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Romantic Hero por Room 13943

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Notas del fanfic:

Ya saben que soy sadoma, así que ¡nuevo fanfic! ¡YEEEEIIIIIIIII! *baila porque es feliz (?)*

Don't worry about, sweeties. Seguiré el remake de CF aunque muera en el intento, pero es que la escuela me acaba... Eso sí, gustosamente. Amo a mis profesores, me han tocado los mejores de la preparatoria jdssaghjsh.

La idea de este fanfic me surgió cuando, aburrida en el carro, veía hacia el horizonte... Porque no joda, ¿quién soporta 6 horas de camino? ¡YO NO!

Como siempre, espero que les guste la idea (siempre culeras, pero al fin y al cabo yo sé que las aman y me aman y los amo <3).

Notas del capitulo:

* Los capítulos serán más largos de los que suelo hacer. ¡Estoy mejorando en la escritura! ¿Y mi premio?

* Nota Extra: Tengo cuenta en Wattpad, den clic aquí. Subo más que nada, historias originales (por el momento sólo una casi completa), ya que aquí sólo me dedico a subir fanfics de Greenflames porque AMOOOO la pareja <3. Si les interesa seguirme o leer mis mierdazzzz, adelante.

— ¡Vete a la mierda!— gritó la chica castaña. De sus ojos salían lágrimas gruesas que recorrían sus mejillas hasta su barbilla, para luego caer al suelo gris. Restregó sus ojos con un puño y después, le propinó una cachetada al chico rubio que tenía frente suya-. ¡VETE A LA MIERDA!

Repitiendo la frase, salió corriendo por el jardín hasta un pasillo que conectaba con salones.

El chico suspiró y masajeó su mejilla adolorida. ¡Vaya tipa! ¿En serio se había puesto así de histérica sólo por haber terminado con ella? ¡Era absurdo! ¡Sólo habían salido tres días! En ese tiempo era más que imposible enamorarse de verdad, ¿no?
El rubio bufó y metió sus manos en los bolsillos del pantalón. Dio media vuelta y empezó a caminar, tomaría otra ruta para llegar al salón. No quería encontrarse con esa loca, podría volver a golpearlo y tal vez peor.

Mientras avanzaba tenía su mirada perdida en el techo blanco del pasillo. ¿Acaso hice mal?, se preguntó. Buenototalme cansé de ella. ¿Qué otra cosa puedo hacer cuando el "amor" se va?

Con cada paso dado, atraía la atención de más de una chica que bien pasaba por ahí o que cuchicheaba con otra. Éstas suspiraban y lo miraban como si quiesieran desvestirlo en ése instante.
Eso lo hacía temblar, ¡algún día lo terminarían violando! Y es que la noticia de "chico es violado por mil y un colegialas" no suena muy alentador.
Pero tampoco podía negarse -ni a él mismo- que era atractivo. Vamos, cabello rubio hasta la nuca, ojos carmesí, piel blanca, un metro setenta; ¡el chico ideal para muchas hormonadas!

Sin embargo, tan rápido como un mosquito molesto, esos suspiros que antes eran por él ahora eran para otro. Arrugó la frente, ¿quién diantres le robaba su atención?

Una chica se encargó de responderle aunque no lo hubiera pedido: — ¡Oh, Dios! ¡Es Kai!

Una ola masiva de chicas rodearon al dichoso chico. El rubio se detuvo, ¿cómo diablos iba a pasar el enjambre humado de minifaldas?

— ¡Kai, Kai, llámame!
— ¡Kai, nos vemos luego!
— ¡Dios, te amo!
— ¡No te doy por detrás sólo porque no tengo pene!
Eso y más era lo que gritaban las malditas ofrecidas. ¡Qué desagradable era escuchar aquello! Todas las chicas del colegio estaban verdaderamente locas.

— ¡Gracias, chicas!— respondió una voz no tan grave, pero sin duda masculina. El rubio rodeó los ojos; punto para el tal Kai, tenía una voz jodidamente sexy-, pero, lo siento, hoy estoy ocupado.

— ¿Con qué?— exigieron saber las minifaldas andantes con hormonas de más.

—Mi pequeño trabajo de medio tiempo aquí en el colegio.

Las chicas gritaron entusiasmadas y pronto la pregunta "¿quién es? ¿quién es la maldita zorra?" se hizo presente. ¿Dónde diablos estaba el personal y los maestros con tamaño alboroto?
Kai rió.

—No es "ella"— dijo, abriéndose paso entre la multitud. Literalmente, las chicas se habían puesto en fila como caballeros que dejan pasar al rey, alzando armas—, sino "él".

En ése momento, el rubio se dio cuenta de que aquél chico se hallaba frente a él demasiado cerca. Así, el chico pudo notar mejor al contrario. Es definitivo, pensó, soy el único que no tiene una forma rara de vestir en este colegio de mierda.

