Capítulo 3: Hora de dormir conejito.
Kid veía al pequeño niño que trataba de mantenerse despierto, ambos permanecían en el baño, al parecer el morenito se había acomodado entre sus brazos y ya estaba listo para dormir, más aun cubierto completamente con la toalla que le daba un agradable calor a pesar de estar algo mojada.
-Vamos, debes vestirte — Dijo tomándolo y cargando al moreno con un solo brazo.
-¿Me has comprado ropa tan pronto Eustass-ya? — Preguntó sosteniéndose del hombro de Kid con ambas manos.
-No digas tonterías, debo tener algo que te quede, por cierto ¿Cómo supiste mí nombre? —Esa duda lo carcomía desde que lo llamó por su nombre.
-Todas las chicas que te persiguieron hoy te llamaban de esa manera — Respondió de manera simple.
-Entiendo, ¿Cómo te llamas? ¿O tengo que ponerte un nombre? — Pregunto mientras cerraba la puerta del baño y entraba al dormitorio continuo.
-Mi nombre es Trafalgar D. Water Law.
-Lindo nombre… — Hablo en tono sarcástico —… ¿Quién te lo dio? — Pasó dentro de la habitación atravesando el dormitorio hasta llegar a la cama.
-En la tienda de mascotas nos nombran y registran como niños abandonados, para que cuándo seamos adoptados y nos transformemos en humanos nuestro dueño no tenga problemas legales — Explicó de manera inocente sin aun soltar a Kid.
-Que prácticos… anda siéntate en lo que busco algo que te quede — Dejó a Law sobre la cama, el morenito obedeció y se sentó mientras secaba su cabello que aún goteaba un poco, observó a Kid que se puso un pantalón negro de pijama y lo vio casi perderse dentro del armario en busca de la ropa que estaba hecha una bola en una esquina —… Puedes usar esto por el momento… — Le dijo mientras le mostraba una remera de color negro que parecía nueva, de dos o tres tallas más que la suya —… Mañana podremos ir a comprar algo que te quede — Dijo al tiempo que bajaba la toalla hasta la cintura de Law sin descubrirlo totalmente para que no pescase el frio de la noche.
-¿De quién es? — Preguntó Law extendiendo las manos y poniéndose de pie sobre la cama, la remera le llegaba bajo las rodillas y las mangas cubrían casi por completo sus brazos, además el cuello en “v” adornado con una cinta de color rojo mostraba uno de sus hombros, parecía más un camisón de dormir que una remera.
-Era mía… — Le explico mientras ataba la cinta para que se cerrará el cuello y le ajustase mejor —… Hace tiempo la compre pero ahora ya me queda muy pequeña, puedes usarla para dormir.
-Me gusta — Dijo Law sonriendo, tenía algunos cráneos estampados y la leyenda “Death and Love” en el pecho.
-Como sea, vamos a cenar — Nuevamente llevó a Law en brazos hasta la cocina/comedor que tenía a disposición en su apartamento, el cual no era muy grande pero era lo suficientemente espacioso para tener una pequeña sala, la cocina/comedor a un costado y al fondo una habitación que se conectaba con el baño.
-¿Qué cocinaras Eustass-ya?
-No voy a cocinar, solo será una merienda con leche y pan, ya es muy noche para comer más que eso.
-No me gusta el pan — Desvió la mirada con un puchero inflando sus mejillas.
-¿Lo has probado? — Muchos niños negaban de la comida sin probarla, supuso.
-Sí, y no me gusto, se pegó en mi paladar y casi me asfixio.*
-… aahh~ — Kid suspiró y sacó una caja de la alacena sobre el lavabo —… Entonces come cereal — Respondió mientras le pasaba la leche y el tazón con hojuelas cubiertas de chocolate para que se sirviese él mismo.
-Chocolate — Susurro con una linda sonrisa mientras vaciaba la leche en el tazón.
-… — Kid observó al niño mientras comía, él opto por beber café con leche y pan tostado con mermelada, todas las noches era la misma rutina, pero ahora ese “conejito” lo acompañaba, se sentía extraño, sobre todo porque no era que lo molestase del todo, la melodía de su celular sonó sacándolo de sus pensamientos, se levantó de la silla donde estaba sentado justo delante de Law, había dejado el aparato en la mesilla de la sala, vio que la llamada era de Killer y contesto — ¿Qué quieres?
-Hola a ti también.
-Killer…
-Sí, sí, entiendo, solo quería saber cómo está el conejo.
-En este momento está cenando — Respondió acercándose a beber de su taza de café.
-¿Sigue vivo?
-¿Cómo que “sigue vivo”? Killer-san — Se escuchó también la voz de Pengüin del otro lado de la bocina.
-Creo que tú no vivirás por mucho Killer, hasta mañana — Kid cortó la llamada sonriendo, esperaba que Pengüin castigara al rubio también de su parte —… Oye… — Llamó a Law que ya casi se dormía sobre el tazón vacío —… Aun no te duermas, tienes que cepillarte los dientes.
-Eustass-ya quiero dormir — Respondió soñoliento el morenito mientras extendía sus brazos para que Kid lo cargara nuevamente.
-¡¡…!! — Kid no sabía que decir, ese niño parecía manipularlo a su antojo con solo una voz suave y sus ojos plateados entrecerrados por el sueño, ya ni hablar del leve sonrojo en sus mejillas —… Levántate de una vez — Dijo cogiendo con ambos brazos al moreno desde la cintura para acomodarlo en un solo brazo y correr la silla bajo la mesa, Law se abraso al cuello de Kid con ambas manos, mientras suspiraba quedito y escondía su rostro en el pecho del pelirrojo.
Llegaron al baño dónde Kid le hizo lo bajo y le hizo despabilar más de una vez para que lavase sus dientes y no cayese dormido sobre el lavabo.
Cuando Kid terminó de lavarse los dientes, sin decir nada tomó a Law y lo llevó cargando hasta la cama donde lo dejó bien arropado bajo las sabanas, salió de la habitación revisando ventanas y puerta que estuviesen cerradas y bien aseguradas, una rutina diaria por seguridad.
Cuando volvió a la habitación se recostó del otro lado de la cama, al ser una cama casi “Kingzise” no había que preocuparse de dormir apretados.
Se estiró por última vez en el día y apagando la luz se dispuso a dormir.
-Eustass-ya — Escuchó un murmullo y sintió el suave movimiento de Law buscándolo.
-¿Qué quieres?
-… — Law no respondió, solo se acercó lo suficiente para abrasarse a Kid.
-… Hora de dormir conejito — Dijo permitiendo que Law usara su brazo de almohada y descansase mejor, mientras él acariciaba el cabello negro azulino.
Kid sonrió al tiempo que sentía como el morenito suspiraba sobre la piel de su pecho desnudo, ese niño era muy curioso, de alguna manera le parecía ser único, aparte claro de que hace menos de cuatro horas era un conejo.
Bufó cansado de sus tontos pensamientos, mañana tal vez no encontraría al niño.
Cerró los ojos y se dejó invadir por el sueño, sin darse cuenta que él mismo había abrasado al moreno, su propio pensamiento lo asusto, no quería que ese morenito se fuera de su lado.
Continuará…