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Únete a mí - 2ª Temporada por JoseDa

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Notas del fanfic:

Los personajes de Kingdom Hearts pertenecen a Square Enix y yo los utilizo sin ánimo de lucro para crear mi historia.

Notas del capitulo:

Aquí traigo el primer capítulo, espero que podáis disfrutarlo ^^

¡Al fin llegó el día! Después de dos largos meses Roxas vuelve de visitar a sus tíos de Villa Crepúsculo para poder estar de nuevo a mi lado. ¡No puedo esperar a que llegue! Ya llevo tres hora esperando porque con los nervios me desperté antes de tiempo y me vine a la estación sin siquiera mirar la hora que era, y ya no quise volverme porque me pondría aún más impaciente. ¿Cuánto más tardará ese dichoso tren? Miré el reloj para comprobar la hora, dándome cuenta de que aún no era la hora de llegada. ¡Roxas! ¡Por favor necesito abrazarte cuanto antes! ¡Ven rápido! Y justo cuando estaba a punto de ponerme a darme golpes contra la pared oí el silbato del tren a lo lejos. Me levanté tan rápido del banco de la estación que casi me caigo de boca contra el suelo empedrado. El tren se detuvo y esperé a que fueran saliendo los pasajeros, atento por si le veía a él, pero de pronto todo se volvió negro, ya que alguien me había tapado los ojos desde atrás.

-¿Quién soy? -dijo una voz tan sexy que sería imposible no saber quién era.

-Mmm... pues no sé... -respondí intentando hacerme de rogar.

-Vale, te daré una pista -y al decir esto, en vez de decirme algo como yo creía que iba a hacer, sentí su entrepierna contra mi trasero. ¡Estaba totalmente dura!

-Vaya, veo que me has echado de menos -dije sonrojado, mientras Roxas retiraba sus manos de mi cara.

-No te imaginas cuánto. Llevo así todo el viaje, así que ¿por qué no vamos a mi casa y recuperamos el tiempo perdido?

-La verdad es que yo contaba con que nos contaríamos lo que había hecho cada uno estos 2 meses.

-Sora, en estos 2 meses ni me he tocado, imagínate lo caliente que estoy.

No podía creerme aquello. ¿De verdad se había pasado 2 meses sin tocarse ni un sólo momento? Para mí eso había sido imposible, sobre todo las noches que soñaba con él, al final tenía que desahogarme, era eso o engañarle con otro, y eso sí que no me lo perdonaría jamás.

-¿Lo dices en serio?

-Te he sido fiel en todos los sentidos, así que creo que merezco un premio, ¿no crees?

-Está bien, vamos a tu casa -dije entre resignado y ansioso, por una parte quería saber cómo lo había pasado y charlar con él, pero por otra aquella actitud suya me había calentado en exceso, así que lo mejor sería primero liberar energía y luego sesión de debate.

El camino hasta la casa de Roxas fue más bien una carrera, y yo fui llevado casi a rastras. Roxas sacó las llaves, dio con la acertada y abrió la puerta en un tiempo récord, me recogió en brazos y me subió a su cuarto para luego lanzarme en caída libre sobre la cama. Comenzó a arrancarse la ropa (literalmente, por muy increíble que pueda sonar), su torso sudoroso marcaba aún más sus músculos, casi me atrevería a decir que había pasado aquellos 2 meses en el gimnasio, pero esto no era lo que más me llamó la atención, sino el prominente bulto en sus pantalones, los cuales no tardaron en salir volando por los aires junto con su ropa interior, dejando a la vista aquel monstruo que me tenía completamente hipnotizado.

-¿Qué crees que estas haciendo, Sora? Te traje tu piruleta favorita, ¿no vas ha venir a lamerla? -dijo sensualmente a la vez que acariciaba su miembro lentamente, como si lo usara como reclamo para cazar a su presa, pero lo peor era que esta presa estaba deseando ser cazada.

