroso... Dime, Abi, ¿Lo odias en este momento?


 


Ni siquiera lo pensé un segundo, antes de responder con un rotundo -¡No! -Luego, dándome cuenta de lo que había hecho, cerré los ojos esperando otro golpe por hablarle de esa forma, pero éste no llegó. Solamente sentí una risa escalofriante haciendo eco en la habitación.


 


-Así que eres de esos... un alma pura que no sabe odiar. Definitivamente me causas mucha curiosidad, príncipe. Pero, justo ahora, eso no es de lo que te voy a hablar -Se acercó de repente, agarrándome del cabello y cinchando hasta que quedé de pie. Grité de dolor... toda esta situación era muy humillante y dolorosa. Mi corazón, mi cuerpo, mi alma... todo en mí dolía como nunca. Más que el dolor de no haber crecido con una madre porque ésta no soportó el parto, más que el dolor de que mi padre fuese un poco frío conmigo debido a eso... no, era un dolor mucho mas grande. El dolor de saber que te mintieron, y de que tu vida no te pertenece por completo. De que solo eres un recipiente que guarda algo que le pertenece a alguien más -Te dije que no lloraras. -Intenté parar, traté de que esas lágrimas no cayeran, pero el violento agarre de mi pelo dolía mucho. Continué así por un minuto, suplicándole con la mirada al dios que se encontraba en frente mío. Éste solo suspiró, soltando mi pelo, que en ese momento se encontraba todo enmarañado, y mirándome con esos ojos fríos, helados, capaces de hacer temblar hasta al más valiente de los guerreros -Aaah, parece que va a ser un poco difícil tratar contigo, ¿No? -No respondí, solo continué mirándolo en silencio -Bien... hay algo que quiero hablar contigo, Abisaí. ¿Sabes de la historia de el hijo de la antigua diosa del amor, Adinzal, verdad?


 


-S-Si... -Respondí como pude, mientras pasaba mi mano por mi cabeza, tocando en lugar que más dolía.


 


-Cuéntame qué sabes...


 


Lo miré en silencio, parpadeando un poco. Todos en este mundo, desde los seres con más magia y más poderosos, hasta lo más débiles, sabían de esa historia. No entendía por qué quería que le hablara sobre eso... -Se lo que cuenta todo el mundo... que uno de los hijos que la diosa del amor había abandonado, uno mitad hada, armó una rebelión en contra de los dioses. Quiso convertirse en uno de ellos... y con un gran ejército entró al lugar que supuestamente nadie conocía, interrumpiendo la coronación del nuevo Dios de... -Observé sus fríos ojos... no me imaginaba para nada esa escena, no podía ver a nadie desafiando a este hombre que se encontraba en frente mío -De usted, ese hombre irrumpió en su coronación -Casi temblé al imaginar la furia que el Dios Willar sintió en ese momento.


 


-Así es, niño. Ese estúpido guerrero hada hizo hasta lo imposible para encontrar el lugar escondido en las montañas del primer continente. Pactó con demonios y ángeles traidores, utilizó magia negra y prohibida... ni siquiera me extraña que haya tenido ayuda de alguno de los otros dioses -Mis ojos se abrieron. No me imaginaba a los dioses traicionándose entre ellos -Si, pequeño. Así es el mundo real. Sin importar las consecuencias, unos siempre quieren ser más fuertes que otros, porque el débil es el que muere primero, ¿No lo crees? -No supe qué responder -Bueno... volviendo a la historia, ¿Sabes qué pasó después?


 


-C-Creo... creo que si -No quería que la historia siguiera. No quería condenarme a mi mismo, pero no tenía otra opción -Ese guerrero, Rey de las hadas, logró hacerse con parte del poder que, originalmente, era de usted, ya que el Dios Fiwell, su padre, iba a abandonar el trono, por lo tanto era su turno de reinar y ser un Dios. Pero... con una persona teniendo ese gran poder consigo... era como si otro Dios más existiera -No quería continuar. Me quedé callado.


 


-Originalmente, hay cuatro dioses. Dos Dioses Oscuros, o “de la maldad”, y dos Dioses Bondadosos ¿Por qué no puede haber un quinto dios, Abisaí?


