Watahi no Usagi-chi (Mí Conejito.)
Capítulo 1: Te regalo un conejo.
Por las calles de la ciudad todas las chicas que pasaban en su dirección contraria lo miraban con una linda sonrisa que él mismo les provocaba, aun cuando algunas iban acompañadas de sus parejas, además no poseía la mejor reputación como para que “ese” tipo de chicas lo voltease a ver, todas eren de las chicas “nice” y él era un estudiante de ingeniería con una pésima reputación para que alguna de esas “niñas bien” lo mirase.
Tenía un cuerpo bien trabajado, sobre todo por las peleas en que solía meterse, media dos metros con cinco centímetros lo cual le hacía más intimidante a las chicas y en general a las personas que lo rodeaban; complementando su aspecto de rufián el cabello rojizo que poseía complementaba muy bien su aspecto que hacia alejar a todos de él.
Hace mucho se había dado cuanta que su original apariencia hacia que ningún idiota se acercara a molestarlo, él no poseía la paciencia para personas inútiles en su vida, las únicas personas que se acercaban a él eran sus amigos de la infancia que en general y vistos todos juntos por sus vestimentas parecían una banda de metal rock y no unos simples estudiantes de universidad.
Pero ahora mismo, uno de sus mejores amigos era el causante de que todas esas chicas lo miraran cómo si fuese algún tipo de exposición de joyas o ese tipo de frivolidades con que dejaban sin un centavo a los pobres imbéciles que se hacían llamar sus novios, pero ahora mismo al que quería romperle el cuello no era otro que a su amigo rubio.
***Esa mañana***
En el camino a la universidad un rubio de cabello largo hasta la cintura y flequillo cubriendo sus ojos azul eléctrico caminaba junto al pelirrojo, originalmente se habían reunido temprano para entregar algunos materiales al departamento de mecánica pero, de un momento a otro Killer le había arrebatado las cajas con los materiales y le había dado una bola de pelos negra con unos hermosos reflejos azules.
-¿Por qué me das esto? — Pregunto Kid mirando el curioso animal que seguía dormido aun con el cambio de manos o el ruido de las calles.
-Era el regalo de cumpleaños para Pen-chan pero es alérgico a los animales — Explico tranquilamente el rubio.
-Prefiero la carne cocida.
-No es para que te lo comas, si pen-chan se entera me odiará el reto de mi vida.
-Y… ¿Para qué me lo das entonces?
-Tú no eres alérgico y vives solo, no te haría mal tener alguien que dependa de ti.
-… ¡¡ ¿Qué?!! ¡¡Tú eres el que lo consiguió deberías hacerte cargo de esto!! — Gritó extendiéndole con ambas manos el pequeño animal de orejas largas, era un conejo que cabía perfectamente en una sola de sus manos pero lo extendió con ambas hacia el rubio para que no cayese al suelo el pequeño animal.
-Por la salud de Pen-chan no puedo encargarme de él y Heat vive en un departamento donde están prohibidas las mascotas, solo tú puedes cuidarlo.
-¿¿Y lo decides sin preguntarme antes??
-No tienes por qué negarte, además vives solo no hay razón para que no te quedes con un conejo.
-¿No podías pensar en otra cosa que regalarle a tu novio?
-Como le gustan los animales pensé que le gustaría.
-Pero por no preguntar estuviste a punto de matarlo de un ataque anafiláctico.
-… Sí — Un aura oscura rodeo a Killer, después de todo no fue nada agradable ver a Pengüin con un ataque de estornudos y después con el rostro inflado como un globo — Por eso te pido que lo cuides, nos vemos.
-… ¿Qué? ¡¡Ni siquiera te he dicho que sí!!
Killer se alejó corriendo sin hacer caso a las protestas de Kid.
Así fue como el pelirrojo termino literalmente con un conejo en las bolsas, está de más decir que cuando se extendió el rumor de que el pelirrojo tenía al pequeño animalito con él durante todas las clases las chicas trataban de ver la pequeña bola de palos y más de una con el valor suficiente se acercó al pelirrojo para pedir le mostrara su mascota y por más cruel que Kid fuese no le quedó de otra que mostrarles el pequeño conejo que fue despertado para ver a todas las chicas que se habían reunido solo para conocerlo.
