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Passenger Soul: El cristal de la sirena por Uruhasa_13

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Notas del capitulo:

Buenas a todos, les traigo el episodio de hoy. 

La canción de este episodio es:

Desert Mermaids - BrunuhVille

La canción que cantan los marinos al inicio:

Abney Park - Buy the Captain Rum

 

5. Desert Mermaids

 

Desert Mermaids - BrunuhVille

 

 

There's no rum in the captain's barrel.
There's rum on the captain's table,
And rum in the captain's crew,
So buy the captain rum.

 

El sonido de un violín inundaba la playa que a esa hora solo estaba iluminada por la enorme luna llena  y una fogata ardiendo. Los tripulantes del navío The Passenger cantaban con todas sus fuerzas llenando el ambiente calmado de la noche con un coro de voces varoniles y el tintineo de los recipientes que constantemente se llenaban de ron.

La primer oficial acompañaba las voces de la tripulación con el sonido vivaracho de un violín, mientras Konohamaru sostenía el acordeón con una sonrisa que mostraba todos los dientes. Todos se estaban divirtiendo y pronto el alcohol cobraría un par de victimas pero por lo pronto, seguían vociferando aquella canción.

 

What should we do with the drunken sailor
What should we do with the drunken sailor
What should we do with the drunken sailor
Early in the morning!

 

El último verso fue entonado por el grupo de marinos. En la fogata había restos de lo que había sido un enorme y delicioso banquete, uno a uno fueron quedándose dormidos cerca del fuego en la blanca arena. Okami guardó el violín en su estuche que ya se veía bastante desgastado y algo roto, buscó un lugar un poco más alejado de la playa, bajo un árbol para que segundos después el más joven tripulante se acomodara a su lado.

Pero no todos habían cedido ante el cansancio y el alcohol, Sasuke se había quitado los zapatos y la chaqueta para poder acercarse al agua. Sentir la arena mojada entre sus dedos mojados le provocaba un sentimiento de nostalgia, le recordaba a sus niñez en el puerto antes de que todo el desastre de Ojo Tuerto sucediera.

- ¿No puedes dormir? – dijo  una voz que hizo sonreír a Sasuke

- es evidente – contestó sin quitar la vista de la luna – es la segunda luna llena que veo en tan poco tiempo

- aquí siempre es luna llena – le comentó despreocupado

- ¿qué? – Sasuke volteó a mirarlo – ¿cómo puedes saber eso?

- no lo sé – se encogió de hombros – siento que así es

Aunque quería seguir con el tema, Sasuke comprendió que tal vez Naruto no podía responder sus dudas pues parecía como si aquel trance jamás hubiera sucedido. Su compañero de ojos azules no recordaba nada de lo que había sucedido antes de llegar a la isla Morrigan, no quería asustarlo pues parecía tan ajeno a su “doble personalidad” (como la había empezado a llamar Sasuke) así que prefirió tocar ese tema después.

- ¿Qué es lo que haremos cuando amanezca? – volvió a hablar Naruto

- veremos un par de mapas que he traído conmigo, no sé si sean verídicos pero es con lo que contamos

- el espejo de la sirena ¿eh? ¿Cómo será eso?

-no lo sé… no importa como sea, lo llevaré hasta Ojo Tuerto y recuperaré a mi hermano

- Te preocupas realmente por él – suspiró – a veces también me hubiera gustado tener hermanos así como tú

- bueno, lo único que hago es causarles molestias – se sentó de golpe en la arena mojada

El ojizarco miró una vez más al cielo pensando en la única persona a la que había querido sinceramente, su padre Minato que en ese momento seguramente estaría regañándolo por haber seguido a un grupo de piratas en lugar de arrestarlos. Se sentó al lado del azabache con aire nostálgico, pero no quería concentrarse en sí mismo sino que quería conocer mejor al capitán Sasuke, él parecía ser alguien sumamente intrigante y ya le había confiado parte de su historia pero seguramente sería algo que toda la tripulación conocía.

-¿Sabes? Naruto, aún me sigo preguntando qué habría pasado si jamás hubiera subido al barco de Ojo tuerto

- no nos habríamos conocido – respondió enseguida

- es verdad – rio – pero si no lo hubiera hecho, mi hermano no hubiera sacrificado su libertad y Okami… ella aún sería capaz de tener hijos

- ¿Qué dices?

