Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Passenger Soul: El cristal de la sirena por Uruhasa_13

[Reviews - 37]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Buenos días, les traigo el epílogo del fic.

 

River flows in you – Yiruma

Epílogo

 

River flows in you

 

River flows in you – Yiruma

 

 

La mañana amaneció con un aire fresco y renovado, un día común y corriente en la isla Morrigan, el calor delicioso que brindaban los rayos de sol acariciaban el rostro canela del muchacho que se escurría entre los árboles en busca del lago al que acostumbraba ir todos los días. Al ser el mayor de sus hermanos tenía la responsabilidad de terminar sus tareas primero, pero aprovechó un descuido de su papá para dejar las redes de pesca.

Al divisar la luz que se colaba por entre los árboles le anunció que estaba cerca del lago, sus pies descalzos se hundieron levemente en la tierra a causa de la reciente velocidad que adquiría emocionado por la cercanía. Al llegar al lago lo encontró vacío pero lejos de desanimarse, se acercó a este con una sonrisa dibujada en sus labios.

 

Uno y uno sirena mía,

Yo soy tu ondino y tú eres mi vida

 

 

- ¡Ino! – Gritó mientras se hincaba a la orilla del lago – Ino, sé que estás ahí

Una cabellera rubia se asomó por el agua y poco a poco el rostro nacarado fue emergiendo, sus enormes ojos azules como el zafiro brillaron ante la luz del sol, hacía un día excepcionalmente precioso, como todos en la isla. Ino miraba ceñuda al muchacho de no más de dieciocho años que tenía frente a ella. No tenía nada que envidiarle a su progenitor, piel tostada y cabello castaño revuelto, enmarcaba a la perfección un par de orbes negros como las piedras de obsidiana.

- ¿Qué haces aquí, Toboe?

- Solo quise venir a verte – sonrió algo atontado – nos iremos mañana por la mañana

- Con mayor razón, deberías estar preparando todo con tus hermanos

- Solo quería que supieras que regresaré, ya te he dicho que estoy enamorado de ti

Las mejillas de Ino se tornaron rojo carmesí hasta las orejas, no le gustaba que Toboe, siendo un joven con toda una vida por delante, se enamorara de ella, una sirena sin un alma trascendental. Ella había visto por ese niño desde el día de su nacimiento, sabía que cuando él le decía que quería casarse con ella cuando solo era un pequeño, no podía significar nada bueno.

- Mañana saldrás de la isla – le recordó Ino – conocerás a una buena mujer y entonces te quedarás ahí… o tal vez la traigas aquí

- ¡No traeré a nadie! – le afirmó muy seguro

- Regresa, tus hermanos no podrán terminar las labores ellos solos ¿Recuerdas lo que pasó la última vez que dejaste a las trillizas solas con el pescado recién sacado?

Una risa nasal salió de entre los labios del muchacho pero era verdad, tenía que regresar donde sus hermanos si quería terminar el trabajo de ese día para dejar las cosas preparadas. Él se despidió de su compañera sirena y emprendió el camino de regreso.

Toboe, era el mayor de sus hermanos, con dieciocho años; después de él, seguían sus hermanos, los gemelos Hige y Tsume con dieciséis años, dos muchachos con cabello castaño y ojos color obsidiana justo como su hermano mayor; después de ellos, estaba October, el chico de quince años con cabello negro y piel tostada, ojos del mismo color de su cabello; con doce años, las trillizas Mei, Fei y Wei, las niñas con cabellera café obscuro enrulada y enmarañada, su rostro salpicado de pecas y unos ojos grises como la misma luna; el más tímido de los niños, con diez años, Ónix era el varón más pequeño de la familia, poseía una belleza infantil casi femenina, su cabello negro y liso llegaba un poco más debajo de sus hombros, ojos pardos y con pestañas largas, al igual que su melliza, Cheza que compartía la mayoría de sus rasgos, con la excepción del cabello que en el caso de ella, era castaño y ondulado.

Desde hacía un par de años, sus padres junto con los reyes de la comunidad subacuática (sus tíos) habían hablado sobre la posibilidad de dejar que ellos viajaran para conocer el mundo exterior y ver lo que había fuera de la isla, después de muchos preparativos lograron construir una réplica exacta del que había sido el barco de su tío,  lo habían bautizado como “The Next Passenger”.

El vientre de su madre había dado a luz a los suficientes como para conformar una tripulación pequeña, sus hermanos y él se embarcarían en una maravillosa aventura hacia lo desconocido. En el camino saludó a un par de criaturas que le dieron sus buenos deseos, las sílfides siempre se detenían a saludarles a él y a sus hermanos.

- ¡Toboe!

El muchacho paró en seco, le faltaba poco para llegar a la playa de donde se había escapado pero al parecer no lo había hecho del soberano de aquellas tierras, su tío Naruto se acercó  haciendo crujir las ramas sueltas bajo sus pies descalzos. Durante esos años, el rubio había cambiado bastante, su cabello rubio ahora estaba sostenido en una cola de caballo que llegaba hasta la mitad de su espalda y su piel ostentaba esas pinturas ceremoniales que ahora iban permanentes en él.

- Tío Naruto… yo… yo estaba

-viendo a Ino – completó con una sonrisa de superioridad sobre sus labios

- Si…

- Bueno, no le diré nada a Kiba esta vez – hizo una pausa para admirar la cara de alivio de su sobrino – pero reúne a tus hermanos, quiero darles un regalo importante

Cuando el muchacho hubo asentido y salido a buscar a sus ocho hermanos, se dirigió directo a la playa, habían construido un pequeño puerto improvisado para construir también el barco en donde dejarían ir a los niños, Sasuke estaba frente a este tratando de ver si hacía falta alguna reparación o mejora antes de dejarlo zarpar.