Kid estaba por decirles que podían quedárselo cuando el pequeño conejo se giró a mirarlo.
El pelirrojo observo atentamente al pequeño animal, sus ojos dorados fueron atrapados por aquellos ojos plateados del pequeño conejo.
Fue solo un momento en que el conejo lo miro e inmediatamente salto hacia el pelirrojo sorprendiendo a todas las chicas y al pelirrojo en especial porque el conejo se introdujo por el cuello en “v”
-¿Qué rayos…?
-¡¡Saltó!!
-Debió asustarse, guarden silencio.
Todas guardaron silencio y momentos después el conejo asomó su cabeza por el cuello de la remera, las observó atentamente y volvió a esconderse dentro de la remera de Kid.
-¡¡Kiiiaaahh!! ¡¡Qué lindo no quiere separarse de Eustass-san!!
Los gritos estallaron al momento en que el conejo se escondió de nuevo, siguieron comentando lo lindo que era y como Kid lo consentía por eso “él era un hombre verdaderamente tierno”
Así fue como termino su mala fama con las chicas de la universidad y al parecer ahora también con las que veía al caminar por las calles y que solían apartarse, ahora lo miraban con estrellas en los ojos al verlo con un conejo en el cuello de su remera que observaba todo el camino y la ciudad.
-Definitivamente mataré a Killer — Dijo sin darse cuenta que el conejo le miraba curioso por su actuar, si era una molestia siempre podía votarlo en cualquier lugar como habían hecho sus primeros dueños para ser recogido por los hombres de “control animal” donde fue adoptado y regalado nuevamente pero, a pesar de todas las molestias que parecía ocasionar a ese pelirrojo no lo había abandonado, eso era lo que causaba su curiosidad, ni siquiera el tipo que lo adopto con tanta emoción dudo en regalarlo cuando le causo alergia a su novio.
Pero ese pelirrojo… no lo había abandonado… ni siquiera lo sacó de su remera para volver a colocarlo en su bolsa, incluso parecía no molestarle que se asomara de vez en cuando viendo a su alrededor provocando que las chicas chillaran de emoción al verlo o que la aparente mala reputación que tenía se acabará en un día.
Ese pelirrojo… era muy curioso.
***Ahora***
Kid había llegado a su casa, cerro con llave y dejo sus cosas en el sofá de la sala.
Entro a su cuarto sacando ropa y una toalla para entrar al baño y asearse, después de dejar al conejo en el cesto de ropa se sacó la remera y la colocó junto a él para que no tuviese frío, termino de desnudarse y se dio una ducha rápida, cuando termino de lavar su cuerpo se metió a la tina de agua caliente que había dejado llenándose, suspiró con el relajante calor del agua y se estiró desperezando su cuerpo, en verdad había sido un día estresante y extraño, la chicas ahora ya no le temían y tenía que ser innecesariamente gentil al contestarles, echo la cabeza hacia atrás tratando de relajarse cuando escucho un “splash” en la tina, busco con la mirada el motivo del ruido, en la tina el agua burbujeaba sin razón, observó atento hasta que una idea cruzó por su mente.
-¡¡El conejo!! — Gritó buscando con sus manos a tientas entre el agua jabonosa y con más burbujas que antes, cuando sus dedos rozaron algo que no era su mismo cuerpo lo sostuvo con ambas manos y jalo sacando lo que pensaba era el conejo, pero lo que salió del agua no era un conejo.
-Waaahh~ cofcof casi me ahogo, gracias por sacarme Eustass-ya — Dijo un niño sonriendo dulcemente.
-¿¿Q-Que…?? — Kid no salía de su asombro, eso definitivamente no era un conejo.
Ambas manos de Kid sostenían de los costados (bajo los brazos) a un niño de piel morena y cabello negro con el mismo reflejo azul que tenía el conejo, no parecía ser mayor de diez años con el cuerpo delgado que poseía, pero lo que más lo sorprendió fue cuando el niño abrió los ojos, eran los mismos ojos plateados del conejo.
-¡¡Tú…!! ¿¿De dónde saliste??
-Bakastass-ya soy el conejo que Killer-ya te regalo.
Continuará…