- Itachi está atrapado en un barco pirata como esclavo, no sé si esté bien o enfermo – suspiró – después de que él se fue también fui incapaz de proteger a mi hermana menor… ella era una niña cuando comenzó y esas infusiones de hiervas solo lograron hacer que su cuerpo fuera incapaz de soportar un embarazo

Naruto apretó los labios incapaz de decir nada, no se le ocurría nada apropiado para ese momento. Recargó su cabeza en el hombro de Sasuke buscando reconfortarlo aunque fuese un poquito, sabía cómo se sentía el estar completamente solo aún después de estar rodeado de muchas personas. Podía sentirse más en contacto con Sasuke, el capitán no era para nada un pirata sanguinario si su misión era tan noble, además la tripulación del navío lo seguía ciegamente.

- mañana tenemos un día agitado, será mejor que durmamos un poco – musitó Sasuke

 

 

- _

 

 

-¡¿Por qué demonios tengo que venir a este lugar en medio de mi tratamiento de belleza?!

La voz chillona de una de sus compañeras hizo que Sakura se estremeciera completa, le había dicho a Tsunade que ya había mandado a llamar a sus dos amigas cuando esta le había ordenado buscarlas y tan a la mano en esos momentos parecía que Ino y Tenten llegaban juntas. Lo primero que vio no fue otra cosa más que una elegante y bien cuidada cabellera rubia acercándose, sus bellos ojos color azul  resaltaban en su piel tan blanca como la de una perla. Sus branquias se agitaban para abastecerla de oxigeno   pues el estar gritando le exigía más de lo necesario, más abajo, una elegante cola de pez Koi se agitaba graciosamente, iba adornada con un cinturón hecho con algas y estrellas marinas. A diferencia de las demás sirenas, ella prefería que la atención se mantuviera en sus bien dotados senos desnudos así que en la muñeca derecha tenía enredado el collar con su propio cristal color jade.

Detrás de ella venía  Tenten que se encogió de hombros bajo la mirada inquisitiva de Sakura sobre el mal humor (bastante habitual) de Ino. Pero la reina Tsunade tenía mejores planes que solo lidiar con un mal día de sus aprendices así que después de un rápido “síganme” la mayor empezó a nadar a través de los pasillos del palacio.

Ellas tres eran la elite entre las demás sirenas, habían sido escogidas personalmente por la reina para que aprendieran todo directamente de ella pues, la reina no había tenido hijos y el trono debía quedarse con la aprendiza mejor capacitada. Sakura tenía la delantera pero era seguida muy de cerca por Ino, Tenten por su parte, estaba más interesada en el conocimiento que en el trono pero igualmente no le hubiera molestado estar en primer lugar para el puesto.

Aprendían todo, la historia y los sortilegios de la reina, claro que había un par de cosas que ella no podía compartirles pero había algo que no les había dicho y ahora era tiempo de revelarlo. Las condujo hasta una sala especial, un sitio que solamente estaba reservado para la reina, las tres amigas se miraron desconcertadas pero aún así la siguieron.

Al abrir la puerta se encontraron con que sobre sus cabezas se encontraba la salida a un riachuelo dentro de la isla. La reina subió hasta allí asomando la cabeza contemplando la vegetación y una ruidosa cascada que inundaba la estancia con un brillo neutral que quedaba opacado en la obscuridad de la noche, ella se acercó a la orilla y se impulsó para salir del agua, en cuanto se hubo sentado en la tierra y sacó la aleta, esta se fue disolviendo como agua dejando ver dos largas piernas. Sus branquias dejaron de moverse pues ahora podía recibir aire directo del ambiente, regresó la vista a sus aprendices que la miraban  desde el agua.

- ¿Alguna vez se han preguntado la razón por la cual les he enseñado a caminar como bípedos si siempre estamos en el agua?