 


-P-Porque... el e-equilibrio de nuestro mundo, Genya, se rompería. N-No puede haber más maldad que bondad, ni más bondad que m-maldad... por eso... -Temblé y apenas pude hablar bien, ya que, de nuevo, su mano derecha sostenía mi barbilla y me obligaba a ver sus ojos, que iban cobrando un brillo malicioso, al igual que esa sonrisa ladeada en su rostro.


 


-Claro que eso no puede pasar... no puede haber desequilibrio en Genya, ya que aquí todo funciona gracias a eso. Por eso, cuando ese maldito tomó de MI poder, desastres horribles ocurrieron en este mundo: Guerras, hambre, enfermedades, conflictos... todo eso gracias a un bastardo que quiso jugar a ser Dios... -Suspiró, tranquilizándose -¿Y qué pasó luego... después de cientos de años en esta situación?


 


-El... el hijo de ese hombre fue quien lo detuvo. Él hizo creer a su padre que seguiría su camino, que asumiría la responsabilidad de ser el “Quinto Dios Falso”, como su padre... entrenó años y años para eso, hasta que se ganó su confianza por completo. Y luego, el día en que una enorme guerra que terminaría prácticamente con todo el mundo iba a dar comienzo, fue cuando él tomó el lugar de su padre. Todos creían que él iba a ser como él, que llevaría al mundo a un caos irreparable... pero frente a millones de soldados y ante los ojos de los dioses, éste mató a su padre, diciendo en alto que él solo quería paz para Genya y para los dioses... luego, desapareció. Como si nada de eso hubiese ocurrido.


 


Willar sonreía, complacido, mientras su parte favorita de la historia llegaba -¿Y qué pasó con mi poder, pequeño? ¿Me fue devuelto, como debía ser? -Yo solo tragué saliva, mientras intentaba escapar de su mirada, pero él no me dejó. No dije nada. No quería decirlo, no quería confirmar mis sospechas. No quería que él lo hiciera -¿No vas a responder, príncipe Abisaí? -No hablé -Muy bien, te voy a contar como siguió la historia.


 


Soltó mi mentón, y yo podría haber aprovechado esa oportunidad para mirar hacia otro lado, como quería hacer desde hacía un buen rato, pero simplemente no pude. El azul de sus ojos fue cambiando de color. Ya no era ese azul gélido que me helaba por completo hacía tan solo unos momentos, sino que había cambiado a un violeta oscuro.


 


Su mirada parecía mostrar toda esa furia y ese rencor por el cual él era conocido. Él, Willar, uno de los dioses oscuros, se mostraba ante mi con su verdadera forma. Esos ojos... simplemente no podía esquivar su mirada. Era demasiado intenso.


 


Todo mi cuerpo temblaba, mucho más que antes. Tuve que controlarme para no gritar... su mirada me estaba quemando. Mi cabeza dolía... y mucho. Pero no podía apartar mis ojos de los suyos... si antes helaban, ahora quemaban. Me quemaban por completo, arrasaban con mi mente, solo quería que parara. Él ya no sonreía... ya no había nada de burla en su rostro. Ahora todo era odio puro. Odio y rencor... él quería venganza -La historia continúa así: Ese maldito hijo de perra huyó con MI poder, nadie sabe a donde. Se llevó lo que ME PERTENECÍA A MI quien sabe a donde. Si, acabó con la guerra, restauró la paz, nosotros volvimos a ser cuatro dioses... todos lo ven como un maldito héroe, pero... -se acercó, agarrándome del brazo violentamente y acercándome a tan solo unos centímetros de su rostro -¿Y lo mío? ¿Y lo que me pertenecía? -me atrajo más hacia él, y me habló al oído haciendo que un escalofrío me recorriera -Nadie me lo devolvió, Abisaí. Él no pagó su deuda, él no fue un héroe. Simplemente fue un cobarde que, por miedo a las represalias, se quedó con mi poder. Me dejó en ridículo frente a los demás dioses, que por un momento creyeron que yo era débil...


 


Me empujó hasta que choqué contra algo. Miré hacia atrás... allí se encontraba la cama cubierta con una colcha de color bordó. Procesando lo que había dicho, y viendo la situación en la que me encontraba, el miedo recorrió en oleadas todo mi cuerpo y mi mente -N-No... ¡No! ¡Por favor, no me hagas daño! ¡No me mates!


