Ikkebukuro se encontraba raramente en calma, ¿la razón?, muy simple… la principal causa de los desastres que ocurren en esa ciudad ahora esta relajándose con su amigo Shinra, en su departamento y tomando un té.
-Hace mucho que no tomábamos té juntos Izaya, me hace feliz que quieras pasar tiempo conmigo y hayas aceptado mi invitación. – el castaño sonrió hacia el azabache mientras le acercaba una taza de té.
-Tsk, como si tú quisieras pasar tiempo conmigo, solo me llamaste porque Celty no está.
-Ahhhhhh mi Celty, ¿Cómo estará? ¿Me extrañará?
-Que dramático eres Shinra, solo se fue un par de horas.
-Tienes razón, aun así me alegra que hayas aceptado mi invitación.
-No tenía nada mejor que hacer, últimamente todo está aburrido.
-¿Por qué no molestas un rato a Shizuo?- no es que le deseara el mal al rubio solo que no pudo evitar hacer la pregunta ya que es bien sabido por todos que cuando el informante se aburre es lo primero que hace.
-Cada vez que voy a buscarlo está cerca esa perra rusa- inconscientemente hablaba con enojo – me fastidia su presencia.
-¿Y eso? No que amas a los humanos- dijo con tono burlón parándose y yendo a la cocina por más galletas, pero aun escuchando la conversación.
-Es una humana y tiene mi amor al igual que los demás, es solo que por su culpa ya no puedo jugar con Shizu~chan, cada vez que intento molestarlo, ella me ataca primero y ya no puedo jugar- hizo un tierno puchero al ver a Shinra regresar y que cualquiera que lo viera pensaría que era la victima de la situación.
-Supongo que tienes un plan para resolverlo.
-Claro, me divertiré un rato con ella –sonrió angelicalmente mientras comenzaba a tomar su té, sin ver que Shinra lo veía nervioso.
-Me alegro de que ya lo tengas resuelto, solo no seas muy malo con Shizuo.
-No prometo nada - terminó su té y se levantó.
-¿Ya te vas? –al verlo levantarse Shinra rápidamente lo tomó del brazo.
-Tengo que verme con unos clientes, fue divertido verte Shinra el té estaba delicioso al igual que las galletas. Me llevaré unas para el camino. –tomó 5 galletas y las guardó en su bolso.
-Espera Izaya, ¿Te sientes bien? ¿No te sientes extraño?- nervioso comenzó a inspeccionar al informante.
-Me siento genial, como siempre… No estés nervioso Shinra, Celty llegará pronto, me voy, vendré en otra ocasión solo por las galletas. Bye bye. –se despidió con la mano y salió del departamento dejando solo al doctor.
-Ah supongo que después de todo no funcionó.
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En otro lado de Ikkebukuro se encontraba el rubio fumando un cigarrillo, acompañado de su jefe Tom y su compañera Vorona.
-Hoy el día estuvo muy tranquilo y eso es raro. –dijo el moreno mientras estiraba los brazos.
-Aun tengo un mal presentimiento, no sé que será, pero algo no me cuadra.
-Todo estará bien Shizuo-sempai, tal vez solo es el tiempo.
-Eso espero
Siguieron caminando cuando al rubio le llegó un olor, un olor que lamentablemente conocía muy bien, y sin más se decidió a seguirlo sin importarle nada.
-Ya decía yo que hoy no podía ser un día tranquilo, maldita pulga –murmuraba mientras buscaba al informante.
Vorona y Tom al ver que este se iba sin decirles nada, decidieron seguirlo para evitar que destrozara el mobiliario público por parte del segundo, y para evitar que viera a Izaya por parte de la primera.
Shizuo seguía buscando sin parar, siguiendo el peculiar olor, cuando a lo lejos divisó un abrigo muy conocido, sin pensarlo apresuró el paso y al llegar casi a esa persona ya no le cabían dudas de que era la pulga, iba a gritar para comenzar a perseguirlo, pero al ver que este no se había dado cuenta de su presencia decidió sorprenderlo.
Llegó a su lado y lo tomó del brazo y cuando Izaya volteó el sorprendido fue el rubio, al ver que el azabache le mostraba una enorme sonrisa que parecía sincera y brillaba alrededor, o eso le parecía.
Eso lo desconcertó sin embargo lo que sucedió después nunca pensó que pasaría.
-Shizu~chan – el informante, conservando su enorme sonrisa, se abalanzó sobre el rubio pasando sus brazos por el cuello de este sellando su distancia con un beso.