-para proteger el espejo – se apresuró Sakura

- cerebrito – gruñó Ino por lo bajo

- como ya saben, para encontrar nuestra isla, debemos usar como llave el cristal – rebuscó en su enorme busto hasta que encontró el cristal entre sus pechos y se los mostró – cada una de nosotras tiene una – suspiró – somos las encargadas de cuidar el místico espejo de la sirena, que nos pertenece por derecho y es nuestro deber proteger de los codiciosos

-sí, claro, Dios encerró el espejo en esta isla para que los hombres no siguieran peleándose por él – intervino Tenten

- una de nuestras hermanas quiso salir de la isla y se lo permitimos, ustedes eran pequeñas cuando eso sucedió y dudo que lo recuerden, pero ella regresó con un hombre del que se había enamorado para que le diéramos nuestra bendición, nuestra guerrera más fiera que nos protegió durante años

- sí, lo recuerdo vagamente – se apresuró Ino con sed de atención

- ella sabía que los de nuestra especie no pueden vivir lejos del cristal, pero su amor por ese hombre era inmenso – sonrió – él también la amaba así que no nos costó dejarla ir… su cristal debía pasar a la segunda generación y creo saber quién es el que ha llegado a esta isla así que debemos ir a recibir al hijo de nuestra anterior reina, el legitimo príncipe

- legítimo príncipe – repitió Ino – eso quiere decir que…

- que lamento decirles, mis amadas discípulas, que si él ha regresado, el trono le pertenece solo a él

Un silencio se hizo entre las tres sirenas aprendices, la promesa de ascender al trono era demasiado tentadora, pero al mismo tiempo debían respetar las decisiones tomadas por Tsunade. Por otra parte, el hecho de haber esperado por tanto tiempo el regreso del heredero era simplemente sinónimo de alegría. Al ser ellas, junto con las demás criaturas en esa isla, seres feericos, sus vidas podían alargarse por tiempo indefinido, así que estaban contentas de por fin contemplar el retorno de su héroe.

-¡entonces me convertiré en su esposa! – espetó Ino con vehemencia

Sus compañeras lanzaron un pesado suspiro como si no esperaran nada distinto a esa declaración tan tonta. La reina hizo un además para que regresaran a casa y habiendo desaparecido ellas se dispuso entrar al agua pero un gruñido gutural la detuvo, se dio vuelta y se encontró con Jiraiya que le sonreía con una botella de ese licor natural que a ambos les encantaba.

- ¿No te gustaría quedarte a beber un rato? Quiero decir, ya has salido del agua – le ofreció alzando la copa con su membranosa mano

- Tienes razón, mañana deberé encarar a los humanos – le arrebató la botella y bebió de ella como si su vida dependiera de ello – mañana nos espera un día largo

- entonces quédate un rato

- Eso haré, viejo tritón

 

 

-_

 

 

Los primeros rayos de sol hicieron despertar a la tripulación lentamente, uno a uno iban incorporándose para poder preparar todo siguiendo las órdenes del capitán Sasuke que con ayuda de Naruto  pudo trazar una ruta adecuada. Explorarían un poco con los mapas que el capitán tenía aunque estaban listos para hacer sus propios mapas por si acaso.

A cada paso que daban, quedaban simplemente boquiabiertos por toda la belleza que había en esa isla. Flores de mil colores y olores, pájaros tropicales y frutas de tanta variedad que parecía que fuese una especie de sueño.

La caravana encabezada por Sasuke estaba recorriendo la isla en busca del tan mencionado “Espejo de la sirena” aunque realmente no sabían lo que tenían que encontrar. La leyenda contaba que era un artefacto maravilloso custodiado por sirenas quienes lo defenderían con uñas y dientes ante los extraños. Los poderes de este espejo irradiaban en el reflejo siendo este el poseedor del don de la profecía, el hecho de poder predecir lo que pasaría en el futuro sonaba bastante tentador y más para un pirata como Ojo Tuerto.

Aunque tenían un mapa, realmente no podían decir a ciencia cierta a dónde se estaban dirigiendo, claro que era un lugar extremadamente hermoso pero no estaban ahí para admirar la belleza natural de todo. Naruto iba al lado de Sasuke sintiendo de nuevo esa sensación de añoranza, como si todo eso le recordara a algo sin saber bien a qué. Entonces, sintió que algo en su pecho empezaba vibrar así que sacó el collar de debajo de su camisa para darse cuenta de que era el cristal lo que se movía con insistencia.

-Sasuke…

El azabache se detuvo y estiró un brazo a un costado para decirle a los demás que se detuvieran. Sasuke le hizo las señas a Naruto que dejara de agarrar el collar por la cadena y este obedeció dejando de nueva cuenta el cristal sobre su pecho. Enseguida, frente a los atónitos ojos  de toda la tripulación, el collar se alzó apuntando a un lugar en específico de la isla.

- No me dijiste que también podías hacer eso – susurró Sasuke

-No lo sabía

Todos se quedaron helados por unos momentos esperando las órdenes de su capitán que parecía tan desconcertado como ellos, incluso Naruto no sabía bien cómo proceder ante tal suceso así que miró inquisitivamente a Sasuke en espera de lo que debían hacer a continuación.