 


Forcejeaba con él, aunque sabía que no podía. El imponente dios se puso encima mío, arriba de la gran cama, y tomó mis muñecas para evitar que me moviera. Seguramente me torturaría de horribles formas. Me haría sufrir hasta descargar toda esa rabia y enojo que tenía, hasta hacerme morir de dolor y angustia -¿Y de qué me vengo a enterar hace varios años atrás? ¿De que el príncipe de un pequeño reino tenía el color del pelo y los ojos de un color tan peculiar, pese a ser completamente humano? Solo pude pensar una cosa: Ese es el color de mi poder. Tú, pequeño malnacido, tienes mi poder dentro. Y con lo débil que eres, quizá hasta vives gracias a él. Dime, Abi, ¿Tú que piensas? ¿Alguien debe pagar?


 


-N-No me mates... por favor...


 


-No te pregunté eso, Abi. ¿Por qué no eres un buen chico y respondes correctamente? -Sus manos tomaban fuertemente mis muñecas, haciendo que estas dolieran, y mucho. Mi mente daba vueltas debido al dolor de ver esos ojos violeta oscuro... ¿Era por eso que mi pelo y mis ojos eran lilas? ¿Yo realmente tenía parte de su poder dentro mío?


 


-No lo se... te juro que te devolveré tu poder, pero no me lastimes... por favor... -Las lágrimas volvían a deslizarse por mis mejillas. El hombre en frente de mi se notaba tenso y enojado -T-Te entiendo... entiendo que quieras algo que es tuyo, pero... yo te lo daré. Juro que te lo devolveré...


 


-¿Lo juras, eh? -preguntó más para él mismo que a mi, igualmente asentí. Pareció pensar un momento. No quería ni imaginar qué tipo de cosas rondaban su mente, pero de repente sonrió, esa típica sonrisa que no deparaba nada bueno, y dijo:


 


-Bien... podría probarlo, quien sabe...


 


-¿Eh? -No entendí mucho qué era lo que decía, pero el pareció salir de sus pensamientos y me miró de nuevo. Su mirada seguía siendo violeta, pero ya no era tan intensa ni quemaba como antes.


 


-Nada. Luego de que ese hombre desapareciera con mi magia dentro... sabía que si él tenía descendencia, yo encontraría ese poder. Pero, si el hombre moría sin haber tenido hijos, ese poder se perdería para siempre o lo tomaría alguien más... ¿Sabes lo que me costó encontrarte, pequeño? Ahora tú deberás pagar por errores que no son tuyos, ya que ni siquiera sabías que esa magia estaba en ti... pero si te hago sufrir bastante, tu padre también lo haría, ¿Verdad? Lamentaría la situación en la que se encuentra su hijo... y todo por su culpa...


 


Cerré los ojos, esperando algún tipo de horrible tortura. Él no me iba a escuchar, él quería vengarse. Él iba a matarme... -La forma más sencilla de conseguirlo de vuelta es matándote -Temblé mientras lloraba e intentaba moverme, pero no me podía liberar de su agarre -Pero si ese poder entra en mi tan de repente después de tanto tiempo, podría tener consecuencias catastróficas para el mundo y para mi mismo, así que intentaré la segunda forma, y la que más me gusta -Abrí los ojos de nuevo... ¿No iba a matarme? Entonces ¿Qué era lo que iba a hacerme? -Aunque solo podré sacar de tu poder de a poco... también disfrutaré de tu dolor y el de tu padre al verte sufriendo... y tú me vas a obedecer en silencio ¿Verdad, Abi? ¿Serás un buen chico? Así no tendré que matar a tu papá.


 


-S-Si... -No tenía otra opción. Prefería que me hiciera daño a mi antes que a mi padre- pero... tengo mucho m-miedo... ¿Qu-Qué va a hacerme?


 


Willar pareció reír un poco, luego sostuvo mis brazos por encima de mi cabeza con una mano, mientras con la otra desabotonaba mi camisa de color blanco. Se acercó y otro escalofrío subió por mi columna vertebral cuando me habló al oído -Podrás haber visto el por qué soy el dios del rencor y la venganza, supongo que ya lo demostré... pero, ¿Tienes idea del por qué soy también el dios de la lujuria? -Negué -Bueno, entonces tendré que demostrártelo, y tu no podrás oponerte.


 

Notas finales:

No me maten por el final plz... y gracias por leer.

Espero sus reviews! (debería a dejar de mendigar reviews, xD)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).