Si pudiera describir la manera de vestir de Kai en una palabra, sería "extravagante". La camisa blanca que proporcionaba la escuela era cubierta por otra de color rojo mal abrochada, pues se notaba desde lejos que un botón quedaba fuera, el pantalón era negro y ajustado; en vez de tener el cinturón donde se suponía que iba, lo tenía cruzando su cintura, algo chueco -también era rojo-. Luego, estaba su calzado; botas tintas, la izquierda cubierta por el pantalón y la otra encima de éste.
Pulseras rojas y negras de tela, de borlas, de plástico y de cuero cubrían sus brazos. Un collar con la figura de un dragón chino -o japonés- se hallaba en su cuello.

—Hey —habló, con una sonrisa en su rostro —, ¿tú eres Lloyd Montgomery Garmadon, cierto?

Las miradas que antes eran de potencianles violadoras se convirtieron en de potenciales psicópatas homicidas.
El mencionado tragó saliva y desvió la mirada hacia un lado, dando un paso atrás.

—Sí, soy yo —tartamudeó.

— ¡Qué bien!— El de ropa extravagante también retrocedió, colocó una de sus manos en la cintura y sonrió aún más. Extendió la otra mano hacia el rubio. —Yo soy Kai Smith, un gusto.

—Ah, sí. Igual —dijo, apretando la mano con la suya. Las miradas asesinas eran cada vez más intensas.

—Bueno, ya que nos presentamos formalmente, te diré por qué sé tu nombre y por qué te estaba buscando.

—Por favor —pidió.

Kai pareció meditar un rato hasta que chasqueó los dedos y giró sobre sus talones, hacia las chicas que pronto brillaron alegres.

—Chicas, ¿podrían dejarnos a solas, por favor? Saben que mi trabajo es confidecial.

Las féminas gimieron molestas y se marcharon malhumoradas hacia donde fuera que debían ir o no.

Una vez el pasillo despejado sólo para ellos dos, Kai rodeó con su brazo el hombro del rubio y dijo, calmado: -Pues bien, primero lo primero. ¿Sabes en qué consiste mi "trabajo"?

Por favorque no sea nada sexual, rogó Lloyd en su mente. Lo último que necesito es un acosador que es acosado sexualmente.
Negó con su cabeza, a lo que el otro sonrió tranquilo. Sin duda, era una bella sonrisa.

—Básicamente, soy una especie de "Cúpido" pero mejor y sin mamadas rosadas o flechas pincha-culos. —Ante la detallada descripción, el rubio se echó a reír. -Estoy aquí, a tu lado porque alguien me pidió que te echara un mano con esto del "amor".

— ¿Quién fue el idiota?— cuestionó.

—Lo siento, es secreto. Aún así, la persona parece que es experto en lo que a ti respecta; me dijo absolutamente todo lo que necesito saber y no información a medias como me la suelen decir.

—O sea, que es un hombre...— No le llegaba nadie a la mente.

Kai rió.
—Hablo en general. Bueno, ya sabes los dos porqués que prometí explicarte. —Soltó al chico y se recargó en la pared, dirigiendo su mirada a la contraria. —Ahora te diré que es lo que me pidieron hacer por ti. En resumidas cuentas, esta persona quiere que dejes de dejar a cada chica con la que sales en tan sólo tres días. ¡Tío, tres días! ¿De verdad? ¿Tan rápido te cansas del amor contrario?

Lloyd se encogió de hombros, restándole importancia.

—Y por lo que yo puedo ver —continuó—, no prestas mucha atención a pequeños detalles.

— ¿Eso qué quiere decir?— preguntó, ingenuo. ¿Este tipo va en serio?

—Hace unos minutos vi como rompías con aquélla chica castaña. Mientras venías hacia acá, te preguntabas si de verdad la había herido, ¿no es así? —El rubio no respondió y Kai sonrió de lado. —Me lo suponía.

Lloyd hizo una mueca de molestia. ¿Quién diablos había mandado a éste chiflado con él? Un misterio más en su vida.

—Esto es lo que haremos— De nuevo, el de ropa extravagante se hallaba a tan sólo unos centímetros del otro—, tienes tres oportunidades, una por día, para decirme qué cosa de mí no es roja. No se vale decir piel, porque es más que obvio que no. Si fallas las tres veces, tal vez haga tu vida algo imposible... Pero si logras adivinar, entonces te ayudaré. Ahora, dime, ¿qué cosa de mí no es color rojo?

Lloyd recorrió el cuerpo ajeno detenidamente. Era más alto que él por, mínimo, cinco centímetros. ¡Ya veía por qué las chicas enloquecían! El sujeto casi media un metro ochenta.

Titubeó un poco antes de responder: — ¿Tus... pantalones? Son negros.

Una risa divertida salió de la boca contraria.
—Ni siquiera lo intentas, ¿eh? —Cruzado de brazos, se separó del chico. —No es algo que se cambia tan fácil. Fallaste hoy, como es obvio. —Dio media vuelta sobre sus talones de nuevo y comenzó a caminar por el pasillo. —Nos vemos mañana.

Lloyd maldijo entre dientes y apretó sus puños. ¿De verdad tenía que hacer esto: aceptar la ayuda de un loco raro? ¿Quién diablos habló de él? ¿Por qué tenía la sensación que era mejor no fallar la tercera vez?

Sacudió su cabeza. Hoy se iría a casa, que le dieran a las clases.
Además, necesitaba pensar. ¿Qué cosa de él, de Kai Smith, no era color rojo?


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