- Olvidémonos de los mapas por ahora – logró articular el capitán – sigamos por donde nos indica el cristal

- ¿Estás segur? – Susurró Naruto – yo no sé a dónde nos lleva esto

- Confío en que todo saldrá bien – le sonrió – ahora, sigamos adelante

Así lo hicieron, se iban adentrando cada vez más en la isla, tenían que levantar los pies para no tropezar con las enormes raíces de los árboles, además que todas las plantas eran demasiado bellas como para ser pisoteadas. Pronto se dieron cuenta que estaban siguiendo una especie de sendero pues los árboles y plantas formaban un estrecho caminillo de terraza y maleza. Enseguida un débil sonido de agua les tomó por sorpresa, debía haber una cascada cerca.

Llegaron a un lago enorme, había una cascada majestuosa cayendo con delicadeza y parsimonia. Volvieron a quedar en un silencio sepulcral, el sonido del agua y de las aves era lo  único que ahogaba esa molesta falta de voces. El collar de Naruto dejo de apuntar y se quedó quieto, como si ya no supiera qué camino tomar, o tal vez, ya habían llegado a su destino.  

- Que hermoso – se atrevió a comentar Okami en voz muy bajita

- Ya no hay mas indicaciones – anunció Sasuke en vista de que todo estaba bastante quieto, el collar no se movía y Naruto estaba en silencio

- Capitán… – llamó el más joven de la tripulación, Konohamaru, acercándose – mire eso, por favor

A la mitad de aquel lago, empezaron a aparecer burbujas dando a entender que algo o alguien estaba bajo el agua. Sasuke estiró un brazo para que los demás retrocedieran y aunque lo hicieron, enseguida subieron la guardia, discretamente pusieron una mano sobre sus armas por si necesitaban salir al rescate del capitán.  Claro que la espada del Uchiha se desenvainó y apuntó hacia el agua en busca de cualquier enemigo, no tenía idea de lo que podía encontrarse pero no quería dejar nada a la suerte.

- Sasuke, baja la espada – le ordenó Naruto

Fue casi un impulso, pero el azabache hizo lo que le pidieron solo para darse cuenta que lo que sea que estaba ahí, se mostraría. Una cabellera rubia fue lo primero que divisaron y poco a poco el rostro de una mujer se dejó ver, ojos grandes y labios carnosos y mientras más se acercaba a la orilla, el resto de su cuerpo se iba revelando.

Ella permaneció estática unos momentos  y escudriñó con los ojos a los presentes, los piratas solo podían ver hasta donde el agua les permitía. El brillo nacarino de esa tez blanquecina los deslumbraba lo suficiente para restarle atención a esas orejas membranosas que se asomaban por entre el cabello rubio. No hubo que decirles nada, supieron casi por instinto que lo que estaban viendo, no era una simple mujer hermosa y de grandes senos sino que había algo más. Las escamas brillantes como diamantes daban a entender que no se trataba de otra cosa, más que una sirena.

- ¿Quién eres? – articuló Sasuke tratando de no sonar ni grosero, ni asustado

Pero los ojos color ámbar de la reina Tsunade estaban clavados en Naruto quien sin saber la razón apartó a Sasuke y se inclinó en el agua, esa mujer era tremendamente familiar. Se inclinó un poco más hasta que esta mujer se acercó, la cola de tiburón blanco se hizo visible ante los presentes que atónitos, solo pudieron mirar. Una mano membranosa salió del agua hasta acariciar la mejilla de Naruto, este tacto hacía que las branquias de Tsunade se abrieran y cerraran aunque no estuviera respirando por ellas propiamente.

- Tú has traído el cristal de regreso – dijo ella por fin

- Mi collar…

- Era de tu madre ¿no? Supongo que ella debió morir cuando tú naciste

Naruto apretó los labios y los ojos se le llenaron de lágrimas, su cuerpo estaba reaccionando prácticamente solo. Las lágrimas empezaron a caer por su rostro y terminaban en el agua salpicando con un sonido sordo que no hacía más que coordinar con aquella orquesta natural que les proporcionaba el bosque.