No tuvo que decírmelo dos veces para levatarme de la cama y arrodillarme a sus pies, sustituyendo sus manos por las mías. ¡Dios, estaba tán caliente! Nunca antes la había sentido así de caliente y dura. Acerqué mi lengua para probar la punta, saboreando aquella esencia de hombre que me hacía ver a Roxas mucho más masculino de lo normal.

-Vamos, Sora, no te va a morder, al menos no de momento... -susurró con un tono sexy que me hizo querer tragarla toda.

Y así lo hice, intenté tomar toda su longitud de una sola vez. Al principio me costó un poco, pero con sólo sentir aquella pitón recorriéndome la garganta supe que ya quería tenerla dentro de mí, aunque habría que lubricar la herramienta un poco más. La saqué de mi boca para saborearla con la lengua, desde la punta hasta la base, bajando hasta sus testículos y relamiéndolos con cuidado pero con gran sensualidad, disfrutando de cada uno de los gemidos de Roxas, el cual ya pedía a gritos poder correrse de una vez.

-Sora, vamos a tener que saltarnos los preliminares, porque ya no aguanto más.

Entonces con un gesto brusco me levantó del suelo y me lanzó a la cama, pero no iba a dejarme allí solo, ya que tardó milésimas de segundo en ponerse encima mío y arrebatarme la ropa. Y allí estábamos los dos, calientes como dos perros en celo y con dos furiosas erecciones palpitando una junto a la otra, aunque en esos momentos me avergonzaba un poco el tamaño de mi miembro comparado con el suyo, pero Roxas nunca se había quejado así que no le di mucha importancia. Me agarró ambas piernas y las levantó para dejar a la vista mi entrada, aunque al momento noté sorpresa en su rostro.

-Oye, ¿qué has estado haciendo en mi ausencia? -dijo algo molesto después de ver mi entrada extrañamente dilatada, como si tuviera relaciones varias veces a la semana.

-No pienses mal, es que yo no tengo tanta fuerza de voluntad como tú y... -abrí el cajón de la mesita y saqué el vibrador que me había comprado nada más irse Roxas de viaje.

-Osea que ahora te van los juguetitos, ¿eh? Bueno, en otro momento jugaremos con él, pero ahora lo que necesito es hacerte mío.

Entonces sentí una gran punzada de dolor cuando aquel enorme artilugio me atravesó sin piedad, aunque gracias a mi juguetito no tenía necesidad de dilatar, pero aún así dolió, al menos los primeros segundos, porque después me encontré en el séptimo cielo. Embestida tras embestida sentía que el placer se incrementaba, mi mente ya no podía procesar más información que "Roxas y yo", todo lo demás había desaparecido de la faz de la Tierra. Después de varias embestidas Roxas me levantó de la cama y me sentó sobre sus rodillas.

-Sora, muévete con ese movimiento de caderas que me vuelve loco.

No me lo pensé dos veces y comencé a mover la cintura de forma rítmica, mientras tanto él empezó a mordisquear mis pezones, sacándome varios gemidos y provocando que cayera sobre él para abrazarlo con fuerza, ya que con tanto placer era imposible controlar el equilibrio, y menos aún en un poste de tal envergadura.

-¡Ah, voy a correrme! -exclamó Roxas entre gemidos, sintiendo cómo aceleraba el ritmo para venirse en mi interior a lo grande.

-¡Sí, Roxas, córrete dentro de mí! ¡Echo de menos tu semilla recorriendo mi estómago!

-¡Aaaaahhhh! -gritó en una última y profunda embestida, llenando todo mi interior con su esencia y provocando que yo también me corriera al instante sobre sus húmedos abdominales.



A la mañana siguiente me desperté con un tremendo dolor de trasero, aún no me podía creer que la bestia de anoche fuera el romántico y tranquilo Roxas que conocía. Me giré para abrazar a mi fogoso amante, pero me sorprendí al ver que estaba solo en la cama, aunque entonces escuché la puerta del baño abrirse. La imagen delante mía me dejó extasiado: Roxas semi-desnudo, con nada más que una toalla que dejaba entrever un prominente bulto, su ahora esculpido cuerpo mojado y el pelo alborotado. Cuando quise darme cuenta ya no podía ocultar la erección a través de las sábanas.