- ¿Qué haces? – preguntó Naruto llegando por detrás y abrazando a Sasuke por la cintura

- Solo me aseguro de que esté todo en orden – giró sobre los brazos de Naruto para quedar cara a cara - ¿Estás seguro de dejarlos ir? Puedo convencer a Okami de que…

- Ellos necesitan ver lo que hay allá afuera, deja que exploren un par de años ¿sí? Además los cristales nos mantendrán al tanto de lo que suceda

- ¿Está bien que les demos cristales de sirena así nada más?

- La condición para tener un cristal es ser una sirena o, en su defecto, hacer que una te ame, es por eso que tú tienes un cristal y es por eso que ellos tendrán los suyos

- ¿No bastará con el cristal de Toboe?

- No sabemos lo que pueda pasar, Sasuke, será mejor darles uno a cada uno

 

No hubo más tiempo para decir nada, los nueve hermanos estaban ya en la playa donde sus tíos los habían citado. Naruto sonrió ante todas esas caritas tan radiantes, habían estudiado tanto para convertirse en una gran tripulación, Chouji les había enseñado a cocinar a los gemelos y Neji había entrenado a las trillizas, Toboe sería un gran contramaestre y los demás unos buenos artilleros.

- Toboe consiguió un cristal el día de su nacimiento – les dijo Naruto al tenerlos a todos reunidos – si no le hubiera dado el cristal, seguramente su hermano estaría muerto, y ahora, todos ustedes podrán tener uno

-¿Qué? – preguntó una de las trillizas

- Wei, tú mejor que nadie debería saber que en caso de emergencia necesitarán toda la ayuda posible

- pero tío – intervino Octover – esas piedras son reliquias de la isla

- Ustedes son las reliquias de la isla ¿No saben todo lo que su madre tuvo que pasar para tenerlos a todos ustedes?

Uno a uno, Sasuke fue quien colocó en sus cuellos el collar de donde pendía el cristal de jade, el que serviría de portal para regresar a casa, pero además de eso, el collar de Toboe, al estar conectado de una manera especial con Naruto, podría usarse de comunicador directo con el espejo que estaba en la cueva detrás de la cascada.

-Manaña será el día – les dijo Naruto una vez que todos tuvieron sus cristales

-_

La mañana del viaje, los hermanos estaban terminando de hacer los preparativos, sus padres se despedían de ellos uno por uno, Kiba y Okami habían criado a sus hermosos hijos y con uno más en camino, sentían que podían dejar ir a los mayores.

- Cuida bien de ellos – le decía Okami a Konohamaru

- No te preocupes, seré un buen capitán

- También quiero que tú te cuides ¿está bien?

Se fundieron en un abrazo fraternal, los sentimientos de Konohamaru por la mujer a la que había llamado “madre” tantas veces  eran inimaginables, haber sido adoptado por Okami y Kiba después del nacimiento de Toboe había sido lo mejor que le hubiera podido pasar en la vida, ahora le tocaba a él guiar a los demás hacia el mundo exterior de donde él provenía.

- Será difícil no tenerte cerca – le dijo Kiba a manera de despedida

- ¿Me harías un favor mientras estoy fuera?

- ¿Qué cosa?

- No más bebés, por favor

Una carcajada colectiva hizo que la pareja se sonrojara, Okami terminó por prometerle a Konohamaru que ya no daría a luz a nadie más después de que el bebé en su vientre naciera.

-¿Alguien ha visto a Toboe?

-_

Al notar que no había ido a despedirse, Toboe regresó al lago de las sirenas y acertadamente se encontró con Ino sentada a la orilla de este, jugueteaba con su cola de pez con el agua cristalina, tratando de no pensar en sus propios demonios. Jamás se había enamorado antes, no podía concebir la idea de pertenecerle a un solo hombre pero ahí estaba, con su cristal en las manos mirando su reflejo y en cuanto vio una figura extraña reflejada en el agua, giró la cabeza.

- Es hora de irme – dijo Toboe – solo quería venir a decir adiós

- Tu ya tienes un cristal – soltó sin más – no vale la pena que te dé el mío

No hubo ni una sola palabra más, el joven se inclinó y tomó a la sirena de los hombros para darle un suave beso en los labios. Ino estalló en lágrimas, su sueño de conseguir un alma inmortal estaba haciéndose realidad, había encontrado a un hombre que la amaba y ciertamente ella sentía lo mismo.

- Volveré – le dijo el muchacho – regresaré por ti, así que espérame

-_

Vieron el barco alejarse en el horizonte del atardecer desde su balcón, Naruto puso su cabeza en el hombro de Sasuke quien lo abrazó de la cadera para también admirar como el portal que se abría a la lejanía se llevaba con él a  lo que amaba, apretó el agarre de la cadera de su rey dando un suspiro pesado al aire.

- Irán con bien – le aseguró Naruto – el espejo les augura buena fortuna allá afuera

- Pero sufrirán

- Justo como lo hicimos nosotros – se separó de él y se recargó en el balcón, justo donde la luz del atardecer lo hacía brillar como una estrella – y míranos ahora, somos felices ¿o no?

- No puedo esperar por su regreso

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Quiero darles las gracias a todos los que han seguido este fic, a nuestros lectores habituales, un gran beso y bendiciones, gracias por haber leído uno más de nuestros fics. Espero que nos sigan leyendo, pronto tendrán noticias de la señorita Uruhasa y mias, ojalá nos sigan leyendo y dejando sus comentarios, ustedes como lectores son lo más importante. 

No queda más que volver a darles las gracias, nos leemos pronto. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).