- Dime tu nombre – musitó la mujer en el agua

-Naruto Uzumaki – pronunció muy débil

Ella sonrió y volvió a mirar a los demás presentes, ellos también debían tener una historia interesante si estaban con el muchacho especial. No podía decir que los esperaba y que confiaba en ellos pero habían traído al chico rubio ante ella, no le quedaban dudas sobre la identidad del chiquillo frente sus narices.

- Uzumaki – repitió sonriendo – eres quien debía regresar, el cristal en tu cuello solo lo prueba

- ¿Usted conoció a mi mamá? – se limitó a preguntar

Una sonrisa de medio lado se dibujó en los labios de la sirena, se alejó un poco de la orilla moviendo su escamosa cola y regresar a la mitad del lago. El silencio de los humanos no podía rivalizar al canto de la cascada a las espaldas de la mujer, ella alzó su cola dejando ver un brillo un poco inusual, una especie de argolla en su cola que debía simbolizar su estatus. La pieza de joyería era tan hermosa como toda la isla, entonces ella se la quitó rápidamente y regresó a la orilla con esta misma en las manos.

- Claro que conocía a tu mamá – sonrió – ella solía ser la dueña de esto ¿sabes?

- ¿Qué es eso? – preguntó con voz lánguida

-Tómalo – insistió –  el anillo real le pertenece al hijo de la reina Kushina

- ¿”Reina Kushina”? no estarás diciendo que…

- ¿Naruto? – Interrumpió Sasuke – ¿De qué está hablando?

- Kushina era el nombre de mi madre – respondió rápidamente devolviendo su atención a la sirena cuya sonrisa no cabía en su rostro – explíqueme

- Es un poco obvio – volvió a ofrecerle la joya – no puedo decir que ahora liderarás a mi pueblo, porque sería un verdadero escándalo que simplemente dejara a un desconocido a cargo – le guiñó el ojo – pero esta reliquia estará mejor contigo y además, siendo tú el siguiente en la línea para el trono, llegará el momento idóneo

Con manos temblorosas, Naruto tomó el anillo y tuvo la oportunidad de examinarlo a detalle. Estaba hecho de algún metal desconocido pero muy hermoso, tenía joyas incrustadas y entre estas, pedacitos del jade igual a su collar. Regresó la vista a la sirena que de inmediato se dio cuenta de lo que buscaba, llevó sus manos al pecho causando una reacción en el grupo de hombres frente a ella, pero entonces, un cristal de jade idéntico al de Naruto se hizo visible.

- Todas tenemos uno que nos permite entrar y salir de esta isla – nadó un poco más lejos de ellos, miró a toda la tripulación, ahora ya le interesaba esa marabunta – ustedes no han venido aquí por casualidad, buscan algo – se dirigió a Sasuke – es el espejo ¿no es así?  

Por primera vez desde que la sirena había aparecido, Sasuke  sintió que podía hablar claramente. Se inclinó junto con Naruto pero la sirena no se movió en lo absoluto. El inmaculado rostro de la mujer en el agua suavizó su sonrisa mirando a los orbes obscuros del capitán del navío, ella misma tenía la certeza de confiar en él, aún pudiendo sentir esa aura de temeridad.

- Moriré dentro de muy poco – habló la sirena – nosotras vivimos solo trescientos años – pausó brevemente – mi gente se ha dedicado desde siempre a proteger el espejo de la sirena y entiendo que tú has venido a buscar este objeto por alguna razón lo suficientemente buena para que yo te lo entregue – le sonrió – yo soy la reina Tsunade… bueno, sucedí a la reina Kushina cuando ella se fue con Minato – le dedicó una mirada rápida a Naruto – tienes suerte, porque estoy segura de que la responsabilidad de entregarte lo que buscas ya no recaerá en mi

-¿Qué dice? – musitó Sasuke

- Lo sabrás a su tiempo – sonrió de nueva cuenta – mientras tanto, permitan que les demos la bienvenida como es debido y disculpen por no acompañarlos, no me he sentido bien últimamente pero estoy segura de que mis subordinadas sabrán guiarlos

Una sonrisa más apareció en ese rostro escamoso para volver a sumergirse dejando a la tripulación sumida en un silencio intenso. El pecho del capitán palpitaba con fuerza de pensar que acababa de hablar con una sirena, le dijo que le daría el espejo, abrió la boca pero no fue capaz de decir nada. Parecía un verdadero sueño, miró hacia abajo donde Naruto seguía arrodillado con aquella pieza de joyería en las manos. Puso su mano sobre el hombro de su compañero que se puso de pie lentamente y le extendió el anillo, el azabache lo tomó y se dio cuenta de que tenía el tamaño perfecto para el cuello de Naruto.