-Parece que alguien no quedó satisfecho anoche -dijo con una sonrisa traviesa.

-Llegaremos tarde a clase y aún tengo el trasero dolorido así que ni lo pienses siquiera.

-Aguafiestas...

Llegamos al colegio y Roxas se sentó al final de la clase, algo no muy normal en él. Al lado suya estaban Vanitas y Ven tonteando, y en cuanto éste último me vio no tardó en venir a saludarme y, ya que estaba, a interrogarme.

-Bueno, ¿qué tal fue el reencuentro con tu amado?

-Aún siento pinchazos en el culo.

-Vaya, parece que Roxas no pierde el tiempo, y yo que le veía algo más tradicional.

-Está súper raro, ayer nada más salir del tren ya tenía una erección entre las piernas, y anoche fue como estar con alguien totalmente distinto.

-¿De verdad? Mmm... oye, lo vuestro no iba en serio ¿no?

-¡Ni se te ocurra acercarte a él!

-Vale, vale -contestó Ven riéndose a carcajadas, aunque a mí no me hizo mucha gracias aquel comentario.

De pronto sonó la campana y todos tomamos asiento, yo al lado de Roxas, como era habitual, aunque en esos momentos yo no tenía ni idea de las verdaderas razones de Roxas por querer sentarse atrás. El profesor Zexión comenzó la clase con una lectura, yo estaba compartiendo libro con Roxas cuando de pronto sentí su mano en mi pierna. No le di mucha importancia, pero entonces comenzó a acercarse a mi entrepierna para acariciarla.

-Roxas, ¿qué se supone que haces? -dije en voz baja pero claramente molesto.

-Ssshhh... el profesor nos regañará si nos oye hablar -susurró mirándome con cara de diablo travieso.

Intenté ignorarlo pero era imposible, su mano seguía frotando hasta que estuve completamente duro. Mi vista seguía pegada en el libro mientras mi rostro se iba volviendo cada vez más y más rojo, además mi mente no estaba precisamente concentrada en la lectura. Roxas pasó de frotar a través de la tela a meter directamente la mano en mis pantalones para comentar a masturbarme.

-Roxas... por favor, para... -susurré aguantándome los gemidos.

Entonces se acercó a mi oído y susurró: "venga, no me digas que esto no te pone a 100 por hora". Era indiscutible que me había puesto caliente, pero la posibilidad de que nos pillasen era demasiado alta. Miré a mi alrededor para comprobar si alguien se había dado cuenta, y di gracias a dios de que todos estuviesen por primera vez atendiendo a la lectura, bueno... todos excepto uno: Ventus. Parecía divertirse a mi costa viéndome avergonzado y con la mano de Roxas metida en los pantalones, pero por alguna extraña razón aquello me excitaba aún más.

-Roxas, para o me voy a correr...

-Está bien, pararé.

-¿Qué? -pregunté sorprendido.

Sacó la mano de mis pantalones y puso la mirada en el libro de texto, sin decir ni una palabra más. Debería haberme alegrado pero... una parte de mí deseaba que hubiera acabado, aunque terminara con los pantalones llenos de semen, pero esa idea me resultaba demasiado excitante.

¡¿Qué demonios me ha hecho Roxas?! ¡Yo antes era un chico inocente y ahora mírame! ¡Tengo la cabeza llena de pensamientos impuros! ¿Qué es lo que le ha pasado a Roxas en esos 2 meses de viaje? ¡Es imposible que alguien cambie tanto en tan poco tiempo!

Continuará...

Notas finales:

Como ya lo tengo el fic medio terminado intentaré actualizarlo rápido e incluso intente terminarlo del todo aquí, cosa que no pude lograr en la otra página n_nU


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