-Capitán… – volvió a mencionar Konohamaru aún con un nudo en la garganta

Una vez más, los ojos de todos, expectantes volvieron al lago en donde tres cabecillas se hicieron presentes. Tres mujeres más, una pelirosa, una rubia y una morocha que aparecían de apoco como lo había hecho la reina antes que ellas. Se acercaron rápidamente a la orilla dejando ver sus majestuosas colas mientras nadaban.

- Mi nombre es Sakura – se presentó la primera – somos las subordinadas de la reina y desde ahora, sus guías – señaló a Tenten – ella es Tenten y ella Ino – se volvió a su segunda compañera – seremos quienes los lleven al cristal

- ¿Cómo lo harán? – Se aventuró el contramaestre – no tienen piernas

Sakura lo miró con una sonrisa de medio lado, puso sus manos en la orilla haciendo que instintivamente todos dieran un paso hacia atrás. Ella se apoyó y salió del agua mostrando su cola en todo su esplendor, esos colores tan vivos y preciosa figura pero entonces esa hermosa cola empezó a evaporarse, como si se derritiera y una vez que esta se disolvió aparecieron un par de piernas largas. Una mano se presentó frente a ella, era el capitán que le ofrecía su ayuda para levantarse y ella gustosa la tomó para ponerse de pie.

- Gracias – le dijo para volver a acercarse al agua en donde pudo ayudar a Tenten a salir del agua para que ella también obtuviera sus piernas

Por su parte, la última sirena, Ino se acercó nadando a otra parte de la orilla en donde uno de los tripulantes se había quedado parado mientras las sirenas hacían sus entradas tan dramáticas. Ella ya lo había visto desde que su cabeza emergió del agua, le pareció muchísimo más atractivo que el supuesto príncipe y ella era una mujer muy exigente.

- Oye – le llamó – ¿Me ayudarías a salir?

Kiba parpadeó perplejo pero no podía negarle nada a ese par de ojos azules como el mismo mar, además de una perfecta piel escamosa y brillante. Esa exuberante mujer tenía una belleza que podría opacar a cualquiera, él tenía que ser un caballero así que se inclinó y tomó su mano pero ella rápidamente se aferró a su cuello, entonces Kiba no tuvo más que tomarla de la cintura rozando sus branquias. Ino había puesto sus manos sobre aquel hombre y ahora no lo dejaría ir por nada del mundo.

-gracias – dijo ella casi ronroneando

En cuanto ella se reunió con sus dos amigas, el castaño tardó un momento para recuperarse por completo, le había quedado un aroma dulzón  muy distinto a oler pescado como él había pensado que debían oler esas mujeres tomando en cuenta que venían del mar. Fue entonces que estuvo totalmente consciente de lo que acababa de hacer, rápidamente miró sobre su hombro para encontrar a la primer oficial mirándolo ceñuda y deseosa de armar una escena pero él mismo se dio cuenta de que se estaba conteniendo así que él solo siguió a las tres mujeres.

- nosotras los llevaremos al cristal – anunció Tenten – es nuestro deber enseñarte lo que Tsunade nos enseño a nosotras – se dirigió a Naruto – y si te debo ser sincera, llegas en un momento muy oportuno

- ¿Oportuno?

- Nuestra reina Tsunade pronto cumplirá trescientos años, nosotras las sirenas solo vivimos esa cantidad de tiempo y una vez que se cumpla el plazo, ella morirá – apretó discretamente las manos entre ellas – es por eso que una de nosotras iba a sucederla pero ahora estás tú aquí

- Entonces – intervino Sasuke – quiere decir que cuando ella… muera – pronunció esta última palabra con sumo cuidado – entonces Naruto, tú puedes darme el espejo para salvar a mi hermano

- Eso no se decidirá tan fácil – intervino Sakura – ese espejo es lo que ha mantenido todo el equilibrio en esta isla – miró a Naruto que parecía un poco angustiado y luego a Sasuke – aunque no veo por qué no darte un fragmento como agradecimiento de traerlo hasta aquí – suspiró – como sea, tendrán que esperar a que la reina Tsunade ya no esté en el trono… bien, los llevaré al espejo

 

 

Notas finales:

No se olviden de comentar, nos leemos la semana que viene!


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